Etiqueta: depresion-bipolar

  • ¿Es posible distinguir el Trastorno Bipolar por la sangre?

    ¿Es posible distinguir el Trastorno Bipolar por la sangre?

    Los avances en el diagnóstico, ya sean genéticos o biológicos, permiten un mejor reconocimiento de algunos trastornos como en el caso del Trastorno Bipolar.

    Diagnóstico Bipolar

    Una de las dificultades a las que se enfrenta el profesional de la salud es establecer el diagnóstico diferencial de otras patologías con sintomatología parecida, tal y como sucede al trastorno de depresión mayor y el trastorno bipolar.
    Ambos trastornos encuadrados en los trastornos del estado de ánimo, hacen que la persona sufra una profunda tristeza, con decaimiento del estado a ánimo, pero además puede aparecer pérdida de peso, disrupciones del sueño,… pero no es en esta sintomatología de los episodios depresivos en lo que se distinguen ambos trastornos.
    Los episodios maníacos, son lo opuesto a los depresivos, donde la persona parece llena de energía y de ideas grandilocuentes, sin freno en sus pretensiones y con muy poco juicio de realidad sobre las mismas.
    Es cuando se puede constatar estos episodios maníacos cuando es fácil establecer una distinción clara entre el trastorno bipolar del trastorno por depresión mayor.
    Los investigadores están haciendo un esfuerzo por tratar de encontrar un procedimiento que les ayude a establecer lo más rápidamente posible el trastorno bipolar, ya que una vez establecido se puede poner el tratamiento adecuado.
    Así se está investigando si los antecedentes familiares pueden servir para predecir la futura aparición de dicho trastorno, igualmente se intenta observar episodios de hipomanía, en donde no llega a expresarse «totalmente», pero que puede ser indicativo del trastorno bipolar, pero, ¿Puede un análisis de sangre aclarar la cuestión sobre la presencia de este trastorno?



    Diagnóstico Depresión

    Al menos así lo cree un equipo de la Universidad “Carlo Bo” de Urbino (Italia) que junto con la Universidad S de LU (Suiza) han tratado de averiguarlo, cuyo estudio ha sido publicado recientemente en el Open Journal of Depression.
    Para ello se ha observado cómo en pacientes ya diagnosticado con trastorno bipolar existen una serie de marcadores característicos en la sangre que no se encuentra en los pacientes con trastorno de depresión mayor, en concreto se han fijado en el ácido palmítico, el ácido linoleico y el ácido araquidónico.
    En el estudio participaron 132 sujetos, de ellos 65 tenían el diagnóstico de trastorno bipolar, 40 tenían el de depresión mayor, y los restantes 27 eran sujetos sanos y sirvieron de control.
    A todos ellos se les extrajo sangre, y de ello se extrajeron las plaquetas para su análisis.
    A los resultados biológicos se les administró un método matemático tridimensional construido para distinguir entre ambos tipos de psicopatologías.
    A través esta metodología se pudo distinguir perfectamente entre los paciente de uno y otro trastorno del estado de ánimo.

    Diagnóstico Trastorno Bipolar

    Esto abre las puertas a una nueva forma de diagnosticar, aunque es cierto que hay que tomar ciertas reservas al respecto.
    Aunque el análisis permite distinguir entre el trastorno de depresión mayor y el trastorno bipolar, no sirve todavía para establecer un diagnóstico desde cero, es decir, si viene un paciente, con este método no se puede saber lo que tiene, ya que no se han analizado el resto de psicopatologías para conocer sus marcadores.
    De momento, y sólo ante la duda de ambas psicopatología, puede usarse este método para establecer correctamente el diagnóstico y con ello dar el tratamiento adecuado.

  • ¿Sabias que la depresión quita a los hombres años de vida?

    ¿Sabias que la depresión quita a los hombres años de vida?

    La relación entre la salud física y la psicología está desde hace mucho bien establecida, aunque actualmente se están realizando nuevos descubrimientos.

