Una de las mayores dificultades de los trastornos psicológicos es determinar si existe o no carga genética, en su origen o empeoramiento.
La importancia de poder determinar el papel genético sobre estos trastornos permite diseñar tratamientos farmacológicos más precisos y eficaces, en cambio si el papel genético es pequeño o nulo, el tratamiento debe de ser sobre todo basado en la psicoterapia, salvo los casos más agudos, donde la medicación puede usarse para estabilizar a la persona.
Entre las alteraciones genéticas que se ha observado que afecta a la salud sobre todo el sistema inmunológico se encuentra el cromosoma 6, en concreto en los antígenos leucocitarios humanos, asociados a trastornos inmunes, presente en enfermedades como el autismo y la esquizofrenia, pero también se ha apuntado sobre la posibilidad de que afecte a otros trastornos en donde existe una alteración de la capacidad lingüística tanto de comprender como de producir correctamente el lenguaje, tal y como se ha observado en algunos casos del Trastorno por déficit de atención, entonces, ¿Existe algo genético el Trastorno por déficit de atención?
Esto es precisamente lo que tratan de averiguar desde la Universidad de Oxford, el Hospital Infantil de Evelina, la Universidad de Edinburgh, la Universidad de Manchester, el King’s College de Londres, la Universidad de Aberdeen, la Universidad de Tufts (Inglaterra), el Instituto de Psicolingúistica Max Planck y la Universidad de Radboud (Holanda) publicado recientemente en la revista científica Journal of Neurodevelopmental Disorders.
En el estudio participaron pequeños y familias que acudían a centros especializados y hospitales de atención infantil. A todos ellos se les realizó una análisis genético, excluyendo del estudio a los pequeños que sufrían autismo o cualquier discapacidad auditiva.
Igualmente se realizó la evaluación de tres pruebas lingüísticas, sobre palabras no repetitivas, denominado Nonword Repetition (NWR), evaluación la recepción del lenguaje denominado Receptive Language Scores (RLS) y la expresividad del lenguaje denominado Expressive Language Scores (ELS), estados dos últimas realizadas a través del cuestionario estandarizado denominado Clinical Evaluation of Language Fundamentals (CELF).
Los resultados informan de una relación significativa positiva de antígenos leucocitarios humanos con los NWR, mientras que esta relación es significativa negativa con ELS, esto es la alteración de ésta carga genética va a tener una expresión en la capacidad lingüística de los menores que lo padezcan, alteración que por otra parte se ha observado más presente en los pequeños con Trastorno por déficit de atención, por lo cual las deficiencias lingüísticas de estos podrían explicare por una alteración de base genética.
Los resultados a pesar de ser claros en sus conclusiones sólo explica una mínima parte del Trastorno por déficit de atención, un paso explicativo necesario pero insuficiente para comprender esta psicopatología, siendo necesario además incorporar la investigación relativa al tratamiento del mismo.