Etiqueta: ansiedad y depresión

  • ¿Qué factores facilitan la ideación suicida de los depresivos?

    ¿Qué factores facilitan la ideación suicida de los depresivos?

    Uno de los actos más incomprendidos es el de la ideación suicida de los depresivos, ya que actualmente existe multitud de tratamientos para superar la depresión.

    El acto suicida es uno de más difíciles de entender, ya que supone un atentado contra uno mismo con la intención de acabar con su vida.
    Es difícil que podamos pensar en razones «válidas» para que alguien decida quitarse la vida, es cierto que en ocasiones se pasan por circunstancias de las que no vemos salida, o que parece que las circunstancias son tan graves que pensamos que no vamos a salir adelante.
    Pero a diferencia de lo que podamos pensar no se trata de una decisión personal ya que sus consecuencias se extienden más allá, a parejas, hijos, familiares y amigos, que pierden un ser querido, un apoyo o simplemente un colega.
    Muchos han sido los factores hasta ahora investigados, incluso se ha observado cómo se produce un incremento en el porcentaje de suicidas cuando está presente determinadas psiopatologías, como es el caso de la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno por depresión mayor.
    Algunos autores defienden que los «motivos» que se esconden detrás del suicidio de una persona con y sin psicopatología son diferentes, ya que la propia enfermedad mental podría ser un agente de presión que pesase sobre esta decisión, pero ¿Qué factores influyen en la ideación suicida de los depresivos?
    Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguar desde la Escuela de Medicina de la Universidad Católica de Corea y desde la Universidad Nacional de Corea (Corea) cuyos resultados recientemente han sido publicados en la revista científica Alzheimer’s & Dementia.
    En el estudio participaron 1.183 pacientes diagnosticados con depresión mayor
    inscritos en un estudio mayor denominado Clinical Research Center for Depression study (CRESCEND) realizado entre el 2006 y el 2008.
    De entre los inscritos el 21% sufrieron intentos de suicidio (253 pacientes) y un 34% tuvieron ideaciones suicidas (407 pacientes).
    De estos 138 participaron con un seguimiento de 12 meses, entre los que se clasificaron en tres grupos, aquellos que han tenido intentos de suicidio (23), aquellos que tienen ideación de suicidio, es decir, piensan hacerlo pero no lo hecho todavía (59), y aquellos que no tienen esas ideaciones ni historia previa de intentos de suicidio (56).
    A todos ellos se les administró un cuestionario estandarizado sobre carácter y temperamento denominado Temperament and Character Inventory (TCI).
    Los resultados indican que no existen diferencias significativas entre las personas que han tenido intentos de suicido y los que no, en cuanto a carácter o temperamento, salvo en cuanto a autodirección se refiere, que en los suicidas se muestra significativamente inferior a los no suicidas, dicho concepto hace referencia a la autodeterminación, autoestima y la capacidad del individuo para controlar, regular y adaptar su conducta a una situación de acuerdo a valores y metas personales. Igualmente la autotrascendencia resultó significativa superior entre los que intentaron suicidarse frente a los que sólo tenían ideación suicida.
    A pesar de la intención de los autores con respecto a encontrar diferencias significativas en cuanto al carácter y temperamento de un paciente depresivo para poder determinar si va a tener o no ideación suicida, y si luego va a tener o no intentos de suicidio, a pesar de ello, los autores no han conseguido determinar factores diferenciables utilizando este cuestionario estandarizado.



    Aunque los resultados son claros, al limitar el estudio a una población muy concreta, los habitantes de Corea, con una historia e idiosincrasia particular, hace que los resultados no sean directamente extrapolable a otras poblaciones, siendo necesaria nueva investigación al respecto para comprobar si se obtienen los mismos resultados en otras culturas.
    A pesar de haber dado respuesta a la pregunta planteada, quizás de las psicopatologías, la depresión no es de la que más casos de suicidios presenta, como en el caso de la esquizofrenia o el trastorno bipolar, lo que indica que todavía queda mucho por investigar antes de comprender la conducta suicida.

  • ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?

    ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?

    Cuando uno piensa en una depresión no suele hacerlo en el coste de la depresión para la sociedad en la que vive, si no más bien en la persona que lo sufre.

