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  • ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?

    ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?

    El conocimiento de los últimos años sobre el Trastorno Bipolar se ha centrado en controlar los síntomas a través de la psicofarmacología.

    Joven y trastorno bipolar

    La búsqueda por reducir los episodios maníacos ha centrado buena parte de la investigación con respecto al Trastorno Bipolar, sabiendo que cuentan con los avances de otros profesionales, los que se dedican a la investigación de mejores tratamientos para el Trastorno de la Depresión Mayor.

    Una de las características del Trastorno Bipolar es que tiene un origen alrededor de la adolescencia tardía, hecho que va a marcarle como adulto, debido a las consecuencias que va a tener tanto en su vida como en las personas de su alrededor, si no está adecuadamente diagnosticada y tratada.

    Muchos han sido los intentos por descubrir «detonantes» que expliquen por qué se produce el primer episodio maníaco entre los jóvenes, ya que si se descubre la causa se puede tratar de prevenir, pero ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?



    Joven bipolar

    Esto es lo trata de averiguarse desde la Universidad de Stanford (EE.UU.) cuyos resultados se han publicado en la revista científica Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry.
    En el estudio participaron 43 jóvenes entre los 13 a 21 años, 20 de ellos diagnosticados con Trastorno Bipolar I, caracterizado por la presencia mayoritariamente de episodios maníacos; siendo el resto jóvenes sin este trastorno que sirvieron como grupo control con el que comparar.
    Para evaluar el pasado psiquiátrico y la presencia de sintomatología psicopatológica se emplearon dos cuestionarios estandarizados, el Affective Modules of the Washington University in St. Louis–Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia (WASH-U KSADS) y el Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia–Present and Lifetime version (KSADS-PL).
    Los mismos cuestionarios fueron pasados por los padres de los jóvenes para analizar si mostraban antecedentes familiares.
    Para evaluar la gravedad de la sintomatología maníaca se emplearon dos cuestionarios más, el Young Mania Rating Scale (YMRS) y el Children’s Depressive Rating Scale –Revised (CDRS-R).
    Se evaluó también el nivel de ansiedad y el nivel de impulsividad a través de Children’s Global Assessment Scale (CGAS) y e Barratt Impulsiveness Scale (BIS-1) respectivamente.
    Finalmente se les administró el self-referent encoding task (SRET), donde debían de recoger durante una semana aquella palabra emocional que lo mejor hubiese definido, evaluando de esta forma la emotividad percibida.
    Todos los datos anteriores fueron conjuntados a una resonancia magnética cerebral, donde se observaban principalmente las áreas asociadas a las emociones, como son las amígdalas.
    Los resultados informan de que los jóvenes con Trastorno Bipolar tienen una densidad menor de conexiones neuronales entre la amígdala y el hipocampo y el giro precentral, y un incremento de conexiones entre la amígdala y el precuña, situada en la parte superior del lóbulo parietal.
    Existiendo una correlación significativamente positiva entre la amígdala basolateral y el hipocampo derecho con el nivel de ansiedad en los adolescentes con Trastorno Bipolar, pero no en el grupo control.

    Cerebro y trastorno bipolar

    A pesar de que los resultados parecen claros en cuanto a las diferencias en la conectividad cerebral entre los jóvenes con o sin Trastorno Bipolar, los autores no adelantan ningún tipo de explicación al respecto, si se trata de algo genético, o producido por unos niveles elevados de ansiedad durante la infancia.
    Regiones que por otra parte, son fundamentales para el normal desarrollo del pequeño, así la menor conectividad con el hipocampo, responsable en buena medida del procesamiento de la memoria, puede informar de cierta vulnerabilidad de este colectivo, a tener problemas de memoria y aprendizaje subsecuentes.
    Igualmente los autores no informan si este podría ser un método válido de diagnóstico temprano, con el que detectar a los jóvenes más vulnerables a padecer Trastorno Bipolar, o si los cambios neuronales, son consecuencia de los episodios maníacos, y no se podrían observar hasta que no surgiesen estos.
    A pesar de lo anterior,el avance en el conocimiento de las diferencias neuronales, permite abrir una nueva vía de trabajo en cuanto a tratamiento psicofarmacológico se refiere, con el que buscar compensar el «anormal» funcionamiento del cerebro entre los jóvenes diagnosticados con Trastorno Bipolar I, sabiendo que la intervención debe ser completada con las sesiones psicológicas orientadas a dar herramientas de manejo del estrés y de la frustración como parte de una estabilización del estado de ánimo del joven, para que tenga menores consecuencias en su vida como adulto.

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