Etiqueta: como tratar el estrés

  • ¿Cómo relaciona el estrés y la enfermedad psicosomática?

    ¿Cómo relaciona el estrés y la enfermedad psicosomática?

    En éste artículo se analiza la relación existente entre el estrés y las enfermedades psicosomáticas.

    El estrés es aquello que sentimos cuando debemos dar una respuesta lo más rápido y certera posible, ante un examen, un informe que hay que entregar en el día,… todo ello provoca una tensión emocional que se va acumulando si no se libera.
    Existe una relación directa entre el estrés y las enfermedades psicosomáticas, se ha comprobado que ante el aumento del estrés acumulado se incrementa la probabilidad de sufrir dichas enfermedades.
    En caso de que la situación que genera estrés (estresor), se mantenga a durante semanas o meses, se puede ver afectado, el sistema digestivo, provocando gastritis, úlceras o colon irritable; igualmente afectará a la piel con la aparición de dermatitis, urticaria o caída de pelo; a nivel pulmonar puede aparecer tos o ataques de asma; y a nivel muscular se puede experimentar lumbalguia o dolores musculares.
    Si el estrés se mantiene durante más tiempo, se considera una situación de estrés crónico y puede producir hasta las más graves enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple.
    Éste tipo de afecciones, cuando el estrés es de origen psicológico, ha proporcionado el respaldo definitivo para dar cuerpo teórico y práctico a la aproximación psicosomática, más allá de una somatización de emociones mal manejadas, tal y como se solían atribuir en estos casos, en que se equiparaban a los trastornos psicológicos.
    En cambio, la expresión de signos y síntomas físicos, tan graves e importantes como los provocados a nivel muscular, pulmonar, gástrico e incluso inmune, siendo su responsable un acontecimiento psicológico como es el estrés, no deja duda alguna a que existe una relación directa entre lo psicológico y lo físico, y que la salud de uno, influye en el otro, principios fundamentales de la aproximación psicosomática.

    El Estrés y sus Efectos en la Salud

    ¿Qué es el Estrés?

    El estrés es una respuesta natural que experimentamos cuando enfrentamos situaciones que requieren una respuesta rápida y precisa, como:

    • Exámenes
    • Informes con plazos ajustados
    • Situaciones de presión laboral

    Esta tensión emocional puede acumularse si no se maneja adecuadamente.

    Efectos del Estrés Prolongado

    Sistema Digestivo

    • Gastritis
    • Úlceras
    • Colon irritable

    Piel

    • Dermatitis
    • Urticaria
    • Caída de pelo

    Sistema Respiratorio

    • Tos
    • Ataques de asma

    Sistema Muscular

    • Lumbalgia
    • Dolores musculares

    Estrés Crónico

    Cuando el estrés se mantiene durante períodos prolongados, puede derivar en estrés crónico, que puede provocar enfermedades autoinmunes graves como la esclerosis múltiple.

    Aproximación Psicosomática

    Existe una relación directa entre lo psicológico y lo físico. La salud de uno influye directamente en el otro, siendo estos los principios fundamentales de la aproximación psicosomática.

