Muchas son las consecuencias a nivel conductual y de pensamiento en la esquizofrenia.
La lateralización
Considerado por algunos profesionales como la psicopatología más complicada de tratar, actualmente quedan muchos aspectos por resolverse.
Por ejemplo, el aspecto del «origen» de la propia esquizofrenia no está todavía determinado, existiendo aproximaciones de tipo ambientalista que señalan sobre una desorganización a nivel familiar que «desestructura» la psique del pequeño en formación.
Otra aproximación es la genética, donde la herencia juega un papel «destacado» en la transmisión de esta enfermedad, lo que se expresa en cambio incluso a nivel cerebral.
En el proceso de formación del cerebro se produce una diferenciación entre las funciones asignadas a cada hemisferio, denominado lateralización hemisférica, mediante la cual se «distribuyen» y especializan las funciones de procesamiento e integración, así como las cognitivas superiores.
Siendo el hemisferio derecho quien asume las funciones motoras, perceptivas, emocionales y del lenguaje, pero ¿Existen diferencias hemisféricas en la esquizofrenia?
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Esquizofrenia y lateralización
Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Centro de Neurociencia Cognitiva y Desordenes del Comportamiento, Facultad de Medicina, Duke-NUS; junto con el Instituto de Salud Mental, Hospital Woodbridge; el Departamento de Neuroradiología, Instituto Nacional de Neurociencia; el Centro de Investigación de Imágenes Clínicas, Agencia Nacional para la Ciencia, Tecnología e Investigación, Universidad de Singapur (Singapur) cuyos resultados han sido publicados en el 2017 en la revista científica Journal of Psychiatry Neuroscience.
En el estudio participaron ciento cincuenta pacientes con esquizofrenia, treinta y cinco con trastorno bipolar y setenta y siete adultos, sin ninguna psicopatología que actuaron como controles, con edades comprendidas entre los 22 a 40 años, de los cuales el 37,5% eran mujeres.
Para corroborar los diagnóstico anteriores se empleó el Positiva and Negative Syndrome Scale (PANSS) para evaluar la severidad de los síntomas psicótico; el Young Mania Rating Scale (YMRS) para conocer la presencia de sintomatología maníaca; el Global Assement of functioning scale (GAF) para determinar el nivel de desempeño funcional; el World Health Organization Quality of Life Assessment – Brief Form scale (QOL) para evaluar la calidad tanto a nivel vida psicológico como social de la persona.
Igualmente se empleó mediante resonancia magnética ponderada por difusión (DTI) a través de la cual se permite determinar la tractografía a nivel cerebral, donde se tuvieron en cuenta dos índices, la anisotropia factorial y la difusividad media.
Los resultados informan de diferencias al comparar entre pacientes con trastorno bipolar y esquizofrenia a nivel del péndulo cerebral y de la extremidad posterior de la cápsula interna, con mayor afectación en los pacientes con trastorno bipolar.
Con respecto a la difusividad media existían mayores anomalías en la lateralización, fronto-occipital, sistema límbico y subcortical en pacientes con esquizofrenia frente a los pacientes con trastorno bipolar.
Igualmente se observó una menor lateralidad y unas mayores anomalías estructurales en el hemisferio derecho en pacientes esquizofrénicos, lo que se asoció a una menor calidad de vida y de funcionamiento social; por su parte, en los pacientes bipolares se revertió la lateralización.
Entre las limitaciones del estudio fue el haber seleccionado un número significativamente menor de mujeres frente a hombres, y que luego no se realizó un análisis comparativo en función del género.
A pesar de no estar comprobado, los autores sugieren que los cambios neuronales hallados son debido al neurodesarrollo, es decir en la etapa sensible del desarrollo neuronal se establecerían las modificaciones que acompañarían a la persona el resto de su vida.
Otra posibilidad es que el desarrollo neuronal y de lateralidad fuese «normal» y que la presencia de la esquizofrenia o del trastorno bipolar modificase las estructuras cerebrales debido a la plasticidad neuronal.
