Una de las preocupaciones más grandes de los padres que tienen un hijo con autismo es saber si se va a recuperar, para llegar a ser un niño como los demás.
Hijo Autismo
Es por ello que cuando detectan los primeros síntomas acuden al especialista para ver qué es lo que le pasa al niño, pero sobre todo para saber qué se puede hacer, con la esperanza de que sea pasajero y se «cure».
A pesar de que algunos autores indican que a edades tan tempranas no es conveniente que reciban un diagnóstico, por las consecuencias sociales de «etiquetarlos», existe una necesidad más acuciante por dar solución al problema del pequeño.
Efectivamente existen programas de intervención terapéutica para el autismo, actualmente denominado trastorno del espectro autista, en dicha intervención se trata de entrenar al pequeño en los distintos aspectos en los que muestra deficiencias en comparación con el resto de los niños de su edad, es decir, trata de que el pequeño alcance el mismo desarrollo que los demás.
Además el hijo cuenta con la ventaja de que todavía se está desarrollando y sus neuronas son moldeables a los cambios, siendo este un importante factor para su equiparación con respecto a su nivel de desarrollo.
Entonces, ¿Se pueden corregir las deficiencias sociales del autismo?, pues depende de cada niño, sus circunstancias y la profundidad de su afectación, ya que en el caso del autismo leve, es relativamente fácil con una intervención adecuada, ¿Pero cuánto se tarda en curar el autismo?
https://youtu.be/4JGqa37BTwU
Social Autismo
Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguar conjuntamente desde la Universidad Católica de América y la Universidad de Maryland-College Park (USA), publicado recientemente en Journal of Psychological Abnormalities in Children.
En el estudio participaron 86 familias que incluía 15 niños y 2 niñas diagnosticadas con trastorno del espectro autista. Más de la mitad de los cuales además sufrían otros problemas asociadas como problemas de lecturas, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de oposición desafiante, y trastorno de ansiedad generalizada.
A todos los participantes, se les evaluó antes y después del tratamiento específico sobre el desarrollo de habilidades sociales que se llevó a cabo durante 12 semanas, para ello se les pidió a los padres y a los pequeños que completaran una escala estandarizada denominada Social Skills Improvement System-Rating.
Los resultados muestran que la intervención específica para el tratamiento del desarrollo de las habilidades sociales en niños y niñas diagnosticados con trastorno del espectro autista fueron significativamente satisfactorios después de 12 semanas de intervención, lo que supuso no sólo un aumento de las habilidades sociales entrenadas, si no también de la regulación del humor y de las emociones.
Mejora Autismo
Entre las limitaciones del estudio se encuentra el escaso número de participantes en el mismo, y especialmente destacable las pocas niñas del mismo, con lo que si se puede extraer alguna conclusión del estudio es sobre la mayoría de niños que participaron.
Igualmente la validez del instrumento de medida mediante auto-informes impide poder tener la certeza de que los cambios no son debido a la «deseabilidad social» de la intervención, por lo que sería conveniente incluir otros instrumentos de evaluación menos subjetivos tanto para padres como para los propios niños y niñas que han participado en el estudio.
Aunque la investigación se ha realizado con un número reducido de participantes, los resultados son prometedores, aunque antes de poderlo aplicar extensivamente hay que volver a comprobar los resultados con más casos.
Una de las grandes dudas que surgen cuando se tiene un hijo o un primo con autismo, es saber qué probabilidades tiene de que un nuevo hijo también lo padezca.
Herencia y Autismo
Sobre todo cuando todavía no se tiene claro cuál es el papel de la genética o del ambiente en la aparición de el trastorno del espectro autista, las dudas se incrementan y así lo muestran las consultas a los especialistas.
Los progenitores tienen «miedo» a que un nuevo miembro de la familia, pueda tener los mismos problemas comunicativos y de desarrollo que sufren los que tienen un trastorno del espectro autista, categoría recientemente adoptada tras la revisión del Manual de Diagnóstico de la Salud Mental (DSM) ahora en su versión V.
En donde se incluyen ahora el «antiguo» Autismo, el Síndrome de Asperger, Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado entre otros.
