Etiqueta: trastorno bipolar i

  • ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?

    ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?

    El conocimiento de los últimos años sobre el Trastorno Bipolar se ha centrado en controlar los síntomas a través de la psicofarmacología.

    Joven y trastorno bipolar

    La búsqueda por reducir los episodios maníacos ha centrado buena parte de la investigación con respecto al Trastorno Bipolar, sabiendo que cuentan con los avances de otros profesionales, los que se dedican a la investigación de mejores tratamientos para el Trastorno de la Depresión Mayor.

    Una de las características del Trastorno Bipolar es que tiene un origen alrededor de la adolescencia tardía, hecho que va a marcarle como adulto, debido a las consecuencias que va a tener tanto en su vida como en las personas de su alrededor, si no está adecuadamente diagnosticada y tratada.

    Muchos han sido los intentos por descubrir «detonantes» que expliquen por qué se produce el primer episodio maníaco entre los jóvenes, ya que si se descubre la causa se puede tratar de prevenir, pero ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?



    Joven bipolar

    Esto es lo trata de averiguarse desde la Universidad de Stanford (EE.UU.) cuyos resultados se han publicado en la revista científica Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry.
    En el estudio participaron 43 jóvenes entre los 13 a 21 años, 20 de ellos diagnosticados con Trastorno Bipolar I, caracterizado por la presencia mayoritariamente de episodios maníacos; siendo el resto jóvenes sin este trastorno que sirvieron como grupo control con el que comparar.
    Para evaluar el pasado psiquiátrico y la presencia de sintomatología psicopatológica se emplearon dos cuestionarios estandarizados, el Affective Modules of the Washington University in St. Louis–Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia (WASH-U KSADS) y el Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia–Present and Lifetime version (KSADS-PL).
    Los mismos cuestionarios fueron pasados por los padres de los jóvenes para analizar si mostraban antecedentes familiares.
    Para evaluar la gravedad de la sintomatología maníaca se emplearon dos cuestionarios más, el Young Mania Rating Scale (YMRS) y el Children’s Depressive Rating Scale –Revised (CDRS-R).
    Se evaluó también el nivel de ansiedad y el nivel de impulsividad a través de Children’s Global Assessment Scale (CGAS) y e Barratt Impulsiveness Scale (BIS-1) respectivamente.
    Finalmente se les administró el self-referent encoding task (SRET), donde debían de recoger durante una semana aquella palabra emocional que lo mejor hubiese definido, evaluando de esta forma la emotividad percibida.
    Todos los datos anteriores fueron conjuntados a una resonancia magnética cerebral, donde se observaban principalmente las áreas asociadas a las emociones, como son las amígdalas.
    Los resultados informan de que los jóvenes con Trastorno Bipolar tienen una densidad menor de conexiones neuronales entre la amígdala y el hipocampo y el giro precentral, y un incremento de conexiones entre la amígdala y el precuña, situada en la parte superior del lóbulo parietal.
    Existiendo una correlación significativamente positiva entre la amígdala basolateral y el hipocampo derecho con el nivel de ansiedad en los adolescentes con Trastorno Bipolar, pero no en el grupo control.

    Cerebro y trastorno bipolar

    A pesar de que los resultados parecen claros en cuanto a las diferencias en la conectividad cerebral entre los jóvenes con o sin Trastorno Bipolar, los autores no adelantan ningún tipo de explicación al respecto, si se trata de algo genético, o producido por unos niveles elevados de ansiedad durante la infancia.
    Regiones que por otra parte, son fundamentales para el normal desarrollo del pequeño, así la menor conectividad con el hipocampo, responsable en buena medida del procesamiento de la memoria, puede informar de cierta vulnerabilidad de este colectivo, a tener problemas de memoria y aprendizaje subsecuentes.
    Igualmente los autores no informan si este podría ser un método válido de diagnóstico temprano, con el que detectar a los jóvenes más vulnerables a padecer Trastorno Bipolar, o si los cambios neuronales, son consecuencia de los episodios maníacos, y no se podrían observar hasta que no surgiesen estos.
    A pesar de lo anterior,el avance en el conocimiento de las diferencias neuronales, permite abrir una nueva vía de trabajo en cuanto a tratamiento psicofarmacológico se refiere, con el que buscar compensar el «anormal» funcionamiento del cerebro entre los jóvenes diagnosticados con Trastorno Bipolar I, sabiendo que la intervención debe ser completada con las sesiones psicológicas orientadas a dar herramientas de manejo del estrés y de la frustración como parte de una estabilización del estado de ánimo del joven, para que tenga menores consecuencias en su vida como adulto.

