Entrevista a Dª Pilar Vecina, Directora del Departamento de Neuropsicología en el Instituto de Investigación y Desarrollo Social de Enfermedades Poco Frecuentes, quien nos habla sobre cómo afrontar el ciberacoso.
– ¿Qué hacer cuando se detecta el ciberacoso?
Cuando se detecta el acoso lo primordial es cuidar a la víctima, ya que cabe la posibilidad de que ésta esté en una gran situación de indefensión y, a nivel psicológico, pueden existir una serie de factores de riesgo que, en mayor o menor medida, podrían desencadenar un grave trastorno psicológico, en el caso de que no esté presente en el momento en que sabemos que la persona ha sido víctima de ciberacoso. Algunas de las pautas son:
*Aceptación y comprensión incondicional.
*Escucha activa y respeto. Darle su tiempo. No cuestionar lo que nos detalla.
*Empatía (ponerse en su lugar). Evitar juzgar: “entiendo que tuvo que ser muy difícil para ti vivir esa situación diariamente”.
*Ofrecer protección y acompañamiento.
*No culpabilizarle ni reprocharle. No decirle lo que debería haber hecho y no hizo.
*Preguntas abiertas para favorecer la expresión fluida y evitar monosílabos, ¿te insultaban por Facebook? por ¿en qué redes te solían intimidar?
*Trabajo conjunto familia-centro educativo.
*Trazo de un plan.
*Búsqueda de la ayuda de expertos. Líneas de ayuda: p.e. Fundación Alia2, Fundación ANAR…Profesionales de la salud mental.
En casos graves: denuncia. Fiscalía de menores, policía, guardia civil. Consultas telemáticas.
En lo que respecta al ámbito familiar, es de suma importancia la intervención, ya que, en la mayoría de las ocasiones, los padres son inundados por un gran sentimiento de culpa, por no haberse dado cuenta de lo que estaba pasando.
Es de gran importancia denunciar y recabar todas las pruebas posibles que existan respecto al hostigamiento, chantaje o maltrato verbal, psicológico y/o social que se haya llevado a cabo contra la víctima.
– ¿Existe algún procedimiento que puedan seguir padres o profesores?
El procedimiento en ambos casos, a grandes rasgos, es el anterior. En cualquier caso, a nivel de centro escolar, es conveniente aprovechar la situación para que la víctima sea apoyada por sus iguales y por los docentes, de modo que valore su entorno escolar como positivo y lugar de confianza, en lugar de un medio adverso donde se le juzgará. Sería de gran importancia para concienciar a los menores de los riesgos existentes en las NTICs (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación).
– ¿Deja secuelas el haber sufrido ciberacoso?
Rotundamente sí. En consulta vemos y valoramos afectaciones realmente importantes, donde la víctima ha sufrido graves trastornos depresivos, ansiosos, de estrés postraumático, fobias específicas, etc. Por estos motivos, los profesionales de la salud, recomendamos que se inicie de la manera más pronta posible una intervención con los profesionales de la salud mental (psiquiatra y psicólogo), donde evalúen qué daños se observan en la víctima, de modo que pueda iniciarse el proceso de recuperación con la menor brevedad posible.
– ¿Cuál es el tratamiento indicado para una víctima de ciberacoso?
No hay una intervención terapéutica específica, ya que los objetivos de tratamiento y las orientaciones de cambio dependen de la evaluación previa de la persona. Hay que establecer una línea de base para priorizar el tratamiento de lo más disfuncional o desadaptativo que encontremos en el paciente.
En cualquier caso, se sabe que, por los estudios que se han realizado y por mi experiencia profesional, hay determinados aspectos comunes que se convierten inevitablemente en objetivos de intervención, tales como: la autoestima y el autoconcepto, las habilidades sociales e interpersonales, la comunicación asertiva, la expresión emocional, los pensamientos distorsionados, la tolerancia a la frustración, etc.
– ¿Existen diferencias en el perfil entre los que sufren acoso en el colegio y quien sufre ciberacoso?
Las afectaciones suelen ser muy similares. En ambos perfiles se producen cambios significativos a nivel físico o somático (trastornos gastrointestinales, dolor de estómago, pérdida de peso…), a nivel psicológico (sentimiento de culpabilidad, disminución de la autoestima, cambios emocionales y conductuales significativos…), a nivel social (aislamiento, resistencia a salir de casa…) e incluso en la reestructuración de los hábitos que previamente había adquirido.
Un aspecto diferenciador que hemos observado en consulta es que, por ejemplo, algunos perfiles que han sufrido algún tipo de ciberacoso, suelen desarrollar fobia a las tecnologías. Se detecta que con solo escuchar la palabra “ordenador o móvil”, se desencadena una fuerte y marcada sintomatología ansiógena, susceptible de ser tratada.
– ¿Cuándo y cómo debe de actuar la policía en el caso del ciberacoso?
Cuando se es consciente de que una persona ha sido víctima de una situación de este tipo, como referíamos anteriormente, debe presentarse en la policía con las pruebas pertinentes para que le sea emitida una denuncia contra la persona o perfil del que ha recibido el hostigamiento. Debe describir las acciones vejatorias o intimidaciones a las que ha sido sometida, además de estipular el tiempo que dichas actuaciones han sido llevadas a cabo.
– ¿Cuándo y cómo debe de actuar los juzgados en el caso del ciberacoso?
En este caso, depende de la gravedad y el alcance de los hechos. Se sabe que, a partir de los catorce años, el menor es imputable, por lo que las acciones por parte de la justicia, también dependerán de la edad del acosador. En caso, como por ejemplo, del fenómeno del gromming, engatusamiento llevado a cabo por un adulto (haciéndose pasar por un menor), para establecer un vínculo socioemocional y abusar de él, las sanciones son diferentes, por ser un adulto el responsable de las acciones intimidatorias, si las comparamos con un adolescente de dieciséis años que ha enviado algún tipo de foto erótica de la víctima.
En cualquier caso, lo importante es denunciar para que se haga justicia, ya que la identidad de la persona, se encuentra seriamente dañada, independientemente del tipo de ciberacoso del que estemos hablando.
Desde aquí mi agradecimiento a a Dª Pilar Vecina, Directora del Departamento de Neuropsicología en el Instituto de Investigación y Desarrollo Social de Enfermedades Poco Frecuentes, por habernos acercado a la realidad cada vez más frecuente del ciberacoso