Categoría: Blog de Articulos con Novedades de Psicologia

En esta sección de Novedades en Psicología escria por el Dr. Juan Moisés de la Serna, se incluyen los distintos artículos sobre las diversas temáticas de Psicología y Neurociencias más actuales y destacados en dichas areas.

  • ¿Qué consecuencias tiene un hijo con necesidades especiales?

    ¿Qué consecuencias tiene un hijo con necesidades especiales?

    Uno de las circunstancias más difíciles de los padres es cuando se dan cuenta de que su hijo/a tiene algún tipo de problema ya sea de salud física o psicológica.

    Si ya de por sí la tarea de ser padres es a veces difícil, y siempre agotadora, a ello hay que sumar la dificultad de los cuidados añadidos que requiere un pequeño con necesidades especiales.
    Actualmente la sociedad está concienciándose cada vez más sobre la necesidad de la integración de estos pequeños, dándoles así oportunidades de desarrollar una vida lo más normal posible, que no se le daba antes.
    Mucho se a trabajado en el tratamiento de los pequeños y en su integración, pero a veces se ha «olvidado» un poco a los padres, que son los que día a día tienen que hacer frente a su cuidado y atención.
    En los últimos años se está prestando más atención a cuidar al cuidador, como forma de proporcionar calidad a las personas con necesidades especiales, es por ello que empiezan a surgir importantes cuestiones como, ¿Cómo afecta a los padres el tener un hijo de necesidades especiales?, seguro que a todos podemos entender que estén sometidos a mucho estrés, que sus vidas tengan que cambiar para adaptarse a las necesidades de su hijo, pero ¿Cómo les afecta a su propia salud?

    https://youtu.be/oEd0G1b2L-4

    Esto es precisamente lo que trata de averiguar un reciente estudio realizado por la Universiad Abierta de Holanda, publicado recientemente en Europe’s Journal of Psychology.
    En total se les solicitó a 115 personas que inscritas en un foro de internet especializado para padres con hijos con necesidades especiales, que completasen un inventario sobre la salud subjetiva denominado VOEG-21, igualmente debieron de rellenar una escala sobre el sentido de la vida denominada Existential Fulfillment Scale.
    Hay que destacar que el inventario de salud subjetiva VOEG-21 es un autoinforme que evalúa cuatro áreas, el sistema digestivo, el aparato respiratorio, la función musculo-esquelético y la fatiga, pues bien, los resultados muestran que los participaron tienen una peor percepción sobre su propia salud frente a los resultados de la población general de su mismo rango de edad.
    Sobre la escala correspondiente al sentido de la vida, se evalúan tres dimensiones, la auto-aceptación, la auto-actualización y la auto-transcendencia.
    Al respecto los resultados informan sobre una relación estrecha entre una mejor percepción pero de su propia salud cuando se tienen mayores niveles de auto-aceptación y auto-actualización.
    Es decir a medida que el padre acepte la situación y se prepare para conocerla y afrontarla, las consecuencia sobre su salud percibida serán menores que si no lo acepta y no se prepara.
    En cambios se correlaciona una peor percepción sobre la propia salud con mayores niveles de auto-transcendencia, aspecto que los autores no han sabido explicar.
    Una de la limitaciones del estudio es que no realizaron una separación entre la patología que sufrían los hijos, teniendo así padres con hijos con problemas intelectuales, desórdenes físicos, de desarrollo,…
    En mi opinión la forma de vivir los padres una patología de su hijo, es muy diferente si es de procedencia física o psíquica, e igualmente depende del nivel de afectación del pequeño, aspecto que tampoco se ha tenido en cuenta.
    Un dato que a pesar de haberse presentado no ha sido resaltado en el estudio, es que el 93% de los encuestados eran mujeres, lo que denota que claramente puede establecer un claro sesgo en las respuestas, no pudiéndose generalizar estos resultados a los hombres hasta que no se repliquen las condiciones de éste estudio.
    Además este dato puede estar dando pistas de la mayor implicación por parte de las madres de buscar información sobre el cuidado de los hijos con necesidades especiales frente a los padres, aspecto que al no haber sido objeto de estudio no se puede llegar a concluir como tal.
    Igualmente el 88% de las encuestadas vivían en pareja por lo que tampoco sería extensible los resultados a las familias monoparentales.
    Artículo usado:
    Bekenkamp, J. y cols. (2014). The Relationship Between Physical Health and Meaning in Life Among Parents of Special Needs Children. Europe’s Journal of Psychology 2014, Vol. 10(1), 67–78

  • ¿Qué es peor sufrir una enfermedad física o una mental?

