Categoría: Psicología Clínica y Psicoterapia

Temática de la Psicología Clínica

  • Homeopatía: terapia alterantiva

    Homeopatía: terapia alterantiva


    Desde tiempos inmemorables el hombre ha buscado los mejores remedios para combatir las enfermedades, de ahí han surgido muchas técnicas terapéuticas y formas de intervenir en la salud, entre ellas están las denominadas terapias alternativas, de entre las cuales destaca la homeopatía, con la cual se aborda a la persona de forma holística, no sólo se encarga de la prevención y tratamiento de los síntomas y las enfermedades agudas o crónicas, sino que atiende también a las características individuales de cada paciente, para ayudarle a restablecer su equilibrio global natural. Además del historial y el diagnóstico clínico, se tienen en cuenta las características físicas y emocionales de quien acude a consulta.

    La técnica desarrollada a finales del siglo XVIII por el Dr. Hahnemann, abandona los tratamientos empleados por sus contemporáneos, que utilizaban métodos tan agresivos como purgantes y sangrías, para pasar a emplear sustancias llamadas esencias con dosis mínimas; diluidas en alcohol o agua, para ser posteriormente ingeridas por los pacientes.
    La premisa fundamental de ésta técnica, es que lo similar cura a lo similar (simila similibus curantur), de forma que aquello que provoca una enfermedad en una persona sana, puede curar en bajas dosis a una persona enferma; así empleando la quinina, que produce efectos similares a la malaria, se puede tratar ésta.

    Es por ello que la cantidad a ingerir debe de ser mínima, pues una sobredosis provocaría los efectos contrarios a los deseados incrementado así las consecuencias de la enfermedad; igualmente con dosis bajas se impide que se produzca un efecto de adicción a dichas sustancias.
    Asumiendo que el cuerpo tiene la capacidad de curarse así mismo y recuperar su equilibrio natural, las esencias van a ayudarle por un proceso de “dinamización” proporcionando las cantidades “mínimas” necesarias para que se produzca la curación.

    Basado en la ley de la susceptibilidad, una persona que se ha visto afectada en su “fuerza vital” por algún acontecimiento interno o externo, denominado “miasmas”, y por tanto sufre sus síntomas debido a dicha perturbación, tiene la capacidad de recuperarse.
    Originariamente se empleó el término “miasmas”, para denominar al origen de toda enfermedad, entendida ésta como aquella que surge cuando las condiciones son inadecuadas para la salud.
    Posteriormente, el término ha sido equiparado al de los gérmenes, microorganismos capaces de infectar un organismo y trasmitirle determinadas enfermedades. Después del descubrimiento de Pasteur sobre los efectos nocivos de las bacterias, y durante un tiempo, predominó dentro de la medicina tradicional la idea de que cada enfermedad había sido provocada por un tipo diferente de microbio (teoría de los gérmenes).
    A los tres miasmas inicialmente identificados como causantes de psora (sarna), sífilis y sicosis (gonorrea), se añadieron con posterioridad otros ocho más, responsables de las siguientes enfermedades: tuberculosis, vaccinosis, cáncer, malaria, tiña, fiebre tifoidea, lepra y viruela.
    Además de éstos “miasmas” existen otros factores que se consideran origen de la enfermedad, ya que se puede producir por una alteración dinámica interna.



    En la práctica homeopática se rechaza que la enfermedad tenga una entidad propia y ajena a la persona que sufre sus consecuencias;  por el contrario asume que se ha generado en ella, precisamente atendiendo a un desequilibrio interno de dicha “fuerza vital”.
    Dicho desequilibrio se mostraría inicialmente en una alteración en el mundo emocional de la persona, con síntomas como ansiedad; si estos no son tratados, los síntomas pasarán a ser mentales, como irritabilidad, luego a ser conductuales, como el llanto y al final a físicos, como fiebres, erupciones cutáneas o inflamaciones; de ahí la importancia de realizar un correcto diagnóstico para conocer en qué ámbitos de la persona se focalizan los síntomas.
    Para llevar a cabo el diagnóstico sobre los síntomas del paciente, éste debe de pasar por una extensa entrevista, en la cual se le preguntarán distintas cuestiones, no sólo sobre los síntomas que han motivado la consulta, sino también sobre su salud en general, así como sobre su vida mental y emocional, además de algunos hábitos y costumbres, y también sobre los antecedentes familiares de situaciones similares.

  • Colitis Espástica

    Colitis Espástica

    Colitis Espástica y la aproximación Psicosomática
    La influencia de los aspectos psicológicos en nuestra vida, es evidente.

