Uno de los grandes problemas que tienen los fumadores es que a pesar que quieren no consiguen dejar de fumar.
Al menos así lo han experimentado miles de personas durante años, lo que ha motivado cierta controversia al respecto, sobre si realmente los fumadores querían dejar de fumar o no.
Adicción al tabaco
Hay que tener en cuenta que se trata de una adicción a sustancias, en este caso a la nicotina. Esto hace que el dejarlo provoque lo que se denomina «el mono», un ansia por volver a tener contacto con la droga, unido a irritabilidad, búsqueda del aislamiento, falta de apetito e incluso desatención personal.
Esto acompañado a una «necesidad fisiológica» de recibir la misma cantidad de nicotina que con anterioridad conseguía con el consumo de tabaco.
Pero esta dependencia física es «efímera», y en pocos días, o a lo máximo semanas, se disipa y se «olvida». El organismo se adapta a la nueva situación y deja de «reclamar» dicha sustancia.
Aun y con esto, no se puede considerar que la persona esté desintoxicada, ya que queda superar la dependencia psicológica, que hace que la mayoría de los que lo dejan recaigan, pero ¿Por qué es tan difícil dejar de fumar?
Dejar de fumar
Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde el College of Arts and Sciences, Universiti Utara Malaysia conjuntamente con el Department of Group Human Capital, Kuala Lumpur (Malasia) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica International Journal of Social Science and Humanity.
En el estudio participaron seis fumadores crónicos, de los cuales dos eran mujeres, con más de cinco años de fumar.
A todos ellos se les entrevistó personalmente para conocer sus hábitos de consumo, las variables que facilitaban dicho consumo, y sus creencias con respecto a los efectos sobre la salud del tabaco.
El estudio informa que el ambiente de trabajo y el hogar son los lugares en donde se les facilita el fumar; igualmente afirmaban que lo hacían por hábito o cuando estaban estresados; y todo ello a pesar de conocer los efectos negativos del tabaco.
Los autores del estudio indican que existe una disonancia cognitiva, es decir, una diferencia entre lo que piensan (el tabaco es malo para la salud) y lo que hacen (fumar de forma habitual).
Según la teoría de la disonancia cognitiva, al final el pensamiento y el comportamiento se acabarán equilibrando, por ejemplo dejando de fumar.
En el caso concreto de los participantes habían desarrollado estrategias cognitivas para reducir su presión con ideas como «llevo fumando muchos años y no me ha pasado nada».
Disonancia cognitiva
Una de las limitaciones del estudio es el escaso número de participantes, e igualmente el haber recogido sólo información de forma cualitativa, sin incorporar ninguna evaluación mediante escalas o cuestionarios.
Hay que tener en cuenta que en Malasia no está restringido el consumo de tabaco en espacios cerrados, tal y como lo está en muchos países de Europa, de ahí que en Malasia el trabajo sea un lugar propicio para fumar.
A pesar de lo anterior, el estudio ofrece una visión importante para explicar el fracaso por dejar de fumar, ya no es que los fumadores no sepan sobre los efectos negativos del tabaco, que lo saben; sino es que no lo «quieren ver».
Justificándose, minimizando las consecuencias, o con cualquier otra estrategia reducen la presión de la disonancia cognitiva, lo que hará que no quieren dejarlo realmente.