Una de la situaciones más difíciles en la vida es cuando se pierde a un ser querido lo que para algunas personas puede suponer un gran cambio.
El duelo es el estado psicológico por el que se ha de pasar por la pérdida de dicho ser querido, considerado como una transición previamente para recuperar su estado.
Pérdida y felicidad
Pero el duelo no es exclusivo por la pérdida de un familiar, ya que se puede sentir por otras personas o animales con los que exista una fuerte vinculación emocional.
A mayor vinculación emocional mayor va a ser el efecto de la pérdida; igualmente si el acontecimiento que ha generado la pérdida ha sido repentino, mayor va a ser ese sentimiento de pérdida.
Así el duelo por la pérdida de un hijo que ha fallecido en un accidente de tráfico, un fin de semana que salía con los amigos, va a ser sentido como más doloroso, que el fallecimiento de un amigo de nuestro padre que lleva años enfermo.
Esta pérdida va a tener efectos emocionales y en el estado de ánimo de la persona, pudiendo afectar al sueño, el apetito, e incluso en algunos casos desembocando en un Trastorno de Depresión Mayor, pero ¿Cómo afecta el duelo en la Felicidad?
Duelo y felicidad
Esto es lo que trata de responderse con una investigación desde la Jinan University (China), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychology.
En el estudio participaron doscientos ochenta y tres estudiantes, de los cuales ciento cuarenta y ocho eran chicas, con edades comprendidas entre los veintiuno a veintiséis años.
A los participantes se les separó en tres condiciones experimentales.
En la primera los participantes rellenaron un cuestionario estandarizado sobre felicidad denominado Gallup Happy Mood Questionnaire and Life Satisfaction Scale, antes y después de su condición experimental.
A la mitad de los participantes se les presentó material que contenía eventos de pérdida; mientras que a la hora mitad no se les enseñó nada. Encontrándose cambios significativos únicamente en el grupo que había recibido el material.
En la segunda condición experimental, se les pidió a los participantes que evaluasen lo que le faltaba a un dibujo; previamente la mitad de ellos debían de recordar un acontecimiento de pérdida personal.
Los resultados muestran que aquellos que recordaron una pérdida estimaban peor la tarea, amplificando lo que faltaba.
En la tercera condición se combinaron las dos anteriores, obteniendo similares resultados pero esta vez con el contenido del material de pérdida y no basado en una experiencia personal.
Sesgo por duelo
Una de las limitaciones del estudio es la evaluación inmediatamente posterior de haber pasado por la condición experimental, lo que registra un efecto puntual, pero no permite saber si ese «duelo» provocado se mantiene en el tiempo o no.
Igualmente no se han evaluado ninguna característica de la personalidad para saber si hay algún rasgo que afecte a cómo se vive la pérdida.
Por último, a pesar de registrar el número de participantes masculinos y femeninos, no se ha realizado una análisis separado al respecto para saber si los efectos encontrados son iguales para hombres que para mujeres, o no se ven afectados por el género.
A pesar de lo anterior, el estudio hace hincapié en la importancia del «sesgo emocional» que se produce ante la pérdida, donde la persona que sufre el duelo es incapaz de ver nada que le haga feliz en esos momentos.
Pudiendo de esta manera explicar cómo algunas personas pasan del duelo al Trastorno de Depresión Mayor, al no ser capaz de «salir» de su situación, porque todo lo ve a través de dicho sesgo, en donde se amplifica lo negativo de la vida debido al sufrimiento por la pérdida, siendo incapaz de sentir felicidad por aquello que con anterioridad sí lo provocaba.