Categoría: Blog de Articulos con Novedades de Psicologia
En esta sección de Novedades en Psicología escria por el Dr. Juan Moisés de la Serna, se incluyen los distintos artículos sobre las diversas temáticas de Psicología y Neurociencias más actuales y destacados en dichas areas.
Una de mayores incidencias cognitivas sobre la vida es cuando se ve afectada la memoria de trabajo, ya que esto provoca grandes problemas a la hora desenvolverse.
Definiendo la memoria de trabajo
La memoria de trabajo es aquella que nos permite estar trabajando en el aquí y el ahora, recordando lo que tenemos que hacer, siguiendo un objetivo o tarea.
Si se lesiona la memoria de trabajo, la persona se puede encontrar totalmente «perdida», ya que inicia una actividad, como la de ir a comprar pan, y a mitad del camino se queda «en blanco» sobre a dónde iba y por qué.
Igualmente cuando se dialoga con otra persona, se requiere ese tipo de memoria, para seguir «el hilo» de la conversación; si se tiene dañada esta capacidad, pronto la persona se «perderá» y no sabrá de qué está hablando o repetirá los mismos argumentos por que no se acuerda de haberlos dicho antes.
La afectación de la memoria de trabajo se produce tanto desde el envejecimiento normal de la persona como desde algunas psicopatologías, trastornos y enfermedad como es en el Alzheimer, pero también se pueden ver casos en jóvenes afectados con Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad, donde algunos autores defienden que mejorando la memoria de trabajo, los niños con TDAH mejoran significativamene su capacidad de concentración y de atención sostenida, pudiendo mantener unos niveles similares al resto de sus compañeros.
Como vemos es importante conocer en qué consiste, pero sobre todo si se puede entrenar saisfactoriamene cuando se ha observado que empieza a fallar, pero ¿Es posible entrenar de forma efectiva la memoria de trabajo?
Novedades Memoria de Trabajo
Eso es precisamente lo que ha tratado de averiguarse con un investigación realizada conjuntamente por la Universidad de Oregón, la Universidad Técnica de Louisiana, la Universidad de California y el Instituto Tecnológico de Rose-Hulman (EE.UU) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Journal of Behavioral and Brain Science.
En el estudio participaron treinta jóvenes, entre 18 y 31 años, a los cuales tuvieron que pasar por tres fases: Evaluación inicial; Experimento de entrenamiento; Evaluación de la Transferencia.
Todos estos experimentos se realizaron poniendo al sujeto frente a la pantalla del ordenador mientras se le pedía que realizase una tarea que implicaba la memoria de trabajo.
En la fase de entrenamiento únicamente participaron la mitad de los sujetos a los que se les entrenó durante dos horas al día durante 12 semanas.
Al final de las mismas todos los participantes, con y sin entrenamiento pasaron por la evaluación de la transferencia para comprobar si había diferencias entre ellos.
Los resultados informan de que no se produjeron diferencias entre los dos grupos en el primer experimento, mientras que en la fase de evaluación de la transferencia mostraron importantes mejoras en el grupo que recibió entrenamiento específico sobre la memoria de trabajo.
Además de las medidas conductuales la investigación recogió la actividad eléctrica del cerebro mostrando cómo los participantes entrenados tenían una mayor actividad en las áreas prefrontales del cerebro, precisamente donde se ha observado que está involucrada la memoria de trabajo.
Aunque el estudio se ha realizado con pocos participantes, parece señalar sobre los beneficios esperables al mejorar significativamente la memoria de trabajo en tan solo 24 horas de entrenamiento.
El razonamiento sobre el contenido y la semántica de lo leído activan la corteza prefrontal y la memoria de trabajo https://t.co/6DowdstIrU
— Dando Cultura (@DandoCultura) 16 de mayo de 2017
Utilidad Memoria de Trabajo
Igualmente queda adaptar los materiales empleados a las distintas poblaciones en las que se quiere aplicar, para poder así garantizar su eficacia tanto en jóvenes como en mayores.
A pesar de lo cual es un gran avance, el saber que son un «pequeño» entrenamiento se puede recuperar una capacidad cognitiva tan importante y fundamental en nuestro día a día como es la memoria de trabajo.
Una de las dudas más frecuentes entre los pacientes que sufren la enfermedad de Alzheimer y sus familiares es saber cómo va a ir evolucionando ésta en el tiempo.