    Estas marcan nuestro desarrollo personal y las relaciones sociales que establecemos, pero también va a jugar un papel importante en cómo surgen y evolucionan determinadas enfermedades, entre ellas la colitis espástica, también conocida como colon irritable, síndrome de intestino irritable o colitis nerviosa (por su relación directa con el estrés). Se trata de un trastorno funcional del intestino grueso (colon), y suele ser considerada como la primera causa de consulta del gastroenterólogo (especialista del aparato digestivo).
    El colon es la última porción del aparato digestivo encargada de extraer agua, sal y vitaminas del quimo (bolo alimenticio) antes de que éste sea expulsado del organismo. La colitis espática es una alteración crónica en el ritmo de funcionamiento del órgano, sin que haya alteración morfológica, metabólica ni infección vírica.
    Ya vimos en el artículo titulado Cronobiología: La Ciencia del Tiempo;  cómo funciona el reloj interno y los ciclos biológicos del organismo, pues bien, el intestino grueso se rige por su propio ritmo, que proporciona movilidad al bolo alimenticio, para dirigirlo a ser expulsado del organismo. Cuando éste ritmo interno se desajusta, se producen movimientos desordenados que pueden provocar espasmos y contracciones fuertes con dolor, de ahí el nombre de colitis espástica. Los movimientos desordenados pueden ser con mayor velocidad, generando diarreas o más lentamente, generando estreñimiento.
    Éste ritmo interno está interrelacionado con las hormonas, de forma que en algunas mujeres, se ve alterado durante los ciclos menstruales o durante el embarazo. Además tiene una estrecha relación con el estrés y algunas alteraciones psiquiátricas, jugando el estrés un papel predominante en el incremento de los síntomas, tal y como lo hacen determinados alimentos como lácteos, legumbres, además de tabaco, alcohol o café.
    Entre los síntomas de la colitis espástica están el dolor, distensión abdominal y alteración del ritmo intestinal, que se acaba de mencionar. Con respecto al dolor, éste suele ser difuso y punzante, de intensidad leve o moderada; y suele producirse transcurrida una o dos horas después comer, y disminuye tras evacuar.
    Igualmente los pacientes suelen tener intestino hipersensible de forma que experimentan más intensamente las sensaciones de dolor de esa zona.



    Hay que llevar a cabo un estudio del historial clínico del paciente antes de establecer un diagnóstico claro, que se suele realizar por exclusión, pues estos síntomas pueden presentarse también debidos a otras alteraciones, como colitis infecciosas, parasitarias o provocados por pólipos.
    Como se ha indicado anteriormente, la causa está más relacionada con factores psicológicos que con cualquier otra explicación orgánica o vírica, de ahí que el principal tratamiento aplicado sea desde la psicología clínica mediante psicoterapia específica, así como sugerencias sobre:
    – Abandono de alimentos que puedan provocar irritación o de otros estimulantes como alcohol, tabaco o café.
    – Incorporación de hábitos saludables contra el sedentarismo.
    – Incorporación a la dieta de fibra (frutas, verduras, cereales,…).
    Cuando sea recomendable, se pueden recetar algunos medicamentos antiespasmódicos, antidiarreicos o laxantes, para evitar los espasmos y ayudar a regular el movimiento intestinal adecuadamente.
    Desde la Perspectiva psicosomática, se presta especial atención a la relación que se establece entre médico-paciente, pues se ha comprobado que cuando se crea una buena relación de confianza entre ambos, se consigue una reducción significativa de la visitas al especialista.
    Igualmente queda establecida la relación anatómico funcional, entre el sistema digestivo y el cerebro a través del sistema simpático y del parasimpático. El primero de ellos, se pone en marcha ante la presencia de la activación del eje hipotálamo hipófiso adrenal, y tiene como consecuencia entre otras, que ante situaciones de estrés, se detiene la actividad digestiva; al contrario, en situaciones de relajación se recupera dicha actividad (con el sistema parasimpático).
    Basada en ésta relación entre el cerebro y el sistema digestivo, es en lo que se establece por exclusión el diagnóstico de colitis espástica debido al estrés, que como ya se sabe no sólo depende del agente externo o interno que lo provoque sino también de cómo se vivencia esa situación por la persona.
    Así un mantenimiento a medio o largo plazo de una vivencia de estrés, va a provocar graves alteraciones en el organismo, entre ellas, se puede producir un desorden en el ritmo o reloj interno del colon.