  • ¿Se relaciona el trastorno bipolar con el post-parto?

    ¿Se relaciona el trastorno bipolar con el post-parto?

    Cuando se piensa en el trastorno bipolar se suele hace en un trastorno del estado de ánimo donde se suceden episodios maníacos con episodios depresivos.

    Bipolar

    A esta sucesión de episodios maníacos y depresivos es a lo que se denomina Tipo I del Trastorno Bipolar. El Tipo II es cuando se producen episodios maníacos leves denominados hipomaníacos, manteniéndose la intensidad de la fase depresiva. Cuando tanto la fase maníaca como depresiva se dan de forma leve se denomina Ciclotimia. Aunque actualmente se está todavía claro sobre el origen de esta enfermedad ni lo que le motiva a «cambiar» de un clico a otro, existen circunstancias que parece favorecerlo, sobre todo está relacionado con el nivel de estrés.
    En la mujer el momento del parte, previo a la maternidad, es donde se producen mayores niveles de estrés que acompaña el esfuerzo físico que ha de realizar para dar a luz a su bebé. Se ha observado cómo estos niveles excesivamente altos de estrés facilita la presencia de cambios de humor que se pueden desembocar incluso en un trastorno post-parto.
    Entre las características del trastorno post-parto se encuentra la presencia de episodios depresivos, junto con síntomas psicóticos expresados en ideas delirantes y pensamientos negativos contra el bebé que acaba de nacer, pero ¿Se relaciona el trastorno bipolar con el post-parto?



    Postparto

    Esto es lo que trata de averiguarse desde la Escuela Universitaria de Medicina de Cardiff y la Universidad de Birmingham (UK), junto con la Universidad Central de Medicina de Rochester (USA), publicado recientemente en la revista científica Journal of Affective Disorders.
    En el estudio participaron 3.345 mujeres que habían sufrido trastorno post-parto. Se excluyeron del estudio aquellos participantes que habían consumido sustancias por vía intravenosa, así como aquellos que mostraban deterioros producidos por adicción al alcohol o a otras sustancias, todo ello tras haber pasado por una entrevista estructurada denominado Schedules for Clinical Assessment in Neuropsychiatry (SCAN).
    Entrevista que sirvió también para determinar la presencia de presencia o no del trastorno bipolar en cada una de sus tipologías, para realizar análisis de correlaciones.
    Los resultados informan de que la primera maternidad es la más complicada relacionándose con un 35% de presencia de Trastorno Bipolar Tipo I y un 46% de Trastorno Bipolar II. Mientras que en el segundo embarazo la tasa bajó al 20,5% en el Trastorno Bipolar Tipo I y un 33% de Trastorno Bipolar II.
    Reduciéndose aún más a partir del segundo embarazo a niveles del 14,6% en el Trastorno Bipolar Tipo I, no obteniéndose datos claros sobre el porcentaje de Trastorno Bipolar II.
    Lo que da cuenta de que los niveles de estrés que disminuyen con la experiencia de la maternidad están directamente relacionados con la presencia del Trastorno Bipolar.

    Postparto bipolar

    Una de las limitaciones de estudio se haya precisamente en la selección de las participantes, ya que hay estudios que muestran la relación entre el consumo de sustancias, sobre todo adicción al alcohol y el sufrir trastorno bipolar, en una cuantía superior a la media de la población general, por lo que se estaría excluyendo casos de interés al incluir este criterio.
    Igualmente y tal y como señalan los autores, los datos fueron recogidos pasado el tiempo, es decir, informando de lo que las mujeres recordaban de los hechos acontecidos, aspecto que va en contra de la validez de los datos obtenidos, ya que el recuerdo ha podido verse cambiado con el tiempo.
    Aunque los resultados parecen claros entre la relación existente entre la situación de estrés que lleva el momento del parto, y la aparición de síntomas relacionados con el trastorno bipolar, el estudio ha dejado algunos puntos sin responder, además de requerir un mayor control sobre todo en la selección de participantes, pero también con el instrumento de medida empleado.