Evolución Alzheimer
Aunque cada día se conoce un poco más sobre los factores que favorecen su avance, e incluso se están realizando avances en cuanto a tratamiento se refiere, todavía se está lejos de dar respuesta a una de las enfermedades que más están avanzando en los últimos años, aspecto que algunos atribuyen su «normal» incremento debido a envejecimiento de la población.
Sea como fuere, parece ser que es algo presente en todos los países, de ahí la importancia de su estudio, para conocer cuáles son los factores que predisponen a sufrirlo, para poder establecer algún tipo de tratamiento preventivo; cuando ya aparece la enfermedad, saber cómo se produce éste deterioro progresivo de las funciones cognitivas para poder ir programando tareas orientadas a la recuperación neuropsicológica, o por lo menos a desarrollar «vías alternativas» para que no se vea tan afectadas las funciones cognitivas del paciente.
Igualmente y siguiendo en esta línea se trataba para intentar descubrir psicofármacos que hagan que el proceso del deterioro cognitivo se haga cada vez más lento e incluso se detenga.
Actualmente la posibilidad de «recuperar» lo perdido es un objetivo «irreal» para la investigadores, que se esmeran en frenar el proceso neurodegenerativo.
Fases Alzheimer
De todos estos objetivos de investigación sobre la enfermedad del Alzheimer se acaba de realizar un estudio conjuntamente por la Universidad FIEO y la Escuela Médica Jundiaí (Brasil), publicado recientemente en Advances in Aging Research al respecto.
El objetivo de este estudio es comprobar qué facultades cognitivas se van perdiendo con el avance de la enfermedad y a qué velocidad, ya que actualmente se «sobreentiende» que se van perdiendo facultades, pero sin entrar en describir y entender cómo es este proceso.
Para ello se realizó un estudio longitudinal durante seis años a 51 pacientes mayores de sesenta años (con media de 76 años), de ambos sexos (72% mujeres), diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer que eran tratados en centros clínicos y gerontológicos de Sao Paulo (Brasil).
A todos los participantes se les realizó una extensa evaluación de múltiples capacidades en dos momentos diferentes, la evaluación Cognitiva de Cambridge (CCE), el Mini-Mental (MMSE), el test de Evaluación de Fluidez Verbal (FV) en sus versiones animal, frutas y palas que empiecen con «m», el Test de Dibujar Relojes (CDT), el cuestionario de preferencias de actividades funcionales (QAFP) y la Escala de Depresión Geriátrica (GDS).
Los resultados muestra un deterioro en todas las funciones evaluadas en sólo dos años, a excepción del Test de Dibujar Relojes (CDT).
Aclarar que todos los participantes fueron tratados con fármacos durante los dos años del estudio, sin que recibiera ninguna de ellos tratamiento neuropsicológico al respecto, por lo que además de mostrar la evolución de la enfermedad de Alzheimer en todos los ámbitos evaluados, los autores dejan constancia de la ineficacia de la farmacología como único elemento terapéutica ya que por sí no detiene el avance de la enfermedad, quedando para próximas investigaciones demostrar la eficacia conjunta del tratamiento farmacológico y neuropsicológico en éste tipo de pacientes.
Los autores aclaran que únicamente han recibido tratamiento de rivastigmine, galantamine o donepezil, no habiendo recibido ninguno de ellos memantine.
Los propios autores reconocen las limitaciones de su estudio en cuanto a número de participantes, a lo que habría que añadir que no se ha realizado un análisis por género, a pesar del escaso número de hombres que han participado en el estudio.
Aunque se recogieron los datos en cuanto a la escolaridad de los participantes (6% analfabetos, 59% con escolaridad inferior a 4 años, 12% entre 5 y 8 años y el 25% con más de 9 años de escolaridad), luego no se analizaron, y eso a pesar de ser un factor que se ha comprobado en otras investigaciones como el avance de la enfermedad del Alzheimer afecta especialmente entre aquellas personas con baja escolaridad.
Una de las circunstancias más difíciles a las que se tiene que enfrentar una familia es cuando uno de sus miembros es adicto a consumir sustancias como drogas.
El consumo de drogas
A parte de las reacciones que cada cual pueda tener dentro de la familia, lo que la mayoría quiere saber es el por qué, una pregunta que trata de responder la ciencia a través de la investigación sobre los aspectos de la personalidad que pueden estar implicados en estas conductas.
Varios son los factores que se han barajado al respecto, aunque todavía está lejos de descubrirse uno que pueda explicar por qué una persona «cae» en las drogas y otra no, ya que su conocimiento permitiría establecer planes de intervención adecuados, con los que prevenirlo, entonces ¿cuál de los factores de personalidad estarían implicados en el inicio, mantenimiento y recaída de las personas que muestran conductas de adicción?