    Pero ésta aproximación no sólo tiene que ver con el origen de los signos y síntomas de las enfermedades, sino también con su tratamiento, entendiendo que cualquier intervención, única y exclusivamente física, no hará sino “parchear” lo que no funciona bien, pero mientras que no exista una intervención terapéutica completa, que incluya los aspectos psicológicos, aquello que lo genera y mantiene (el estrés) seguirá haciendo estragos, en ese mismo órgano o músculo, o en otros.
    De ahí que a veces, cuando desde el ámbito exclusivamente médico se trata un órgano o músculo, a pesar de que se observe una mejoría en éste; otro órgano normalmente próximo, muestra signos y síntomas de enfermedad que antes no mostraba, por lo que en ocasiones el diagnóstico parece difuso y errático, y todo ello porque no se está tratando la causa psicológica que lo genera y mantiene.
    Ante un caso de úlcera, por mucho “antiácido” que se beba tras la comida, para reducir el nivel de acidez del estómago y proteger así a las úlceras, no hará sino mitigar los síntomas y evitar que estas provoquen malestar y dolor; pero ese estrés acumulado y agotador del sistema se expresará de otra manera, pues todo el organismo está siendo sobrecargado continuamente.
    Esto se ejemplifica claramente con las piezas de un motor de cualquier vehículo, al cual si se le da un uso correcto puede durar mucho tiempo, pero si se está continuamente pisando el acelerador, éstas “sufren” más de la cuenta, erosionándose las piezas, y pudiendo llevar a la rotura de alguna de ellas.
    Pues lo mismo le sucede a nuestro organismo, las primeras “piezas” que se verían afectadas serían, precisamente aquellas que genéticamente tuviésemos más propensas a la enfermedad, o que por algún motivo ya hubiesen sufrido con anterioridad y estuviesen más débiles. Es por ello que el mismo nivel de estrés (aunque como cada uno lo vive de forma individual, basado en su historia personal, nunca es el mismo), va a provocar una sintomatología diferente según la persona que lo está sufriendo, viéndose en unos casos afectados el sistema muscular, gástricos, pulmonar, o el inmune.
    Con posterioridad, y gracias a los estudios realizados sobre el eje Hipotálamo Hipófiso Adrenal (H.H.A.), se ampliará el espectro de las causas psicológicas generadoras de trastornos psicosomáticos, dejando así de circunscribirse únicamente en el estrés, para ampliar también al ámbito de la vida emocional del paciente y que como se viene comentando, no es sino con una intervención global que afecte tanto a la parte física como psicológica, como se va a conseguir restaurar la salud de la persona y no sólo “parchear” aquella expresión de signos y síntomas.

    Aproximación Psicosomática al Tratamiento

    Más allá del tratamiento físico: Una perspectiva integral

    El Problema del Tratamiento Parcial

    La intervención únicamente física actúa como un «parche» temporal. Sin abordar los aspectos psicológicos subyacentes, el problema persistirá o se manifestará de otras formas.

    Consecuencias del Tratamiento Incompleto

    • Mejoría temporal del órgano tratado
    • Aparición de síntomas en órganos próximos
    • Diagnósticos difusos y erráticos

    La Analogía del Motor

    Al igual que un motor sometido a excesiva aceleración, nuestro organismo bajo estrés constante sufre:

    • Desgaste acelerado de componentes
    • Mayor propensión a fallos
    • Deterioro progresivo del sistema

    Manifestación Individual del Estrés

    El impacto del estrés varía según cada persona, afectando principalmente a:

    • Áreas genéticamente predispuestas
    • Zonas previamente debilitadas
    • Sistemas más vulnerables (muscular, gástrico, pulmonar, inmune)

    Avances en la Comprensión

    Los estudios sobre el eje Hipotálamo Hipófiso Adrenal (H.H.A.) han expandido nuestra comprensión, incluyendo:

    • Factores emocionales
    • Aspectos psicológicos
    • Conexiones mente-cuerpo

    La Importancia del Tratamiento Integral

    Solo mediante una intervención que aborde tanto los aspectos físicos como psicológicos se puede lograr una verdadera restauración de la salud.


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  • ¿Existe el estrés bueno?,  conoce cómo potenciarlo

    ¿Existe el estrés bueno?, conoce cómo potenciarlo

    Las emociones forman parte de nuestra vida, siendo la de mayor influencia el estrés, ¿en qué consiste es esa influencia?, ¿existe el estrés bueno?

    Existen numerosas situaciones a lo largo del día que requieren de nuestra máxima atención, en la que tenemos que dar la mejor respuesta posible, ya sea por la premura o por tener que atender a varios requerimientos a la vez, estas demandas nos producen estrés.
    El estrés mantenido a medio o largo plazo puede ser nocivo para la salud, es lo que se denomina como distres, pero también existe el estrés “bueno”, es decir, aquel que durante un corto espacio de tiempo potencia nuestras capacidades y nos hace dar respuestas más acertadas en las actividades que se deben desempeñar, a éste segundo tipo de estrés se denomina eustrés.
    Como vemos, el que sea “bueno” o «malo», depende tanto de nuestra valoración psicológica de los acontecimientos y situaciones estresantes como de que estas se mantengan durante un cierto tiempo. Así, una situación valorada como desafiante, pero atractiva como forma de superarse o de “lucirse”, motiva a dar lo mejor de uno mismo, obteniendo éxitos que de otra forma no se alcanzarían; pero si esa situación se mantiene en el tiempo, se produce el agotamiento de los recursos que explicaba Selye en su Sistema General de Adaptación, y con ello dejaría de ser motivador convirtiéndose en a algo “insufrible”, dando el éxito paso a la enfermedad.
    Además el estrés por sí solo puede ser fuente de enfermedades psicológicas, como en el caso de los trastornos de ansiedad, los cuales son un conjunto de trastornos cuya característica principal son niveles elevados de ansiedad y miedo.
    Dentro de ésta categoría tendríamos (según el D.S.M.), el trastorno de angustia, con y sin agorafobia (miedo a lugares de los que no se puede escapar), fobia social y específica, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés agudo o postraumático, trastorno por ansiedad generalizada o inducido por sustancias.