  • ¿Qué riesgos sufre el cuidador de un paciente bipolar?

    ¿Qué riesgos sufre el cuidador de un paciente bipolar?

    Los cuidadores formales o informales del paciente bipolar se ven sometidos a una gran presión, debido a las características propias de la enfermedad.

    Cuidador bipolar

    Hasta que se obtiene en diagnóstico de trastorno bipolar, los familiares, amigos y conocidos pueden sentir que algo no marcha bien con esa persona, pero sin saber exactamente el por qué, ya que el cambio entre episodios depresivos y maníacos son totalmente inesperados y no obedecen a ninguna razón.
    Una vez que se tiene el correspondiente diagnóstico, la pareja, familiares y amigos deben tomar una decisión, y es cómo cuidarlo adecuadamente. Si se trata de un adulto que vive independiente, es mucho más difícil la supervisión sobre el cumplimiento de su ingesta de la medicación en las horas establecidas por el médico especialista. Si este es menor o vive con o a cargo de otras personas, es más fácil este cuidado.
    Una situación que lejos de ser fácil, se convierte en un problema cada vez que hay tomar la medicina, sobre todo cuando el paciente no se «nota» enfermo, y cree que no es necesario, o cuando se encuentra en una fase maníaca, donde se siente tan bien y lleno de vitalidad, que considera irrealmente que él/ella puede controlar los síntomas sin «perjudicar» a nadie, pero ¿Qué riesgos sufre el cuidador de un paciente bipolar?



    Cuidando bipolar

    Esto es lo que ha tratado de descubrirse desde la Universidad Bezmialem Vakif, el Hospital Estatal Başak şehir, el Hospital de Investigación y Docencia Erenköy de Enfermedades Neurológicas y Psiquiátricas, el Hospital de Investigación y Educación de Estambul (Turquía) publicado recientemente en la revista científica Journal of Psychiatry. En el estudio participaron 34 cuidadores de pacientes con diagnóstico de trastorno bipolar siendo el 41% mujeres, con una media de 41 años, frente a otros 37 voluntarios. Todos los participaron rellenaron un cuestionario estandarizado sobre ansiedad, el State and Trait Anxiety Inventory (STAIX I-II), otro sobre el temperamento denominado Temperament and Character Inventory (TCI), otro sobre la percepción sobre el estado de ánimo relacionado con la depresión, denominado Hamilton Depression Rating Scale (HDRS), a lo que se incluyó sus datos sociodemográficos. Los resultados informan de significativas diferencias entre cuidadores y no cuidadores, mostrando los primeros elevados niveles en STAIX I-II, aspecto que como ya se conoce, la ansiedad mantenida en el tiempo va a ser causa de la aparición de forma anticipada de enfermedades psicosomáticas. En el caso de la evaluación del estado de ánimo de la depresión, no existen diferencias significativas entre ambos grupos. Aunque el número de participante es reducido, los resultados son claros en la dirección de que cuidar y convivir con un paciente bipolar provoca un aumento significativo de ansiedad.

    Riesgo bipolar

    Los resultados deben ayudar a poner especial atención sobre los familiares y cuidadores de los pacientes con trastorno bipolar debido a los efectos nocivos que sobre su salud tiene esta labor. De ahí la importancia de contar con un grupo de apoyo a través de asociaciones especializadas en donde compartir sus temores, preocupaciones y dificultades, a la vez que se recibe el apoyo y cariño de sus miembros, los cuales sufren la misma situación en sus casas.

  • ¿Es posible distinguir el Trastorno Bipolar por la sangre?

    ¿Es posible distinguir el Trastorno Bipolar por la sangre?

    Los avances en el diagnóstico, ya sean genéticos o biológicos, permiten un mejor reconocimiento de algunos trastornos como en el caso del Trastorno Bipolar.