Vídeo Recomendado: ¿Por qué las drogas, con el paso del tiempo, cambian nuestra personalidad?
Personalidad y drogas
Esto es precisamente lo que trata de descubrir desde la Universidad de la mujer Fatima Jinnah (Pakistan) publicado recientemente en la revista científica Health.
En el estudio participaron 109 personas entre los 20 y 70 años, con igual número de hombres que de mujeres, de los cuales 40 eran consumidores, 42 habían recaído y 27 lo habían superado según datos obtenidos de un centro de desintoxicación al que acudían.
Se empleó un cuestionario de personalidad abreviado (EPQR-Short) para analizar los factores de personalidad siguiendo el modelo de Eysenck, quien la divide en tres grandes dimensiones (extroversión, neurotocismo y psicoticismo). Sabiendo que cada uno de nosotros tenemos de estas tres dimensiones, siendo lo que nos diferencia las distintas «cantidades» de cada dimensión. Igualmente se exploró la dimensión de la autoregulación a través de un cuestionario estandarizado (SRQ). Además de los resultados se recogieron los datos demográficos de los participantes.
Los resultados informan sobre el perfil del consumidor de droga que acude a este centro de desintoxicación, son jóvenes (80%), solteros (60%), con nivel de estudio universitario (33%) y que actualmente están trabajando (77%).
Con respecto a los factores de personalidad no se encontraron diferencias significativas según el grupo al que pertenecía el paciente, en extroversión y psicoticismo, aunque mostraban puntuaciones elevadas; en cambio se encontró diferencias significativas en neuroticismo, obteniéndose menores puntuaciones entre los consumidores actuales, lo que indica que estas personas se rigen por la inestabilidad y la falta de control de los impulsos.
Con respecto a la evaluación de la autoregulación no resultó significativa su correlación con el cuestionario de personalidad a excepción del neuroticismo.
A pesar de recoger datos en cuatro tramos de edad 21-30; 31-40; 41-50; más de 50, el número de participante a partir de los 40 es insignificante (8 y 3 participantes respectivamente) y debería de excluirse del estudio para que no incluir variables extrañas.
Los resultados se alejan de lo que hasta había reflejado la literatura al respecto, por lo que habría que entrar a evaluar su diseño, y sobre todo la selección de los participantes, ya que es ser voluntario en un centro de desintoxicación sirve de filtro con respecto al resto de los consumidores que no acceden a estos servicios.
Los datos por tanto, lejos de aclarar la cuestión, cuestiona las investigaciones que ponían el interés en el aspecto de la extroversión como factor fundamental de la personalidad a la hora de iniciar y mantener conductas adictivas.
Una de la situaciones más difíciles a las que se tiene que enfrentar el sistema sanitario es ante los «simuladores», personas que consumen tiempo y recursos sin que sufran ningún tipo de problema físico.
A pesar de lo cual acuden frecuentemente a la consulta, «inventando» o «simulando» síntomas que sólo están en la cabeza de la persona.
En ocasiones, y para ser más creíbles, estas personas pueden llegar a provocarse arañazos, quemaduras u otros daños, con los que «autentificar» ante el personal médico de su enfermedad.
El motivo que puede encontrarse detrás de estos simuladores es muy diverso, ya sea, evitar una obligación o para conseguir un beneficio.
De esta categoría de simuladores habría que extraer una casuística concreta denominado Síndrome de Münchausen, por el cual una persona acude reiteradamente a consulta con síntomas difusos, para recibir como beneficio secundario el verse atendido, a esto se le denomina beneficio secundario.
El problema es que estas personas no tienen nada físico, y que a veces el tratamiento que se le pone para «curarle» le enferma, ya que las medicina «no combaten nada».
Las reiteradas consultas en los ambulatorios y centros de salud, puede provocar las sospechas del paciente con Síndrome de Münchausen, que cuando es «descubierto» y enfrentado a «su mentira», «huye» literalmente de aquel sitio y acude a otro centro de salud, donde empieza el mismo proceso de consulta repetidas.
Dentro de este síndrome existe un subtipo denominado Síndrome de Münchausen por poderes, por el cual el paciente utiliza a otra persona, normalmente un familiar cercano (un hijo o hija), para «mantenerle enfermo» y con ello que reciba la atención médica necesaria, mientras que el paciente con Síndrome de Münchausen (generalmente la madre) satisface así su «necesidad de sentirse enfermo», pero esta vez a través de otro, ¿Pero cuál es el origen de esta patología tan peculiar?