    Como ejemplo del efecto de una situación del estrés, destacamos el trastorno por estrés postraumático, se denomina a éste como un tipo específico de trastorno de ansiedad y se produce cuando una persona se ha visto implicada de forma directa o indirecta en un acontecimiento muy estresante, con amenaza para su integridad; es en estos casos donde se produce un “trauma”, entendido éste como un acontecimiento que la persona es incapaz de asumir.
    Esto va a provocar una serie de síntomas, el más importante de ellos es el revivir aquellos acontecimientos de forma esporádica o en sueños, lo que provoca irritabilidad, insomnio, dificultad para concentrarse; igualmente se presenta un intento de olvidar o negar la situación desencadenante, ya sea evitando hablar de ello o sufriendo amnesias parciales. Se ha podido constatar que en estos pacientes, existe una alteración en el eje Hipotálamo Hipófisis Adrenal (H.H.A.), donde se ha observado una hipersecreción del Hormona Liberadora de Corticotropina (C.R.H.) por parte de la hipófisis, generando mayores niveles de cortisol en el organismo, que una persona no afectada por éste trastorno.
    Como vemos hasta ahora, el estrés es fuente de motivación a corto plazo, pero su permanencia a medio y largo plazo pueden provocar daños generalizados en el organismo, debido al mantenimiento en el tiempo de la activación en los distintos sistemas implicados en el H.H.A., estimulados algunos e inhibidos otros por el sistema simpático; pero también a que dicha situación va a influir también en nuestros relojes internos, con lo que se verían afectadas además, funciones tan importantes como la frecuencia cardíaca, el sueño o incluso la tasa de regeneración celular, lo que podría desencadenar una mayor tendencia a padecer cáncer.
    Además el sistema inmune, que protege al organismo de infecciones externas e internas, es muy sensible a los procesos de estrés; cuando éste se genera, el organismo va a experimentar una inmunodepresión, reduciendo el consumo de estas funciones al mínimo, pero si se mantiene, se daña el sistema.
    Los primeros síntomas de que el sistema inmune no está funcionando correctamente, se pueden observar ante la aparición de síntomas como psoriasis o lupus; pero si no se pone remedio y la situación estresante continúa, no sólo se va a producir una ralentización de los procesos de cicatrización y de recuperación de las heridas que pudiese tener, sino que se deja la “puerta abierta” a todo tipo de infecciones, además de producirse un empeoramiento de los síntomas de las enfermedades autoinmunes, entre ellas la esclerosis múltiple.
    Como vemos el eje H.H.A., nos va a dar la medida de cómo funciona el organismo, si éste funciona correctamente, es decir, si se produce una activación puntual ante situaciones de estrés, la persona va a poder dar la respuesta adecuada al momento, ya sea de escape o de afrontamiento; mientras que si ésta se mantiene en el tiempo, debido a que el estresor sigue presente, se van a empezar a producir fallos en el proceso normal, y con ello se incrementa la probabilidad de sufrir enfermedades psicosomáticas.

  • Influencia del nivel de estrés en el organismo

    Influencia del nivel de estrés en el organismo

    En nuestra vida cotidiana, estamos sometidos a distintos niveles de demanda, ya sea en el trabajo, al ir conduciendo o en la casa; en cada una de estas ocasiones debemos dar respuesta, tratando de hacerlo lo mejor posible, una situación que sin duda nos genera estrés, pero ¿es bueno el estrés?