    Salud y Calidad de Vida

    Si hasta ahora se conocía que cuando «maltratábamos» al cuerpo con demasiada presión esto provocaba un gran desgaste del mismo y que por tanto tuviese más posibilidades de «fallar» prematuramente.
    Al menos así lo han confirmado los estudios desde los años 60 en el que surgió el término de Personalidad Tipo A, para definir a aquellas personas que se mostraban especialmente competitivas, inquietas y con elevados niveles de estrés y ansiedad en su día a día.
    En estas personas se comprobó que tenían más posibilidades de sufrir alguna patología cardíaca, como el ataque al corazón, el cual de producirse, no sólo aumenta la posibilidad de tener otro ataque cardíaco si no que debilita sensiblemente este músculo tan importante como es el corazón, pudiendo acortar en muchos casos meses e incluso años de vida.
    Por contraposición surgió el término de personalidad tipo B, como una personalidad protectora de la salud, caracterizada por una persona en calma, con una mente en paz, donde se rige por los valores de la cooperación y la creatividad, pudiendo ser igualmente eficaz en sus tareas.
    En éste caso el corazón lejos de sufrir los «envites» diarios, parece estar protegido y con ello se producen menos ataques que en los de la personalidad tipo A, ¿Pero qué pasa con aquellas personas que sufren depresión?



    Depresión y Calidad de Vida

    Esto es lo que ha tratado de responder con una investigación desde la Facultad de Psicología Experimental, Universidad de Bristol cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Open Journal of Depression.
    En el estudio participaron 1413 personas, de los cuales 685 habían sufrido depresión (480 endógena y 205 reactiva), cuyas edades medias oscilaban desde los 44 a los 58 años en los que han sufrido depresión reactiva y depresión endógena respectivamente.
    De entre los participantes más de la mitad, el 67,7% fueron mujeres.
    Como grupo control se usaron los datos del Registro del Servicio Nacional de Salud (de Inglaterra) donde se obtuvo los datos de el número de ataques cardíacos sufridos así como la tasa de supervivencia de las personas con sus mismas edades.
    El ataque cardíaco es un problema preocupante en Inglaterra ya que anualmente provoca más de 82.000 muertes al año.
    Los resultados encontraron que los hombres tienden a sufrir un acortamientos significativo de la vida debido a problemas asociados al corazón, pero esta relación solo se produce en el caso de la depresión endógena.
    El estudio no entran a valorar las diferencias entre hombres y mujeres, las cuales ya habían sido informadas en estudios anteriores, pero sólo durante la época fértil de la mujer, en que se produce un menor número de incidencias en el corazón, equiparándose en porcentaje de casos a partir de la menopausia.

  • Nuevos hallazgos que mejoran el tratamiento de la depresión

    Nuevos hallazgos que mejoran el tratamiento de la depresión

    Terapia de grupo de Gaudibilidad: La combinación de la terapia tradicional con la terapia de grupo de Gaudibilidad permite obtener mejores resultados sobre el tratamiento de la depresión mayor.

    El problema de la depresión

    Una de las mayores preocupaciones en cuanto al tratamiento de pacientes que presentan depresión mayor es precisamente las recaídas, es decir, que pasado un tiempo vuelvan a manifestarse los síntomas depresivos otra vez.
    Desde la psiquiatría se ha avanzado mucho en el tratamiento farmacológico, superando los efectos secundarios indeseados de los primeros fármacos.
    Igualmente desde la psicología clínica se han desarrollado algunas terapias específicas de tipo cognitivo conductual que suelen aplicarse como complementarias a la intervención psiquiátrica, y que cuando remiten los efectos más graves de la depresión se convierte en el tratamiento primario, dejando progresivamente el tratamiento farmacológico.
    A pesar de lo cual, y una vez la persona se ha recuperado de la depresión, existe un porcentaje importante de recaídas, lo que en ocasiones puede poner en cuestión sobre la eficacia del tratamiento o sobre la “fragilidad” del mismo a lo largo del tiempo, ¿Pero qué se puede hacer para hacer frente a las posibles recaídas?