    Diagnóstico Bipolar

    Una de las dificultades a las que se enfrenta el profesional de la salud es establecer el diagnóstico diferencial de otras patologías con sintomatología parecida, tal y como sucede al trastorno de depresión mayor y el trastorno bipolar.
    Ambos trastornos encuadrados en los trastornos del estado de ánimo, hacen que la persona sufra una profunda tristeza, con decaimiento del estado a ánimo, pero además puede aparecer pérdida de peso, disrupciones del sueño,… pero no es en esta sintomatología de los episodios depresivos en lo que se distinguen ambos trastornos.
    Los episodios maníacos, son lo opuesto a los depresivos, donde la persona parece llena de energía y de ideas grandilocuentes, sin freno en sus pretensiones y con muy poco juicio de realidad sobre las mismas.
    Es cuando se puede constatar estos episodios maníacos cuando es fácil establecer una distinción clara entre el trastorno bipolar del trastorno por depresión mayor.
    Los investigadores están haciendo un esfuerzo por tratar de encontrar un procedimiento que les ayude a establecer lo más rápidamente posible el trastorno bipolar, ya que una vez establecido se puede poner el tratamiento adecuado.
    Así se está investigando si los antecedentes familiares pueden servir para predecir la futura aparición de dicho trastorno, igualmente se intenta observar episodios de hipomanía, en donde no llega a expresarse «totalmente», pero que puede ser indicativo del trastorno bipolar, pero, ¿Puede un análisis de sangre aclarar la cuestión sobre la presencia de este trastorno?



    Diagnóstico Depresión

    Al menos así lo cree un equipo de la Universidad “Carlo Bo” de Urbino (Italia) que junto con la Universidad S de LU (Suiza) han tratado de averiguarlo, cuyo estudio ha sido publicado recientemente en el Open Journal of Depression.
    Para ello se ha observado cómo en pacientes ya diagnosticado con trastorno bipolar existen una serie de marcadores característicos en la sangre que no se encuentra en los pacientes con trastorno de depresión mayor, en concreto se han fijado en el ácido palmítico, el ácido linoleico y el ácido araquidónico.
    En el estudio participaron 132 sujetos, de ellos 65 tenían el diagnóstico de trastorno bipolar, 40 tenían el de depresión mayor, y los restantes 27 eran sujetos sanos y sirvieron de control.
    A todos ellos se les extrajo sangre, y de ello se extrajeron las plaquetas para su análisis.
    A los resultados biológicos se les administró un método matemático tridimensional construido para distinguir entre ambos tipos de psicopatologías.
    A través esta metodología se pudo distinguir perfectamente entre los paciente de uno y otro trastorno del estado de ánimo.

    Diagnóstico Trastorno Bipolar

    Esto abre las puertas a una nueva forma de diagnosticar, aunque es cierto que hay que tomar ciertas reservas al respecto.
    Aunque el análisis permite distinguir entre el trastorno de depresión mayor y el trastorno bipolar, no sirve todavía para establecer un diagnóstico desde cero, es decir, si viene un paciente, con este método no se puede saber lo que tiene, ya que no se han analizado el resto de psicopatologías para conocer sus marcadores.
    De momento, y sólo ante la duda de ambas psicopatología, puede usarse este método para establecer correctamente el diagnóstico y con ello dar el tratamiento adecuado.

  • D. Héctor González  nos presenta Volviendo a la normalidad

    D. Héctor González nos presenta Volviendo a la normalidad

    D. Héctor González nos presenta Volviendo a la normalidad
    Entrevista a D. Héctor González Pardo, doctor en Biología y profesor de Psicofarmacología en la Universidad de Oviedo. Es investigador en el campo de la Neurociencia del comportamiento, es co-autor de «Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil» quien habla de su libro.



    Resumen:
    La invención de trastornos mentales se extiende a la infancia. Algunos problemas que tienen los adultos con la atención, la actividad y el humor de los niños están siendo capitalizados por la industria farmacéutica como dianas para la comercialización de medicamentos, sobre el supuesto de que son enfermedades cerebrales. Nos referimos, en particular, al TDAH y al trastorno bipolar infantil de reciente lanzamiento. Educar a los niños es mucho más complicado de lo que se piensa y el comportamiento de algunos supone un reto para su educación.

    A continuación trasncribo entrevista a D. Héctor González Pardo, co-autor del libro «Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil», quien nos habla en profundidad de su obra.

    ¿Por qué de un título tan polémico como Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil?

