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  • Entrevista a Dª Laura Tormo, sobre el Suicidio

    Entrevista a Dª Laura Tormo, sobre el Suicidio

    Entrevista a Dª Laura Tormo quien comparte su experiencia sobre la atención psicológica al suidicio.




    – ¿Por qué es importante hablar sobre el suicidio?

    El suicidio es un problema que puede ser prevenido no solamente por psicólogos o médicos sino también por docentes, periodistas, sacerdotes y profesionales que no tienen mucho que ver con la salud mental. Algunos de ellos desconocen el potencial de sus trabajos en este asunto; otros sí son conscientes de ello, pero están un poco perdidos. Algo parecido pasa fuera del ámbito laboral.
    ¿Y si a nuestro alrededor hubiese alguien con intención de poner fin a sus días? No todo el mundo sabe cómo actuar en estos casos. Además de para tomar conciencia e informarse, es necesario tratar este tema abiertamente para combatir el estigma asociado al suicidio y favorecer que las personas con pensamientos suicidas se expresen sin temor a ser juzgadas. Lo que no se habla, permanece oculto y corre el riesgo de no ser detectado.


    Vídeo recomendado: El suicidio. Dr. Sergio Llanes, Psicólogo

    – ¿Qué hay de cierto sobre el peligro de hablar del suicidio por los medios de
    comunicación?

    Hay una parte de verdad y otra de tabú. Los medios de comunicación pueden influir tanto positiva como negativamente en la prevención del suicidio. Es recomendable no informar sobre el método utilizado en un suicidio ni entrar en muchos detalles para evitar un posible incremento de los suicidios producidos por ese método, como se ha visto en varios casos de personas famosas.
    Esto no quiero decir que lo mejor es no hablar del suicidio. De hecho, hay evidencias que apuntan a un efecto protector de aquellos artículos que presentan a individuos enfrentándose a situaciones adversas sin recurrir a las conductas suicidas.

    – ¿Cuáles son los primeros síntomas a tener en cuenta en relación con el suicidio?

    Entre las señales de alarma están las alusiones a la muerte o el suicidio, los comentarios que indiquen desesperanza como “no veo salida”, el aislamiento, el aumento del consumo de alcohol o drogas o cambios bruscos en el estado de ánimo. De todas formas, no es un tema que se haya estudiado mucho.

    – ¿Cómo debe de reaccionar los familiares y amigos ante los primeros síntomas del
    suicidio?

    Si una persona sospecha que alguien de su entorno está pensando en el suicidio, lo primero que tiene que hacer es no quedarse con la duda y preguntar, aunque le dé reparo. No es perjudicial.
    Da igual si se pregunta directamente por los pensamientos suicidas o si se da un rodeo. Eso sí, mejor no formular la pregunta con una negación del tipo “¿no estarás pensando en el suicidio?” para no inducir a dar una respuesta negativa.
    Si las sospechas se confirman, hay que seguir conversando con la persona calmadamente, para que pueda desahogarse y valorar su situación antes de tomar alguna medida, intentando no juzgar ni dar falsas esperanzas del estilo “seguro que se soluciona”. Si la persona no solo piensa en el suicidio sino que tiene un plan y está buscando los medios, si amenaza con hacerlo o si se cree que el peligro es inminente, hay que avisar al 112 o acompañarlo a urgencias y no dejarle a solas en ningún momento. Si el riesgo no es tan alto, pueden tomarse medidas para limitar el acceso a medios potencialmente lesivos, como pastillas o cuerdas,e instarle a que acuda a un especialista.


    – ¿Suele la persona solicitar ayuda sobre el suicidio o suele ser un familiar quien le lleve a
    un especialista?

    Desgraciadamente, a este tipo de personas les cuesta ir a un especialista. Es posible que recurran a amigos o familiares, y que sean estos los que busquen ayuda, o que se lo callen y que el problema pase desapercibido para la gente de su entorno. Por eso, es necesario estar atentos a las señales de alerta.

    – ¿Cómo debe de intervenir un especialista ante el suicidio?

    Resulta complicado establecer unas pautas generales de actuación. No es lo mismo dar una primera respuesta en situaciones de emergencia que abordar este problema en una consulta o como orientador en un colegio. En este sentido, la OMS dispone de guías dirigidas a diferentes profesionales. Para los psicólogos clínicos, una lectura recomendable es el protocolo para la detección y manejo inicial de la ideación suicida desarrollado por el Centro de Psicología Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid:
    https://www.uam.es/centros/psicologia/paginas/cpa/paginas/doc/documentacion/rincon/protocolo_ideacion_suicida.pdf

    – ¿Cuánto tiempo aproximado tarda una intervención con una persona por suicidio?