A pesar de este cambio de «etiqueta», la duda y el temor de los familiares permanece, ¿Hasta qué punto es heredable el autismo?, para lo cual existen unas pocas vía de investigación, como es el descubrir alguna anomalía genética y ver si el nuevo bebé lo tiene, como en el caso del Síndrome de Down donde tienen una alteración genética consistente en una copia extra del cromosoma 21; pero en el caso concreto del autismo, o del trastorno del espectro autista, no se conoce un único alelo o gen que esté alterado y que lo produzca, luego no se puede crear una prueba genética al respecto.
Por lo que la segunda forma de afrontarlo es mediante estadística, encuestando a las familias para conocer en qué porcentaje tener un hermano o un primo va a tener importancia a la hora de determinar si un nuevo miembro va a tener autismo, a este índice estadístico se denomina riesgo de recurrencia relativa (RRR), especialmente interesante resultan los datos obtenidos de gemelos y mellizos que permiten de forma indirecta conocer el papel de la genética en el desarrollo del autismo, ya que se conoce que los gemelos han compartido la misma carga genética, mientras que los mellizos no, entonces se puede saber que porcentaje se tiene de tener un hijo con autismo?
https://youtu.be/DmVYp42KOXk
Parentesco del Autismo
Esto es precisamente lo que ha tratado de responder desde la Universidad Karolinska (Suecia), King’s College de Londres (Inglaterra), la Escuelas de Medicina Ichan del Monte Sinaí (USA) recientemente publicado en Journal of American Medical Association.
En el estudio estadístico se incluyó la población infantil nacida entre 1982 y 2006, que incluía a 2.049.973 pequeños. Siendo 12 033 incluidos en el Trastorno del Espectro Autista, de los cuales había diagnosticado a 5.689 como autistas.
Con respecto al estudio con gemelos y mellizos, se dieron 8.338 y 29.032 casos respectivamente, de los cuales 41 de los gemelos tenían incluidos en el Trastorno del Espectro Autista, mientras que fueron 215 de los mellizos.
Los resultados informan de un importante componente de heredabilidad, RRR, que se amplia casi al 50% los casos de pequeños que tienen probabilidad de tener trastorno del espectro autista o autismo, cuando tienen ya un hermano o primo que lo padece.
Esto supone un porcentaje demasiado elevado para con respecto a otras investigaciones que lo estimaban cerca del 39 a 49%, lo que podría explicarse por la idiosincrasia de la población analizada que a pesar de ser bastante extensa, también mantiene una cultura propia.
Ya en otras investigaciones se ha observado cómo no se pueden extraer conclusiones generales de poblaciones específicas a pesar del gran número de casos estudiados, por lo que se requiere nueva investigación al respecto antes de extraer conclusiones sobre la heredabilidad del Trastorno del Espectro Autista o del Autismo.
Una de las mayores dificultades teóricas a la hora de establecer un diagnóstico clínico, es saber si se tratan de diferencias cualitativas o cuantitativas.
Cualitativo Autismo
La cuestión es saber si aquello a lo que categorizamos como trastorno, está por encima o por debajo de lo normal, que sería el caso de la aproximación cuantitativa, por ejemplo con la inteligencia; o se trata de algo totalmente diferente, como en el caso del trastorno de esquizofrenia.
En el caso concreto del autismo, ahora denominado del trastorno del espectro autista, se ha observado cómo el paciente diagnosticado tiene afectada determinadas áreas, especialmente la relativa al mundo social, mientras que las otras muestra un desarrollo normal.
Las personas con trastorno del espectro autista muestra dificultades para atender, comprender y mantener las relaciones sociales, y aunque existen diferencias individuales, además tienen problemas en comunicar, especialmente en lo que se refiere al mundo de las emociones.
Algunos autores defienden que se trata de una diferencia cuantitativa, entre el autista y el «normal», mientras que otros afirman que se trata de algo cualitativo, una forma de resolver esta cuestión es respondiendo a la siguiente pregunta, ¿Muestran diferencias neuronales las personas con autismo?
https://youtu.be/zAgynHAGM-g
Cuantitativo Autismo
Esto es precisamente lo que intenta descubrir desde la Universidad Kanazawa, la Universidad Fukui, la Universidad de Osaka, Universidad de Nagoya, el Centro Nacional Neurológico y Psiquiátrico y el Instituto Nacional de Ciencias Fisiológicas, publicado recientemente en la revista científica Molecular Autism.