    Pregunta:- ¿Por qué de un título tan polémico como Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil?
    Respuesta:Nosotros entendemos que estas etiquetas diagnósticas (TDAH y TBI) no tienen validez clínica demostrada y ni siquiera una base neurobiológica.

    ¿Entonces cómo define estas etiquetas diagnósticas de TDAH y TBI?

    – ¿Entonces cómo define estas etiquetas diagnósticas de TDAH y TBI?
    Como mucho, son meras descripciones por parte de los adultos de las conductas «problemáticas» en algunos niños, que ni siquiera alcanzan el estatus de enfermedad o trastorno mental.

    ¿Cómo justifica las alteraciones en el comportamiento de los pequeños con TDAH y TBI y cómo se pueden tratar?

    – ¿Cómo justifica las alteraciones en el comportamiento de los pequeños con TDAH y TBI y cómo se pueden tratar?
    En todo caso entendemos que sí existen problemas de conducta infantiles relacionados con la atención, la actividad motriz, la impulsividad y el estado anímco que deben ser abordados desde todos los ámbitos (educativo, familiar, psicológico e incluso médico) para desenmascar si bajo estos problemas de conducta se encuentra algún otro problema en el ámbito psicosocial (conflictos familares, económicos, maltrato psíquico o físico), educativo (en el ámbito familar o escolar) o médico (problemas visuales, auditivos, neurológicos, endocrinos, etc.). Por tanto no proponemos ningún «tratamiento» en el libro para el TDAH o el trastorno bipolar, ya que no asumimos que sean diagnósticos psiquiátricos o psicológicos válidos.

    ¿Por qué presindir de estas etiquetas de diagnóstico?

    – ¿Por qué presindir de estas etiquetas de diagnóstico?
    No pensamos por tanto, que etiquetar a los niños simplemente con TDAH o Trastorno bipolar infantil (o trastrono de desregulación disruptiva del estado de ánimo en la reciente versión del manual diagnóstico DSM-5) ayude a estos niños, sino más bien lo contrario, ya que estos niños (y sus padres o cuidadores) adoptan un papel pasivo al conformarse con recibir un «diagnóstico» psiquiátrico y muchas veces reciben un tratamiento con psicofármacos, por lo que los niños asumen un papel de enfermos mentales con el estigma social que conlleva. Por tanto, no se buscan explicaciones de ningún otro tipo a su conducta «problemática» bajo el modelo médico de «enfermedad mental» que prevalece en nuestros días.

    ¿Y cómo explica el éxito del tratamiento del TDAH si no se considera una enfermedad como tal?

    – ¿Y cómo explica el éxito del tratamiento del TDAH si no se considera una enfermedad como tal?
    La medicación para el TDAH (principalmente fármacos psicoestimulantes como el metilfenidato y las anfetaminas) aparentemente disminuyen la conducta problemática de estos niños así diagnosticados, al aumentar la atención sostenida, disminuir la conducta problemática en clase y también su actividad motriz excesiva. Sin embargo, a largo plazo estos mismos fármacos no mejoran ni el rendimiento académico ni sus habilidades sociales y no está claro que sus beneficios a corto plazo se traduzcan en un mejor funcionamiento e integración social y familiar, como demuestan varios estudios que se comentan en nuestro libro.

    TZSpfaiwsU0 https://youtu.be/TZSpfaiwsU0

    ¿Y que se puede decir del diagnóstico del TBI?

    – ¿Y que se puede decir del diagnóstico del TBI?
    Por otro lado, el trastorno bipolar infantil es frecuentemente codiagnosticado (los especialistas dicen que es «comórbido») en niños con TDAH y este diagnóstico está en aumento sobre todo en los EE UU. A pesar de que sus criterios diagnósticos basados en la conducta del niño (basado en irritabilidad y «rabietas» frecuentes en niños) son muy discutidos, criticados y diferentes a los del trastorno bipolar en adulto por los especialistas, es un diagnóstico «de moda» que incluso sustituye al de TDAH en muchos casos.
    Se ha propuesto incluso que la medicación psicoestimulante en niños con diagnóstico inicial de TDAH puede dar lugar frecuentemente a estos «síntomas conductuales» asociados con el diagnóstico de TBI, por eso ambos trastornos mentales aparecen frecuentemente asociados.

