Entrevista a D. Bernardo Ruiz Victoria, Psicólogo Clínico, quien nos introduce al difícil mundo del tratamiento de adicciones, presentando su innovador programa denominado Programa Victoria.
– ¿A partir de qué edad se puede diagnosticar con adicción?
En mi experiencia he encontrado casos de adicción al alcohol, y a otras substancias, a partir de los 15 años, aunque siempre hay que evaluar los casos individualmente para sacar conclusiones.
– ¿Qué consecuencias tienen las adicciones?
La principal consecuencia de la adicción, independientemente de la substancia de que se trate, es la progresiva pérdida de libertad del sujeto. La persona adicta va viendo como cada vez le cuesta más trabajo controlar su propia conducta, lo cual le produce sentimientos contradictorios, de culpabilidad, de impotencia, etc. Una lucha interior que es una constante fuente de ansiedad y de sufrimiento.
Otras consecuencias son el progresivo deterioro de la vida familiar, del rendimiento laboral, aislamiento social, trastornos de ansiedad o depresión, conducta violenta, etc.
Aparte de esto están las consecuencias sobre el propio organismo debido al abuso de la substancia que se trate, y que pueden variar mucho de unos individuos a otros, y en función de las diferentes substancias consumidas, pero que en todos los casos representan un daño creciente a la salud, tanto en el plano orgánico como en el psicológico.
En resumen, la adicción daña de una forma progresiva la salud, el bienestar interior, la vida social y familar, el rendimiento laboral y, en definitiva, hace a la persona que la padece y a quienes le rodean, profundamente infelices.
– ¿Cuáles son las principales dificultades para dejar las adicciones?
La mayor dificultad está en reconocerse a uno mismo como víctima de la adicción.
El proceso adictivo se basa en dos pilares fundamentales: la mentira y la soberbia.
La mentira comienza en el momento en el que el sujeto adicto atribuye sus problemas a otras causas. La persona tiende a pensar que no es el alcohol lo que está dañando su vida, sino que las cosas le van mal por cualquier otro motivo.
La persona se deja engañar por los mensajes ambiguos y equívocos que se pueden encontrar en medios de comunicación o en la sociedad en general, por ejemplo, que beber alcohol moderadamente es bueno para la salud. De ahí se saca la errónea conclusión de que uno bebe siempre moderadamente – «yo bebo como todo el mundo, lo normal» – y cuesta mucho reconocerse como bebedor abusivo, y mucho menos como adicto.
Otra mentira, o más bien autoengaño, es la de afirmarse a si mismo o a otros cosas como «yo lo puedo dejar cuando quiera», «yo no soy alcohólico» o «yo lo controlo». Dado que uno siempre conoce a personas que, aparentemente, beben o consumen más cantidad, o sufren peores efectos y consecuencias, el autoengaño conduce a la autojustificación – «yo no soy como Fulano» – y por lo tanto puedo seguir bebiendo, o consumiendo drogas porque «yo se controlarme». Y suma y sigue.
También la mentira llega un momento en que lleva al sujeto a intentar engañar a los demás fingiendo que bebe, o consume, menos de lo que en realidad hace. Puede directamente negarlo cuando se le pregunta, o bien minimizarlo diciendo, por ejemplo – «solo he tomado una» – o alegar que se encuentra perfectamente, que cumple en su trabajo, o recurrir a cualquier otra justificación.
Otras veces el sujeto «pasa a la clandestinidad», es decir, empieza a beber o consumir a escondidas, a solas, o en lugares diferentes a los que frecuenta en su vida social «normal», con la vana pretensión de que de esa manera logrará engañar a las personas que le conocen y que, probablemente, ya han empezado a preocuparse por él y tal vez a recriminarle su comportamiento.
Todos estos comportamientos, consecuencia de la mentira y el autoengaño, tienen como resultado que la persona sigue empeorando en su adicción.
En cuanto a la soberbia, se manifiesta en los pensamientos que tiene el sujeto adicto en relación a su capacidad de controlar o superar su adicción sin ayuda de nadie.
Cuando se hace evidente que el problema existe, frente a la familia por ejemplo, la persona adicta tiende a creer, y a proclamar, que solo es una cuestión de fuerza de voluntad y determinación personal, y que si se lo propone, dejará de beber, o de consumir drogas, por si mismo. De ahí vienen las promesas, que al no ser capaz de mantener en la práctica, conducen de nuevo a la mentira y al autoengaño. Y vuelta a empezar.
Tanto la mentira, como la soberbia, dificultan mucho que el paciente de los pasos que resultan fundamentales para superar el problema:
1.- Reconocer que existe una adicción
2.- Aceptar que es necesaria una terapia para superarla
– ¿Cómo surge el Instituto Detox y a quién va dirigido?
El Instituto Detox es un equipo profesional especializado en el tratamiento de las conductas adictivas, el alcoholismo y otras adicciones. Su actividad va dirigida a todas las personas afectadas de una u otra forma por los problemas derivados del abuso y dependencia del alcohol y otras drogas, ofreciendo servicios profesionales de tratamiento y prevención para individuos, familias, instituciones públicas y empresas de todo tipo.