En el estudio participaron 19 adultos diagnosticados con trastorno del espectro autista con alta funcionalidad y 21 adultos «normal» con los que realizar la comparación.
A todos los participantes se les administró una prueba con resonancia magnética funcional, fijándose en dos áreas, la Corteza Prefrontal Media Anterior, y la Corteza Cingulada Posterior, ambas regiones implicadas en el procesamiento social, área especialmente alterada en las personas diagnosticadas con el trastorno de espectro autista.
Los resultados muestran diferencias significativas entre los cerebros de los participantes del grupo control frente a los que están diagnosticado con el trastorno del espectro autista, lo que significaría que el autismo no es tanto una cuestión cuantitativa, sino cualitativa, ya que al tener un cerebro «diferente» va a «ver el mundo social» de forma distinta a como lo hacen los del grupo control.
Diagnostico Autismo
Los autores indican de que este resultado es preliminar y se precisa de mayor investigación para concretar qué papel juegan estas dos áreas significativamente diferentes entre los participantes del grupo control y los diagnosticados con trastorno del espectro autista.
Entre las limitaciones del estudio, es que todos los participantes, tanto los que tenían diagnóstico de trastorno del espectro autista como los del grupo control, todos ellos eran hombres, por lo que no es posible extender sus resultados a las mujeres que sufren este trastorno, ya que requiere de nueva investigación para poder concluir adecamente al respecto.
El estudio abre la posibilidad a un diagnóstico más eficaz que los que se realizan actualmente, siendo un biomarcador más rápido en obtener información útil para restablecer el diagnóstico del trastorno del espectro autista.
Aunque los primeros signos del autismo pueden aparecer muy tempranamente, el diagnóstico del mismo suele tardar en producirse, ya que depende de la observación.
Detección Autismo
Esto es sin duda una desventaja, tanto para el paciente autista como sus padres, ya que cuando antes se detecte, antes se puede iniciar la intervención terapéutica para compensar los «desfases» que este trastorno produce en el desarrollo del menor, especialmente en el área de la comunicación. Sabiendo que cuanto más tiempo pase sin que el pequeño/a esté sin diagnosticar ni tratar, mayores serán las dificultades que muestren y con ello más difícil el trabajo terapéutico posterior. Y por el contrario, los estudios recientes informan de los enormes beneficios en el desarrollo de los pequeños cuando estos han sido diagnosticados y tratados en los dos primeros años de vida. Una observación que debe de ser llevada por expertos entrenados, lo que dificulta la labor de poder ver al pequeño durante mucho tiempo antes de poder establecer el diagnóstico certero. Algunos autores como Zwaigenbaum, señalan que se puede evidenciar el autismo, ya desde el primer año de vida. A ello unido que en los últimos año se ha hecho un esfuerzo tecnológico por desarrollar programas que rastrean determinados patrones, característicos en este caso del autismo, para facilitar la labor del experto a la hora de identificar comportamientos y con ello mejorar el diagnostico. Entonces, ¿Se puede juntar ambas vías, el de la detección temprana con el de la identificación mediante software específico de imágenes grabadas de los pequeños (vídeos caseros)?
https://youtu.be/ZdL53BkrMBU
Diagnóstico temprano Autismo
Esto es precisamente lo que tratan de averiguar desde la Universidad de Duke, la Universidad de Minnesota (USA) y la Universidad de Campinas (Brasil) publicado recientemente en Autism Research and Treatment. Para ello han desarrollado un programa, que busca rasgos más característicos del autismo en edades tempranas, seleccionando los momentos en que aparecen estos en las imágenes, para que basado en ello, el experto pueda dar con un diagnóstico más acertado, pero sobre todo antes. Por tanto el programa en sí, no establece el diagnóstico, pero sí extrae las secuencias «significativas» que debe de revisar el experto para poder basar su diagnóstico. Para probar la eficacia del programa han empleado una escala estandarizada de observación de autismo en bebés (AOSI) junto con el programa que analiza distintas características faciales de los pequeños, en concreto analiza la capacidad de atender a dos estímulos, primero uno y luego otro, y el rastreo del movimiento de objetos en un movimiento lateral. En el estudio participaron 12 pequeños, de entre 5 y 18 meses; estos pequeños tenían hermanos/as con diagnostico de trastorno de espectro de autismo, por lo que estaban en la población de alto riesgo de padecer ellos mismos autismo. Se realizó una evaluación clínica por parte de dos psiquiatras, que conformarían el grupo de expertos; en el grupo de los inexpertos entrenados, participaron dos estudiantes. Se compararon los resultados de los expertos clínicos, frente a los inexpertos, y ambos frente al visionado por parte de un experto de los fragmentos seleccionados por el software. Además de la eficacia demostrada tanto sobre el grupo de expertos como en el inexpertos entrenados, los investigadores defienden el bajo coste de producto final, con lo que facilitará en breve poder extenderse a todos los centros especializados que así lo soliciten, que bajo la supervisión de un experto entrenado, facilite el diagnóstico de autismo de una forma más temprana y confiable, con lo que poder iniciar el tratamiento oportuno.
