Uno de los problemas de la conducta adictiva es descubrir a qué se debe, y por qué afecta a unas personas y no a otras.
Uno de los problemas entre aquellas personas que sufren adicción es que suelen tener baja tolerancia a la frustración y quieren lograr rápidamente la recompensa por aquello que hace.
Es decir, tienen escasa persistencia en las tareas que realizan, sobre todo si estas conllevan un esfuerzo o tiempo continuado.
Estas actitudes se han observado tanto en la ludopatía, como en otras adicciones donde la persona trata de saciar su dependencia realizando aquello que considera placentero siempre que puede.
De ahí la gravedad de la adicción, no sólo por el consumo de una sustancia más o menos tóxica para el organismo, o de llevar a cabo una acción repetida, si no que estas conllevan unas consecuencias personales, económicas y sociales por su repetición.
Es decir, el hecho puntual, de ir a jugar a un casino puede que no tenga mayores consecuencias, pero si se vuelve una y otra vez, gastando grandes cantidades de dinero, y no se puede dejar de pensar en jugar y jugar, se puede afirmar que la persona está enfrentándose a una adicción.
Mucho se ha tratado de analizar sobre las características personales de los que sufren una adicción, para poder prevenirlo. Ya que si existiese un perfil definido, se podrían implementar planes que buscasen reforzar las habilidades sociales y personales para no involucrarse en estas conductas adictivas.
Pero a pesar de los avances en cuanto a tratamiento, poco se ha averiguado a la hora de la prevención. pero ¿Qué mecanismo están involucrados en la conducta adictiva?
Esto es precisamente lo que tratan de averiguar desde la Universidad de Liege (Bélgica) y la Universidad de Ginebra (Suiza) recientemente publicado en la revista científica Plos ONE.
Los autores de este estudio se han centrado en una única característica, la persistencia, definida como la habilidad de mantener la motivación interna en ausencia de recompensa externa inmediata.
En el estudio participaron 35 personas, 20 mujeres y 15 hombres, con una edad media de 22 años, de los cuales 2 fueron excluidos durante la prueba.
Entre las características que debían de tener para poder participar en el estudio estaban las de no sufrir depresión evaluado mediante Beck Depression Inventory, ansiedad evaluado mediante Beck Anxiety Inventory, y tener unos niveles de alexitimia normales evaluados mediante Bermond-Vorst Alexithymia Questionnaire.
Ya que se ha observado que la presencia de cualquiera de estos tres factores va a variar en sobremanera los resultados en las pruebas de persistencia tal y como lo reflejan estudios anteriores.
Los participantes se separaron en dos grupos según su mayor o menor nivel de tolerancia a la frustración.
A todos se les registró la actividad cerebral mediante resonancia magnética (fmri) mientras realizaban una tarea en que debían de completar los participantes era ver una serie de imágenes en la pantalla del ordenador e indicar cuán intenso era la emoción que le generaba.
Los resultados indica una actividad cerebral diferente en función que los estímulos presente fueran positivos, negativos o neutros al comprarlos entre participantes con baja persistencia frente a los de alta persistencia.
Así los de baja persistencia, que mostrarían un patrón más próximo al esperable a una persona vulnerable a las adicciones, muestran una menor actividad en las amígdalas y el hipocampo a la hora de percibir los estímulos positivos y neutros.
Y unas diferencias significativas en las amígdalas, y la corteza izquierda orbitofrontal a la hora de analizar los estímulos negativos.
Esto quiere decir, que las personas con baja persistencia ven y sienten de forma diferente a los que tienen alta persistencia y puede estar el origen de las adicciones en esta percepción diferencial de la realidad.
A pesar de los resultados, una de las limitaciones importantes del estudio es precisamente el haber seleccionado una única variable como responsable de la conducta que puede explicar las adicciones, siendo este un factor destacado pero no el único a tener en cuenta.
Es por ello que se requiere de nueva investigación al respecto para poder comprender en su conjunto otras variables implicadas y con ello tratar de comprender el fenómeno de la adicción para poder implementar programas de prevención más eficaces, que eviten en la medida de lo posible que las personas más vulnerables a la adicción caigan en ella.
Igualmente es preciso crear un grupo de personas adictas frente a otras de control con las que comparar, ya que en el estudio no se especifica si los participantes tenían alguna adicción o no, y de tenerlo en qué grado.