Cuando nos enfrentamos a un Dilema Moral, tenemos que tomar una decisión donde surgen «sentimientos enfrentados», pero ¿Hasta qué punto ésta es susceptible de variar nuestra moral?
Desarrollo de la moralidad
Los recientes acontecimientos sobre personas que han dejado al descubierto secretos sobre el funcionamiento interno de las empresas, ha dado la voz de alama sobre ésta temática.
Las teorías sobre la moralidad que hasta ahora habían funcionado se ponen en tela de juicio, ya que no explican correctamente cómo un empleado integrado con sus compañeros y satisfecho con su trabajo, puede poner en riesgo su futuro al denunciar irregularidades dentro de su empresa.
Los psicólogos sociales rápidamente han puesto en marcha distintos estudios para tratar de explicar éste fenómeno, que aunque no es novedoso, sí ha acaparado buena parte de las portadas de los principales periódicos en los últimos tiempos.
¿Qué haríamos nosotros si fuésemos testigos de alguna irregularidad por parte de algún compañero o jefe?, ¿Lo denunciaríamos o lo «dejaríamos pasar»?
Desde la University of Northwestern, han encontrado que la respuesta se basa en nuestra moral, y en concreto en dos conceptos como son, la lealtad y la justicia.
Lealtad, en éste contexto, a la empresa en donde se trabaja y de la cual se cobra, a la vez que a los jefes y compañeros a pesar de que cometan irregularidades.
Justicia, en denunciar aquello que es inadecuado y contrario a la moral, independientemente de quién lo lleve a cabo, ni del riesgo que conlleve sobre el propio empleo.
El dilema moral
En el estudio publicado en el Journal Experimental Social Psychology se informa, que las personas tienen ciertas «tendencias» morales por las que se rigen. Así alguien que se guíe por la lealtad, nunca denunciará. En cambio, aquella persona que se rige por la justicia, denunciará cuando se presente una irregularidad en su empresa.
El estudio además trata de comprobar cómo de «rígidas» son nuestras convicciones morales, para lo cual se pidió a 293 participantes que escribieran un breve ensayo sobre la justicia o la lealtad, según en el grupo que les hubiera tocado. Posteriormente tenían que resolver una situación en donde debían adoptar una decisión sobre denunciar o no una irregularidad.
Los resultados indicaron que aquellos participantes que tuvieron la tarea de escribir sobre la justicia, tomaron mayoritariamente la decisión de denunciar; mientras que aquellos que tuvieron que escribir sobre la lealtad, casi todos decidieron no denunciar las irregularidades.
Un dilema de filosofía morAl de interés en salud mental https://t.co/OaR0UlpXwS #Psicologia #Consejos pic.twitter.com/sYyqghskr9
— Patricia HS (@psicologiaTime) 17 de enero de 2016
Diferencias en el desarrollo moral
A pesar de ser un estudio experimental, las conclusiones que plantea parecen claras. Todos los días tenemos que enfrentarnos a distintas decisiones y lo hacemos en función de los conceptos morales interiorizados durante nuestra infancia. Pero ésta moralidad puede ir cambiando en función de nuestras nuevas experiencias, ya sean directas o vicarias (experiencias de otros observadas por nosotros). Además en éstas experiencias van a influir las demandas del exterior, esto es, las normas de conducta, manual de comportamiento y reglas establecidas dentro de la empresa; así como la información y publicidad recibida por parte de los medios masivos de comunicación, que pueden hacer variar «temporalmente» nuestra propia moralidad, en favor de un comportamiento u otro.
Como vemos, aunque el componente moral no es parte de nuestra personalidad, sí va a tener un desarrollo parecido, en cuanto a que los primeros años van a ser determinantes para interiorizar las normas y reglas de la sociedad en la que nos desarrollamos. Pero a diferencia de la personalidad, la moralidad va a ser más variable, siendo susceptible de ser más flexible o rígida, en función de las experiencias que en cada momento se van teniendo, y maleables desde el exterior, sobre todo por personas que sean nuestros referentes, o por los medios de comunicación masivos.
Un estudio por tanto, que muestra la «debilidad» de nuestra moral, con la cual nos regimos a la hora de tomar cualquier decisión en nuestra vida.