    Recaídas en la depresión

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada conjuntamente desde la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, el Centro Michoacano de Salud Mental, Secretaría de Salud Michoacán (México) y la Universidad de Toronto (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 la revista científica International Journal of Psychology and Psychological Therapy.
    Para ello ha realizado un estudio piloto sobre los efectos conjuntos del tratamiento antidepresivo tradicional junto con terapia de grupo de Gaudibilidad.
    En el estudio participó un reducido grupo de 7 pacientes a los que se les aplicó la terapia de grupo de Gaudibilidad, comparado con el grupo control de 10 pacientes que no la recibió, siendo todos ellos diagnosticados con depresión unipolar, excluyendo así posibles “complicaciones” en el tratamiento.
    Todos los participantes pasaron por el mismo tratamiento farmacológico con antidrepresivos y/o benzodiazepan, además de la terapia cognitivo conductual indicada para estos casos aplicado en el centro de salud mental de adultos.
    Al primer grupo además recibieron terapia de grupo de Gaudibilidad durante seis semanas, según un plan previamente establecido de 9 sesiones, en donde además del trabajo realizado durante la sesión se les pedía a los pacientes que realizasen diversos ejercicios en su casa que luego eran comentados durante la terapia grupal.
    Siendo la Gaudibilidad se define como un constructo que engloba todas aquellos modulares que tienen que ver con la capacidad de experimentar disfrute por parte de la persona, ya sean pensamientos, actitudes,…
    Al final de tres meses de tratamientos se les evaluó a todos de forma individualizada, en distintas escalas, pasados tres meses se les volvió a evaluar e igualmente se hizo lo mismo tras dos años desde la finalización del tratamiento.
    Los resultados son bastantes prometedores, ya que se encontraron efectos significativos en los que recibieron el tratamiento complementaron de Gaudiebility, un mejoramiento de los síntomas de la depresión, la escala de Gaudibilidad, del cuestionario sobre la calidad de vida percibida y sobre el estado de salud general percibido, pero además, y esto es quizás lo más importante, además se observó cómo estos efectos se mantienen tras tres meses e incluso tras dos años desde la intervención terapéutica.
    De lo cual se deduce que incorporando la terapia de grupo Gaudiebility, al tratamiento establecido para los casos de depresión unipolar, se consigue tanto maximizar los efectos de dicho tratamiento, y además se garantiza que los mismos se mantengan como mínimo durante dos años, evitando así la reaparición de síntoma depresivos propios de las recaídas.
    A pesar de los buenos resultados alcanzados, los mismos tienen que ser replicado con un mayor número de participantes antes de poder dar por establecida éste nuevo procedimiento conjunto como una mejor forma de hacer frente al tratamiento de la depresión, que según se muestra, no sólo sirve para combatir la enfermedad sino también las posibles recaídas, manteniendo los efectos positivos incluso un año después del tratamiento.

  • D. Héctor González  nos presenta Volviendo a la normalidad

    D. Héctor González nos presenta Volviendo a la normalidad

    D. Héctor González nos presenta Volviendo a la normalidad
    Entrevista a D. Héctor González Pardo, doctor en Biología y profesor de Psicofarmacología en la Universidad de Oviedo. Es investigador en el campo de la Neurociencia del comportamiento, es co-autor de «Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil» quien habla de su libro.



    Resumen:
    La invención de trastornos mentales se extiende a la infancia. Algunos problemas que tienen los adultos con la atención, la actividad y el humor de los niños están siendo capitalizados por la industria farmacéutica como dianas para la comercialización de medicamentos, sobre el supuesto de que son enfermedades cerebrales. Nos referimos, en particular, al TDAH y al trastorno bipolar infantil de reciente lanzamiento. Educar a los niños es mucho más complicado de lo que se piensa y el comportamiento de algunos supone un reto para su educación.

    A continuación trasncribo entrevista a D. Héctor González Pardo, co-autor del libro «Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil», quien nos habla en profundidad de su obra.

    ¿Por qué de un título tan polémico como Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil?