Síntomas Autismo
Aunque tal y como los autores matizan, este es el primer resultado, y debe de ser validado por nuevos estudios, antes de poder concluir sobre la utilidad clínica del empleo de éste software de bajo coste que permitirá un diagnostico temprano del autismo.
Una de las características de los niños con autismo es la diferencia en el procesamiento emocional, pero aún quedan muchas cuestiones por resolver al respecto.
Emocion Autismo
Los niños autistas tienen problemas evidentes de comunicación, pero estos no se circunscriben a la formación y entendimiento del lenguaje, si no también a la comunicación emocional, la cual es aún más compleja, ya que involucra tanto un cambio de tonalidad o prosodia del lenguaje además de una gran carga emocional del lenguaje no verbal, especialmente en el rostro.
Estos pequeños desde muy temprana edad muestran diferencias en el procesamiento del rostro humano, prestando el mismo nivel de atención tanto si el rostro en una posición correcta (cejas arriba, nariz en medio y labios abajo) como si está boca abajo (labios arriba, nariz en medio y cejas abajo), en cambio los niños con un desarrollo «normal» reconocen antes el rostro cuando la cara está en su posición correcta.
Algunos autores hablan de un déficit a la hora de «conjuntar» los distintos elementos del procesamiento emocional, que por separado parecen ser capaces de distinguir correctamente, lo que haría que estos pequeños estuviesen en «desventaja» a la hora de comprender las emociones de los demás y con ello se viese limitado en sus interacciones, ya que el mundo emocional es fundamental para nuestro desarrollo en sociedad, pues es lo que nos permite desarrollar sentimientos de unidad, de pertenencia al grupo y de empatía entre otros.
Es por ello que sea tan importante la investigación sobre las emociones en los pequeños de trastorno de espectro autista, para poder establecer un tratamiento oportuno que enseñe y compense las deficiencias en el desarrollo, y especialmente en el aspecto emocional.
https://youtu.be/n8N9aBdJhzo
Emocional Autismo
Al menos así lo trata de averiguar un reciente estudio realizado por la Universidad de Kyoto (Japon) publicado recientemente en Frontiers in Psychology.
En el estudio participaron 42 niños de 8 a 12 años, veinte de ellos con diagnóstico de Desorden del Espectro Autista y el resto con un desarrollo «normal».
En el estudio se utiliza la actual clasificación del DSM V, pero informa del número de casos que incluye con la clasificación anterior donde no se había unido en una sola categoría diagnóstica los distintos subtipos de este trastorno del desarrollo.
3 niños sufrían Trastorno Generalizado del Desarrollo, 9 Trastorno de Autismo, 5 Trastorno de Asperger, 2 Trastorno Autista con alto desempeño y 1 Trastorno del desarrollo no especificado.
A todos los participantes se les mostraron dos series, una de imágenes de rostros para que identificasen su emoción y la segunda dónde estaba la imagen de la cara entre otras imágenes (tarea de búsqueda-reconocimiento).
Los resultados informan de que en la tarea de identificación del rostros ambos obtuvieron resultados parecidos, siendo las emociones de enfado (emoción negativa) las que más rápidamente se detectaron.
Con respecto a la segunda tarea, que implicaba un procesamiento más complejo, la ejecución de los autistas fue muy superior al de los niños de la misma edad con un desarrollo «normal» en cuanto a la identificación de las caras enojadas, sin atender a que estas se mostrasen en su correcto orden o invertidas.