Sea como fuese, el problema de la esquizofrenia y del trastorno bipolar se muestra más complejo, ya que los medicamentos diseñados hasta ahora para su tratamiento no habían tenido en cuenta la peculiaridades anatómicas y funcionales de sus cerebros.
Uno de los trastornos más complicados en la práctica clínica es la esquizofrenia, el cual provoca gran sufrimiento tanto a quien lo padece como a sus familiares y amigos.
Síntomas de la Esquizofrenia
En las fases previas a la aparición de la esquizofrenia existe una serie de sintomatología específica que se puede dividir en cuatro:
– Sintomatología Positiva (síntomas que normalmente no se encuentran entre personas sanas):
Sospechando de los demás sin ninguna razón obvia
Murmuración
Pensamiento irracional
Comportamientos irracionales culturalmente inapropiados
Gastar dinero inapropiadamente con el requisito
Intento de matarse a uno mismo o a los demás
Religiosidad excesiva
Asaltar a otros sin ninguna razón
Evitar la compañía
Preocupado con su propio yo
– Sintomatología Negativa (síntomas que normalmente se encuentran en personas sanas):
Retirado socialmente
Abandono del autocuidado
Confundido en las actividades cotidianas
Lentitud en las actividades
– Síntomas vegetativos:
Alteraciones del sueño
Disminución o aumento de la libido
Aumento o disminución del apetito
– Sintomatología ansiosa o depresiva
Parece asustado
Preocupado por sí mismo
Un menor rendimiento en el trabajo
Sentimientos de culpabilidad sin ninguna razón
Dolores de cabeza
Llorar sin ninguna razón
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Detección de la Esquizofrenia
La presencia de alguna de esta sintomatología en los momentos previos al desarrollo de la esquizofrenia es importante para ayudar a establecer el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
El problema es que los propios pacientes en esos momentos no tienen la capacidad de solicitar la ayuda que requieren, por lo que tendrán que ser sus familiares o amigos lo que deberían de contar con las herramientas adecuadas para saber realizar un primer registro de sintomatología, y acudir al especialista cuando estos síntomas sean evidentes ya que es señal de que puede desencadenar en un trastorno mental grave, pero ¿Se puede detectar tempranamente la esquizofrenia?
Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde el Departamento de Psiquiatría, Instituto de Salud Mental, Universidad de Medicina S.C.B; junto con el Departamento de Psicología Clínica, Centro de Consulta Neuropsiquiátrica, y el Departamento de Medicina Social y Preventiva, Instituto de Salud Pública(India) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica International Journal of Medical Science and Public Health.
En el estudio participaron treinta y seis familiares de pacientes con psicosis evaluados mediante el A.P.S. (Attenuated Psychosis Syndrome) con una media de edad de 27 años, de los cuales la mitad eran mujeres.
Estos familiares fueron entrenados para identificar la sintomatología positiva y negativa y llevar un registro donde además incluían los síntomas vegetativos y ansioso depresivos anteriormente descritos.
Los resultados muestran que los pacientes entrenados adecuadamente son capaces de detectar sintomatología vegetativa, negativa y ansioso depresivo, siéndoles difícil identificar correctamente la sintomatología positiva.
UNA MENTE MARAVILLOSA (2001). Imagen muy bien caracterizada de la esquizofrenia y las dificultades que conlleva esta enfermedad. pic.twitter.com/7tIzPbB5q9
Hay que destacar el limitado número de participantes en el estudio para poder concluir al respecto, igualmente la selección de los cuidadores se realizó de entre los pacientes que acudían a centros de salud por problemas de Síndrome de Psicosis Atenuada, por lo que ya existía cierto nivel de supervisión y tratamiento sobre el paciente.
A pesar de lo anterior hay que tener en cuenta que la detección temprana de esta sintomatología permite una intervención adecuada para evitar el desarrollo de la enfermedad de la esquizofrenia.