  • Influencia del nivel de estrés en el organismo

    Influencia del nivel de estrés en el organismo

    En nuestra vida cotidiana, estamos sometidos a distintos niveles de demanda, ya sea en el trabajo, al ir conduciendo o en la casa; en cada una de estas ocasiones debemos dar respuesta, tratando de hacerlo lo mejor posible, una situación que sin duda nos genera estrés, pero ¿es bueno el estrés?

    Es importante el papel del estrés como preparador de la respuesta, ya sea ésta de escape o para atacar, participando para ello distintos sistemas del organismo, especialmente el sistema autonómico, y en concreto del sistema simpático, con un aumento de las pulsaciones cardíacas, dilatación de la pupila, inhibición de la salivación, relajación de los bronquios, inhibición de la actividad digestiva, estimulando la liberación de glucosas por el hígado, aumentando la secreción de adrenalina y noradrenalina por el riñón, relajando de la vejiga y contrayendo del recto.
    Cuando el agente estresante interno o externo desaparece, el organismo pasa a un estado de relajación, activando los mecanismos contrarios al del estrés, es decir, el sistema inmune se reactiva, el sistema endocrino deja de segregar adrenalina, el sistema simpático deja paso a la activación del parasimpático con un retardo de las pulsaciones cardíacas, contrayendo la pupila, estimulando la salivación, contrayendo los bronquios, estimulando la actividad digestiva y la vesícula biliar, contrayendo la vejiga y relajando el recto.
    El eje hipotalámico hipofiso adrenal (H.H.A.) hace referencia a un conjunto de sistemas neuroendocrinos que se activan ante la presencia del estrés, en éste participa el hipotálamo, la glándula pituitaria (ambos en el cerebro) y la glándula suprarrenal (en los riñones). Su función es la de regulación de sistemas tan dispares como el inmune, el digestivo o el de las emociones.
    La hipófisis va a producir la hormona liberadora de corticotropina (C.R.H.) y vasopresina; que en la pituitaria va a producir corticotropina (A.C.T.H.): que trasportada en la sangre, en la glándula suprarrenal va a provocar la secreción de glucocorticoides, un corticoide conocido como la hormona del estrés que va a afectar a gran parte del organismo en preparación para la respuesta del estrés.
    Este mecanismo de H.H.A., va a formar parte de lo que se denomina como Sistema General de Adaptación de Selye que divide las situaciones de estrés en tres etapas:
    – Reacción de Alarma, desde el momento en que se produce el estímulo o la situación estresante, el organismo se ha de preparar para responder.
    – Resistencia o Adaptación, en ésta fase se pone en marcha el mecanismo H.H.A., para dar respuesta a la demanda estresante; si ésta desaparece, el organismo tenderá a una “desactivación” producida por un mecanismo de retroalimentación negativa, que emplea la misma vía H.H.A., de forma que el cortisol de las glándulas suprarrenales inhibirá la producción de C.R.H. de la hipófisis y con ello desactivará el eje H.H.A., recuperando así los niveles basales previos a la aparición del estrés.



    En cambio si el estímulo estresante se mantiene, el organismo pasará a la siguiente fase.
    – Agotamiento, los recursos del cuerpo son limitados, y están disponibles por un escaso tiempo, pasado el cual se produce un agotamiento de los mismos, así como del estado de tensión que lo origina. Éste agotamiento, va a traer toda una serie de consecuencias en los distintos sistemas implicados que pueden llevar a la persona a enfermar.
    Un estrés a medio plazo va a tener una serie de consecuencias, como dolores musculares, alteración del sueño y del estado de ánimo e inmunodeficiencia.
    Un estrés crónico en cambio va a provocar efectos más graves, siendo el responsable de:
    – Alteraciones digestivas que pueden acarrear úlceras y diarreas.
    – Obesidad por el aumento de apetito y con ello se incrementa la posibilidad de padecer diabetes.
    – Debilitamiento del sistema inmune, estando más expuesto a infecciones y resfriados.
    – Pérdida de memoria, de motivación, sueño, alteración del estado de ánimo.
    – Aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, acumulación de colesterol y triglicéridos en sangre, con aumento de riesgo de padecer enfermedades cardíacas y derrames.
    A nivel psicológico además va a acrecentar los síntomas de determinados trastornos psicológicos, como en el caso del trastorno de esquizofrenia donde a mayores niveles de estrés, mayor expresión de síntomas psicóticos; y en personas normales, la toxicidad de niveles elevados de cortisol en el cerebro de forma aguda, conlleva la afectación de determinadas estructuras neuronales que va a repercutir en un peor desempeño cognitivo, como en el caso del hipocampo, necesario para el establecimiento de nuevos aprendizajes y la recuperación del material memorizado.