    Pregunta:- ¿Por qué de un título tan polémico como Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil?
    Respuesta:Nosotros entendemos que estas etiquetas diagnósticas (TDAH y TBI) no tienen validez clínica demostrada y ni siquiera una base neurobiológica.

    ¿Entonces cómo define estas etiquetas diagnósticas de TDAH y TBI?

    – ¿Entonces cómo define estas etiquetas diagnósticas de TDAH y TBI?
    Como mucho, son meras descripciones por parte de los adultos de las conductas «problemáticas» en algunos niños, que ni siquiera alcanzan el estatus de enfermedad o trastorno mental.

    ¿Cómo justifica las alteraciones en el comportamiento de los pequeños con TDAH y TBI y cómo se pueden tratar?

    – ¿Cómo justifica las alteraciones en el comportamiento de los pequeños con TDAH y TBI y cómo se pueden tratar?
    En todo caso entendemos que sí existen problemas de conducta infantiles relacionados con la atención, la actividad motriz, la impulsividad y el estado anímco que deben ser abordados desde todos los ámbitos (educativo, familiar, psicológico e incluso médico) para desenmascar si bajo estos problemas de conducta se encuentra algún otro problema en el ámbito psicosocial (conflictos familares, económicos, maltrato psíquico o físico), educativo (en el ámbito familar o escolar) o médico (problemas visuales, auditivos, neurológicos, endocrinos, etc.). Por tanto no proponemos ningún «tratamiento» en el libro para el TDAH o el trastorno bipolar, ya que no asumimos que sean diagnósticos psiquiátricos o psicológicos válidos.

    ¿Por qué presindir de estas etiquetas de diagnóstico?

    – ¿Por qué presindir de estas etiquetas de diagnóstico?
    No pensamos por tanto, que etiquetar a los niños simplemente con TDAH o Trastorno bipolar infantil (o trastrono de desregulación disruptiva del estado de ánimo en la reciente versión del manual diagnóstico DSM-5) ayude a estos niños, sino más bien lo contrario, ya que estos niños (y sus padres o cuidadores) adoptan un papel pasivo al conformarse con recibir un «diagnóstico» psiquiátrico y muchas veces reciben un tratamiento con psicofármacos, por lo que los niños asumen un papel de enfermos mentales con el estigma social que conlleva. Por tanto, no se buscan explicaciones de ningún otro tipo a su conducta «problemática» bajo el modelo médico de «enfermedad mental» que prevalece en nuestros días.

    ¿Y cómo explica el éxito del tratamiento del TDAH si no se considera una enfermedad como tal?

    – ¿Y cómo explica el éxito del tratamiento del TDAH si no se considera una enfermedad como tal?
    La medicación para el TDAH (principalmente fármacos psicoestimulantes como el metilfenidato y las anfetaminas) aparentemente disminuyen la conducta problemática de estos niños así diagnosticados, al aumentar la atención sostenida, disminuir la conducta problemática en clase y también su actividad motriz excesiva. Sin embargo, a largo plazo estos mismos fármacos no mejoran ni el rendimiento académico ni sus habilidades sociales y no está claro que sus beneficios a corto plazo se traduzcan en un mejor funcionamiento e integración social y familiar, como demuestan varios estudios que se comentan en nuestro libro.

    TZSpfaiwsU0 https://youtu.be/TZSpfaiwsU0

    ¿Y que se puede decir del diagnóstico del TBI?

    – ¿Y que se puede decir del diagnóstico del TBI?
    Por otro lado, el trastorno bipolar infantil es frecuentemente codiagnosticado (los especialistas dicen que es «comórbido») en niños con TDAH y este diagnóstico está en aumento sobre todo en los EE UU. A pesar de que sus criterios diagnósticos basados en la conducta del niño (basado en irritabilidad y «rabietas» frecuentes en niños) son muy discutidos, criticados y diferentes a los del trastorno bipolar en adulto por los especialistas, es un diagnóstico «de moda» que incluso sustituye al de TDAH en muchos casos.
    Se ha propuesto incluso que la medicación psicoestimulante en niños con diagnóstico inicial de TDAH puede dar lugar frecuentemente a estos «síntomas conductuales» asociados con el diagnóstico de TBI, por eso ambos trastornos mentales aparecen frecuentemente asociados.