    ¿Qué es peor sufrir una enfermedad física o una mental?

    Si ya es duro padecer una enfermedad, lo es aún más cuando los demás la conocen, ya que el paciente no sabe cómo van a reaccionar los demás de su alrededor.

    Uno de los problemas añadidos a los pacientes es la incomprensión de sus familiares y amigos. Esta incomprensión primeramente se produce cuando existe una falta de conocimiento sobre dicho padecimiento, cómo se ha adquirido, cómo afecta al paciente, pero sobre todo sobre cómo se le debe de tratar.
    Tradicionalmente con la esquizofrenia, los pacientes eran aislados del resto del mundo, confinados en sus propias casas o en centros especializados, donde no pudiesen «hacer mal» a nadie, siendo ocultada dicha realidad por la familia, como signo de vergüenza. Los amigos por su parte, solían también alejarse debido a que no se tenía demasiado conocimiento sobre si aquello era peligroso, contagioso o curable.
    Es lo que se denomina estigmatización, por el cual un paciente lleva como un «cartel» que dice, «cuidado» y los demás al ver esa etiqueta reaccionan aislándolo.
    Algo parecido ha sucedido con una enfermedad, que por ser relativamente reciente, no se sabía muy bien cómo reaccionar ante ella. El VIH, una enfermedad que tuvo su apogeo sobre los años ochenta y que se extendió rápidamente entre aquellos que realizaban prácticas de riesgo relacionadas con el sexo o con el consumo de drogas.
    Un colectivo al principio muy específico que favoreció el desarrollo de la idea general de ese «cartel» que permitió la estigmatización, produciéndose similares sentimientos de rechazo e incomprensión.
    Pero la estigmatización no es sólo un rechazo frontal en el que se va poco a poco excluyendo a la persona de realizar actividades con sus amigos y compañeros, si no que es incluso más sutil, haciendo que estos pacientes tengas mayores dificultades a la hora de encontrar trabajo o mantenerlo, con lo que la sociedad poco a poco los va exluyendo, ya que sin tratabajo, las posibilidades económicas se ven limitadas, y así sus posibilidades de desarrollo personal y social.
    Ya hemos visto, que ya sea por padecer una enfermedad metal como la esquizofrenia o por padecer una enfermedad física como el SIDA los dos tipos de pacientes van a recibir y percibir ese rechazdo de familiares y amigos, pero entre estas dos enfermedades, una mental y otra física, ¿Cuál es las dos está más estigmatizada?

    Esto es precisamente lo que trata de averiguar un estudio realizado por el Hospital Federal de Neuropsiquiatría (Nigeria) y publicado recientemente en African Journal of Psychiatry.
    En el estudio participaron 182 pacientes, la mitad diagnosticado con VIH y la otra mitad con esquizofrenia.
    A todos ellos se les administró una escala que evalúa la estigmatización de una enfermedad (Internalized Stigma of Mental Illness Scale – ISMI) a la vez que se recogían los datos demográficos de los pacientes.
    Los resultados muestran elevados niveles de estigmatización percibida, que casi llega a la mitad de los casos entre los que sufren esquizofrenia, mientras que entre los pacientes con VIH sólo se presenta en uno de cada tres pacientes.
    La correlación de estos resultados con los datos demográficos muestran diferencias importantes entre ambas patologías.
    Si en el caso de la estigmatización percibida entre pacientes con esquizofrenia está relacionado con un bajo nivel educativo así como con la carencia de empleo.
    En el caso de los pacientes de VIH ni el nivel educativo ni el realizar o no empleo afecta en su estigmatización, en cambio le afecta significativamente el ser soltero, algo que por otra parte parece lógico debido a que ésta enfermedad está relacionada con las relaciones sexuales.
    Una de las limitaciones del estudio es que la población objeto de estudio es muy específica, siendo necesario ampliar el estudio a otras poblaciones antes de poder extraer conclusiones válida y extrapolables al respecto.