Con anterioridad se había informado de la presencia de esta sintomatología hasta dos años antes de desarrollar la esquizofrenia, luego si los familiares y amigos están informados de los síntomas a tener en cuenta, será más fácil poder proporcionar la ayuda pertinente antes de que se complique el cuadro clínico.
Uno de los problemas más comunes entre la población adulto es la soledad, máxime cuando se trata de ancianos.
La soledad, elección o imposición
En ocasiones es algo buscado; al aislarse de los demás que «no le comprenden», o es algo «forzado» por un dolor provocado por una situación externa como un divorcio o separación.
En otros casos es algo «que sucede» con el paso del tiempo, cuando poco a poco van falleciendo familiares y amigos a medida que se alcanza una edad considerable.
Sea como fuere, el aislamiento impide a la persona obtener los muchos beneficios que las relaciones sociales ofrecen, no sólo de apoyo si no también de intercambio de ideas.
A pesar de que es hasta recomendable cuando se vive un momento especialmente estresante, acuciado por las demandas externas; no todo el mundo lo vive como algo beneficioso si se prolonga en el tiempo, pero ¿Qué consecuencias tiene la soledad sobre la salud mental?
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Consecuencias de la soledad
Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Nathan S. Kline Institute for Psychiatric Research, junto con el Department of Psychiatry, New York University School of Medicine, el Department of Psychiatry, Columbia University, la University at Buffalo, State University of New York, el Institute for Social and Psychiatric Initiatives (InSPIRES), New York University School of Medicine cuyos resultados acaban de publicarse en la revista científica Psychiatry Research.
En el estudio participaron ciento nueve adultos, con edades comprendidas entre los 18 a 65 años, de los cuales cincuenta y uno estaban diagnosticados con esquizofrenia, no teniendo el resto problemas de salud mental, siendo el grupo control.
A todos se les administró una escala estandarizada sobre el grado de soledad percibido a través del Revised UCLA Loneliness Scale (UCLA-R); igualmente se evaluaron los pensamientos a través de Langdon and Coltheart’s task, el Tromsø Social Intelligence Scale y por último pasaron por una prueba en que veían imágenes emociones de caras humanas para observar su reacción.
Los participantes con esquizofrenia además pasaro pruebas de evaluación emocional denominadas Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS), Assessment of Negative Symptoms (SANS) CDSS for depression y Quick-IQ version 3.
Igualmente se les preguntó sobre los hábitos de consumo de sustancias adictivas, droga, alcohol o tabaco; además de si sufrían o no problemas de salud como hipertensión o diabetes.
Los resultados muestran niveles significativos de soledad entre los pacientes con esquizofrenia frente al grupo control.
Además las personas con mayores niveles de soledad son los que muestran significativamente más propensión al consumo y abuso de drogas, tabaco y anti-psicóticos, y altos niveles de hipertensión.
Entre las limitaciones del estudio está en la selección de los participantes, ya que se da cuenta de un problema mental muy concreto, la esquizofrenia, con una baja incidencia en la población, por lo que sus conclusiones no se pueden extrapolar a otros problemas de salud mental.
Igualmente hay que tener en cuenta que la población objeto de estudio es la americana, por lo que las conclusiones no pueden extrapolarse a otras poblaciones sin realizar la preceptiva replicación.
A pesar de lo anterior, hay que destacar la fuerte relación entre la salud mental y la soledad, propio de la estigmatización, que lejos de buscar la integración de estos pacientes, los aíslan.
Algo que no ayuda ni beneficia ni al paciente ni a sus familiares, y que además acarrear una serie de problemas de adicción e incluso de salud como es la hipertensión.
Por tanto, no basta con dar visibilidad a los problemas de salud mental una vez al año, si no que es preciso crear planes de integración, al igual que se hace con otra población desfavorecida, con lo que luchar con la «lacra» de la soledad no buscada.
Uno de los problemas actuales, de los cuales casi no se habla es el de la esquizofrenia.
