Etiqueta: Psicología

  • Distribución de roles según el desarrollo cerebral hombre-mujer

    Distribución de roles según el desarrollo cerebral hombre-mujer

    Tradicionalmente se ha mantenido el reparto de tareas que ya tenían nuestros ancestros desde las cavernas, donde la mujer se encarga del cuidado, atención y alimentación del menor, quedándose para ello en el hogar, mientras que el hombre ha de salir a buscar comida, anteriormente cazándola, actualmente yendo a trabajar.

    Éste esquema de reparto de tareas ha servido de base para justificar las diferencias neuropsicológicas de ambos sexos, así la mayor capacidad de los hombre, en la orientación espacial, es fruto de la necesidad de saber dónde se encuentra, hacia dónde dirigirse para buscar su presa y sobretodo cómo volver una vez cazada, igualmente un cuerpo más rápido y fuerte es más útil para éstas funciones. Además de proveer alimento para la prole y la mujer, entre su tareas habituales estaba la de protegerles y cuidarles de cualquier peligro.
    En cambio la mujer es capaz de desempeñar un trabajo más meticuloso y cuidadoso, especializada para la selección y recolección de frutos para lo cual ha desarrollado una sensibilidad y capacidad de atender y distinguir pequeños matices, volcada en la atención y cuidado del menor, siendo capaz de empatizar con ellos, como forma de saber qué es lo que les pasa y cómo se sienten.
    Pero ésto no solo ha influido en las diferencias físicas y de capacidades psicológicas, sino también en otros ámbitos, como el de la expresión de las emociones, así los hombres han aprendido a expresarse mediante la exhibición de conductas agresivas contra los demás, mientras que la mujer es más sutil, prefiriendo emplear la expresión oral para comunicar cómo se siente.
    Dentro del reparto de roles, la figura paterna era la que menos tiempo pasaba con el menor, a pesar de lo cual mantenía un carácter autoritario, siendo el “encargado” de regañar y reprender al pequeño, que no cumplía las expectativas o exhibía un comportamiento alejado de las normas socialmente establecidas.
    La madre por su parte, y debido a la mayor proximidad al menor, era la “dispensadora” de cariño y cuidado, siendo a quien acudía el menor cuando se caía o tenía algún problema ya fuese de salud o con otros miembros de la comunidad.
    En la sociedad actual en que los dos miembros de la pareja trabajan, los roles son difusos, siendo en muchos casos trasladada a los abuelos o a las guarderías, la función de cuidado y protección del menor. Eso ha provocado que la figura de autoridad no esté tan claramente establecida y que los abuelos sobreprotejan a los pequeños, todo lo cual va a traer consecuencias futuras en el menor.
    Ésta adaptación de capacidades en función de los distintos roles, es defendida desde los modelos ambientalistas y socioculturales, quienes afirman que si el reparto de papeles hubiese sido de otra forma, éstas diferencias hombre-mujer no existirían o se manifestarían de manera distinta.
    Desde la perspectiva biologicista, la determinación de las diferencias, viene “programada” en el A.D.N. en concreto en el par 23, siendo la presencia del cromosoma “Y” determinante y desencadenante de la distintas manifestaciones biológicas y neuronales, propiciando determinados desarrollos diferenciales en hombres y mujeres, que luego van a condicionar sus habilidades y potencialidades.
    La postura intermedia indica que se está determinado biológicamente para poder desarrollar más fácilmente unas habilidades que otras, pero ésto va a depender de “la presión ambiental” es decir, de las necesidades que promueven el esfuerzo y ejercicio y con ello el desarrollo de una u otra función.