Un reciente informa presentado conjuntamente por la Universidad Católica del Sagrado Corazón y la Universidad Bio-Médico de Roma (Italia) publicado recientemente en Journal of Psychological Abnormalities in Children explora esta cuestión en una de sus pacientes.
En este caso no se trata de una investigación, si no de un informe de caso único, donde se describe el proceso que ha llevado a una menor de 8 años de edad a convertirse en un Síndrome de Münchausen.
La pequeña de 8 años ingresó en un servicio pediátrico aquejada de una debilidad simétrica progresiva con deterioro en el caminar, pero no existía antecedente en la historia clínica de la menor que lo pudiese explicar.
Después de muchas pruebas motoras y radiológicas no se encontró nada que explicase los síntomas de los que se quejaba el pequeña.
Unas sesiones en psicoterapia mostraron mejorías «sorprendentes» en la pequeña que se llegó a recuperar del todo. Aspecto que la madre de la pequeña rechazó por completo y se «llevó» a la pequeña.
En los dos años siguientes, se realizó el seguimiento de los ingresos hospitalarios de la menor y se observó cómo acudía a otros centros con el mismo centro y después de un tiempo sin «encontrar solución», se retiraba e iniciaba con un nuevo trastorno, en este caso una ceguera, además de haber recibido ingresos por dolor abdominal recurrente y cefaleas.
El estudio concluye sobre la necesidad de una información «fluida» entre centros médicos que permitan detectar a estos pacientes, ya que en ocasiones se someten a pruebas médicas y tratamientos innecesarios, y que incluso pueden poner en riesgo su salud.
Los autores informan de que puede haberse dado una «transferencia» de un Síndrome de Münchausen a un Síndrome de Münchausen por poderes por parte de la madre, pero la «huída» de esta antes de poder realizar las pruebas psicológicas al respecto, impide poder concluir sobre ello.
El estudio a pesar de caso único, informa de una realidad a tener en cuenta, quizás en uno de los casos más difíciles de diagnosticar, y por supuesto de tratar, ya que el paciente que sufre el Síndrome de Münchausen o el Síndrome de Münchausen por poderes como en este caso, no sólo no colabora, si no que «huye» literalmente de la consulta.
Entrevista a Dª. Roxana Lorena Bettoni quien nos presenta la actividad que realiza «RAIS Fundación» por los más desfavorecidos en situación de exclusión social.
– ¿Qué es RAIS Fundación y cuál es su objetivo?
RAIS Fundación es una entidad de iniciativa social, no lucrativa, independiente y plural, de ámbito estatal y creada en 1998. Su principal objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas en situación de exclusión social extrema, especialmente de las personas sin hogar, trabajando con ellas, impulsando los cambios sociales necesarios y movilizando a la ciudadanía, instituciones públicas y privadas y agentes sociales. Aspiramos a una sociedad sin personas excluidas, más justa, democrática y participativa. Confiamos activamente en las personas y en la sociedad, en su capacidad para la mejora, el cambio y la transformación social.
– ¿Cómo se organiza territorialmente RAIS Fundación?
RAIS Fundación está presente de forma activa en la Comunidad de Madrid (Madrid capital, Alcobendas y Móstoles) Comunidad Valenciana, Andalucía, con presencia en Málaga y Sevilla, Región de Murcia, Cataluña (presencia en Barcelona) y en el País Vasco a través de la Asociación RAIS Euskadi con presencia en Bilbao, Irún y Donosti.
– ¿Por qué es tan importante los programas de formación para RAIS Fundación?
Para RAIS Fundación la formación es fundamental (tanto a nivel interno como externo) ya que implica aprender y aportar a otros. La formación interna contribuye al aprendizaje y desarrollo de nuestros profesionales, repercutiendo directamente en su labor cotidiana y el cumplimiento de nuestra misión. Por otro lado, a través de la oferta de diferentes programas de formación externa, tenemos la oportunidad de compartir nuestros conocimientos y experiencia en el trabajo con personas en situación de exclusión social, y contribuir al desarrollo de profesionales que llevan a cabo su labor en otras entidades y organizaciones públicas o privadas, estudiantes, futuros profesionales, voluntarios…
Vídeo Recomendado: RAIS Fundación
– ¿Cuáles son los objetivos a alcanzar en un futuro por RAIS Fundación?