Cerebro emocional Autismo
Aunque estas diferencias en el procesamiento de las emociones positivas frente a las negativas ya se había encontrado en sujetos con un desarrollo «normal», entendiendo que es un rasgo heredado de nuestros antecesores de las «cavernas», el procesar más rápido los estímulos negativos y que pudiesen entrañar algún tipo de peligro para el sujeto, para dar una respuesta lo antes posible, el haberlo observado también en niños autistas es novedoso.
Aunque tal y como señalan los autores, se debe de realizar muchos más estudios para poder establecer claramente estas diferencias, y sobre todo, para poder sacar provecho en cuanto a tratamiento se refiere.
Salud Mental: Entrevista a Dª. Verónica Romero Ferreiro, investigadora de la Universidad Complutense quien nos habla sobre las neurociencias y sobre su relación con la salud mental.
A continuación reproduzco entrevista a Dª. Verónica Romero Ferreiro, investigadora de la Universidad Complutense, quien nos habla sobre conceptos introductorios de las Neurociencias.
– ¿Qué es la Neurociencia?
La neurociencia es un enfoque multidisciplinar en el que especialistas de muy distintos ámbitos como neurólogos, biólogos, psicólogos y psiquiatras, entre otros, trabajamos en conjunto para establecer las bases cerebrales que sustentan la conducta tanto normal, de la que queda mucho por saber, como patológica.
– ¿Cómo surge la Neurociencia?
La neurociencia surge a finales de la década de los cincuenta y principios de los años 60, como una disciplina de carácter superior que permitía la confluencia e interdisciplinariedad de todas estas áreas implicadas en el estudio del cerebro. Véase Cowan et al., 2000 para una revisión de los factores que llevaron a la convergencia de distintos campos de estudio sobre el cerebro en una única disciplina común, la Neurociencia. Cowan, W. M., Harter, D. H., & Kandel, E. R. (2000). The emergence of modern neuroscience: some implications for neurology and psychiatry. Annual review of neuroscience, 23(1), 343-391.
– ¿Qué distingue la Neurociencia de otras ramas como la biología, la fisiología o la psicología?
La neurociencia es el punto de encuentro de diversas áreas de conocimiento que tienen mucho que aportarse entre sí. La parcelación del conocimiento es útil a efectos prácticos, pero para avanzar en el conocimiento completo de la mente humana es categóricamente necesaria la comunicación entre diferentes expertos.
– ¿Cuáles han sido los grandes hitos de la Neurociencia?
El hito más importante es el caso de Phineas Gage, un obrero de ferrocarriles de buen carácter que sufrió en 1848 un accidente en el que una barra de hierro le atravesó el cráneo por la parte frontal y tras una recuperación casi milagrosa, le quedó como secuela un cambio en su carácter, volviéndose irritable, impaciente, obstinado incluso obsceno. Este caso está considerado una de las primeras evidencias científicas que sugerían que una lesión en el lóbulo frontal del cerebro, podía alterar aspectos de la personalidad, la emoción y la interacción social del individuo. Actualmente tanto el cráneo como la barra de hierro se conservan en el museo de medicina de la universidad de Harvard. Además, en España, el 2012 fue declarado el año internacional de la Neurociencia, lo que ha propiciado una mayor difusión y conocimiento de esta disciplina en nuestro país.
– ¿Cuál es la población objeto de estudio de las Neurociencia?
Podría decirse que la neurociencia estudia el sistema nervioso humano como principal objetivo. Por un lado en sujetos sanos, y por otro su aplicación a la población clínica. Sin embargo es también pertinente recordar que como en otras ramas de la ciencia, como la medicina, el estudio de animales como simios o cetáceos con los que guardamos ciertos parecidos es también muy enriquecedor para el estudio del ser humano.
– ¿Va el avance en la Neurociencia parejo al desarrollo tecnológico?
Indudablemente el desarrollo y perfeccionamiento técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética funcional (RMf), o la tomografía por emisión de positrones (PET) nos permiten observar estructuras o áreas cerebrales y también detectar cambios en la actividad durante la realización de determinadas tareas lo que nos permite de alguna manera “situar” ciertos procesos mentales en estructuras cerebrales concretas.
– ¿Requiere la investigación en la Neurociencia de equipamiento específico?