  • Asma y Psicología

    Asma y Psicología

    A veces se tienen asociadas determinadas patologías a causas únicamente físicas, pero cuando nos adentramos en el conocimiento de estas enfermedades, descubrimos que existe una gran influencia del componente psicológico en alguna de ellas, tal es el caso del asma.

    El asma es una alteración anatómico funcional de las vías respiratorias, haciendo que estas se hinchen y se estrechen, provocando dificultades para respirar, opresión en el pecho y tos.
    Cuando se produce el ataque de asma, existe una dificultad para respirar dado por una tensión de los músculos que rodean las vías respiratorias.
    Entre los desencadenantes del ataque de asma están:
    — Elementos a los que la persona es alérgica, como polen, moho, polvo o pelo de animal.
    ;- Elementos químicos, como antinflamatorios no esteroides,
    –  Irritantes externos respiratorios, como humo, temperaturas frías.
    – Actividades, como ejercicio físico.
    – Emociones fuertes o el estrés.
    En el asma el componente hereditario juega un papel importante, aunque no decisivo, además éste se puede ver agravado por la presencia de diabetes, hipotiroidismo, reflujo gástrico esofágico o sinusitis.
    La existencia de una comunicación directa, entre los nervios vagos y las fibras musculares de los bronquios, explica la influencia de lo psicológico en el asma, ya que cuando se produce un síncope vasovagal asociado por ejemplo a emociones fuertes o estrés, se produce una reducción de la frecuencia cardíaca, vasodilatación, generando dificultades para respirar y al final el desmayo.
    Se ha observado cómo ante situaciones de estimulación de los nervios vagos, existe un aumento de la aparición del asma dado por una sobrestimulación del sistema parasimpático que provoca hiperventilación, que a su vez lleva al enfriamiento de las vías aéreas y a su sequedad, lo que facilita la broncoconstricción (tos), generando hiperventilación conformándose un círculo vicioso que desencadenará en una crisis de asma.
    Entre los síntomas característicos principales están, la tos y la sibilancia, que es un sonido característico silbante y chillón durante la respiración, provocado por el paso del aire por una cavidad estrecha. Estos síntomas pueden mantenerse durante minutos o días enteros antes de desaparecer, siendo su mayor peligro la obstrucción de los conductos respiratorios y las consecuencias negativas que sobre el organismo provoca, pudiendo conllevar hipoxia cerebral al no llegarle suficiente oxígeno e incluso la muerte.
    Entre los tratamientos farmacológicos se distingue entre los que buscan prevenir los ataques y aquellos que los combaten una vez que aparecen.
    – Medicamentos preventivos, esteroides inhalados, inhaladores betaagonistas de acción prolongada.
    – Medicamentos de alivio rápido o de “rescate”, que se administran cuando se está sufriendo un ataque de asma con dificultad para respirar, broncodilatadores, corticoesteroides.
    El tratamiento psicológico está centrado en la relajación y en el automanejo en las situaciones del asma.



    Lo psicológico además de ser desencadenante, juega un papel importante en la percepción de la gravedad de la enfermedad por parte del paciente, así como en la adhesión al tratamiento y en el manejo de la enfermedad, aprendiendo a mantener una adecuada contracción de los músculos respiratorios durante una crisis de asma.
    Entre las características de personalidad del paciente asmático estarían:
    – Falta de control emocional y hostilidad.
    – Dependencia excesiva de la aprobación de los demás.
    – Sensibilidad a cambios del estado de ánimo como ansiedad y depresión.
    Además los pacientes asmáticos suelen mostrar hipersensibilidad tanto biológica (alergias) como emocional, éste último se puede traducir en que:
    – Se siente dolido u ofendido con facilidad ante cualquier opinión contraria a su criterio.
    – Es intolerante y reacciona con intensidad ante pequeños errores o defectos de los demás.
    – Reacciona con exceso de entusiasmo y euforia, implicándose emocionalmente en todo lo que hace.
    – Es incapaz de dejar una actividad que ha iniciado, ya sea de pensar o de hacer algo.
    Para algunos autores, el asma, cuando éste se produce en los más pequeños, se convierte en una forma de comunicación con la madre, de forma que tras su aparición, ésta le va a dedicar más tiempo y atención (beneficios secundarios), incluso pudiendo “aprovecharse” de su situación usándolo como “chantaje” delante de la familia, para conseguir sin esfuerzo aquello que se le antoja en cada momento.
    Algunos estudios apuntan que la etiopatogenia de ésta enfermedad se encuentra en vivencias emocionales intensas, vividas durante etapas tempranas, tales como el abandono, maltrato físico y emocional, explotación infantil o abusos sexuales entre otros.