    https://youtu.be/aJi2YkfHiR8

    Una de las aportaciones más controvertidas al respecto, es la que hace referencia al estudio del autismo y en concreto a la teoría del “Cerebro Extra Masculino”, donde el autor de su “descubrimiento”, explica algunos de los rasgos “típicos” que se encuentran entre los afectados por el autismo, como son los problemas de la comunicación, tanto al expresar sus emociones, necesidades y deseos, como en percibir e interpretar correctamente la de los demás, lo que se traduce en una baja capacidad empática. La empatía es por definición una de las habilidades más desarrolladas, junto con el lenguaje, por parte de las mujeres, frente a los hombres, pero en los autistas está aún menos presente.
    El autor de ésta teoría, evaluó en distintos estudios dos aspectos que fueron: la empatía y la sistematización, entendida la primera como la capacidad de identificar los pensamientos y emociones de otros, y de responder con una emoción apropiada; la sistematización por su parte, hace referencia a la capacidad de extraer reglas de funcionamiento del medio ambiente, esto es, regularidades sobre cómo funcionan las cosas.
    Lo que halló en sus investigaciones, fue que el hombre tiene mayor capacidad de sistematización que de empatía, lo contrario que la mujer, y que las personas afectadas por el autismo, tienen una sobrecapacidad para la sistematización mayor que en hombres y mujeres, en detrimento de la empatía menor que en hombres y mujeres, es decir, tienen maximizadas las habilidades «masculinas» en estos aspectos.
    Según los estudios realizados en University of Cambridge estas manifestaciones serían debidas a un exceso de masculinización cerebral, provocada por altos niveles de testosterona en el útero materno. Lo que explicaría porqué éste trastorno del desarrollo se produce cuatro veces más en niños que en niñas, aspecto que está actualmente cuestionado, ya que se plantea que existe un sesgo por parte de los evaluadores a la hora de determinar el diagnóstico de autismo en niños frente a niñas.

  • Dime con quien andas…, y te diré quién eres

    Dime con quien andas…, y te diré quién eres

    Desde la etapa etapa de la preadolescencia, el individuo toma a sus semejantes como punto de referencia y de construcción de su propia identidad, dejando los modelos que hasta ese momento le han servido, tales como los padres, profesores u otras figuras de autoridad, para ser sus compañeros de curso o el grupo de pandilla al que pertenece dicho referente.
    La moral lo que es adecuado, bueno y conveniente, que hasta ahora ha aprendido en la escuela o en la casa, ahora se pone en tela de juicio, siendo lo conveniente aquello que entre todos los de la “pandilla” deciden.
    La adhesión y pertenencia al grupo es fundamental en ésta etapa, definiéndose las personas por los colores, forma de pensar y vestir de su equipo de fútbol o grupo musical favorito.
    Los demás se convierten en el espejo donde se mira uno, y adquiere su propia identidad, siendo más o menos que el resto dentro del grupo, así cada uno podrá destacar en uno u otro aspecto ya sea por exceso o defecto en comparación con los demás, exhibiendo dentro de ese ambiente de confianza distintos aspectos, explorando sus habilidades y capacidades hasta encontrar su papel, “el más chistoso”, “el atrevido”, “el serio”…, todo lo cual le permite tomar conciencia de sí mismo, como persona única.
    Es precisamente en ésta época donde se van a “activar” una serie de cambios a todos los niveles, en el organismo del adolescente debido a la expresión secundaria de su sexualidad, transformando y moldeando los cuerpos hasta ahora casi indiferenciados de niños y niñas, en cuerpos de hombres y mujeres, totalmente distintos, mostrándose todos los caracteres secundarios propios de su sexo.
    Entre los cambios más evidentes desde el exterior, al hombre le aparecerá la barba y cambiará su voz hacia tonalidades más graves, y en la mujer le crecerá los pechos.

