Uno de los principales problemas con respecto al Alzheimer es que es crónico y neurodegenerativo, es decir, que poco a poco sus consecuencias van a ir siendo más graves.
Biomarcador en el Alzheimer
Mucho se ha avanzado en los últimos años en cuanto a la identificación de biomarcadores, es decir, índices que están presentes cuando se diagnostica la enfermedad de Alzheimer y que sirven para buscar pistas de cómo se va produciendo este avance.
La aproximación tradicional busca encontrar el factor más destacado de esta progresión, para que, una vez identificado se pueda intervenir sobre el mismo para detener sus consecuencias sobre el cerebro.
Hasta ahora ha existido multitud de biomarcadores detectados, algunos relacionados con la edad, ya que el Alzheimer se suele producir a edades muy avanzadas; y otras exclusivas del Alzheimer, pero que por sí sólo no explica la progresión de la enfermedad, entonces ¿Se puede predecir matemáticamente el avance del Alzheimer?
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Matemática en el Alzheimer
Esto es lo que ha tratado de responderse mediante una investigación realizada desde el Departamento de Informática Biomédica, Universidad de Tesalia (Grecia); junto con la Fundación Educativa Comunitaria Novela Global y Enzymoics(Australia); el Centro de Investigación Biomédica (EE.UU.); y la Unidad de Metabolómica y Enzimología, Grupo de Biología Fundamental y Aplicada, Centro de Investigación Médica Rey Fahd, Universidad Rey Abdulaziz (Arabia Saudita) cuyos resultados han sido publicados en marzo del 2017 en la revista científica Frontiers in Aging Neuroscience.
En este estudio no se contemplaron a los participantes en sí, pues se trata de una aproximación matemática basada en la estadística bayesiana, sobre los distintos biomarcadores que actualmente se conocen que tienen un papel destacable en el avance de la enfermedad de Alzheimer.
La idea es asumir que todos los biomarcadores que hasta ahora se han descubierto reflejado en la literatura científica, tienen su papel en el avance del Alzheimer, pero con una importancia diferencial, esto es, puede que haya unos biomarcadores más importantes y relevantes para el avance, mientras que otros a pesar de tener presencia, no es tan destacable su papel.
Para ello se han adoptado ocho posibles situaciones en la enfermedad de Alzheimer, siguiendo la revisión de (Abbott y Folgan, 2016).
– Enfermedad de Alzheimer en su fase Prodrómica: con síntomas clínicos, trastornos de la memoria, pérdida de volumen del hipocampo y biomarcadores del fluido cerebroespinal que conducen a la patología de la Enfermedad de Alzheimer.
– Enfermedad de Alzheimer con demencia: donde se ve afectada la función social, con dificultad a la hora de realizar las actividades complejas de la vida cotidiana. Es un estado límite entre los cambios de memoria y factores más cognitivos.
– Enfermedad de Alzheimer Típica: con pérdida progresiva de la memoria, con trastornos cognitivos y modificaciones neuropsiquiátricas.
– Enfermedad de Alzheimer Atípica: con afasia progresiva, afasia logopénica, morfología frontal de la Enfermedad de Alzheimer y atrofia cortical en la sección posterior; donde destacan los biomarcadores amiloidosis en el cerebro o del fluido cerebroespinal.
– Enfermedad de Alzheimer Mixta: cuya incidencia cursa con los requisitos diagnósticos de la Enfermedad de Alzheimer junto con otros trastornos tales como una enfermedad cerebrovascular o la enfermedad de cuerpos de Lewy.
– Estados preclínicos de la Enfermedad de Alzheimer: en donde existe evidencia de amiloidosis in vivo del cerebro, o individuos cuyas familias tienen la mutación autosómica dominante de la Enfermedad de Alzheimer.
– Alzheimer patológico: con presencia de placas seniles y ovillos neurofibrilares, con pérdida de las sinapsis neuronales, y defectos amiloides en la corteza vascular cerebral.
– Defecto cognitivo leve, donde no existe un carácter biológico clínico, aunque existe sintomatología medible. Esas personas pueden sufrir de Enfermedad de Alzheimer, pero no hay evidencia que lo diferencie del envejecimiento normal.
Una vez identificado las distintas formas en que se puede expresar la enfermedad de Alzheimer, se recogieron todos los biomarcadores que hasta ahora se conocen, en concreto se analizaron hasta 30 biomarcadores diferentes, en los que se incluía la presencia de otros trastornos como los cuerpos de Lewy, Hipertensión, Diabetes o Depresión entre otros.
Además de ciertos factores que se ha comprobado que correlacionan con ello como por ejemplo la obesidad, la inflamación, el fumar tabaco, …
De cada uno de estos treinta biomarcadores se estableció el porcentaje de su presencia en la enfermedad de Alzheimer y se realizó un diseño matemático donde se buscaba un modelo predictivo válido.
Los resultados informan que no existe un modelo único y válido para todos los casos, teniendo que ser separados estos en función del tipo de Alzheimer
Así la presencia de depresión, obesidad y consumo de tabaco explican hasta el 46% de la fase promódica y mixta de la enfermedad de Alzheimer.
Ante la presencia de alteraciones en las actividades de la vida diaria, se tiene un 99% de sufrir Defecto cognitivo leve; y por encima del 50% de sufrir la Enfermedad de Alzheimer a excepción de la Atípica y la Patológica.
En el caso de las alteraciones en Ab, Tau APP, APOE4 y desórdenes vasculares se tiene un 100% de sufrir la Enfermedad de Alzheimer a excepción de la Atípica, la Patológica y el Defecto cognitivo leve.
La proteína FADD es un biomarcador del deterioro cognitivo y las neuropatologíashttps://t.co/Zk8OBaY8E1
— CRE Alzheimer (@CRE_Alzheimer) 4 de abril de 2017
Modelo Matemático para predecir el Alzheimer
Entre las limitaciones del estudio está que no se ha llevado a cabo ninguna prueba con pacientes para comprobar sus resultados, más allá de constatar lo que se recoge en la bibliografía científica.
Igualmente, que se produzca la presencia de varias variables a la vez no indica que todas sean necesarias, ni causas ya que alguna puede ser origen de otra, por lo que no resulta un modelo viable sin reducir el número de variables incluidas en el mismo.
A pesar de ello supone un gran avance en cuanto a tener una idea global de los biomarcadores, no limitándose a identificar uno u otro, como muchos estudios hacen.
Todo para mejorar el diagnóstico de la enfermedad, procurando que este se pueda obtener lo antes posible para con ello iniciar el tratamiento preceptivo y evitar el avance de la enfermedad de Alzheimer.