Uno de los principales problemas de la tercera edad es saber si debe o no continuar conduciendo.
Conducir en la ancianidad
A pesar de que existen exámenes periódicos, estos únicamente se centran en la capacidad de atención y de memoria.
Y eso que a medida que envejecemos, se van deteriorando todas nuestras habilidades, incluidas las anteriores.
Son muchos los que con la edad empiezan a usar gafas, quizás es el signo más evidente de que la «vista no es lo que era», pero igualmente sucede con la atención, los reflejos y la memoria.
Es cierto, que cuando se produce un cambio en en código de circulación se tarde un tiempo en aprender las nuevas señales, pero cuando empieza a fallar la memoria, se va dejando de saber a qué corresponden las que se conocían.
Igualmente los reflejos decaen, por lo que si hay que afrontar alguna situación de emergencia, como una frenada brusca o esquivar un objeto en medio de la carretera, esto se verá seriamente dificultado.
Aún y con todo lo anterior tenemos conductores de setenta u ochenta años, que se creen totalmente capaces de realizar una conducción como cuando eran veinteañeros.
Es cierto que conducir confiere cierto grado de libertad de desplazamiento, pero también, que algunos ven perder su conducción de conductor como una señal de «derrota por la vejez», pero ¿Hasta que edad es adecuado conducir?
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Conducir con Alzheimer
En un reciente informe realizado desde la Alzheimer’s Australia NSW (Australia) se analiza la relación entre la conducción y las demencias, y en concreto la enfermedad de Alzheimer.
Entre las características de la conducción de las personas con Alzheimer esta: una conducción acelerada, con problemas para recodar las zonas familiares, sin respetar la distancia de seguridad, con dificultades para mantenerse dentro de su carril y con escasa capacidad de atención sostenida.
El informe señala que no existen normativa legislativa al respecto, por lo que cualquier paciente con demencia puede conducir siempre y cuando supere las pruebas estandarizadas al respecto, con el peligro que ello conlleva para sí mismo y para los demás.
A pesar de no poder actuar legalmente al respecto, el informe indica de la necesidad de crear vías alternativas de movilidad para estas personas, de forma que le sea más fácil ir en autobús o en tren a los sitios, en vez de optar por usar su propio vehículo.
Retiran el carné de conducir al anciano de 87 años que atropelló a un pelotón de ciclistas: https://t.co/rHLs3WCb31 pic.twitter.com/ajMnipglGh
— ideal_jaen (@ideal_jaen) 18 de marzo de 2016
Dejar el carnet de conducir
Hay que tener en cuenta la realidad del tema, tomándolo en su conjunto, ya que cuando hablamos de demencia o de pacientes con enfermedad de Alzheimer, lo solemos hacer con personas que han recibido un diagnóstico al respecto, y que normalmente se corresponde con una fase avanzada de la enfermedad.
Pero la enfermedad de Alzheimer tiene una fase silenciosa, en donde poco a poco se van agravando los síntomas hasta que son evidentes, en dicha fase, se van teniendo conatos de pérdida de memoria, atención, labilidad emocional,… y todo es puede ir en detrimento de la calidad de la conducción mucho antes de obtenerse el diagnóstico oportuno.
Hay estudios que señalan que uno de cada dos personas mayores de ochenta años padecen algún tipo de demencia, por lo que lo más lógico sería poner ese límite como máximo de vigencia del carnet de conducir, evitando así las consecuencias negativas asociadas.
Igualmente señalar que a partir de los sesenta años es cuando empiezan a darse los primeros síntomas evidentes de demencia incluido la enfermedad de Alzheimer, por lo que debería ser exigible que cualquier persona que supere esa edad se realizase las pruebas de conducir acompañado de una prueba neuropsicológica específica al respecto.