El problema de la esquizofrenia
Si bien es cierto que con anterioridad se incluía a esta categoría todo aquello que no se entendía, y que actualmente se dispone de mejores herramientas para el diagnóstico diferencial, a pesar de ello, el problema de la esquizofrenia sigue ahí.
A diferencia de otras psicopatologías, problemas del desarrollo o enfermedades neurodegenerativas, las cuales son mencionadas en la prensa, por lo que existe cierto nivel de conciencia social al respecto a esta problemática; no sucede lo mismo con la esquizofrenia, la cual parece “oculta” a los ojos de la sociedad.
A pesar de lo anterior se ha avanzado mucho en los últimos años tanto en el diagnóstico como en el tratamiento; pudiendo así diferenciar entre los que sufren esquizofrenia de aquellos que únicamente muestran rasgos acentuados de esquizotipia. Las principales consecuencias de la esquizofrenia son de tipo social, ya que son personas que tienen dificultades en la convivencia, pero todo ello sustentando por una forma “propia” de ver el mundo, es decir por un pensamiento característico, entonces, ¿Se puede afirmar: Dime como piensas y te diré si sufres esquizofrenia?
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El pensamiento en la esquizofrenia
Esto es lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada conjuntamente desde el Neuropsychology and Applied Cognitive Neuroscience Laboratory, Key Laboratory of Mental Health, Institute of Psychology, Chinese Academy of Sciences; el College of Humanities, University of Chinese Academy of Sciences; el Information Center, National Institute of Education Sciences; la School of Psychology, Southwest University; el Beibei Mental Health Center; el Beijing Huilongguan Hospital (China); junto con el Department of Psychological and Brain Sciences, University of Massachusetts Amherst (EE.UU.) y el Menzies Health Institute Queensland and School of Applied Psychology, Griffith University (Australia) cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica Frontiers in Psychology.
En el estudio participaron treinta y dos pacientes diagnosticados con esquizofrenia, treinta con propensión a padecer esquizofrenia (con altos niveles de rasgos de personalidad esquizotípica según resultado de Schizotypal Personality Questionnaire (SPQ)) y treinta y tres personas sanas que funcionarían como control.
Todos ellos pasaron por un test estandarizado para evaluar su experiencia pasada mediante el Sentence Completion for Events from the Past Test (SCEPT), en el que debían de completar frases sobre sus propias experiencias.
Igualmente, y para evaluar el pensamiento futuro se empleó el Sentence Completion for Events in the Future Test (SCEFT), en donde también debían de completar enunciados de frases.
Los resultados muestran diferencias significativas entre los que sufren esquizofrenia y los controles, donde los esquizofrénicos tienen dificultades en evocar acontecimientos positivos ya sean del pasado o del futuro.
Diferencias que ya empiezan a ser evidentes en las personas con rasgos de personalidad de esquizotipia, donde existe una mayor difusión del pensamiento, con menor número de detalles sobre acontecimientos del pasado o de las ideaciones del futuro; mostrando en definitiva una reducida capacidad de imaginación.
Entre las limitaciones del estudio está el escaso número de participantes por grupo.
Igualmente, la falta de una teoría previa que sustenten estos resultados hace que deban de considerarse como exploratorios.
A pesar de las limitaciones anteriores se puede entender que Una forma de detectar la esquizofrenia es tener en cuenta estas características encontradas, es decir, una fAlta de imaginación, una dificultad para recordar hechos pasados y para idear hechos futuros, y una escasa inclusión de acontecimientos positivos en los mismos.
A pesar de lA complejidad de la detección de la esquizofrenia, el haber encontrado estas características en personas con rasgos de personalidad esquizotípica dan señal sobre que estos pueden derivar a una verdadera esquizofrenia.
Todavía queda por conocer la relación entre los rasgos previos de personalidad y la enfermedad mental, así como los agentes que puedan desencadenar este “paso”.