    El coste de la salud mental

    Pero no es así el planteamiento que se hacen desde las administraciones públicas que buscan optimizar sus recursos priorizando sobre dónde van destinados el dinero entre los distintos servicios y departamentos que se encuentran a su cargo, ya sea en inversión de materiales como de personal para poder dispensar con mayor eficacia sus servicios.
    El trastorno de depresión mayor afecta principalmente a la salud psicológica del paciente, pero también al resto de sus actividades diarias, su gana de comer, o su capacidad de tener un sueño reparador, pero sus efectos se extienden también a sus familiares, compañeros y amigos.
    Lo normal es observar una disminución en el rendimiento académico o laboral, que en el caso de una mayor severidad de este trastorno puede llevar a la persona a perder su puesto de trabajo, sus amigos e incluso su pareja.
    Actualmente existen diversos métodos de intervención terapéutica desde la psicoterapia, hasta la farmacológica pasando por la terapia electro convulsiva cuando no responde adecuadamente a la farmacológica.
    Cada una de estas intervenciones requiere de un personal especializado, el desarrollo de una tecnología y un centro donde se administra, lo que va sumando «gastos» para la administración, pero ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?



    El coste de la depresión

    Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguar desde la Escuela de Medicina de Hannover, junto con la Universidad Goethe de Frankfurt y la Universidad Jena Friedrich-Schiller (Alemania) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Depression Research and Treatment.
    En el estudio intervinieron 70 médicos de la red sanitaria alemana, los cuales realizaron una reevaluación de sus pacientes diagnosticados con depresión, a la vez que les informaba del estudio y recogían su consentimiento para participar, al final fueron 626 pacientes, siendo el 75,7% mujeres y 24,3% hombres, a los que se les tomó medidas en tres momentos, en el momento de preguntar sobre su participación, a los 6 meses y al año.
    De cada participantes se recogieron cinco datos, la medicación que recibían, las visitas al médico general, las visitas al especialistas, la psicoterapia que recibían y el número de hospitalizaciones, siendo su coste extraído de unas tablas estandarizadas estimadas por la Oficina de Estadística Federal.
    Los resultados muestran que le coste medio por paciente con depresión mayor durante un año es de 3813€, no existiendo diferencias significativas en el coste entre hombres y mujeres, a pesar de que en el estudio tres cuartas partes de los participaron eran mujeres.
    Lo que en cifras macroeconómicas supone un gasto anual en Alemania sobre en pacientes con depresión mayor de 15.6 billones de euros.
    Cantidad que a los autores les parece excesiva, a pesar de ser el trastorno psicológico más frecuente entre los pacientes que acuden a consulta. De ahí que los autores sugieran realizar mayores intervenciones tanto en la detección temprana de la enfermedad como de búsqueda de nuevas y mejores técnicas y terapias con los que reducir el número de consultas, y sobre todo el coste total de la atención recibida por los pacientes con depresión mayor.
    Aunque los resultados son reveladores, no informa sobre si son más o menos costosos que otras enfermedades mentales, e incluso que otras afecciones físicas que se atienden, con lo que no se puede estimar si se trata de un gasto excesivo o no para las administraciones, ni si se tiene que priorizar sobre otras enfermedades debido a su elevado gasto.

  • ¿Es efectiva la psicoterapia tradicional para el Shinkeishitsu?

    ¿Es efectiva la psicoterapia tradicional para el Shinkeishitsu?



    Una de las características de la idiosincrasia de Japón es el Shinkeishitsu, también conocido como un síndrome cultural asociado del estrés.

    Descubriendo el Shinkeishitsu

    Japón es un país donde conviven las tradiciones más ancestrales junto con los desarrollos de última tecnología, todo ello conviviendo en una isla. Pero donde su población está marcada por una enorme presión asociada al estrés, por el que se busca la excelencia en todo aquello que hace.
    Tal es la idiosincrasia de su pueblo, que es el único país del mundo donde el suicidio no se considera patológico, en concreto el Harakiri, o suicidio ritual, como forma de mantener la dignidad propia y de la familia cuando «ha faltado» o no ha alcanzado las metas que se había planteado.
    Igualmente otra de sus psicopatología características es el Shinkeishitsu, no tan conocido, y eso que el concepto fue acuñado a principios del siglo XX. En concreto hace referencia a un nivel de proteccionismo extremo, con altos niveles de estrés y de autoexigencia, lleno de obsesiones y unido al aislamiento social y la hipocondría.
    Todo un cuadro clínico que conforma un síndrome único y difícil de tratar con los métodos tradicionales occidentales, que no tienen en cuenta la idiosincracia del pueblo japones.
    Una psicopatología que se puede fácilmente encontrar en los altos ejecutivos de las empresas, pero también en otros puestos de trabajo donde se busca la excelencia en todo aquello que se realiza, tal y como sucede en la escuela con los maestros y profesores, pero ¿Es efectiva la psicoterapia tradicional para el Shinkeishitsu?