  • Problemas de desarrollo asociados a niños con hiperactividad

    Problemas de desarrollo asociados a niños con hiperactividad

    Hiperactividad: Según la teoría de la Complejidad Cognitiva y de Control, los niños con hiperactividad tienen menos desarrollo en teoría de la mente y en flexibilidad cognitiva
    La hiperactividad se puede definir como la inquietud mental o motora del pequeño que le impide concentrarse en una sola tarea durante mucho tiempo, lo que además suele ir acompañado de inquietud motora, lo que hace que esté constantemente moviéndose.
    Algo que puede llevar a provocar la irritación de algún profesor, ya que no sólo no se está quieto y desatiende, sino que además puede distraer a los demás compañeros con su actitud y comportamiento.
    Esta hiperactividad hace en algunos casos que el pequeño sea capaz de atender a las explicaciones del profesor, por lo que se va produciendo cierto retraso en el aprendizaje con respecto a sus compañeros, lo que no hace sino acentuar la falta de interés del pequeño, ahora en unas materias que no comprende, cuando inicialmente tenía la misma ejecución que el resto de sus compañeros.
    En algunos casos la hiperactividad puede dar pistas sobre un diagnóstico de trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDHA, pero no en todos los casos de hiperactividad se va a dar TDHA.
    Según la teoría de la complejidad cognitiva y de control (CCC) los pequeños en su desarrollo normal desarrollan una serie de habilidades como es la flexibilidad cognitiva, lo que le permite integrar relaciones complejas entre elementos aparentemente separados, lo que requiere de altos niveles de atención, y que permite un aprendizaje de alto nivel.
    Igualmente la flexibilidad cognitiva está implicada en otros procesos tan importantes como la teoría de la mente, esto es, la capacidad de saber y comprender los sentimientos e intenciones de los demás, con el que explicar y predecir el comportamiento del otro, pues bien, para llegar a ello es necesario que el pequeño desarrolle ésta flexibilidad cognitiva que además le va a ayudar a saber qué comportamiento es esperable en cada situación y con ello facilita el autocontrol.
    Con estos antecedentes, la teoría CCC predice que aquellos niños con mayores niveles de flexibilidad mental van a mostrar mayores niveles de desarrollo de la teoría de la mente, lo que se va a traducir además en mayores capacidades de atención y de autocontrol de su conducta, todo lo contrario a lo que muestran los niños con hiperactividad e inatención, que se espera tengan menores niveles de flexibilidad cognitiva y peores resultados en la teoría de la mente.

    Los resultados parecen ir en la dirección prevista, al menos así lo afirma un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad del Oeste de Australia, publicado recientemente en Child Development Research.
    En el estudio participaron 70 estudiantes de primaria a los cuales se les evaluó la flexibilidad cognitiva, la teoría de la mente y la hiperactividad.
    Los resultados tal y como predecía la teoría CCC muestran cómo los niños con mayores niveles de flexibilidad cognitiva van acompañados de mayores niveles de teoría de la mente y con menores niveles de hiperactividad.
    El estudio señala una nueva vía de trabajo con los menores, ya que interviniendo de forma indirecta sobre la flexibilidad cognitiva o sobre la teoría de la mente, se esperaría que cambiase el comportamiento del menor y que fuese así poco a poco debilitándose la conducta de hiperactividad, por otra socialmente mejor aceptado y que además permite un mayor rendimiento intelectual al pequeño.
    Quedaría por tanto completar estos resultados con los obtenidos por una intervención escolar para comprobar la eficacia de la teoría CCC en el tratamiento indirecto de los niños con hiperactividad.

    Farrant, B.M. y cols. (2014). Cognitive Flexibility, Theory of Mind, and Hyperactivity/Inattention. Child Development Research.