    A nivel neuronal va a producirse lo que se denomina una tormenta hormonal, donde van a afluir al torrente sanguíneo gran cantidad de neurohormonas de forma “descontrolada”, lo que va a provocar cambios de humor constantes, experiencias y sensaciones nuevas del organismo, por ejemplo, en el caso de la niña que se convierte en mujer, va a tener la primera regla o menarquía y a partir de ahí va periódicamente a experimentar cambios hormonales cíclicos asociados a su capacidad de concebir, lo que va a cambiar su concepción sobre sí misma y sobre los demás.
    Los grupo de iguales, compañeros y pandillas, van a ir aumentando en miembros, incorporando a las “novias y novios”, y el adolescente va a iniciar una nueva realidad como pareja, en donde le queda todo un mundo por explorar en su camino por convertirse en adulto.
    Pero también es la etapa, en donde dentro de los grupos, se ríen de las “gracias” de sus miembros, actuaciones absurdas, transgresoras, que a veces incluso pueden ser peligrosas, sin que cumpla ninguna función, más allá de la de divertirse uno y a los demás.
    Es el momento de explorar los límites de la sociedad, poniendo en tela de juicio su utilidad, y en algunos casos provocando actuaciones amorales o asociales, y todo ello para sentirse “a gusto” dentro del grupo de iguales, los cuales pueden fomentar o “reprimir” dichos comportamientos, moldeando así la identidad de sus miembros.
    A pesar de ésta “explosión” de individualidad, el haber ofrecido un ambiente familiar estable, con un buen ejemplo de vida, con unas normas de conducta y de comportamiento adecuado, va a hacer que a la hora de estar con “sus amigos” la persona sea “más juiciosa” y pueda anteponer sus propios valores a los desatinos del momento.
    Es el momento de descubrir los propios límites, pero no sólo físicos sino también intelectuales, por lo que bien orientado es una etapa enriquecedora para el adolescente, en la que puede formarse como un hombre o mujer de provecho para sí mismo y para la sociedad en la que se desarrolla.
    La opinión del resto del grupo, más o menos fundamentada, se convierte en criterio “objetivo” sobre nuestro comportamiento, asumiendo como “normal” hábitos o conductas reprobables y reprobadas fuera del ámbito del grupo de amigos.



    Desarrollando el modelo de Erikson se puede hablar de dos “motores” de la identidad que va a ser la exploración y de compromiso. El primero hace referencia al tiempo y esfuerzo dedicado para explorar nuevas alternativas en su búsqueda de una identidad, tratando de encontrar “su camino”; mientras que el compromiso hace referencia a una inversión en una decisión en su vida, ya sea en cuestión de género, pertenencia a grupo, valores y propias creencias, etc…
    La combinación de un mayor o menor grado de exploración y compromiso, va a generar distintos tipos de identidad en la adolescencia:
    – Identidad difusa, donde todavía existe escasa exploración y nulo compromiso.
    – Identidad hipotecada, que es cuando el adolescente no ha pasado por la crisis de identidad propia de su edad, con nula exploración y en cambio un rígido compromiso con aquello que le han estado educando desde pequeño en el ámbito familiar fundamentalmente.
    – Identidad moratoria, en donde se exhibe gran cantidad de conductas y comportamientos en busca de la propia identidad, primando la exploración y con un escaso nivel de compromiso.
    – Identidad alcanzada, que se logra una vez finalizada la etapa de identidad moratoria, donde se ha explorado activamente y tras ello se asumen una serie de decisiones sobre su vida y su futuro con los que se compromete, conformando así el paso necesario para la vida adulta.
    Dentro del grupo de iguales el adolescente va a pasar por un proceso de asunción de valores propios (intragrupo) exaltando sus bondades frente a los otros grupos (exogrupo), lo que va a acentuar el sentimiento de pertenencia al mismo, lo que en algunos casos va a generar el germen de la discriminación, xenofobia o el racismo; en donde el individuo va a verse abocado a una identidad debido a la presión grupal, que en otras circunstancias no asumiría como propias.
    Cobrando mayor relevancia si puede el dicho popular, “Dime con quien andas y te diré quien eres”, pues aunque pensemos que el grupo de amigos tiene una mínima o escasa incidencia, ésto va a determinar de forma significativa la identidad de la persona en “construcción”, que le va a acompañar y guiar el resto de su vida.

    El final de la adolescencia y el paso a la edad adulta suele asociarse a la asunción de responsabilidad en su vida, al adquirir una casa donde vivir fuera del ámbito familiar, tener un trabajo en el que poder desarrollarse y con el que mantenerse económicamente e incluso estar en pareja, con la que proyectar y planear formar una familia.

    Los últimos avatares económicos y cambios sociales, en que los adolescente permanecen en el ámbito familiar más allá de la treintena, sometidos y sostenidos por los progenitores, han hecho replantearse a los psicológicos la definición del adolescente que se solía superar con la mayoría de edad, extendiéndolo ahora hasta la independencia económica y de convivencia familiar.

  • ¿Por qué huelen tan bien los bebés?

    ¿Por qué huelen tan bien los bebés?