    https://youtu.be/yamvQ4SU1Kk

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    https://youtu.be/YLloCHF569c

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    https://youtu.be/umhCDvAj-a0

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    https://youtu.be/NjUxFscwlZg

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    El control ansiedad

    Esto es precisamente lo que se trata de estudiar desde la Universidad de la ciudad de Osaka (Japón) publicado recientemente en la revista científica Symbiosis Open Access Journal of Psychology.
    En el estudio participaron 31 profesores, 64.5% mujeres y 35.5% hombres, entre los cuarenta años, a los cuales se evaluó su nivel de Shinkeishitsu a través de autoinforme. Igualmente los participantes debían contestar a un cuestionario estandarizado sobre el nivel de estrés denominado Coping Inventory for Stressful Situations (CISS), sobre la presencia de síntomas de depresión a través del Zung’s Self-Rating Depression Scale (SDS) y del estrés asociado al trabajo a través del Generic Job Stress Questionnaire (GJSQ).
    Los resultados indican una relación significativamente positiva entre la presencia de sintomatología depresiva y el Shinkeishitsu. Existe una correlación negativa moderada con el nivel de estrés, pero no muestra correlaciones significativas con el estrés laboral.


    Buscando los beneficios de la meditación

    Todo ello indica que el tratamiento debe estar orientado fundamentalmente a la sintomatología depresiva como forma de trabajar para afrontarlo.
    Indicar que debido a la complejidad del síndrome, la evaluación de sintomatología depresiva o asociada al estrés parece insuficiente, ya ha hubiese requerido además de evaluaciones relativas al aislamiento social, a las obsesiones e incluso a los síntomas psicóticos que en algunos casos se produce.
    Ya que la intervención terapéutica, centrada exclusivamente en los síntomas depresivos puede mejorar al paciente, pero no así conseguir que supere el resto de sintomatología asociada.
    A pesar de los beneficios potenciales de la elección de una intervención centrada en la sintomatología depresiva para el tratamiento, el haber realizado la investigación con tan pocos participantes, se requiere nueva investigación para poder llegar a concluir sobre la mejor forma de intervenir, para poderlo considerar como válido para el tratamiento psicoterapéutico.

  • ¿Puede la amistad prevenir la depresión en la adolescencia?

    ¿Puede la amistad prevenir la depresión en la adolescencia?

    Una de las etapas más complejas en el desarrollo humano, es sin duda la adolescencia, pero este período se va a complicar aún más si surge la depresión.

    El valor de la amistad

    Si ya de por sí, en la preadolescencia y en la adolescencia se van a producir la mayoría de los cambios físicos, sobre todo en cuanto a expresión de los caracteres sexuales secundarios, donde se conforma diferencialmente el cuerpo del hombre y de la mujer, además de su tono de voz, el bello,…
    Una etapa de cambios donde las hormonas fluctúan «sin control» haciendo especialmente sensible a los jóvenes en esta etapa de la vida, donde parece que las emociones son más vívidas e intensas, descubriendo el primer amor, las amistades, pero también las primeras desilusiones importantes, que pueden conducir al joven a la depresión.
    Una situación que se va a agravarse con un comportamiento esquivo y de aislamiento, en ocasiones acompañado de agresividad contra los demás y contra uno mismo, debido principalmente a ese desánimo con el que ahora lo ve todo.
    De ahí que los padres y educadores deban de prestar especial atención a los primeros síntomas de la depresión en jóvenes, ya que cuanto antes se detecte, antes se puede poner remedio y evitar que se convierta en algo «crónico», como parte de la forma de ser de joven en desarrollo, pero ¿Puede La amistad prevenir la depresión en la adolescencia?