  • ¿Qué se puede hacer cuando se tiene un pequeño problemático?

    ¿Qué se puede hacer cuando se tiene un pequeño problemático?

    Para los padres un índice de que todo va bien es precisamente el buen ambiente familiar que se mantiene, si éste se enrarece o se estropea se debe de intervenir.
    Una de las consultas más recurrentes de los padres al orientador de la escuela, o incluso al psicólogo es cuando tiene un hijo pequeño o en edad adolescente y éste empieza a dar tantos problemas que se hace difícil la convivencia.
    Los padres en ocasiones han ido permitiendo pequeños desagravios y conductas que van desde el capricho hasta casi la insolencia, y todo ello lo han asumido de forma callada, esperando que con el tiempo el pequeño recapacite y mejore su comportamiento.
    Pero lejos de mejorar, cuando un pequeño ha optado por un comportamiento disruptivo, ya se en sus demandas que pueden llegar a ser exigencias, e incluso en ocasiones a producirse agresiones verbales y físicas contra sus progenitores para hacer lo que quiera.
    Este comportamiento desadaptativos no sólo va a afectar a la relación con sus padres, si no también con el resto de sus compañeros de clase y por supuesto, se va a ver reflejado en una caída drástica del rendimiento académico, entre otros motivos por las continuas ausencias a clases e incluso por el abandono escolar.
    Esto va a ser fuente de estrés dentro de la unidad familiar, que si bien es difícil criar un hijo adolescente, debido a sus cambios de humor provocados por la «tormenta hormonal» que sufre, propia de su edad de desarrollo, ahora además se deben de enfrentar a un problema añadido.
    Seguramente habrá podido entender que se habla de un problema tan cercano como el de su localidad, pero el siguiente estudio está realizado en Japón, debido a un incremento de casos de niños problemáticos y de sus desastrosas consecuencias, ¿Pero hay solución ante estos comportamientos inadecuados y desadaptativos de los jóvenes?



    Esto a esta cuestión a la que trata de dar respuesta desde el Hospital para niños problemáticos de Ibaraki, la Universidad Tsukuba y la Universidad Internaciónal de Tsukuba, según un estudio recientemente publicado en Journal of Psychological Abnormalities in Children.
    Para ello los autores del estudio van a poner a prueba una técnica que surgió a finales de los años 90 y que se ha mostrado muy eficaz en otras tipo de intervenciones con jóvenes, está técnica se denomina de Triple P, y hace referencia al Programa Parental Positivo.
    Con la intervención de la Triple P se modifica la forma de interacción de la familia, cambiándola por otra basada en los principios del aprendizaje social, en donde se modifican las capacidades y conocimientos de los padres con el objetivo de reducir los problemas emocionales y de comportamiento de los más jóvenes.
    El estudio se realizó con 54 participantes, hijos entre 2 y 12 años que mostraban problemas de comportamiento, y que había sido objeto de consulta en el hospital.
    Las madres de estos pequeños fueron entrenados con la Triple P, siguiendo los cinco fases de la técnica.
    Se realizaron seis medidas, sobre el comportamiento del pequeño, sobre el estilo parental, sobre los niveles de estrés-depresión de la familia, el nivel de conflictividad familiar, la satisfacción y los datos demográficos, todas estas se llevaron a cabo en tres momentos diferentes, una previa a la intervención, otra a los 3 meses y la última a los 6 para evaluar la estabilidad en el tiempo de los efectos del tratamiento.
    Los resultados muestran una mejora significativa en el ámbito emocional y en el comportamiento de los pequeños, lo que se ha traducido en una reducción del nivel de estrés-depresión percibido en la familia debido a una reducción de la conflictividad familiar.
    Pero lo más importante del estudio es que estos resultados positivos se mantienen incluso pasado seis meses de la intervención, por lo que se pueden considerar cambios estables en el tiempo.
    Entre las limitaciones del estudio está el bajo número de participantes, así como el carácter de un grupo control de comparación. Igualmente el haber realizado la intervención Triple P exclusivamente en madre, no permite extrapolar los resultados a todos los casos, ni siquiera a las familias monoparentales.

