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  • ¿Son efectivos los anuncios contra el tabaco?

    ¿Son efectivos los anuncios contra el tabaco?


    Desde hace unos años los gobiernos de medio mundo están realizando esfuerzos por detener el consumo de tabaco.

    Políticas Anti-tabaco

    Algo que gracias a las películas y a los medios de comunicación se ha convertido en las últimas décadas en un hábito aceptado socialmente, a pesar de sus efectos nocivos sobre la salud de quien lo consume y de las personas de su alrededor, en lo que se conoce como fumador pasivo.
    Si bien las medidas adoptadas han sido más bien disuasorias, poniendo todo tipo de trabas para su consumo, sin prohibirlo, limitándolo a determinadas áreas especialmente diseñadas para ello, subiendo el precio de las cajetillas o incluyendo en ellas imágenes sobre sus efectos negativos en la salud.
    A pesar de lo anterior, algunos gobiernos han ideado dar un paso más y emplear los mismos mecanismos que durante años sirvieron para la difusión e incentivo del consumo de tabaco, la publicidad televisada, pero ¿Son efectivos los anuncios contra el tabaco?


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    Anuncios anti-tabaco

    Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación desde el Departamento de Educación, Universidad Nacional de Seúl y el Departamento de TESOL, Universidad de Hankuk de Estudios Extranjeros (Corea del Sur); junto con la facultad de Enfermería e Innovación de Salud, Universidad Estatal de Arizona; y el Departamento de Psicología, Universidad Jesuita de Wheeling (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Asian Journal of Educational Research.
    En el estudio participaron cincuenta y ocho estudiantes universitarios.
    Se realizaron dos grupos, donde el primero visionaría dos anuncios publicitarios antitabaco centrados en las emociones; mientras que el otro grupo, visionaría dos anuncios antitabaco con información lógica.
    Todos los participantes pasaron previo y posterior al visiona tres pruebas, una relativa a los procesos de cambio, otra sobre la sintomatología depresiva y la tercera sobre la autoestima.
    Los resultados muestran que no existen diferencias significativas pre y post el visionado de los anuncios, ni para el anuncio emocional ni para el lógico, en ninguna de las variables evaluadas.


    Eficacia campaña Anti-Tabaco

    Entre las limitaciones del estudio se encuentra la selección de la población, es cierto que la publicidad se dirige evitar que los jóvenes se inicien en este consumo, pero la edad de inicio de muchos países ronda los 14 años, luego tendría que ser esa la edad de selección de los participantes y no los universitarios.
    Igualmente seleccionar a una población como los coreanos, no es lo suficientemente representativa como para poder realizar extrapolaciones de sus resultados a otras localidades, debido a la idiosincrasia de dicho pueblo.
    A pesar de lo anterior hay que tener en cuenta que el efecto de la publicidad se basa principalmente en la repetición de la emisión de los anuncios, tanto que hasta se llega a aprender el mismo, por lo que el visionado en una sola vez de dos anuncios explicaría el insuficiente efecto del mismo sobre las conductas hacia el tabaco, la autoestima o la sintomatología depresiva.

  • ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?

    ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?

    Desde hace unos años que está realizando una importante campaña de concienciación sobre los perjuicios de tabaco en el fumador.
    De ahí que se hayan prohibido en muchos países fumar en espacios cerrados, dificultando una actividad que con anterioridad no estaba regulada.