    ¿Y que hay sobre la eficacia del tratamiento del TBI?

    – ¿Y que hay sobre la eficacia del tratamiento del TBI?
    Los niños con TBI se tratan con fármacos antipsicóticos, que se utilizan en le tratamiento de la esquizofrenia principalmente y cuyos efectos adversos en un organismo aún en desarrollo son nefastos y en muchos casos desconocidos. Los peligros a largo plazo de la mediación para el TDAH también son desconocidos, pero en diversos estudios hay evidencias de cambios en la anatomía y función cerebrales, aparte de alteraciones endocrinas o cardiovasculares preocupantes.

    ¿Están fundadas sus opiniones acerca del TDAH o TBI?

    – ¿Están fundadas sus opiniones acerca del TDAH o TBI?
    En ambos casos (TDAH o TBI), no existen pruebas o «marcadores biológicos» médicos válidos que ayuden a su diagnóstico (análisis de sangre, escáneres cerebrales, pruebas neurológicas, bioquímica, genética) y por tanto su diagnóstico se basa en criterios de observación del comportamiento (casi siempre por padres o educadores, no de los niños) por acuerdo o consenso entre psiquiatras que elaboran los manuales diagnósticos más empleados (DSM o CIE).

    ¿Y los resultados que han llevado a la creación de estas categorías de diagnostico de TDAH o TBI?

    – ¿Y los resultados que han llevado a la creación de estas categorías de diagnostico de TDAH o TBI?
    En nuestro libro analizamos detalladamente y denunciamos la falta de validez y subjetividad de estos criterios conductuales para el TDAH y el TBI propuestos en estos manuales.
    También describimos las tácticas de marketing farmacéutico que influyen en las decisiones de los profesionales sanitarios sobre el diagnóstico TDAH/TBI y su tratamiento principalmente farmacológico al propagar un modelo neurobiológico de ambos trastornos mentales, que favorece el uso de la medicación como si se tratase de una enfermedad neurológica.
    Por último, en nuestro libro damos a conocer estas prácticas de marketing para promocionar el modelo de enfermedad mental acerca del TDAH y del TBI en Europa y los EE UU, así como el uso de la medicación como parte integral del «tratamiento».

    nBwvbs5hrAc https://youtu.be/nBwvbs5hrAc

    ¿Qué efectos provocan estas prácticas de marketing en la población?

    – ¿Qué efectos provocan estas prácticas de marketing en la población?
    Tanto políticos, como padres, educadores y profesional sanitario están asumiendo este modelo médico de los problemas de conducta infantiles, por diversos intereses, no sólo de la industria farmacéutica, que se describen en el libro.

    ¿Qué proponen como alternativa a estas etiquetas diagnósticas?

    – ¿Qué proponen como alternativa a estas etiquetas diagnósticas?
    Como propuesta, nosotros pretendemos que los profesionales sanitarios, educadores, padres y políticos se replanteen la progresiva medicalización o patologización de la conducta infantil, reflexionando acerca de posibles factores sociales e intereses diversos que se esconden detrás de las etiquetas diagnósticas TDAH y TBI.

    ¿Qué alternantiva proponen para los problemas de conducta que pueden mostrar los más pequeños?

    – ¿Qué alternantiva proponen para los problemas de conducta que pueden mostrar los más pequeños?
    Por otra parte, proponemos que estos problemas de conducta se aborden desde un punto de vista abierto, teniendo en cuenta tanto factores psicosociales y médicos reales que puedan explicar estas conductas. La solución a estos problemas de conducta no es fácil, no damos ninguna receta mágica, pero desde luego hay diversas formas de entender estos problemas de conducta que no se basen en asumir un diagnóstico falaz como TDAH / TBI y esperar que una medicación «específica» (no lo es, actúa igual en niños sin esos diagnósticos) nos ayude a solucionar el problema.