Aspiramos a una sociedad sin personas excluidas, más justa, democrática y participativa. Creemos en las personas y creemos que todas forman parte de la sociedad, desde el ejercicio de una ciudadanía plena y activa. Confiamos en su capacidad para construir su proyecto de vida, independientemente de su condición o de la situación en que se encuentran.
Junto con las personas que sufren exclusión, somos parte activa del cambio que buscamos. Aspiramos a ser una organización abierta y transparente, referente en la lucha por la inclusión social, que innova eficazmente en diferentes ámbitos, y que apuesta por un Tercer Sector con capacidad de incidencia en las políticas públicas.
– ¿Cómo realiza la intervención RAIS Fundación?
RAIS Fundación tiene diversos dispositivos de atención, acordes al momento de las personas a las que dirige su intervención.
Los programa con los que cuenta son: trabajo de calle, centro de día de baja exigencia, centro de noche de baja exigencia, acompañamiento social e individual, programa de empleo, programa de alojamiento para tratamientos específicos (Piso de Apoyo a la Reinserción Patología Dual y Piso de Apoyo a Personas sin Hogar Convalecientes y Paliativos) y programa de alojamiento.
Si bien cada dispositivo tiene un abordaje particular acorde a los objetivos fundamentales que se trabajen en él, a partir de la experiencia en la atención a personas sin hogar, se ha elaborado una propuesta de valores que proponen el horizonte y el devenir de nuestro quehacer diario. De estos valores se articulan las experiencias concretas de intervención que venimos desarrollando:
– Respeto a la persona: entender que cada persona es única e irrepetible y mostrar una actitud constante de respeto a la diferencia y las decisiones individuales.
Vinculación: favorecer la creación de vínculos que permitan el acercamiento y ofrezcan confianza y seguridad a las personas atendidas.
Relación: utilizar la relación como una herramienta fundamental en la intervención social. Favorecer una relación profesional honesta, flexible y cercana y que incluya la comprensión de los distintos roles y límites.
Flexibilidad: adaptar las intervenciones, los recursos técnicos, los espacios y los tiempos a la situación individual de cada persona.
Globalidad e integralidad: reconocer a la persona como un ser completo y complejo que trasciende ampliamente los procesos de exclusión que puedan afectarles o las patologías que puedan sufrir. Acompañamos a las personas y no a sus problemas.
Autonomía. Asumir, como objetivo último de toda intervención, la consecución de niveles mayores de autonomía que permitan a las personas atendidas tomar decisiones sobre su proceso y emprender las acciones oportunas para avanzar en él.
Empoderamiento: incluir, como punto de partida de todo análisis, las capacidades y los recursos personales que cada persona atendida posee. Dirigir la intervención hacia el reconocimiento y la activación de esos recursos
Calidad. La búsqueda de la calidad debe responder al compromiso ético con los ciudadanos que están en peor situación, reconociéndoles así el derecho de ser tratados y atendidos en las mejores condiciones posibles.
Coordinación multidisciplinar en intersectorial. Para una tarea compleja como es la facilitación de la inserción social y laboral de colectivos en situación de vulnerabilidad o de exclusión social, en clave de complementariedad.
Participación social: participación directa, plural y horizontal como instrumento básico en la aplicación de las diferentes actuaciones para reforzar una democracia responsable y plena.
Eficiencia y sostenibilidad: el modelo ha de garantizar la mejor utilización social y económica de los recursos, con la articulación e implementación de respuestas con garantías de viabilidad y sustentabilidad de los procesos.
Creatividad: tener la actitud constante de buscar nuevas y mejores formas de intervenir, arriesgarse a poner en práctica nuevos métodos, modelos y actividades.
Transformación social: entender la tarea de la intervención social aquí descrita como una aportación en el contexto más amplio de contribuir, modesta pero significativamente, a la consecución de las transformaciones sociales necesarias para conseguir una sociedad sin excluidos, más justa, democrática y participativa.
– Como claves metodológicas comunes podemos resaltar:
El modelo de intervención Bio Psico Social:
Entendiendo la salud como un estado de bienestar físico, mental y social y no solo como la ausencia de enfermedad, abordamos de manera integral las rupturas físicas, vitales y con el entorno de la persona.
En el ámbito de la exclusión, las distintas problemáticas que sufren las personas se superponen, llegando a configurar escenarios complejos que no pueden ser abordados desde una óptica uni-disciplinar. Es necesario entender y atender a la globalidad de la persona.
– El modelo transteórico de Prochaska y Diclemente
Nos permite entender la creación, la modificación y el cese de una conducta.
