La histeria de conversión fue uno de los primeros fenómenos estudiados en los inicios de la Psicología, pero ¿Hasta qué punto tiene vigencia en la actualidad?
Si hasta ahora había quedado un poco relegado, debido a que históricamente ha sido concebido dentro de un tratamiento teórico próximo al mesmerismo, por la cual la «mente» se sobreponía al cuerpo.
Posteriormente y a partir de estos primeros estudios que atraían a tantos investigadores del siglo XIX como Charcot, Janet o el propio Freud, se empezó a explicar gracias a una nueva rama, la hipnosis.
A través de este procedimiento de hipnosis se consigue mostrar cómo se alcanzan los mismos efectos de flexibilidad cérea y «pérdida» de funcionalidad de algún órgano o miembro.
Con posterioridad el concepto y por tanto su investigación han quedado un poco relegados y hasta olvidados.
Una reciente investigación realizada conjuntamente por la Universidad de Ginebra (Suiza) y el Centro Médico de la Universidad Hebrea Hadassah (Israel) publicado en Brain Sciences recuperan este objeto de estudio.
En la investigación participaron únicamente dos pacientes, una civil y un militar, que mostraban parálisis sin causa médica, diagnosticados como histeria de conversión, a los cuales se les hizo que pasasen por una prueba de rotación mental de imágenes de su propio cuerpo mientras se tomaban medidas de su actividad cerebral.
Igualmente se les pidió a los sujetos que intentaran mover el miembro paralizado mientras tomaban de nuevo medidas neurológicas.
Los resultados de la resonancia magnética funcional informan de una activación diferencial con respecto a los estudios previos con sujetos «normales».
Especialmente reseñable que no mostraron una activación en las áreas motoras y premotoras implicadas en el movimiento del órgano paralizado. Cualquier persona «normal» al tratar de mover una pierna, por ejemplo, o simplemente imaginando que lo hace, muestra una activación motora y premotora.
Igualmente se encontró una sobreactivación de las áreas emocionales que no muestran los sujetos «normales», es decir, cuando uno piensa en correr, o trata de dar una patada a un balón, no interviene las áreas emocionales, como en estos pacientes.
Los resultados que apoyan en gran medida a la teoría psicoanalítica de Freud que daba cuenta de un «trauma» en la base de la histeria de conversión, si tenemos en cuenta que un «trauma» tiene un importante componente emocional, y que éste se encuentra en la base del bloque cerebral de algunas regiones implicadas con el movimiento.
A pesar del escaso número de participantes, hay que tener en cuenta lo difícil de encontrar a una persona con este diagnóstico; aunque la falta de un grupo control de igual número de participantes resta mucho las conclusiones que se pueden extraer.
Queda ahora una importante tarea teórica para poder explicar cómo los procesos emocionales son capaces de «anular» otras áreas del cerebro como es la motora y premotora, y lo que eso implica con respecto a las teorías clásicas explicativas sobre la histeria de conversión.