    ¿Quiere comentar algo más sobre su obra a modo de conclusión?

    – ¿Quiere comentar algo más sobre su obra a modo de conclusión?
    Todas estas afirmaciones se basan en un análisis detallado de los estudios científicos sobre el tema y la experiencia profesional en el campo de la Psicología clínica, psicopatología y neurobiología de los autores del libro. Se analizan casos reales que varios autores del libro, en los que prevalece el diagnóstico TDAH, que resultaron tener otras causas y se solucionaron por sí solos sin el abordaje clínico usual.

    El libro se puede encontrar en todas las librerías además se puede adquirir directamente a la casa editorial a través de su página web: http://www.alianzaeditorial.es/libro.php?id=3574480&id_col=100508
    Y para contactar con el autor se puede hacer a través de la página de la Universidad de Oviedo: http://grupos.uniovi.es/web/hgpardo

    Desde aquí mi más sentido agradecimiento a D. Héctor González, doctor en Biología y profesor de Psicofarmacología en la Universidad de Oviedo. Es investigador en el campo de la Neurociencia del comportamiento, Co-autor del libro «Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil» quien nos explica las claves de su obra.

  • ¿Existe una relación entre padecer artritis y la depresión?

    ¿Existe una relación entre padecer artritis y la depresión?

    Cuando sufrimos una enfermedad, esto va a afectar a nuestro estado de ánimo, sobre todo si esta es incapacitante o conlleva dolor como en el caso de la artritis.

    La artritis

    Cuanto más incapacitante sea y con ello más dependiente nos haga de la ayuda de los demás, más nos afectará en nuestra autoestima y nuestro estado de ánimo en general.
    Igualmente cuanto el dolor se hace constante, es va a afecta además a nuestro humor, volviéndonos irritables y susceptibles, creando en algunos casos un estado continuo de tensión con los que se convive.
    Pero cuando la enfermedad se mantiene en el tiempo y el dolor no cesa, eso puede desencadenar en un trastorno psicológico como la depresión mayor, ¿Pero qué sucede con la artritis?,
    La artritis es una enfermedad por la cual se inflaman las articulaciones haciendo que éstas duelan.
    La importancia de haber seleccionado la artritis es que según algunos estudios, afecta a 1 de cada 5 adultos en EEUU.
    Basándose en lo anterior, y tal y como se ha dicho, pero ¿Está relacionada la artritis con la depresión mayor?



    Depresión y artritis

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde la Facultad de Trabajo Social, Universidad de Toronto (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Depression Research and Treatment.
    Al tratar de conocer los efectos de una enfermedad crónico en el tiempo, se ha diseñado un estudio longitudinal durante 12 años, donde se han tomado medidas del nivel de depresión cada 2 años.
    Se seleccionaron dos grupos de participantes de macroestudio del The National Population Health Survey (NPHS) que se inició en 1994.
    Un primer grupo de personas que padecían artritis compuesto por 138 mayores de edad, y otro que no sufría artritis que servirá grupo de comparación de 78 mayores de edad.
    Los resultados informan sobre una clara relación entre la edad y la presencia de depresión, aunque los resultados sobre la remisión de los síntomas han sido cuanto menos sorprendentes ya que los mayores de 55 años, se han recuperado mucho antes que los más jóvenes, aspecto que no han sabido explicar adecuadamente.
    Además esta relación muestra que se tarda más en superar la artritis cuando está presente un estado de depresión que el grupo control, algo que puede ser hasta comprensible, si tenemos en cuenta que un estado depresivo tiene una incidencia directa en el estado general de salud y en el sistema inmunitario en concreto, retardando la recuperación del organismo ante cualquier lesión o infección.
    A parte de los resultados más o menos esperable, al haber usado muchos datos del macroestudio ha permitido obtener conclusiones todavía pendiente de corroborar por otros estudios, como son que la artritis tarda mas en superarse cuando va acompañada de migrañas, igual resultado se ha obtenido cuando el participante sufrido situaciones abusos durante la infancia, o los padres han sido consumidores de sustancias adictivas.
    Aspectos estos, la migraña, el abusos infantil y el uso de sustancia adictivas por parte de los padres, que se habían relacionado con anterioridad con la depresión, pero no con la artritis.
    Los autores destacan al importancia de sus hallazgos debido a los efectos negativos de la depresión en la artritis como son el incremento de la dependencia, la disminución del seguimiento del tratamiento e incluso la ideación de suicidio.