Cada vez hay técnicas que nos permiten obtener medidas más sofisticadas y precisas y evidentemente es una tecnología que requiere una elevada inversión económica, por no hablar del personal cualificado que sepa manejarla e interpretar los resultados. La inversión del Gobierno de Español en esta materia sigue distando mucho de lo que sería realmente necesario, pero me gustaría destacar un centro español pionero en esta materia fundado en 2013: El Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) de la Universidad de Granada (UGR) (http://cimcyc.ugr.es/)
– ¿En qué se está investigando ahora en la Neurociencia?
Actualmente, queda mucho por saber sobre el cerebro “normal”. Procesos como la atención, el aprendizaje y la memoria, la percepción, el procesamiento emocional… siguen aún estudiándose en personas sanas. Por supuesto, también se están estudiando las enfermedades neurodegenerativas como las demencias o la esclerosis múltiple así como las enfermedades mentales, como la esquizofrenia, los trastornos generalizados del desarrollo o la ansiedad y depresión.
– ¿Cuáles son los logros alcanzados por la Neurociencia?
Es difícil enumerar los avances que ha hecho la neurociencia, pero hoy en día sabemos muchas cosas acerca de cómo funciona nuestro cerebro y por ejemplo que el área prefrontal de nuestra corteza cerebral interviene en el desarrollo de las funciones superiores, o la implicación de estructuras como el sistema límbico en el procesamiento emocional… Sin embargo, no se puede hablar de localizaciones concretas en el cerebro, ya que el cerebro humano es tan complejo que varias estructuras participan a la vez en muchos de los procesos.
– ¿Cuáles son los objetivos a alcanzar en un futuro de la Neurociencia?
El objetivo es seguir avanzando en el conocimiento de nuestra mente. Consolidar los conocimientos que vamos teniendo, ponerlos a prueba mediante nuevos estudios y responder a grandes interrogantes que plantean sobre todo las enfermedades mentales.
Continuamos la entrevista con Dª. Verónica Romero, investigadora de la Universidad Complutense, quien nos habla ahora sobre la relación de las Neurociencias y la Salud Mental.
– ¿Todas las enfermedades mentales tienen un sustrato en el cerebro?
Rotundamente, todas las enfermedades mentales tienen su correlato neurológico en el cerebro. El problema es que en muchas de ellas no podemos saber qué aparece primero, si el cambio a nivel cerebral, o el cambio en la conducta, puesto que ambos están relacionados y se influyen bidireccionalmente.
– ¿Existe un patrón identificable ya sea morfológico o de actividad cerebral para cada tipo de patología?
Hay evidencia de ciertas anomalías a nivel cerebral que parece que se asocian a determinadas enfermedades mentales. Sin embargo, aún queda mucho para poder realizar diagnósticos de enfermedades mentales basándonos en pruebas de neuroimagen. Lo que es seguro es que las nuevas investigaciones cambiarán las clasificaciones diagnósticas para, en lugar de agrupar las enfermedades por síntomas, hacerlo por anomalías cerebrales similares.
– ¿Por qué es tan difícil comprender las patologías como el TDAH, el autismo o la esquizofrenia?
Es difícil comprenderlas porque no conocemos su origen. Probablemente no hay una única causa, sino una confluencia de factores genéticos y ambientales. Además, los cambios observados a nivel cerebral son tantos y tan difusos que es difícil distinguir qué modificaciones son “originarias” del trastorno y cuáles son derivadas de las primeras.
– ¿Las neurociencias proporcionan un método válido de diagnóstico para la Salud Mental?
Actualmente no existe ninguna prueba diagnóstica en sí misma para las enfermedades mentales. Tanto las pruebas de neuroimagen, como los test o la observación clínica solo pueden aportar datos a un experto en salud mental que es quien realiza el juicio clínico final.
– Y sobre la evolución del tratamiento, ¿Puede las neurociencias comprobar la eficacia del tratamiento?
Es una de las aplicaciones más prometedora de las técnicas de las que se sirve la neurociencia. Cualquier cambio en la conducta ya sea por efecto de fármaco, de terapia, o de remisión espontánea debe tener su correlato neurológico a nivel morfológico y/o funcional.
– ¿Por qué es tan difícil la detección temprana en enfermedades como el Alzheimer?
A día de hoy, debido a la ausencia de marcadores específicos y sólo es posible un diagnóstico de «posible Alzheimer». El diagnóstico definitivo se realiza mediante un estudio anatomopatológico post-mortem de la persona.