    El hábito de Fumar

    Los intereses que han movilizado estas campañas y cambios normativos parecen estar en el sobre-coste que supone para las arcas públicas el atender al creciente número de pacientes con problemas pulmonares o asociados a ellos.
    Son muchos los efectos nocivos que tienen para el fumador, pero investigando sobre ello los epidemiólogos se dieron cuenta que existía un porcentaje de pacientes con sintomatología asociada que nunca habían fumado en su vida.
    ¿Cómo podía ser?, si nos fijásemos únicamente en sus pulmones o en su sintomatología, se podría afirmar que eran fumadores de diez o quince años, por lo menos de uno o dos cigarrillos al día, pero la historia personal lo contradice.
    Más grave fue el encontrar cómo algunos menores empezaban a mostrar estos síntomas asociados al tabaco, ahí sí que no quedaba ninguna duda, no habían fumado en su vida, ni siquiera habían vivido esos diez o quince años fumando, pero a pesar de ello mostraban los mismos síntomas.
    De aquí surgió el término de fumador pasivo o en inglés secondhand smoke (S.H.S.), que son personas que sufren los efectos por encontrarse compartiendo espacio donde se acumula el humo de un fumador habitual.
    Es por esto que las normativas han ido endureciéndose, impidiendo la práctica de fumar en espacios cerrados, o que no estuviesen especialmente habilitados para ello.
    Una normativa que ha llevado a muchos miles de fumadores a la calle, literalmente, ya que ahí no hay limitación para fumar.
    El coche o la casa, se han convertido en zona de polémica, ya que si bien pertenecen al ámbito de la «vida privada» y por tanto no se puede entrar a regular desde los poderes públicos; no por ello el fumador deja de exponer a sus seres queridos al humo de sus cigarrillos y a sus efectos nocivos, pero ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?



    El Fumador pasivo

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde el Department of General & Community Pediatrics, Section of Children’s Health Services Research, Indiana University School of Medicine, Indianapolis, y el Regenstrief Institute for Healthcare, Indianapolis, junto con el Pediatric Institute, Cleveland Clinic, Cleveland (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicado en la revista científica Journal of Pediatric Nursing.
    En el estudio participaron 2.441 pequeños de edad preescolar entre los tres a seis años, 48% de ellos fueron niñas y el resto niños, de ellos se analizaron los registros de problemas pediátricos acontecidos entre el 2004 al 2012 extraídos del sistema denominado Child Health Improvement through Computer Automation (C.H.I.C.A.), sistema que recoge hasta veinte cuestiones sobre hábitos saludables de sus usuarios, a la vez que lo enlaza con el historial de las demandas médicas.
    Información que se complementó con una entrevista personal donde además se recogieron datos socio-demográficos; sobre antecedentes familiares de sintomatología con depresión; si recibía tratamiento psicotrópicos y con respecto a los problemas de comportamiento en los menores, en concreto evaluando la presencia de comportamiento disruptivo, T.D.A.H., trastornos de ansiedad, problemas del sueño, sintomatología depresiva o problemas de adaptación.
    Los resultados muestran que el 27% de los pequeños presenta sintomatología asociada a ser fumador pasivo, y que esta se correlaciona significativamente con un mayor número de casos de T.D.A.H. y de comportamiento disruptivo en la escuela.
    Igualmente el tener antecedentes familiares con sintomatología depresiva se correlaciona significativamente con recibir en mayor medida tratamiento psicotrópico por parte de los menores.
    Según destacan los propios autores, este es el primer estudio en pequeños de edades preescolares sobre esta temática, que deja constancia de los devastadores efectos de convivir con un fumador a tan temprana edad.

    Efectos del tabaco

    Hay que tener en cuenta que en EE.UU. el modelo sanitario hace que no todos tengan derecho a la atención Pediátrica, por lo que en el estudio no se recoge a una parte de la población infantil.
    Igualmente, y tal y como señalan los autores, la valoración de los aspectos emocionales tanto de los progenitores como de los pequeños no se puede limitar a la sintomatología depresiva, ya que pueden verse afectados otros órdenes pendientes de analizar.
    A pesar de las limitaciones del estudio, hay que destacar las graves consecuencias sobre los menores, que ya son evidentes entre los tres a seis años, generándoles problemas tan graves como el T.D.A.H. y el comportamiento disruptivo, que si no se trata adecuadamente a esta temprana edad se va a ir cronificando.
    Un problema que en principio debería tener fácil solución si los padres fuesen capaces de sacrificar su adicción al tabaco por la salud de sus pequeños, o al menos si restringiesen su consumo al espacios abiertos y alejados de los menores.

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