  • ¿Qué es peor socialmente el trastorno depresivo o el bipolar?

    ¿Qué es peor socialmente el trastorno depresivo o el bipolar?

    Tanto en el trastorno depresivo como en el trastorno bipolar se producen episodios depresivos pero ¿Cuál de los dos trastornos es más incapacitante socialmente?

    Depresion bipolar

    Si durante la fase pasiva o depresiva, la persona parece «apagarse», perder el interés por todos y por todo, sin querer relacionarse con los de su alrededor, buscando la soledad y el aislamiento, y en muchos casos sin ganas de salir si quiera de la cama.
    En la fase maníaca, exclusiva del trastorno bipolar, se produce todo lo contrario, es decir, se produce una euforia en la persona que le lleva a hacerle creer que puede hacer cualquier cosa, se incrementa considerablemente le apetito así como el realizar actividades placenteras, buscando la compañía de los demás.
    Pero volviendo sobre la fase depresiva, ¿Es posible encontrar diferencias entre el episodio depresivo sufriendo en un trastorno por depresión mayor que por uno sufrido por un trastorno bipolar?



    Sufrimiento depresion

    A esto es precisamente a lo que pretende contestar un reciente estudio llevado a cabo por el Colegio Médico SMS, el Colegio Médico Gubernamental BPS para mujeres, y el Instituto de Ciencias Médicas de Toda la India (India) y publicado en la revista científica Depression Research and Treatment.
    En el estudio participaron 96 personas, la mitad de ellas con diagnóstico de trastorno por depresión mayor y la otra mitad por trastorno bipolar.
    A todos los participantes se les administró un cuestionario estandarizado denominado Herramienta del rango de deterioro del funcionamiento (Range of Impaired Functioning Tool – LIFE-RIFT) donde se analiza la afectación de los desórdenes de los estados de ánimo en cuatro facetas: el laboral, el de las relaciones sociales, el de satisfacción y el de recreación. Proporcionando la suma total de las cuatro anteriores un índice global de afectación.
    En ambos casos, tanto ante el trastorno de depresión mayor como en el trastorno bipolar se encontraron afectados negativamente los cuatro ámbitos de la vida evaluados.
    Los resultados indican que no se mostraban diferencias significativas en las facetas evaluadas, aunque sí en el índice global obtenido de sumar las valores de las cuatro facetas.
    Los autores del estudio tratan de explicar estas diferencias en función de la disonancia crónica, concepto que hace referencia al desajuste con respecto a lo esperado en las relaciones sociales, siendo ésta más perjudicadas precisamente por que no se sabe qué esperar, pues en una persona con un trastorno depresivo mayor siempre se mostrará de la misma forma y con los que conviven pueden llegar a aceptar e incluso adaptarse a dicha circunstancia, pero los cambios bruscos del trastorno bipolar dificultan esta adaptación, provocando un mayor deterioro social.
    Tampoco se encontraron diferencias significativas en cuanto al índice global obtenido ni en función de la edad de aparición del trastorno tanto de depresión mayor como bipolar, ni en función del número de episodios sufridos. Luego el deterioro global sería independiente de estos dos datos.

    Sufrimiento bipolar

    Tal y como afirman los autores del estudio, aunque los resultados parecen claros, estos deben tomarse en cuenta en función de la cultura propia que comparten todos los participantes, siendo necesario investigación transcultural para comprobar si estos resultados se mantienen en otras latitudes, o presentan otras diferencias significativas.

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