– ¿Existen diferencias hombre-mujer en cuanto al sustrato neuronal de la salud mental?
Es innegable que existen diferencias morfológicas en los cerebros femeninos y masculinos, debido a la acción de las hormonas. Es por tanto plausible que en determinadas enfermedades mentales, se puedan encontrar diferencias de género.
– ¿Es la neurogénesis la solución para algunos problemas de salud mental, como el párkinson o las demencias?
No podemos decir que sea la solución al problema, puesto que bajo mi punto de vista, la verdadera solución sería conseguir que la enfermedad no llegara a aparecer, pero desde luego, constituye una de las vías de tratamiento que más se está investigando en la actualidad como forma de frenar el avance de las enfermedades degenerativas.
– ¿Puede la neuroplasticidad corregir cualquier tipo de lesión cerebral o enfermedad mental?
La plasticidad neuronal es un hecho. En contra de lo que se creía hasta hace poco, las neuronas pueden regenerarse y modificar sus funciones a lo largo de toda la vida de la persona. Sin embargo, a día de hoy no podemos decir que pueda corregir cualquier tipo de lesión. La capacidad del cerebro para recuperarse dependerá del tipo de lesión, su extensión, las características de la persona que la padece, el tipo de intervenciones específicas que se dirijan a la recuperación del mismo…
– ¿El avance de la neurociencia permitirá diseñar tratamientos específicos para cada persona con problemas de salud mental?
Sin duda, poder estudiar el cerebro de forma cada vez más sofisticada nos permitirá conocer mucho más en profundidad las necesidades de cada paciente y adaptar las intervenciones y tratamientos a las mismas.
– ¿Existe algún patrón cerebral especial en la esquizofrenia?
Paradójicamente, la esquizofrenia es uno de los trastornos más estudiados y a la vez, más desconocidos. Se han observado patrones como la hipofrontalidad – menor activación de las áreas prefrontales de la corteza cerebral- sin embargo, esto no constituye una característica ni definitoria ni exclusiva de la esquizofrenia.
– ¿Existe un componente genético en las bases de la esquizofrenia?
Es innegable que existe un componente genético, pues está bien demostrada la heredabilidad del trastorno. No obstante, la genética por sí sola no puede explicar en su totalidad la aparición del trastorno. Existen muchas teorías sobre la influencia del ambiente, la crianza, la exposición a acontecimientos vitales estresantes, como “desencadenantes” de esa vulnerabilidad genética subyacente.
– ¿A qué regiones afecta especialmente la esquizofrenia?
Se están encontrando diferencias entre pacientes y personas sanas en muchas áreas cerebrales, lo cual no quiere decir que todas ellas sean producto específico de la enfermedad. Muchas diferencias serán subproducto o consecuencia de algunas de ellas, de los fármacos, de las condiciones de vida que en muchas ocasiones sufren estos pacientes…
– ¿Está relacionado la extensión de las áreas afectadas con la gravedad de la esquizofrenia?
La realidad no es tan sencilla como “a más áreas afectadas, más grave es la enfermedad”. Los desequilibrios en los neurotransmisores, las alteraciones en la conectividad entre determinadas áreas, la menor activación de las mismas y un largo etc. son las que determinarán los síntomas y la gravedad de la enfermedad.
– ¿Por qué es tan resistente a tratamiento la esquizofrenia?
Porque el tratamiento es sintomático. Es como un catarro, no se sabe por qué aparece, por lo que se tratan sus síntomas: la fiebre, la tos, mucosidad… En la esquizofrenia pasa algo parecido, mientras no se sepa que alteración es la primeria, no se podrá atajar el problema “de raíz”.
– ¿Cómo explica las neurociencias los delirios y las alucinaciones?
Existen estudios que muestran que durante una alucinación visual o auditiva, las áreas del cerebro que se activan normalmente cuando vemos u oímos algo se encuentran activas en estos pacientes, de ahí la sensación tan potente de certeza con la que los pacientes las vivencian. Sin embargo, qué causa esta activación cerebral es todavía una pregunta sin una respuesta definitiva.
Desde aquí le agradezco a Dª. Verónica Romero, investigadora de la Universidad Complutense, por sus aportaciones sobre las Neurociencias y su relación con la Salud Mental.
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