    Es importante el papel del estrés como preparador de la respuesta, ya sea ésta de escape o para atacar, participando para ello distintos sistemas del organismo, especialmente el sistema autonómico, y en concreto del sistema simpático, con un aumento de las pulsaciones cardíacas, dilatación de la pupila, inhibición de la salivación, relajación de los bronquios, inhibición de la actividad digestiva, estimulando la liberación de glucosas por el hígado, aumentando la secreción de adrenalina y noradrenalina por el riñón, relajando de la vejiga y contrayendo del recto.
    Cuando el agente estresante interno o externo desaparece, el organismo pasa a un estado de relajación, activando los mecanismos contrarios al del estrés, es decir, el sistema inmune se reactiva, el sistema endocrino deja de segregar adrenalina, el sistema simpático deja paso a la activación del parasimpático con un retardo de las pulsaciones cardíacas, contrayendo la pupila, estimulando la salivación, contrayendo los bronquios, estimulando la actividad digestiva y la vesícula biliar, contrayendo la vejiga y relajando el recto.
    El eje hipotalámico hipofiso adrenal (H.H.A.) hace referencia a un conjunto de sistemas neuroendocrinos que se activan ante la presencia del estrés, en éste participa el hipotálamo, la glándula pituitaria (ambos en el cerebro) y la glándula suprarrenal (en los riñones). Su función es la de regulación de sistemas tan dispares como el inmune, el digestivo o el de las emociones.
    La hipófisis va a producir la hormona liberadora de corticotropina (C.R.H.) y vasopresina; que en la pituitaria va a producir corticotropina (A.C.T.H.): que trasportada en la sangre, en la glándula suprarrenal va a provocar la secreción de glucocorticoides, un corticoide conocido como la hormona del estrés que va a afectar a gran parte del organismo en preparación para la respuesta del estrés.
    Este mecanismo de H.H.A., va a formar parte de lo que se denomina como Sistema General de Adaptación de Selye que divide las situaciones de estrés en tres etapas:
    – Reacción de Alarma, desde el momento en que se produce el estímulo o la situación estresante, el organismo se ha de preparar para responder.
    – Resistencia o Adaptación, en ésta fase se pone en marcha el mecanismo H.H.A., para dar respuesta a la demanda estresante; si ésta desaparece, el organismo tenderá a una “desactivación” producida por un mecanismo de retroalimentación negativa, que emplea la misma vía H.H.A., de forma que el cortisol de las glándulas suprarrenales inhibirá la producción de C.R.H. de la hipófisis y con ello desactivará el eje H.H.A., recuperando así los niveles basales previos a la aparición del estrés.



    En cambio si el estímulo estresante se mantiene, el organismo pasará a la siguiente fase.
    – Agotamiento, los recursos del cuerpo son limitados, y están disponibles por un escaso tiempo, pasado el cual se produce un agotamiento de los mismos, así como del estado de tensión que lo origina. Éste agotamiento, va a traer toda una serie de consecuencias en los distintos sistemas implicados que pueden llevar a la persona a enfermar.
    Un estrés a medio plazo va a tener una serie de consecuencias, como dolores musculares, alteración del sueño y del estado de ánimo e inmunodeficiencia.
    Un estrés crónico en cambio va a provocar efectos más graves, siendo el responsable de:
    – Alteraciones digestivas que pueden acarrear úlceras y diarreas.
    – Obesidad por el aumento de apetito y con ello se incrementa la posibilidad de padecer diabetes.
    – Debilitamiento del sistema inmune, estando más expuesto a infecciones y resfriados.
    – Pérdida de memoria, de motivación, sueño, alteración del estado de ánimo.
    – Aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, acumulación de colesterol y triglicéridos en sangre, con aumento de riesgo de padecer enfermedades cardíacas y derrames.
    A nivel psicológico además va a acrecentar los síntomas de determinados trastornos psicológicos, como en el caso del trastorno de esquizofrenia donde a mayores niveles de estrés, mayor expresión de síntomas psicóticos; y en personas normales, la toxicidad de niveles elevados de cortisol en el cerebro de forma aguda, conlleva la afectación de determinadas estructuras neuronales que va a repercutir en un peor desempeño cognitivo, como en el caso del hipocampo, necesario para el establecimiento de nuevos aprendizajes y la recuperación del material memorizado.

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