    Amistad y Depresión

    Esto es precisamente lo que se ha investigado desde la Universidad Victoria de Wellington y la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) cuyos resultados se publicaron en el 2014 en la revista científica Open Journal of Depression.
    En el estudio han participado 1.774 jóvenes entre los 9 y 16 años, 51,9% chicas y 48,1% chicos, estudiados durante un período de tres años, con una evaluación cada año.
    Se analizaron la relación existente entre tres variables: la conectividad social, mediante cuestionario sobre la conectividad familiar, la conectividad en la escuela, la conectividad con iguales y la conectividad en la comunidad, todo ello evaluado mediante cuestionario; la soledad, donde debían de responder a una pregunta; y síntomas depresivos mediante cuestionario estandarizado extraído del Center for Epidemiological Studies-Depression Scale (CES-D).
    Los resultados informan de una relación significativa negativa entre la conectividad y la soledad y los síntomas de depresión, esto quiere decir que a mayor contactos sociales menores posibilidades sentirese sólo o de sufrir depresión.
    Jugando un papel decisivo la conectividad como intermediario, es decir, un joven se puede sentir sólo, pero si tiene suficientes amigos, compañeros o familia,no llegará a desarrollar depresión; en cambio ante el mismo sentimiento sin amigos, compañeros o familia se observa la aparición de depresión.
    Aspecto que está mediado por el género, siendo los resultados observado sólo en chicos, mientras en las chicas no se da ese factor de intermediación de la conectividad.
    Igualmente «el otro» sobre todo «los iguales» tienen un papel destacado en la pubertad o preadolescencia, no siendo crítico en etapas previas cuando es aún más joven y todavía no busca en el otro la identificación, la confirmación y conformidad de su personalidad, ni la aprobación de los demás como modo de saber qué es lo correcto y qué no.

    Entre las limitaciones del estudio se encuentra la evaluación de la soledad con una única pregunta dentro del cuestionario, algo que es insuficiente si se quieren obtener resultados fiables para poder ser luego comparados.
    A pesar de que los resultados parecen claros, hay que tener en cuenta que no sólo debe de contar la cantidad, en cuanto al número de amigos que se tenga, si no también la calidad de los mismos, lo que significa, encontrar una persona con la que poder contar confidencias y con la que se sienta uno seguro, más allá de acompañarle a las fiestas o compartir aficciones.

  • ¿Está relacionado el estrés oxidativo con el Alzheimer?

    ¿Está relacionado el estrés oxidativo con el Alzheimer?


    El estrés oxidativo se ha visto previamente en el envejecimiento normal pero también en distintas psicopatologías, aunque no está claro el papel en el Alzheimer.

    Estres Alzheimer

    Aunque las causas pueden ser variadas para provocar el estrés oxidativos, al igual que las consecuencias que sobre la salud tienen, se ha comprobado que está relacionado con un empeoramiento de la salud. Uno de los índices significativos de la presencia de estrés oxidativo es el nivel de homocisteína en plasma, un aminoácido azufrado considerado como uno de los mayores índices del daño celular neuronal, relacionado también con la vitamina B12.
    Uno de los problemas del Alzheimer es la diferenciación de las disminuciones en las funciones físicas y psicológicas independientes de la edad. La vejez conlleva una reducción paulatina de habilidades.
    Es por ello que se trata de buscar algún índice que sea capaz de distinguir entre lo normal y lo patológico, con lo que poder establecer un diagnóstico más acertado pero también para poder diseñar fármacos que puedan frenar el avance de la enfermedad de Alzheimer e incluso poder revertir los efectos de la enfermedad.
    Uno de los mejores candidatos para esto, es precisamente el estrés oxidativo, ya que está presente en diversas patologías degenerativas, entonces, ¿Está relacionado el estrés oxidativo con el Alzheimer?


    https://youtu.be/yAEuNnRgJ0Y

    Estres Oxidativo Alzheimer

    Esto es precisamente lo que tratan de averiguar desde el Centro Médico de Salud Mental Qingdao (China) publicado recientemente en BioMed Research International.
    En el estudio participaron 40 pacientes con Alzheimer sin síntomas, 37 pacientes con diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer con síntomas conductuales y psicológicos, y como grupo control 39 personas de la misma edad pero sin dicha enfermedad.
    A todos ellos se les realizó un análisis de sangre para buscar los distintos niveles de homocisteína en plasma, como factor determinante del estrés oxidativo.
    Los resultados muestran diferencias significativas en los niveles de homocisteína en plasma entre los pacientes con Alzheimer frente al grupo control, igualmente los pacientes con síntomas conductuales y psicológicos mostraron mayores niveles homocisteína en plasma.