    Depende de las circunstancias de la persona, de la complejidad de sus problemas o del tipo de intervención que se haga. Por ejemplo, en el ámbito de la psicología clínica tienen mucho peso las llamadas terapias cognitivo-conductuales, que pueden oscilar entre 15 y 20 sesiones semanales de alrededor de una hora.




    Desde aquí mi agradecimiento a Dª Laura Tormo por habernos acercado al abordaje del suicidio.

  • ¿Cómo nos afecta el suicidio de un paciente?

    ¿Cómo nos afecta el suicidio de un paciente?

    Hay que tener en cuenta que como profesionales de la salud mental puede darse el caso de que uno de nuestros pacientes decida acabar con su existencia.

    Sobre la Conducta Suicida

    Aunque el objetivo de la terapia es ayudar al paciente con su problemática, permitiéndole comprender lo que le sucede, y vivir con ello, en ocasiones no se consigue.
    Quizás pueda ser una de las experiencias más descorazonadoras que como profesionales de la salud podemos vivir, similar al que puede vivir un médico cuando pierde a un paciente en la mesa de operaciones.
    Algo para lo que teóricamente debemos estar preparados, pero que en realidad nadie nos ha formado para afrontarlo, quizás porque el número de ocasiones que se produce esto es mínimo, pero ¿Cómo nos afecta el suicidio de un paciente?


    Vídeo Recomendado: COMO PREVENIR A TIEMPO EL SUICIDIO: PSICÓLOGOS

    El Suicidio en el trabajo

    Esto es lo que se ha tratado de averiguarse desde la School of Psychology y el Centre for Translational Neuroscience and Mental Health, University of Newcastle; junto con el Hunter New England Local Health District (Australia) cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica Psychology, Community & Health (PCH).
    En el estudio participaron ciento treinta y cinco trabajadores de la salud, de los cuales el 65,9% eran mujeres, con edades entre los 21 a 64 años; entre los profesionales estaban psicólogos, psiquiatras, enfermeros, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales.
    Todos ellos contestaron a un cuestionario por vía telemática sobre sus niveles de ansiedad a través de la escala State version of the State-Trait AnxietyInventory(STAI-S), sus niveles de Bourout a través del Maslach Burnout Inventory – Human Services Survey (MBI-HSS) y sus creencias sobre el suicidio y su prevención a través de un cuestionario ad-hoc.
    Los resultados indican que el 70,4% de los participantes habían perdido a un paciente por suicidio, e igualmente en el ámbito de su vida privada el 50,4% habían tenido una experiencia relacionada con el suicidio.
    El 71,9% afirmaron nunca haber recibido ningún tipo de formación para afrontar el suicidio dentro de su contexto laboral.
    Entre las consecuencias de haber vivido un episodio de suicidio en el trabajo, los participantes mostraron mayores niveles de ansiedad, con una mayor sensación de burnout (estar quemados).


    Medidas de prevención suicidio

    Hay que tener en cuenta las características de Australia y su idiosincrasia con población eminentemente inmigrante, por lo que los resultados deben ser corroborados en otras poblaciones antes de poder extraer resultados hacia ello.
    Otro aspecto a destacar es que se les solicitó la participación de quinientos trabajadores de la salud mental y únicamente respondieron ciento treinta y cinco de ellos, lo que puede estar indicando un cierto “tabú” dentro de la profesión a hablar abiertamente sobre esta problemática del suicidio en el puesto de trabajo.
    Tal y como indican los autores del estudio, los resultados indican una clara necesidad de una formación especializada entre el personal sanitario para el manejo de las situaciones de suicidio, tanto en la detección de síntomas que ayuden a la prevención como a la hora de afrontar la pérdida del paciente.
    Ya que de no producirse esta formación, ni ningún tipo de intervención paliativa posterior sobre este personal, el trabajador va a sentirse desapegado de aquello que hace, perdiendo el sentido por su profesión, vivenciando altos niveles de ansiedad en el puesto, todo ello unido a una sensación de burnout.
    Una situación que de mantenerse puede llevar al profesional a plantearse el abandono de su puesto de trabajo, y de su profesión, y todo porque no se han establecido los mecanismos necesarios para la formación previa y para el apoyo posterior en dicho puesto de trabajo.

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