    A pesar de que la relación madre-hijo ha sido estudiada desde hace mucho, todavía en la actualidad se realizan descubrimientos, como el relativo a la función de olor del bebé en el comportamiento de la madre.

    Una de las mayores dificultades que tiene la madre o su médico con relación a saber lo que le sucede al pequeño en los primeros años de vida del bebé, es que imposible que éste proporcione información verbal sobre qué es lo que le duele o necesita, por lo que la observación se convierte en una de las herramientas imprescindibles del pediatra. En los primeros mese de vida van a predominar comportamientos biológicos “preestablecidos” como los reflejos, los cuales, en la mayoría de los casos, desaparecerán gracias a los procesos madurativos del sistema nervioso central.
    Además de la auscultación u otras técnicas de diagnóstico, el desarrollo neurovegetativo se evalúa observando la aparición y desaparición de reflejos motores a lo largo de los primeros años de vida.
    Un reflejo es un acto motor involuntario y automático que responde ante un determinado estímulo, siempre y cuando el sistema nervioso encargado de dicho reflejo esté desarrollado adecuadamente.
    Ya desde los primeros momentos de vida se puede observar algunos de estos reflejos en los pequeños como es:
    – El reflejo de presión palmar, que consiste en que si se toca la palma de la mano del bebé, éste la cerrará agarrándo con fuerza. Éste reflejo suele desaparecer sobre los 4 a 5 meses.
    – El reflejo de sobresalto, por el cual, cuando a un bebé se le suelta brevemente (todo ello con cuidado) abre los ojos y los brazos por el sobresalto. Éste reflejo desaparece sobre los 5 meses.
    – El reflejo de presión plantar, por el cual cuando se le toca la planta del pie intenta agarrarlo. Éste reflejo desaparece bastante tarde, entre los 9 y 12 meses.
    – El reflejo de marcha automática, en donde el pequeño mueve las piernas como si estuviese andando cuando se le sujeta por las axilas. Éste reflejo desaparece a los 2 meses.
    – El reflejo de búsqueda, cuando se le acaricia la mejilla, gira hacia ese lado buscando comida y empieza a succionar aun cuando no haya nada. Éste reflejo desaparece entre el 2 y 4 meses.
    La no presentación de estos reflejos o su mantenimiento en el tiempo más allá de lo esperable, pueden dar indicios al pediatra de que algo no está funcionando de forma correcta a nivel neurológico.
    Otros reflejos van a permanecer con nosotros el resto de nuestra vida, como el del bostezo, el estornudo o el parpadeo cuando nos da el aire sobre un ojo.
    Además en ésta etapa, el bebé contacta por primera vez consigo mismo y con el mundo exterior, lo que se lleva a cabo principalmente a través de la madre, quien va a ser la proveedora de cariño y ternura, además del cuidado y la alimentación, y cuyas experiencias positivas y negativas van a influir en el resto del desarrollo del pequeño.



    Por ejemplo en el caso de la violencia intrafamiliar anteriormente comentada, esa agresividad dirigida hacia el pequeño (violencia vivida) o entre los progenitores (violencia percibida) va a quedar impresa dentro de ésta etapa de formación, del yo individual frente al mundo, y puede marcar su posterior evolución, desencadenándose de adulto una enfermedad psicosomática “sin causa aparente” (pasa saber más ver el artículo La Enfermedad Psicosomática).
    La vivencia de la madre, sus tensiones y ansiedades, los problemas por los que pueda pasar en los primeros momentos de la vida del pequeño van a transmitirse al bebé, el cual carece de ningún filtro que mitigue aquello, asumiéndolo como vivencias propias.
    Pero ésta no es sólo una relación “de dar” por parte de la madre, tal y como ha informado un reciente estudio realizado por la Université de Montréal en la revista Frontiers in Psychology.
    El estudio analiza la actividad del cerebro de 30 mujer, de los cuales la mitad de habían sido madres, a todas se les expuso al olor de un bebé recién nacido observando cómo se activaba el tálamo, en concreto las regiones neoestriadas por donde pasa la vía dopaminérgica encargada entre otras de la estimulación placentera, que se estimulan cuando se satisface alguna necesidad como comer, o ante la ingestión de alguna sustancia psicoactiva.
    De forma que la mujer va a recibir una estimulación agradable y satisfactorio cuando tiene contacto con el bebé, ya sea madre o no, lo que va a fortalecer el vínculo de apego madre-hijo, éste es parece ser un mecanismo biológicamente determinado para garantizar así la superviviencia del menor.