A pesar de lo cual, la detección de este tipo de pensamiento puede dar pistas para rea
Salud Mental: Entrevista a Dª. Verónica Romero Ferreiro, investigadora de la Universidad Complutense quien nos habla sobre las neurociencias y sobre su relación con la salud mental.
A continuación reproduzco entrevista a Dª. Verónica Romero Ferreiro, investigadora de la Universidad Complutense, quien nos habla sobre conceptos introductorios de las Neurociencias.
– ¿Qué es la Neurociencia?
La neurociencia es un enfoque multidisciplinar en el que especialistas de muy distintos ámbitos como neurólogos, biólogos, psicólogos y psiquiatras, entre otros, trabajamos en conjunto para establecer las bases cerebrales que sustentan la conducta tanto normal, de la que queda mucho por saber, como patológica.
– ¿Cómo surge la Neurociencia?
La neurociencia surge a finales de la década de los cincuenta y principios de los años 60, como una disciplina de carácter superior que permitía la confluencia e interdisciplinariedad de todas estas áreas implicadas en el estudio del cerebro. Véase Cowan et al., 2000 para una revisión de los factores que llevaron a la convergencia de distintos campos de estudio sobre el cerebro en una única disciplina común, la Neurociencia. Cowan, W. M., Harter, D. H., & Kandel, E. R. (2000). The emergence of modern neuroscience: some implications for neurology and psychiatry. Annual review of neuroscience, 23(1), 343-391.
– ¿Qué distingue la Neurociencia de otras ramas como la biología, la fisiología o la psicología?
La neurociencia es el punto de encuentro de diversas áreas de conocimiento que tienen mucho que aportarse entre sí. La parcelación del conocimiento es útil a efectos prácticos, pero para avanzar en el conocimiento completo de la mente humana es categóricamente necesaria la comunicación entre diferentes expertos.
– ¿Cuáles han sido los grandes hitos de la Neurociencia?
El hito más importante es el caso de Phineas Gage, un obrero de ferrocarriles de buen carácter que sufrió en 1848 un accidente en el que una barra de hierro le atravesó el cráneo por la parte frontal y tras una recuperación casi milagrosa, le quedó como secuela un cambio en su carácter, volviéndose irritable, impaciente, obstinado incluso obsceno. Este caso está considerado una de las primeras evidencias científicas que sugerían que una lesión en el lóbulo frontal del cerebro, podía alterar aspectos de la personalidad, la emoción y la interacción social del individuo. Actualmente tanto el cráneo como la barra de hierro se conservan en el museo de medicina de la universidad de Harvard. Además, en España, el 2012 fue declarado el año internacional de la Neurociencia, lo que ha propiciado una mayor difusión y conocimiento de esta disciplina en nuestro país.
– ¿Cuál es la población objeto de estudio de las Neurociencia?
Podría decirse que la neurociencia estudia el sistema nervioso humano como principal objetivo. Por un lado en sujetos sanos, y por otro su aplicación a la población clínica. Sin embargo es también pertinente recordar que como en otras ramas de la ciencia, como la medicina, el estudio de animales como simios o cetáceos con los que guardamos ciertos parecidos es también muy enriquecedor para el estudio del ser humano.
– ¿Va el avance en la Neurociencia parejo al desarrollo tecnológico?
Indudablemente el desarrollo y perfeccionamiento técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética funcional (RMf), o la tomografía por emisión de positrones (PET) nos permiten observar estructuras o áreas cerebrales y también detectar cambios en la actividad durante la realización de determinadas tareas lo que nos permite de alguna manera “situar” ciertos procesos mentales en estructuras cerebrales concretas.
– ¿Requiere la investigación en la Neurociencia de equipamiento específico?