– ¿Qué serivicios ofrece el Instituto Detox?
El principal de todos es el Programa Victoria, que es un método terapéutico original, fruto de años de estudio, trabajo e investigación, para tratar la adicción y sus consecuencias. El lema del Programa Victoria es «Aprender a Vivir sin Adicción».
También ofrecemos servicios de Prevención para el mundo de la empresa, orientados a evaluar tempranamente los casos de riesgo de abuso o dependencia del alcohol y de otras drogas, y aplicar un método de intervención preventiva que ayude a corregir los hábitos de abuso cuando todavía es posible, remitiendo a las personas adictas al Programa Victoria para completar su tratamiento y superar la adicción.
Otros servicios que ofrecemos son, por ejemplo, asesoramiento a instituciones públicas sobre políticas de actuación en el ámbito de las adicciones, formación para profesionales de la salud, padres, educadores, etc.
– ¿Qué pecularidades tiene el Programa Victoria?
El Programa Victoria tiene varios rasgos diferenciales que lo hacen único:
1.- Todos los pacientes que participan en él comienzan la fase residencial de la terapia a la vez, lo cual permite estructurar los contenidos terapéuticos de una forma lógica y secuencial y abreviar mucho el tiempo de tratamiento. De este modo conseguimos que la duración sea tan solo de 10 días.
2.- El tratamiento se realiza en un hotel, no en un hospital psiquiátrico, ni general. Tampoco en una comunidad terapéutica. El hotel está siempre ubicado en un lugar tranquilo, alejado de centros urbanos y ambientado de forma que invite a la relajación y a la introspección.
3.- El grupo de pacientes es muy reducido, máximo ocho personas en cada ocasión, lo que permite un trato muy individualizado y personalizado, con un acceso directo e inmediato a los terapeutas, que siempre están disponibles durante los diez días de terapia residencial. No solo en las sesiones formales de terapia sino también en las comidas y en los ratos libres.
4.- Las técnicas terapéuticas que conforman el Programa Victoria se combinan de una manera única para maximizar su efecto positivo. Los componentes principales son los siguientes:
4.1.- El ABC de la conducta adictiva. Enseña los conceptos del análisis funcional de la conducta aplicándolos al caso particular de las adicciones de los pacientes de cada grupo.
4.2.- Terapia de Rechazo. Técnica terapéutica basada en los principios del condicionamiento clásico para asociar mental y emocionalmente las bebidas alcohólicas, y otras substancias objeto de adicción, con sensaciones negativas y desagradables, para cambiar así el paradigma mental y dejar de percibirlas como algo atractivo y tentador, y en su lugar sentirlas como algo negativo, desagradable y merecedor del más profundo de los rechazos.
4.3.- Técnicas de Autocontrol Emocional. A través de la Relajación, la Visualización y los Pensamientos Positivos, los pacientes aprenden a manejar los estados de ánimo negativos que han sido desendadenantes de su conducta adictiva, preparándose así para prevenir las recaídas.
4.4.- Documentales y Películas. Mediante el visionado y comentario de diferentes materiales audiovisuales los pacientes tienen la oportunidad de identificarse con otras personas que han padecido problemas de adicción similares, de expresar sus propios sentimientos, de tomar conciencia de las situaciones que han vivido, etc.
4.5.- Lecturas y Trabajos Individuales. Los pacientes reciben un material de trabajo personal que van elaborando y completando día a día y que les ayuda a fijar los conocimientos que van adquiriendo en las distintas sesiones terapéuticas y a consolidar los cambios de actitudes y de conducta.
– ¿Qué exito tiene el Programa Victoria?
Es difícil dar unos datos fiables sobre el éxito terapéutico de cualquier tratamiento para la adicción, dado que depende mucho del tiempo transcurrido para valorar la evolución de los pacientes.
En nuestro caso estamos enormemente satisfechos de los resultados obtenidos, a pesar de que existen recaídas en un número que siempre resulta doloroso para los terapeutas por mucho que sea inferior a lo que se reseña en la literatura científica seria sobre la materia.
Hace unos años, un estudio independiente realizado por el Dr. Joaquín Bedia de los Servicios Médicos de Lagun-Aro (entidad encargada a la sazón de la asistencia médica de los cooperativistas del Grupo Mondragón) que nos había enviado muchos pacientes al Programa Victoria, hizo un seguimiento a casi un centenar de pacientes una vez que habían pasado entre 5 y 8 años de su tratamiento y encontró solamente un 6 % de recaídas confirmadas. Más de un 67 % de los pacientes seguían sin beber, un 2 % habían fallecido y sobre el resto no se pudieron recabar datos por diferentes motivos.
Desde aquí mi agradecimiento a D. Bernardo Ruiz Victoria, por habernos acercado al mundo del tratamiento de las adicciones y a su innovador programa Victoria del Instituto Detox.