  • Cronobiología: La ciencia del Tiempo

    Cronobiología: La ciencia del Tiempo

    La naturaleza tiene una gran influencia en nuestra vida, quizás más de lo que nos habíamos percatado hasta ahora.
    Para conocer cómo afecta, primeramente hay que saber cuáles son sus ciclos, estos van desde los más cortos hasta los más largos, desde el circadiano (24 horas), el lunar (29 días), el estacional (4 estaciones) hasta el anual (365 días).
    Cada uno de estos tiene su incidencia en nuestro organismo, sobre todo en el sistema endocrino, responsable de la segregación de las hormonas, que afectan directamente al estado de ánimo y están implicadas entre otras, en funciones tan importantes como el crecimiento, todo ello va a repercutir en nuestro humor y estado de concentración, que afectará a su vez al rendimiento intelectual y las relaciones sociales.
    De ahí la importancia de conocerlos y tenerlos en cuenta, pues el paso del tiempo no se limita a “traernos” un resfriado cuando empieza el otoño, sino que va mucho más allá, pudiendo hacernos padecer enfermedades graves como la depresión estacional entre otras.


    Vídeo Recomendado: Cronobiología y ritmos biológicos

    Pero por si fuera poco, además de vernos afectados por los cambios externos de la naturaleza, es decir, por los ritmos extrínsecos; vamos a estar también influidos por ritmos internos de nuestro organismo, denominados endógenos, esto es, dentro de cada uno, existe una serie de procesos que se repiten y suceden de forma cíclica, que van a tener igualmente una gran influencia en nuestro rendimiento y nuestras relaciones sociales. La rama de la ciencia que se encarga de estudiarlos se llama cronobiología.
    Quizás el ritmo interno más evidente que coincide con el del ciclo día-noche sea el del vigilia-sueño de 24 horas; de hecho el fenómeno del jet lag es un claro ejemplo de que tenemos “algo” dentro que nos hace tener “nuestro ritmo” independientemente del tiempo que haga y que si nos desplazamos y variamos nuestra relación día-noche, nos veremos sometido a algunos efectos del reajuste.
    Aunque existían experiencias de jet lag desde que se empezó a viajar, sus efectos se fueron haciendo más evidentes a medida que los medios aéreos y de locomoción se mejoraban, acercando localidades que con anterioridad se podían tardar días e incluso semanas en recorrer, llegándose a denominar “el mal del viajero”.


    Pero estos datos eran anecdóticos, y sin ninguna explicación científica al respecto, un mal necesario para los comerciantes y aventureros, asemejado al mareo que sufren los que utilizaban el barco para sus desplazamientos; por lo que se tuvo que esperar hasta la década de los 60, a que los padres de la cronobiología empezaran a idear una forma de poner en evidencia éste reloj interno también denominado reloj biológico, y fue preparando un habitáculo en condiciones controladas de ruido, temperatura y humedad, donde se suprimió la luz. Los resultados fueron sorprendentes, al observar cómo a pesar de permanecer largos períodos sin luz mantenían su ritmo de actividad normal de temperatura, ingesta o sueño, de un poco más de 24 horas.
    Similares resultados se obtuvieron por distintos espeleólogos que permanecieron varios meses encerrados bajo tierra, aislados de los cambios externos de luz y temperatura; incluso en el caso de los astronautas.
    El descubrimiento del reloj interno posibilitó el desarrollo de un campo de investigación, que estudia cómo los ciclos externos, y ahora internos, influyen en todos los órdenes de la vida cotidiana, tanto en las relaciones sociales, rendimiento laboral o educativo, y en la salud.


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  • Enfermedades Cardiovasculares

    Enfermedades Cardiovasculares

    El corazón es uno de los órganos más sensibles a las enfermedades psicosomáticas, descubre en qué consisten las enfermedades del corazón y su relación.