Cada vez hay técnicas que nos permiten obtener medidas más sofisticadas y precisas y evidentemente es una tecnología que requiere una elevada inversión económica, por no hablar del personal cualificado que sepa manejarla e interpretar los resultados. La inversión del Gobierno de Español en esta materia sigue distando mucho de lo que sería realmente necesario, pero me gustaría destacar un centro español pionero en esta materia fundado en 2013: El Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) de la Universidad de Granada (UGR) (http://cimcyc.ugr.es/)
– ¿En qué se está investigando ahora en la Neurociencia?
Actualmente, queda mucho por saber sobre el cerebro “normal”. Procesos como la atención, el aprendizaje y la memoria, la percepción, el procesamiento emocional… siguen aún estudiándose en personas sanas. Por supuesto, también se están estudiando las enfermedades neurodegenerativas como las demencias o la esclerosis múltiple así como las enfermedades mentales, como la esquizofrenia, los trastornos generalizados del desarrollo o la ansiedad y depresión.
– ¿Cuáles son los logros alcanzados por la Neurociencia?
Es difícil enumerar los avances que ha hecho la neurociencia, pero hoy en día sabemos muchas cosas acerca de cómo funciona nuestro cerebro y por ejemplo que el área prefrontal de nuestra corteza cerebral interviene en el desarrollo de las funciones superiores, o la implicación de estructuras como el sistema límbico en el procesamiento emocional… Sin embargo, no se puede hablar de localizaciones concretas en el cerebro, ya que el cerebro humano es tan complejo que varias estructuras participan a la vez en muchos de los procesos.
– ¿Cuáles son los objetivos a alcanzar en un futuro de la Neurociencia?
El objetivo es seguir avanzando en el conocimiento de nuestra mente. Consolidar los conocimientos que vamos teniendo, ponerlos a prueba mediante nuevos estudios y responder a grandes interrogantes que plantean sobre todo las enfermedades mentales.
Continuamos la entrevista con Dª. Verónica Romero, investigadora de la Universidad Complutense, quien nos habla ahora sobre la relación de las Neurociencias y la Salud Mental.
– ¿Todas las enfermedades mentales tienen un sustrato en el cerebro?
Rotundamente, todas las enfermedades mentales tienen su correlato neurológico en el cerebro. El problema es que en muchas de ellas no podemos saber qué aparece primero, si el cambio a nivel cerebral, o el cambio en la conducta, puesto que ambos están relacionados y se influyen bidireccionalmente.
– ¿Existe un patrón identificable ya sea morfológico o de actividad cerebral para cada tipo de patología?
Hay evidencia de ciertas anomalías a nivel cerebral que parece que se asocian a determinadas enfermedades mentales. Sin embargo, aún queda mucho para poder realizar diagnósticos de enfermedades mentales basándonos en pruebas de neuroimagen. Lo que es seguro es que las nuevas investigaciones cambiarán las clasificaciones diagnósticas para, en lugar de agrupar las enfermedades por síntomas, hacerlo por anomalías cerebrales similares.
– ¿Por qué es tan difícil comprender las patologías como el TDAH, el autismo o la esquizofrenia?
Es difícil comprenderlas porque no conocemos su origen. Probablemente no hay una única causa, sino una confluencia de factores genéticos y ambientales. Además, los cambios observados a nivel cerebral son tantos y tan difusos que es difícil distinguir qué modificaciones son “originarias” del trastorno y cuáles son derivadas de las primeras.
– ¿Las neurociencias proporcionan un método válido de diagnóstico para la Salud Mental?
Actualmente no existe ninguna prueba diagnóstica en sí misma para las enfermedades mentales. Tanto las pruebas de neuroimagen, como los test o la observación clínica solo pueden aportar datos a un experto en salud mental que es quien realiza el juicio clínico final.
– Y sobre la evolución del tratamiento, ¿Puede las neurociencias comprobar la eficacia del tratamiento?
Es una de las aplicaciones más prometedora de las técnicas de las que se sirve la neurociencia. Cualquier cambio en la conducta ya sea por efecto de fármaco, de terapia, o de remisión espontánea debe tener su correlato neurológico a nivel morfológico y/o funcional.