    Como vemos la «naturaleza» no deja la cirianza al azar, sino que prepara biológicamente tanto al bebé como a la madre para establecer una diana, en que uno va a afectarse al otro, y viceversa (para ampliar ver artículo Diada Madre-Hijo)

  • Nuevos tratamientos del Síndrome de Cushing, una enfermedad que engorda

    Nuevos tratamientos del Síndrome de Cushing, una enfermedad que engorda


    Hay diversas causas que pueden provocar obesidad, entre ella de las más graves que podemos encontrar está el Síndrome de Cushing, por ello la importancia de los nuevos estudios.

    El problema del sobrepeso

    Uno de los mayores problemas con los que se puede encuentrar una persona que tiene sobrepeso, es cuando se entera de que está sufriendo una enfermedad denominada el Símdrome de Cushing, que sólo es conocida para aquellos que lo padecen y sus familiares.
    Ésta enfermedad que provoca un aumento significativo de peso, se produce cuando existe un mal funcionamiento de la hipófisis, debido a un tumor o a una hiperplasia (crecimiento excesivo), la cual es la encargada de la hormona corticotropina (A.C.T.H.) generando en el organismo una intoxicación, por sobreproducción de cortisol (hormona del estrés); igualmente se produce ésta enfermedad cuando se ingieren de forma masiva sustancias que contienen cortisol y otras hormonas esteroides.


    Vídeo recomendado: Caso 1. Sindrome de Coushing o Cushing 1/2

    Vídeo recomendado: Caso 1. Sindrome de Coushing o Cushing 2/2

    El cortisol en el organismo

    El efecto que la activación del cortisol tiene en el organismo, en situaciones de estrés, es prepararlo para la respuesta, reduciendo los sistemas menos esenciales para ese momento, activando el sistema simpático e inhibiendo el parasimpático.
    Igualmente conocemos los estragos que a medio y largo plazo provoca una situación de estrés continuado, al mantener un organismo sobreexcitado y con algunas funciones reducidas, como el sistema inmune, lo que hace que el cuerpo esté más expuesto a nuevas enfermedades y que se recupere más lentamente de sus lesiones.

    Ésta enfermedad va a tener una serie de consecuencias tanto a nivel físico como psicológico
    A nivel físico, se van a producir una serie de cambios en el organismo, con enlentecimiento en el crecimiento de los menores, acumulación de grasas en la parte superior del cuerpo, hipertensión, exceso de bello corporal, especialmente evidente en las mujeres, extrema delgadez de la piel, más propensa a hematomas, debilidad muscular, amenorrea en las mujeres e impotencia en los hombres.
    A nivel psicológico, el paciente va a ser más propenso a sufrir enfermedades del estado de ánimo, tales como depresión y ansiedad; así como alteraciones del comportamiento con insomnio, irritabilidad, pensamiento paranoide, episodios con alucinaciones, pérdida de memoria y de la capacidad de concentración.


    Nuevo tratamiento para la obesidad

    El Tratamiento abarca tanto la intervención quirúrgica, cuando se requiera, como farmacológica con inhibidores de cortisol. Actualmente se están desarrollando nuevos tratamientos, que todavía están a nivel de investigación hospitalario tal y como lo indica el último estudio realizado en el Alfred Hospital of Melbourne (Australia) recientemente publicado en el Internal Medicine Journal.
    En el estudio se emplea una técnica denominada Terapia de Radiación Esterostática ya empleada como tratamiento en algunos tumores a los que no se puede «acceder» directamente, como en el caso del tumor cerebral, en donde la administración de la dosis total se divide en pequeñas dosis, siendo lo más destacado de ésta técnica la precisión de la administración, en comparación con la radioterapia convencional. De los 17 pacientes a los que se realizó el estudio, 10 de ellos se recuperaron después de uno a tres años de tratamiento.
    Ésto abre la puerta a nuevas posibilidades de tratamiento, en el que se interviene de forma más específica sobre la zona «diana», lo que proporciona menos efectos secundarios en las zonas adyacentes, facilitando además la pronta recuperación de los pacientes.