    ¿Y que hay sobre la eficacia del tratamiento del TBI?

    – ¿Y que hay sobre la eficacia del tratamiento del TBI?
    Los niños con TBI se tratan con fármacos antipsicóticos, que se utilizan en le tratamiento de la esquizofrenia principalmente y cuyos efectos adversos en un organismo aún en desarrollo son nefastos y en muchos casos desconocidos. Los peligros a largo plazo de la mediación para el TDAH también son desconocidos, pero en diversos estudios hay evidencias de cambios en la anatomía y función cerebrales, aparte de alteraciones endocrinas o cardiovasculares preocupantes.

    ¿Están fundadas sus opiniones acerca del TDAH o TBI?

    – ¿Están fundadas sus opiniones acerca del TDAH o TBI?
    En ambos casos (TDAH o TBI), no existen pruebas o «marcadores biológicos» médicos válidos que ayuden a su diagnóstico (análisis de sangre, escáneres cerebrales, pruebas neurológicas, bioquímica, genética) y por tanto su diagnóstico se basa en criterios de observación del comportamiento (casi siempre por padres o educadores, no de los niños) por acuerdo o consenso entre psiquiatras que elaboran los manuales diagnósticos más empleados (DSM o CIE).

    ¿Y los resultados que han llevado a la creación de estas categorías de diagnostico de TDAH o TBI?

    – ¿Y los resultados que han llevado a la creación de estas categorías de diagnostico de TDAH o TBI?
    En nuestro libro analizamos detalladamente y denunciamos la falta de validez y subjetividad de estos criterios conductuales para el TDAH y el TBI propuestos en estos manuales.
    También describimos las tácticas de marketing farmacéutico que influyen en las decisiones de los profesionales sanitarios sobre el diagnóstico TDAH/TBI y su tratamiento principalmente farmacológico al propagar un modelo neurobiológico de ambos trastornos mentales, que favorece el uso de la medicación como si se tratase de una enfermedad neurológica.
    Por último, en nuestro libro damos a conocer estas prácticas de marketing para promocionar el modelo de enfermedad mental acerca del TDAH y del TBI en Europa y los EE UU, así como el uso de la medicación como parte integral del «tratamiento».

    nBwvbs5hrAc https://youtu.be/nBwvbs5hrAc

    ¿Qué efectos provocan estas prácticas de marketing en la población?

    – ¿Qué efectos provocan estas prácticas de marketing en la población?
    Tanto políticos, como padres, educadores y profesional sanitario están asumiendo este modelo médico de los problemas de conducta infantiles, por diversos intereses, no sólo de la industria farmacéutica, que se describen en el libro.

    ¿Qué proponen como alternativa a estas etiquetas diagnósticas?

    – ¿Qué proponen como alternativa a estas etiquetas diagnósticas?
    Como propuesta, nosotros pretendemos que los profesionales sanitarios, educadores, padres y políticos se replanteen la progresiva medicalización o patologización de la conducta infantil, reflexionando acerca de posibles factores sociales e intereses diversos que se esconden detrás de las etiquetas diagnósticas TDAH y TBI.

    ¿Qué alternantiva proponen para los problemas de conducta que pueden mostrar los más pequeños?

    – ¿Qué alternantiva proponen para los problemas de conducta que pueden mostrar los más pequeños?
    Por otra parte, proponemos que estos problemas de conducta se aborden desde un punto de vista abierto, teniendo en cuenta tanto factores psicosociales y médicos reales que puedan explicar estas conductas. La solución a estos problemas de conducta no es fácil, no damos ninguna receta mágica, pero desde luego hay diversas formas de entender estos problemas de conducta que no se basen en asumir un diagnóstico falaz como TDAH / TBI y esperar que una medicación «específica» (no lo es, actúa igual en niños sin esos diagnósticos) nos ayude a solucionar el problema.



    ¿Quiere comentar algo más sobre su obra a modo de conclusión?

    – ¿Quiere comentar algo más sobre su obra a modo de conclusión?
    Todas estas afirmaciones se basan en un análisis detallado de los estudios científicos sobre el tema y la experiencia profesional en el campo de la Psicología clínica, psicopatología y neurobiología de los autores del libro. Se analizan casos reales que varios autores del libro, en los que prevalece el diagnóstico TDAH, que resultaron tener otras causas y se solucionaron por sí solos sin el abordaje clínico usual.