– ¿Por qué es tan difícil la detección temprana en enfermedades como el Alzheimer?
A día de hoy, debido a la ausencia de marcadores específicos y sólo es posible un diagnóstico de «posible Alzheimer». El diagnóstico definitivo se realiza mediante un estudio anatomopatológico post-mortem de la persona.
– ¿Existen diferencias hombre-mujer en cuanto al sustrato neuronal de la salud mental?
Es innegable que existen diferencias morfológicas en los cerebros femeninos y masculinos, debido a la acción de las hormonas. Es por tanto plausible que en determinadas enfermedades mentales, se puedan encontrar diferencias de género.
– ¿Es la neurogénesis la solución para algunos problemas de salud mental, como el párkinson o las demencias?
No podemos decir que sea la solución al problema, puesto que bajo mi punto de vista, la verdadera solución sería conseguir que la enfermedad no llegara a aparecer, pero desde luego, constituye una de las vías de tratamiento que más se está investigando en la actualidad como forma de frenar el avance de las enfermedades degenerativas.
– ¿Puede la neuroplasticidad corregir cualquier tipo de lesión cerebral o enfermedad mental?
La plasticidad neuronal es un hecho. En contra de lo que se creía hasta hace poco, las neuronas pueden regenerarse y modificar sus funciones a lo largo de toda la vida de la persona. Sin embargo, a día de hoy no podemos decir que pueda corregir cualquier tipo de lesión. La capacidad del cerebro para recuperarse dependerá del tipo de lesión, su extensión, las características de la persona que la padece, el tipo de intervenciones específicas que se dirijan a la recuperación del mismo…
– ¿El avance de la neurociencia permitirá diseñar tratamientos específicos para cada persona con problemas de salud mental?
Sin duda, poder estudiar el cerebro de forma cada vez más sofisticada nos permitirá conocer mucho más en profundidad las necesidades de cada paciente y adaptar las intervenciones y tratamientos a las mismas.
– ¿Existe algún patrón cerebral especial en la esquizofrenia?
Paradójicamente, la esquizofrenia es uno de los trastornos más estudiados y a la vez, más desconocidos. Se han observado patrones como la hipofrontalidad – menor activación de las áreas prefrontales de la corteza cerebral- sin embargo, esto no constituye una característica ni definitoria ni exclusiva de la esquizofrenia.
– ¿Existe un componente genético en las bases de la esquizofrenia?
Es innegable que existe un componente genético, pues está bien demostrada la heredabilidad del trastorno. No obstante, la genética por sí sola no puede explicar en su totalidad la aparición del trastorno. Existen muchas teorías sobre la influencia del ambiente, la crianza, la exposición a acontecimientos vitales estresantes, como “desencadenantes” de esa vulnerabilidad genética subyacente.
– ¿A qué regiones afecta especialmente la esquizofrenia?
Se están encontrando diferencias entre pacientes y personas sanas en muchas áreas cerebrales, lo cual no quiere decir que todas ellas sean producto específico de la enfermedad. Muchas diferencias serán subproducto o consecuencia de algunas de ellas, de los fármacos, de las condiciones de vida que en muchas ocasiones sufren estos pacientes…
– ¿Está relacionado la extensión de las áreas afectadas con la gravedad de la esquizofrenia?
La realidad no es tan sencilla como “a más áreas afectadas, más grave es la enfermedad”. Los desequilibrios en los neurotransmisores, las alteraciones en la conectividad entre determinadas áreas, la menor activación de las mismas y un largo etc. son las que determinarán los síntomas y la gravedad de la enfermedad.
– ¿Por qué es tan resistente a tratamiento la esquizofrenia?
Porque el tratamiento es sintomático. Es como un catarro, no se sabe por qué aparece, por lo que se tratan sus síntomas: la fiebre, la tos, mucosidad… En la esquizofrenia pasa algo parecido, mientras no se sepa que alteración es la primeria, no se podrá atajar el problema “de raíz”.