  • La Supresión de Peso es útil para prevenir la Anorexia y la Bulimia

    La Supresión de Peso es útil para prevenir la Anorexia y la Bulimia

    Hay avances que permiten predecir mejor las enfermedades futuras, entre ellas el Síndrome de Cushing, gracias al índice de la supresión de peso.

    Supresión de Peso

    Muchas personas a lo largo de su vida se han puesto a dieta con más o menos éxito, intentando quitarse esos «kilitos de más», que se cogen principalmente tras celebraciones y temporadas estivales, y que luego cuestan tanto perder.
    Son muchos los factores que influyen en que no mantengamos «la línea», entre los que se encuentra, una incorrecta alimentación, en el que se incluye demasiada grasa, escaso ejercicio diario en pro del sedentarismo, la genética de la persona, y en algunos casos por problemas de salud, como el hipertiroidismo o el síndrome de Cushing.
    En ocasiones éste intento por controlar el peso puede «escaparse de las manos», derivando en un trastorno de la alimentación, de los cuales los más conocidos son la anorexia nerviosa (ver artículo sobre ¿Cuál es el origen de la Anorexia Nerviosa?) y la bulimia. La primera caracterizada por una negación a ingerir alimentos, mientras que en la segunda, se utilizan mecanismos para «compensar» un atracón de comida previo, por ejemplo forzando el vómito, ¿Pero por qué se dan estos trastornos?



    Prevenir anorexia

    Un novedoso estudio realizado por la Drexel University (EE.UU.) recientemente publicado en Journal of Abnormal Psychology indica que las experiencias tempranas, con las dietas y la conducta de control del peso, pueden estar en la base de estos desórdenes.
    Los investigadores del estudio centraron sus esfuerzos en evaluar los pensamientos, sentimientos y emociones de pacientes con trastornos de alimentación, observando cómo jugaba un papel fundamental la experiencia previa en lo que se denomina como «supresión de peso», el cual es el resultado de restar al mayor peso histórico de la persona, el peso actual, lo que daría un índice de peso percibido.
    Ésto es, aquellas personas que han perdido más peso en el pasado, mostrando un mayor supresión de peso, van a ser las que más posibilidades tengan de sufrir trastornos de la alimentación, como la Anorexia Nerviosa o la Bulimia, ya que lo usan como medio para estar «saludables» o al menos «igual que el resto», cuando en realidad los efectos de estos trastornos pueden ser «devastadores».
    Jugando así un papel destacado el aspecto psicológico en el surgimiento y mantenimiento del estos trastornos de la alimentación, debido a una motivación para no volverse a ver de nuevo en el espejo con esos «kilos de más» y evitar así los efectos negativos que pudiese haber sufrido proveniente de su entorno social, sobre todo de los amigos.
    Como vemos la investigación ha encontrado que la experiencia previa, en cuanto al peso máximo alcanzado, va a ser determinante en cómo se ve ahora y cuánto quiere perder, más que el propio peso actual.
    Los investigadores señalan que éste índice es mejor predictor del comportamiento de las personas que sufren estos trastornos de la alimentación, que el que actualmente se utiliza que es el Índice de Masa Corporal (I.M.C.), definido como la diferencia entre el peso actual dividido entre la estatura al cuadrado. Índice que a pesar de seguirse utilizando, se han añadido otra serie de condicionantes que va a permitir comprobar si se está dentro del peso «esperable», como son el género y la edad.

    Prevenir bulimia

    Por todo lo anterior es importante que las primeras experiencias con el intento del control del peso sea de forma adecuada, atendiendo a criterios saludables, con un plan de comidas equilibrado, establecido por el dietista, acompañado de ejercicios moderado, sin buscar la «dieta milagro» por las consecuencias futuras que pueda traer.
    Evitando en primer lugar que se engorde, más de lo conveniente y saludable en edades tempranas, muy habitual en la sociedad actual en donde no siempre se incentivan hábitos de alimentación y ejercicios adecuados, y en el caso de que exista sobrepeso, hacer lo posible por ir reduciendo progresivamente el peso, dando tiempo a que el cuerpo se vaya acostumbrando a su nueva imagen.

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