    Los problemas del corazón

    La aportación de la Psicología va a jugar un papel destacado tanto en el origen como en la evolución de las enfermedades cardiovasculares, a continuación se aborda en qué consisten, cuál es la sintomatología, así como los factores de riesgo que predisponen a padecerlas y su tratamiento.
    Uno de los  sistema más importantes del cuerpo es el circulatorio, cuyo “motor” es el corazón. Éste es el órgano encargado de absorber y bombear sangre a todo el organismo y con ello llevar alimento y oxígeno hasta su último rincón. Se trata de un “motor” en dos fases, sístole (contracción) y diástole (relajación). Éste movimiento combinado con su estructura de cuatro cavidades, dos aurículas y dos ventrículos, le posibilitan recoger la sangre “empobrecida” y enviarla a los pulmones a “oxigenarse”; y extender la sangre “enriquecida” por todo el organismo.


    Vídeo recomendado: EECP Enfermedades Cardiovasculares del Corazon o Enfermedades Coronarias y su Tratamiento

    Enfermedades cardiovasculares

    La enfermedad vascular o cardiovascular, es un problema que afecta al sistema circulatorio y en concreto al corazón, lo que va a conllevar un deterioro en la salud general del organismo, debido a su importante papel nutricional.
    Entre estas enfermedades relacionadas con el sistema cardiovascular más frecuente podemos encontrar:
    – Enfermedades cerebrovasculares, de vasos sanguíneos que irrigan el cerebro.
    – Arteriopatías periféricas, enfermedades de vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores.
    – Trombosis venosa profunda y embolias pulmonares, son coágulos de sangre que pueden obstruir la circulación.
    – Cardiopatías, hace referencia a una enfermedad del corazón o del sistema cardiovascular:
    – Si se trata de una enfermedad de los vasos sanguíneos del miocardio se denomina cardiopatía coronaria.
    – Si existe una malformación del corazón de origen genético, cardiopatía congénita.
    – Si es producto de fiebre reumática, cardiopatía reumática.
    La obstrucción de una de éstas venas, ya sea por deterioro del conducto, o por la obstrucción por acumulación de grasa o de un coágulo de sangre (trombro), van a ser las causantes de los ataques cardíacos, cuando se produce en el corazón y de accidentes cardiaco-vasculares también conocido como infarto cerebral o ictus, cuando se produce en el cerebro.
    Entre los principales Factores de riesgo que van a favorecer la aparición de las cardiopatías y los ictus están:
    – Alimentación inadecuada, que incluye sal, poca fruta y verdura.
    – Falta de actividad física moderada practicada regularmente.
    – Consumo habitual de tabaco o alcohol.
    – Igualmente son factores de riesgo, el padecer diabetes, hipertensión o hiperlipidemia (exceso de grasa en sangre).


    Sintomatología cardíaca

    La Sintomatología del ataque cardíaco, es dolor o molestias en el pecho, o en brazos, hombro izquierdo, mandíbula o espalda; además de dificultad de respirar, náuseas o vómitos, sudores fríos, desmayo y palidez.
    La Sintomatología del ictus, es entumecimiento y pérdida de fuerza de la mitad del cuerpo, que va desde la cara, brazos y piernas, confusión y dificultad para hablar y comprender lo que se dice, debilidad o pérdida de conciencia, pérdida de equilibrio y problemas visuales.
    El Tratamiento Del ataque cardíaco depende de sus síntomas y causas:
    – Farmacológicamente, nitroclicerina para aliviar los síntomas y mejorar el flujo de sangre; trombolítico, que disuelve los coágulos de sangre, cuando se está en fase aguda; aspirina, betabloqueantes o estatina para prevenir la formación de coágulos.
    – Quirúrgicamente, cuando así lo requiera, realizar una angioplastia, usando un “globito” con el que se limpian las arterias obstruidas o el implante de un stent, que es una varilla de metal empleada para mantener las arterias abiertas.
    – En los hábitos saludables de vida, se aconseja aumentar la ingesta de frutas y verduras, abandonando la sal y el consumo de alcohol o tabaco, todo ello enmarcado dentro de un programa de rehabilitación cardíaca, que incluye técnicas de psicología como la relajación y el control del estrés.
    Como vemos el papel de la psicología en las enfermedades coronarias es doble, tanto como parte de los factores de riesgo, como en su tratamiento, referido a los hábitos de vida que se llevan, y que pueden modificarse con reaprendizaje, reforzando conductas adecuadas y reduciendo las inadecuadas. Todo ello unido al aprendizaje de técnicas de relajación y control del estrés que proporcionarán un mejor pronóstico en la recuperación, así como menos posibilidades de recaída de estos padecimientos corononarios.

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