El MT está basado en la premisa básica de que el cambio es un proceso y que la persona tiene diversos niveles de motivación, de intención de cambio y ésto es lo que permite trazar un plan de intervención en individuos, grupos u organizaciones.
Cinco son las etapas por las que pasa una persona para realizar un cambio (pre-contemplación, contemplación, determinación, acción, mantenimiento y recaída) y en cada una de ellas, el terapeuta deberá utilizar diferentes tácticas para ir avanzando hacia la ejecución del mismo.
– La entrevista motivacional:
Tal como la definen Stephen Rollnick y William R. Miller, es “un estilo de asistencia directa, centrada en el cliente para provocar un cambio en el comportamiento, ayudando a clientes a explorar y resolver ambivalencias”.
Entendemos la entrevista motivacional, no como conjunto de herramientas, o técnicas, sino como filosofía de trabajo y estilo interpersonal.
Con ella, la persona adquiere un papel protagonista en el cambio de las conductas no deseadas. La intervención se hace desde las necesidades de la propia persona. La percepción de la persona del control de sus propias decisiones es el mayor incentivo para que se auto-responsabilice. Es un estilo que facilita la relación interpersonal y la vinculación aumentando la adherencia al tratamiento y la probabilidad de cambio.
El profesional acompaña, en el planteamiento de la ambivalencia y en la resolución hacia el cambio, desde una posición empática, reforzadora y no de “experto”.
– La exigencia adaptada.
El concepto de exigencia adaptada consiste en una determinada mirada hacia los procesos de acompañamiento, desde la firme creencia de tomar la exigencia como un requisito para promover un continuo autocuestionamiento que permita alumbrar procesos de movilidad social ascendente, enmarcados en un diseño de objetivos con la persona.
El término “adaptada”, define que la exigencia es modulable, flexible, interrogativa, desde las capacidades y aptitudes de la persona, capacitadora, responsabilizadora y desde la gestión del talento de las mismas. Por tanto, no se trata de “no exigir si no de adaptar a los tiempos y capacidades, partiendo de que todas las personas pueden crecer con un acompañamiento que se base en el respeto de la particularidad.
El empoderamiento y la participación como vehículo de movilidad social ascendente.
La participación es un proceso por el cual individuos y grupos mejoran su capacidad de estar informados, elegir qué hacer y transformar las opciones en acciones y resultados deseados
El empoderamiento implica pasar de un enfoque que considera a las personas como meros receptores de caridad a otro que hace hincapié en los derechos y la autonomía de las personas como ciudadanos. Tiene como objetivo fortalecer la capacidad de una persona para controlar su propia vida de nuevo y por lo tanto la reconstrucción de la autoconfianza, ser consciente de sus posibilidades y recursos y ser capaz de utilizar y movilizar los mismos y ser capaz de relacionarse con los demás y participar en redes sociales.
Por tanto, además del reconocimiento del derecho de las personas a implicarse en las decisiones que les conciernen, la participación es el camino para que las personas desarrollen sus habilidades y confianza en sí mismo.
Es por ello que RAIS Fundación, no vive el empoderamiento y la participación como algo que alcanzar en el modelo de acompañamiento a las personas; sino que es la base sobre la que trabajar con las personas, porque es el principio en el que la confianza básica se sustenta. En la medida en las que las personas se miran como seres capaces podremos acompañarles en su proceso de reactualización social; frente a su situación de exclusión social.
Vídeo Recomendado: Humberto en el Centro de Acogida Carmen Sacristán
– ¿Cuáles son las opiniones de los usuarios de RAIS Fundación?
Para RAIS Fundación es muy importante, que las personas usuarias evalúen la calidad del servicio y su grado de satisfacción con los mismos.
Si bien desde siempre se han evaluado las actividades realizadas y se han establecido canales formales e informales de participación y opinión, desde el año 2013 se ha establecido una encuesta de satisfacción unificada para evaluar los programas desarrollados.
El objetivo de esta evaluación es la mejora de la atención que se presta a partir de la opinión que tienen las personas que la reciben.
En 2013, las personas atendidas mostraron su satisfacción con nuestros servicios con una valoración de 5,39 sobre 6.
– ¿Cuenta RAIS Fundación con un Psicólogo en su equipo y de ser así cuál es su función?
El programa en el que la función del psicólogo cobra mayor relevancia es el Piso de Apoyo a la Reinserción para Patología Dual.