– ¿Cómo explica las neurociencias los delirios y las alucinaciones?
Existen estudios que muestran que durante una alucinación visual o auditiva, las áreas del cerebro que se activan normalmente cuando vemos u oímos algo se encuentran activas en estos pacientes, de ahí la sensación tan potente de certeza con la que los pacientes las vivencian. Sin embargo, qué causa esta activación cerebral es todavía una pregunta sin una respuesta definitiva.
Desde aquí le agradezco a Dª. Verónica Romero, investigadora de la Universidad Complutense, por sus aportaciones sobre las Neurociencias y su relación con la Salud Mental.
Una de las preocupaciones de las autoridades de los países es la salud mental en la migración, ya que se ha observado cómo existen más casos de afectados.
A nadie se le escapa que migrar, sobre todo cuando es por necesidad, es una decisión dura y difícil, máxime cuando se deja a la familia atrás. Llegar a un país nuevo, con costumbres y lenguas desconocidas hace que uno se sienta «descolocado», sin saber qué y cómo hacer.
Incluso cuando se comparte la lengua y algunas costumbres, cambiar de lugar de residencia, buscar casa, trabajo y empezar «desde cero», supone una situación de estrés, que de mantenerse, puede desencadenar en la aparición de enfermedades mentales.
La añoranza por su tierra añorada y por el cariño de sus familiares que quedaron atrás puede fácilmente generar sentimientos de desesperanza que conduzcan a estados de ánimos decaídos y de ahí a la depresión.
Una vivencia que en ocasiones pasa de ser individual a convertirse en el sentir de un «pequeño grupo» definido por sus orígenes, cultura o lengua.
Las minorías suelen presentar un comportamiento de «autodefensa» de su identidad y cultura, cerrándose sobre sí mismo, en muchos casos no permitiendo que ningún no miembro de su comunidad pueda ver ni compartir de sus prácticas y tradiciones, lo que puede llevar a aumentar el sentimiento de falta de integración de sus miembros.
En ocasiones la cultura «mayoritaria» prima sobre las demás, provocando que las minorías se concentren en «guetos» o en barrios dentro de las ciudades, en donde expresarse libremente en su forma de ser, pensar y comportamiento, alejado de las opiniones y comentarios de los demás con los que no comparte su ideología, religión o lengua, como si de una «burbuja» se tratase.
Un reciente estudio realizado por Tilburg Unversity (Paises Bajos) publicado en Europe’s Journal of Psychology analiza la cuestión de la salud mental de los inmigrantes prestando especial atención a los antecedentes familiares que pudieran incidir, para determinar el riesgo de la salud mental en la migración.
En la línea de los estudios previos donde hallaban una relación de casi tres a una, entre inmigrantes y «nativos» del lugar, de forma que un inmigrante tenía tres veces más posibilidades de padecer trastornos como la esquizofrenia.
En el estudio se analizaron a 62 inmigrantes frente a no inmigrantes, evaluando mediante pruebas estandarizadas de salud mental, así como el historial familiar de trastornos.
Los resultados arrojan que los inmigrantes muestran más trastornos psicóticos tanto si tienen o no antecedentes familiares, aunque cuando estos se dan, el porcentaje de afectados es superior, grupo que además muestra un mayor número de situaciones de riesgos para la salud como el consumo de sustancias, así como sentimientos de ansiedad y depresión, percibiendo su situación como desesperanzadora.
El estudio concluye que los inmigrantes que ya tienen en su familia antecedentes de problemas psicóticos son más sensibles de sufrirlo debido a la exposición crónica ante una adversidad social, que en circunstancias «normales» no se presentaría, o de hacerlo sería en menor grado.
Queda pues corroborado la relación entre los factores ambientales y la genética en la aparición de trastornos como la esquizofrenia, donde a pesar de la importancia de la herencia es preciso que existan suficientes elementos «externos», como en éste caso, el de la inmigración y todo lo que conlleva, para poner en riesgo salud mental en la migración.
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