  • ¿Se puede curar la epilepsia con terapia electro-convulsiva?

    ¿Se puede curar la epilepsia con terapia electro-convulsiva?

    En ocasiones al tratar una determinada enfermedad, se producen efectos positivos en otra padece la persona, tal es el caso de la epilepsia y la depresión mayor.
    La epilepsia es un trastorno neurológico, por el cual, quien lo padece sufre descargas eléctricas descontroladas por la corteza cerebral, lo que se conoce como ataque epiléptico, lo cual va acompañado de agitación motora, con espasmos y convulsiones de los músculos, pérdida de conciencia, y hasta caídas.
    Previo al ataque epiléptico se suele producir lo que se conoce como petit mal, en ocasiones con crisis de ausencia, donde la persona parece estar como «ausente», sin darse cuenta de lo que le sucede a su alrededor.
    Pero no siempre que sucede el petit mal va a ir acompañado de una crisis epiléptica.
    La gravedad del paciente depende tanto de la edad de inicio de estos ataques así como del número de estos que se producen durante la semana.
    El tratamiento en estos casos suele orientarse a controlar los ataques epilépticos, para lo cual se utilizan fármacos anticonvulsivos con los que controlar la aparición incluso del petit mal, pero ¿Es este el único tratamiento válido aplicable para el control de la epilepsia?



    Esto es precisamente lo que trata de averiguar un reciente estudio realizado por el Hospital Privado de Belmont, la Universidad Tecnológica de Queensland y la Universidad Griffith (Australia), publicado recientemente en el Journal of Psychology and Psychotherapy.
    En ésta ocasión se trata de una investigación de caso único, es decir, donde se describen los efectos de la intervención en una sola persona, en concreto de una mujer sin antecedentes familiares de epilepsia. Ésta paciente ha abusado del alcohol, y padecido durante más de veinte años un trastorno de depresión mayor, habiéndose constatado ideaciones suicidas.
    A ésta paciente se le administró un tratamiento empleado para el caso de la depresión mayor, mediante la terapia electro-convulsiva, que consiste en administrar descargas breves al cerebro mediante electrodos.
    Lo que tiene efectos secundarios leves como dolor de cabeza, confusión o pérdidas de memoria.
    Se le aplicaron ocho sesiones de terapia electro-convulsiva durante cuatro semanas con el objetivo de tratar la depresión que sufría.
    Un resultado inesperado fue la reducción significativa de las crisis epilépticas que sufría la paciente, algo que ni buscaba la intervención ni se esperaba.
    El hallazgo permite abrir una nueva línea de investigación al respecto, ya más específicamente con pacientes sin trastorno de depresión mayor.
    A pesar de los cual los resultados de éste estudio deben de tomarse con precaución debido a las peculiaridades del historial clínico de la paciente que incluye adicción al alcohol, haciendo que sus resultados sean difícilmente extrapolables a otros casos.
    Los autores del estudio han revisado la bibliografía de casos similares, encontrando que no hay antecedentes con el objeto estudio de aplicar la terapia electro-convulsiva a pacientes con epilepsia, si no casos como el suyo, que se tratan otras psicopatologías que se presentan a la vez.
    El estudio además cuenta con una clara limitación ya que se ha sido realizado sobre una sola persona, por lo que es difícil poder extraer conclusiones de qué sucedería en el resto de los pacientes que sufren epilepsia si se les administrase la terapia electro-convulsiva.
    Dicho lo cual, abre una puerta de esperanza alternativo al tratamiento farmacológico que actualmente se administra, prácticamente para toda la vida.
    Ahora queda investigar no sólo si estos efectos son consistentes en pacientes que sólo muestran epilepsia, si no también comprobar si son definitivos, es decir, una cura a ésta patología, o bien son temporales por lo que requeriría de una nueva intervención.
    Igualmente y una vez corroborado su eficacia se han de establecer los parámetros más técnicos como el número de sesiones, la intensidad de la terapia, la edad indicada para el tratamiento así como las contraindicaciones, todo ello antes de considerarlo una alternativa real para el tratamiento de la epilepsia.

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