La intervención psicológica adquiere mayor peso, ya que los pacientes atendidos presentan dos diagnósticos, uno de trastorno mental y otro de cuadro adictivo, los cuales hay que definir y a la vez integrar en el tratamiento.
A diferencia de los tratamientos consecutivos o en paralelo que se ofrecen a estos pacientes (con mayor o menor coordinación entre las redes de drogas y de salud mental), el tratamiento que planteamos en nuestro recurso residencial, es un tratamiento integral, desde un equipo interdisciplinar, formado en los dos campos, capaz de seguir al paciente en su evolución y atender su doble trastorno, donde se abordan en conexión todas las dimensiones del problema. El tratamiento conjunto de ambos trastornos es fundamental dada la mutua influencia a nivel pronóstico.
El psicólogo es el profesional de referencia que guía el proceso terapéutico, quien sigue el caso y coordina su tratamiento, combinando estrategias a nivel farmacológico, psicológico, educativo y psicosocial, con el objetivo de dar coherencia y evitar la dispersión.
¿Por qué el psicólogo?, porque entendemos que reúne los conocimientos y las técnicas más adecuadas para abordar este tratamiento.
Nos interesa abordar y resaltar la dimensión subjetiva del trastorno dual, entendiendo la particularidad del sujeto, el sufrimiento subjetivo, su identidad, su emoción, su relación con el ambiente, su deseo, etc. Y entendemos que es necesaria una transformación personal que favorezca la adherencia al tratamiento para que el cambio sea profundo y mantenido.
El psicólogo, partiendo del entendimiento de la estructura psíquica de los individuos, realiza psicodiagnóstico y tratamiento de los aspectos psicopatológicos, teniendo en cuenta las múltiples dimensiones, individual, familiar, socio-laboral y comunitaria.
Estudia el psiquismo, las conductas y las formas de relacionarse de los individuos, procediendo a la prevención, diagnóstico, rehabilitación y tratamiento de las alteraciones de la personalidad y los patrones anormales del comportamiento.
Utiliza la psicoterapia, con el objetivo de ofrecer una ayuda para entender y cambiar actitudes y conductas, prestando especial atención a los trastornos emocionales derivados de la enfermedad, con el fin de mejorar la adaptación del individuo.
Aborda problemas asociados con la dinámica familiar, la asunción del rol de enfermo, sentimientos de abandono, baja valía personal, vínculos, etc.
Favorece la adherencia al tratamiento, a través del vínculo terapéutico, a partir de una relación individual y personalizada y desde la exigencia adaptada.
Dinamiza espacios grupales, (grupo terapéutico y consolidación de la abstinencia)para reforzar desde el grupo el proceso individual.
Actúa sobre los trastornos que ya han sido objeto de tratamiento, para prevenir recaídas. Ayudando al paciente a ganar herramientas para afrontar situaciones críticas.
En los trastornos crónicos utiliza estrategias para reducir o disminuir los efectos negativos de éstos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la persona.
Reconoce y detecta precozmente síntomas de desestabilización psicológica, y riesgos de consumos.
Otra función fundamental del psicólogo es la coordinación en red, para garantizar una línea de intervención entre los diversos recursos asistenciales y los diferentes programas de tratamiento, que beneficie el bienestar de la persona.
– ¿Cuáles son las ideas erróneas de la población sobre la exclusión social?
Son múltiples las ideas erróneas que la población tiene de este colectivo, y se encuentran cargadas de prejuicios y estereotipos negativos.
La más frecuente es el pensar que las personas sin hogar están en la calle porque quieren, dejando de lado factores estructurales y el cúmulo de sucesos traumáticos que alteran completamente la vida de esa persona.
Se les considera vagos y sucios, sin embargo el 10 % de las personas sin hogar trabajan y de las que no, el 50 % está en búsqueda de empleo. En la mayoría de localidades no hay baños públicos o están saturados, lo que dificulta la higiene.
Se les imagina sin estudio, ni cultura, sin embargo dos de cada tres ha alcanzado un nivel de educación secundaria y el 13 % son universitarias.
Se les piensa alcohólicos o adictos, cuando el 30 % de las personas sin hogar se declara abstemia y nunca ha consumido drogas.
Se les llama mendigos, cuando solo entre el 10 y el 15 % practica la mendicidad.
Se les considera peligrosos cuando en realidad el 42 % de las personas sin hogar han sido insultadas o amenazadas, el 40 % han sido robadas, y el 3,5 %, la mayoría mujeres, ha sufrido agresiones sexuales.