    Oxidativo Alzheimer

    Estas diferencias significativas relacionan el estrés oxidativo con una disminución de capacidades psicológicas.
    El estudio no informa sobre la edad ni el sexo de los participantes, por lo que es difícil emplear estos resultados a otra población sin un estudio que defina mejor aún la población objeto de estudio.
    Los resultados son importantes pero todavía no queda todavía claro si estas diferencias pueden explicar el avance de la enfermedad, de cualquier forma es un factor más que hay que considerar a la hora de preparar un tratamiento farmacológico que combata sus efectos.


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  • ¿Sabes si tu hijo tiene un riesgo alto de sufrir depresión?

    ¿Sabes si tu hijo tiene un riesgo alto de sufrir depresión?

    Una de las preocupaciones más importantes de los padres es con respecto a la salud de sus hijos, sobre todo la salud mental, cuando ellos mismos lo han sufrido.

    Depresión en la familia

    Los padres que han sufrido algún tipo de psicopatología suelen tener mucho miedo de que sus hijos puedan pasar por lo que ellos mismos han pasado, tanto en lo que se refiere a la enfermedad, el diagnóstico y el tratamiento.
    Aunque no todas las enfermedades mentales tienen un elevado índice de heredabilidad, el porcentaje de casos en que un hijo pueda expresar un psicopatología aumenta en el caso de que alguno de los padres lo haya sufrido. Las causas, si no se explican por una base genética lo hacen por el ambiente, en este caso el ambiente familiar en donde se desarrolla el pequeño, el cual puede haber sido «testigo» de los episodios agudos de la enfermedad de alguno de sus padres lo que les puede haber servido de «modelo»; igualmente la forma en que una persona que sufre una psicopatología puede que no sea la más indicada y «sana» para su hijo, todo lo cual puede generar el germen sobre el que cimentarse una futura psicopatología por parte del pequeño cuando este crezca.
    Tal y como se ha observado en el caso de padres que sufren de trastornos de ansiedad o de depresión mayor, donde se ha observado un incremento significativo de padecer estas psicopatologías por parte de los hijos. Es decir, los hijos de los padres ansiosos muestran mayores niveles de ansiedad incluso llegando ser patológico, e igualmente con un estado deprimido que llega a transformarse en un trastorno de depresión mayor, pero ¿hasta que punto puede un padre advertir la presencia de su misma sintomatología en su hijo?



    Depresión en los hijos

    Esto es lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde el Departamento de Psicología Clínica y Psicopatología, Universidad de Groningen; el Centro Médico Universitario Leiden (Países Bajos) y el Centro Médico Universitario VU (Amsterdam) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revisa científica BMC Psychology.
    En el mismo participaron 25 padres que habían sufrido un trastorno del humor unipolar o de ansiedad y con hijos entres lo 8 a 18 años.
    A todos ellos se les administró una entrevista semiestructurada sobre diversas cuestiones de su manera de educar y de la salud psicológica de sus hijos.
    Los resultados informan que pesar de que los padres consideran que ofrecen la misma calidad en el cuidado y atención de sus hijos que cualquier otro padre, están más preocupados por la presencia o no de la sintomatología que ellos han sufrido como parte de su psicopatología.
    Casi todos los padres coinciden en que sus hijos deberían de recibir atención especializada en cuanto surgiesen los primeros síntomas que pudiesen señalar que podían padecer su misma enfermedad mental, como medida preventiva y para evitar que se agravase.
    Especialmente polémico fue el punto sobre si contarían a sus hijos que ellos mismos han sufrido una psicopatología.
    Aunque el estudio es pionero en poner en evidencia los temores de los padres que han sufrido una psicopatología, el escaso número de participantes y el realizar una entrevista de forma semi-estructurada no permiten obtener conclusiones extrapolables al respecto. A pesar de ello hay que reconocer la ausencia de cursos orientados hacia éste colectivo, que les ayude en su tarea de crianza de sus hijos, para que sepan identificar correctamente los primero síntomas de sus propias enfermedades y con ello que mitiguen el miedo que ellos tienen sobre la salud psicológica de sus hijos.

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