Una de las características de los niños con autismo es la diferencia en el procesamiento emocional, pero aún quedan muchas cuestiones por resolver al respecto.
Emocion Autismo
Los niños autistas tienen problemas evidentes de comunicación, pero estos no se circunscriben a la formación y entendimiento del lenguaje, si no también a la comunicación emocional, la cual es aún más compleja, ya que involucra tanto un cambio de tonalidad o prosodia del lenguaje además de una gran carga emocional del lenguaje no verbal, especialmente en el rostro.
Estos pequeños desde muy temprana edad muestran diferencias en el procesamiento del rostro humano, prestando el mismo nivel de atención tanto si el rostro en una posición correcta (cejas arriba, nariz en medio y labios abajo) como si está boca abajo (labios arriba, nariz en medio y cejas abajo), en cambio los niños con un desarrollo «normal» reconocen antes el rostro cuando la cara está en su posición correcta.
Algunos autores hablan de un déficit a la hora de «conjuntar» los distintos elementos del procesamiento emocional, que por separado parecen ser capaces de distinguir correctamente, lo que haría que estos pequeños estuviesen en «desventaja» a la hora de comprender las emociones de los demás y con ello se viese limitado en sus interacciones, ya que el mundo emocional es fundamental para nuestro desarrollo en sociedad, pues es lo que nos permite desarrollar sentimientos de unidad, de pertenencia al grupo y de empatía entre otros.
Es por ello que sea tan importante la investigación sobre las emociones en los pequeños de trastorno de espectro autista, para poder establecer un tratamiento oportuno que enseñe y compense las deficiencias en el desarrollo, y especialmente en el aspecto emocional.
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Emocional Autismo
Al menos así lo trata de averiguar un reciente estudio realizado por la Universidad de Kyoto (Japon) publicado recientemente en Frontiers in Psychology.
En el estudio participaron 42 niños de 8 a 12 años, veinte de ellos con diagnóstico de Desorden del Espectro Autista y el resto con un desarrollo «normal».
En el estudio se utiliza la actual clasificación del DSM V, pero informa del número de casos que incluye con la clasificación anterior donde no se había unido en una sola categoría diagnóstica los distintos subtipos de este trastorno del desarrollo.
3 niños sufrían Trastorno Generalizado del Desarrollo, 9 Trastorno de Autismo, 5 Trastorno de Asperger, 2 Trastorno Autista con alto desempeño y 1 Trastorno del desarrollo no especificado.
A todos los participantes se les mostraron dos series, una de imágenes de rostros para que identificasen su emoción y la segunda dónde estaba la imagen de la cara entre otras imágenes (tarea de búsqueda-reconocimiento).
Los resultados informan de que en la tarea de identificación del rostros ambos obtuvieron resultados parecidos, siendo las emociones de enfado (emoción negativa) las que más rápidamente se detectaron.
Con respecto a la segunda tarea, que implicaba un procesamiento más complejo, la ejecución de los autistas fue muy superior al de los niños de la misma edad con un desarrollo «normal» en cuanto a la identificación de las caras enojadas, sin atender a que estas se mostrasen en su correcto orden o invertidas.
Cerebro emocional Autismo
Aunque estas diferencias en el procesamiento de las emociones positivas frente a las negativas ya se había encontrado en sujetos con un desarrollo «normal», entendiendo que es un rasgo heredado de nuestros antecesores de las «cavernas», el procesar más rápido los estímulos negativos y que pudiesen entrañar algún tipo de peligro para el sujeto, para dar una respuesta lo antes posible, el haberlo observado también en niños autistas es novedoso.
Aunque tal y como señalan los autores, se debe de realizar muchos más estudios para poder establecer claramente estas diferencias, y sobre todo, para poder sacar provecho en cuanto a tratamiento se refiere.