    El libro se puede encontrar en todas las librerías además se puede adquirir directamente a la casa editorial a través de su página web: http://www.alianzaeditorial.es/libro.php?id=3574480&id_col=100508
    Y para contactar con el autor se puede hacer a través de la página de la Universidad de Oviedo: http://grupos.uniovi.es/web/hgpardo

    Desde aquí mi más sentido agradecimiento a D. Héctor González, doctor en Biología y profesor de Psicofarmacología en la Universidad de Oviedo. Es investigador en el campo de la Neurociencia del comportamiento, Co-autor del libro «Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil» quien nos explica las claves de su obra.

  • ¿Qué es peor socialmente el trastorno depresivo o el bipolar?

    ¿Qué es peor socialmente el trastorno depresivo o el bipolar?

    Tanto en el trastorno depresivo como en el trastorno bipolar se producen episodios depresivos pero ¿Cuál de los dos trastornos es más incapacitante socialmente?

    Depresion bipolar

    Si durante la fase pasiva o depresiva, la persona parece «apagarse», perder el interés por todos y por todo, sin querer relacionarse con los de su alrededor, buscando la soledad y el aislamiento, y en muchos casos sin ganas de salir si quiera de la cama.
    En la fase maníaca, exclusiva del trastorno bipolar, se produce todo lo contrario, es decir, se produce una euforia en la persona que le lleva a hacerle creer que puede hacer cualquier cosa, se incrementa considerablemente le apetito así como el realizar actividades placenteras, buscando la compañía de los demás.
    Pero volviendo sobre la fase depresiva, ¿Es posible encontrar diferencias entre el episodio depresivo sufriendo en un trastorno por depresión mayor que por uno sufrido por un trastorno bipolar?



    Sufrimiento depresion

    A esto es precisamente a lo que pretende contestar un reciente estudio llevado a cabo por el Colegio Médico SMS, el Colegio Médico Gubernamental BPS para mujeres, y el Instituto de Ciencias Médicas de Toda la India (India) y publicado en la revista científica Depression Research and Treatment.
    En el estudio participaron 96 personas, la mitad de ellas con diagnóstico de trastorno por depresión mayor y la otra mitad por trastorno bipolar.
    A todos los participantes se les administró un cuestionario estandarizado denominado Herramienta del rango de deterioro del funcionamiento (Range of Impaired Functioning Tool – LIFE-RIFT) donde se analiza la afectación de los desórdenes de los estados de ánimo en cuatro facetas: el laboral, el de las relaciones sociales, el de satisfacción y el de recreación. Proporcionando la suma total de las cuatro anteriores un índice global de afectación.
    En ambos casos, tanto ante el trastorno de depresión mayor como en el trastorno bipolar se encontraron afectados negativamente los cuatro ámbitos de la vida evaluados.
    Los resultados indican que no se mostraban diferencias significativas en las facetas evaluadas, aunque sí en el índice global obtenido de sumar las valores de las cuatro facetas.
    Los autores del estudio tratan de explicar estas diferencias en función de la disonancia crónica, concepto que hace referencia al desajuste con respecto a lo esperado en las relaciones sociales, siendo ésta más perjudicadas precisamente por que no se sabe qué esperar, pues en una persona con un trastorno depresivo mayor siempre se mostrará de la misma forma y con los que conviven pueden llegar a aceptar e incluso adaptarse a dicha circunstancia, pero los cambios bruscos del trastorno bipolar dificultan esta adaptación, provocando un mayor deterioro social.
    Tampoco se encontraron diferencias significativas en cuanto al índice global obtenido ni en función de la edad de aparición del trastorno tanto de depresión mayor como bipolar, ni en función del número de episodios sufridos. Luego el deterioro global sería independiente de estos dos datos.

    Sufrimiento bipolar

    Tal y como afirman los autores del estudio, aunque los resultados parecen claros, estos deben tomarse en cuenta en función de la cultura propia que comparten todos los participantes, siendo necesario investigación transcultural para comprobar si estos resultados se mantienen en otras latitudes, o presentan otras diferencias significativas.

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