Todas estas ideas, son las que RAIS fundación trata de cuestionar y rebatir en su trabajo de sensibilización, ya que nos parece fundamental poder influir en la mirada de la sociedad hacia las personas en situación de exclusión, dado que todos y todas somos piezas necesarias para una verdadera inclusión.
Vídeo Recomendado: Presentación del estudio de RAIS Fundació
– ¿Existe un perfil de las personas en exclusión social?, ¿Cuáles son los factores que pueden precipitar a una persona a la exclusión social?
Cualquier persona es susceptible de estar en una situación de exclusión social. Es importante destacar que exclusión social es un concepto dinámico que permite designar, a la vez, los procesos y las situaciones que resultan de tales procesos.
En la exclusión se está, ciertamente, pero a la exclusión se llega. Y porque se llega, también se puede salir, se puede dejar de estar.
Parece claro que nadie
Según la propuesta que Robert Castel (1992, 1997) hace para dar cuenta de los procesos de exclusión social, en la persona confluyen una serie de fuerzas y circunstancias que pueden hacer que esté en uno u otro punto del espacio social que supone el proceso integración-exclusión.
Desde su punto de vista, podemos distinguir tres zonas en la sociedad, cada una caracterizada por un distinto nivel de integración
– El primero correspondería a la zona de integración, seguridad o estabilidad: es ese espacio de la sociedad en el que las personas cuentan con trabajo estable y relaciones sociales sólidas.
– El segundo nivel se correspondería a la zona de vulnerabilidad, precariedad o inestabilidad. En este segmento de la población, los sujetos están en riesgo de caer en la exclusión social. Aquí las personas se caracterizan por tener una situación económica precaria o inestabilidad laboral y por contar con poco apoyo y no tener redes sociales.
La zona propiamente de exclusión social sería el tercero de estos niveles. En este espacio se hace especialmente complicado el acceso al mundo laboral, no hay protección social, y sobre todo, existe un aislamiento social tal que dificulta (e incluso impide) el retorno a zonas más estables y de mayor integración.
Según esta manera de entender la realidad social, las personas se mueven en un continuo atravesado por estas tres zonas.
Desde nuestra experiencia el salto cualitativo para pasar de la zona de vulnerabilidad a la de exclusión se podría encontrar en factores de tipo personal, que permite que una persona pueda o no contar con más recursos.
Lo más frecuente es encontrarnos con personas que llevan en sus espaldas largos y dolorosos procesos que les han abocado a esa situación de exclusión social, después de un periodo determinado y en virtud de ciertos factores y mecanismos.
Si partimos de que se trata de un fenómeno complejo y multidimensional, tenemos que intentar explicarlo de una manera dinámica, haciendo alusión a los procesos que generan, permiten, favorecen y mantienen que algunas personas o colectivos acaben en situación de exclusión social. Para hablar de exclusión social en general y para acercarnos a las personas sin hogar en particular, debemos contemplar, desde una perspectiva más amplia e interconectada, todos aquellos elementos implicados en la realidad de estas personas y sus contextos.
Según Joaquín García Roca (1995), la exclusión es el fruto de tres tipos de rupturas:
La ruptura económica, que hace referencia a los elementos macro estructurales de la sociedad organizada de tal manera que construye el bienestar de unos a partir de la desprotección y exclusión de otros. Las principales características de esta dimensión serían el desempleo, la desigualdad social y las contradicciones de la protección social. El acceso al mundo laboral, la adaptación a los cambios tecnológicos, la falta de cualificación, etcétera.
La ruptura social que se caracteriza por “la disolución de los vínculos sociales y la desafiliación y “fragilización del entramado relacional” (1995).
La ruptura vital es la dimensión personal de la exclusión o, entendida de otra manera, la precariedad cultural; nos referimos a la ruptura que se centra en las cualidades del sujeto.
El elemento principal aquí es la frustración de las expectativas, que se manifiesta con signos de desmotivación y de impotencia. La exclusión afecta a la identidad de la persona.
Estas rupturas son traumáticas y especialmente duras en algunos casos. Las personas sin hogar llegan a sumar hasta 8 sucesos o experiencias vitales estresantes a lo largo de su vida mientras que la población general, tiene 3 ó 4 de estos sucesos en el mismo período de tiempo. La muerte de un familiar, un divorcio, pérdida de empleo, falta de recursos y de apoyo familiar y social, problemas económicos, enfermedad, pérdida de vivienda, etc.
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Desde aquí aprovecho para agradecer a Roxana Lorena Bettoni, por habernos acercado a un trabajo diario por los más desfavorecidos.
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