Presentación del libro «CiberAcoso: Cuando el acosador se introduce por el ordenador» en formato e-book disponible en los principales puntos de venta de libros electrónicos como Amazon, Apple Store o la Casa del Libro.
– ¿Cómo surge la idea del libro CiberAcoso: Cuando el acosador se introduce por el ordenador
El libro surge para compartir las experiencias y conocimiento que sobre el Ciberacoso, una modalidad moderna del acoso que puede sufrir cualquier persona, presentando todas la claves sobre el Ciberacoso.
– ¿Está basado su libro en una experiencia personal?
En el libro se recogen las últimas investigaciones sobre la temática de acoso a través de Internet, tanto en el ámbito privado como en el académico, entre iguales o entre personas de diferente edad y status, todo ello explicado con un lenguaje claro y accesible, sin perder la rigurosidad científica.
– ¿Qué se va a encontrar el lector en su libro?
En esta breve guía se presentan las respuestas a las preguntas más importantes sobre esta temática que tiene que tener presente cualquier padre con hijos en edad escolar como son, ¿Qué es el Ciberacoso?, ¿Cómo afecta el Ciberacoso?, ¿Se puede prevenir el Ciberacoso? y, sobre todo, ¿Qué hacer si nuestro hijo está sufriendo Ciberacoso?
– ¿Cómo se distribuye el contenido del libro Psicología del Maltrato?
El libro se compone de diez capítulos, donde se abarcan los aspectos más importantes, como son,
Capítulo 1. Introducción al Ciberacoso
Capítulo 2. ¿Qué es el Ciberacoso?
Capítulo 3. Perfil del acosado y del Acosador
Capítulo 4. Síntomas del Ciberacoso
Capítulo 5. Consecuencias del Ciberacoso
Capítulo 6. ¿Qué hacer ante el Ciberacoso?
Capítulo 7. Intervención Terapéutica en el CiberAcoso
Capítulo 8. ¿Es Posible Prevenir el Ciberacoso?
Capítulo 9. El Ciberacoso a los Profesores
Capítulo 10. Violencia d Género Digital
– ¿Con qué colaboraciones ha contado para este libro?
Este libro ha contado con la colaboración del Dr. Abel González García, Director del Departamento de Criminología, Universidad a Distancia de Madrid y con Dª Pilar Vecina, Directora del Departamento de Neuropsicología en el Instituto de Investigación y Desarrollo Social de Enfermedades Poco Frecuentes.
– ¿Está escribiendo un nuevo libro?
Mi objetivo este año como divulgador científico es publicar un ebook al mes, con las últimas investigaciones de los dos o tres años anteriores sobre las temáticas de la Psicología y las Neurociencias.
Desde aquí mi agradecimiento a Amazon por haber realizado la publicación de la obra «CiberAcoso: Cuando el acosador se introduce por el ordenador», facilitándome así la labor de divulgación científica a través de dicho libro electrónico.
Una de las realidades cada vez más frecuentes en las escuelas es el ciberbullying.
La realidad del ciberbullying
Si bien se ha trabajado mucho en los últimos años en cuanto a la detección e intervención en el acoso escolar, donde el profesor juega un papel fundamental, en el caso del ciberbullying no está tan claro ya que se trata de una conducta que ocurre en ocasiones fuera del aula.
Según Bamford existen cinco tipos de ciberbullying: de anonimato, donde el agresor oculta su identidad; incendiarios o trolls, que buscan la provocación del otro; de acoso, propiamente dicho, donde existe una acción directa de ofender; de exhibicionismo, donde muestra material privado (normalmente de contenido sexual) sin autorización del dueño; de exclusión, que busca aislar a una persona.
Una realidad que algunos estudios señalan que afectan a uno de cada tres estudiantes mayores de 17 años en EE.UU., cifra que a nivel mundial va del 17 al 48% de afectados.
A pesar de lo cual los profesores pueden detectar los primeros síntomas del ciberbullying y poner en sobreaviso a los padres e incluso mandar al estudiante al orientador escolar para que le ayude, pero para ello tiene que ser el docente quien conozca sobre los distintos tipos, causas, síntomas y consecuencias del ciberbullying, pero ¿Están los profesores preparados con el ciberbullying?
Vídeo Recomendado: Guía de ciberbullying, prevenir y actuar..
El ciberbullying en la escuela
Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde laFacultad de Educación de Ataturk, y Centro de Educación a Distancia y Escuela Vocacional de Ciencias Sociales, Universidad de Marmara (Turquía) cuyos resultados han sido publicados en el 2017 en la revista científica The Turkish Online Journal of Educational Technology.
En el estudio participaron cuatrocientos doce estudiantes de pedagogía, de los cuales el 71,6% eran mujeres.
Todos ellos respondieron a tres cuestionarios, el Personal Information Form, donde se recogía información sociodemográfica; el Cyberbullying Attitude Scale (CBAS), donde se analiza la actitud del docente hacia el Cibebullying; y el Multidimensional Scale of Perceived Social Support (MSPSS), para estudiar el papel del apoyo social percibido.
Los resultados muestran que el 17,7% de los participantes llevan usando de 2 a 5 años Internet; mientras que el 74,5% lo llevan usando más de 5 años.
Empleándolo el 34,7%, 1 a 2 horas al días; un 35% entre 2 a 5 horas y un 16,3% más de 5 horas.
Siendo su uso en el 52,4% de los casos en redes sociales y un 25,7% relacionado con los estudios.
Además existen diferencias significativas en cuanto al ciberbullying en función del género, estando más expuestas a esta problemática las profesoras; y al contrario, en cuanto los profesores, ellos valoran y tienen mayor consideración hacia el apoyo social percibido, lo que les permite sobrellevar mejor el ciberbullying en caso de que aparezca.
Hay que tener en cuenta que se requiere de nueva investigación en otras sociedades para poder concluir al respecto, debido a la idiosincrasia del pueblo turco.
Igualmente, los pedagogos no son los únicos docentes que deben de ser formados en ciberbullying, sobre todo en educación intermedia y superior.
Una realidad que como se ha comentado es cada vez más frecuente en las aulas, y para las que se deberían de preparar todos los profesores, tanto para la detección como para la intervención, o al menos que sepan los mecanismos regulados para derivar al alumno del que tiene sospechas que está siendo acosado para que se le pueda dar una solución lo antes posible.
Aunque este estudio no lo abarca, también existe una realidad de la que escasamente se habla y es cuando el ciberbullying lo padecen los propios profesores.
Igual que en el caso de los alumnos, deberían de existir mecanismos para intervenir, y con ello frenar la propagación de acusaciones falsas, comentarios despectivos o cualquier otro ataque que sufra un profesor, evitando así que se convierta en una situación de ciberbullying.
Uno de los problemas más importantes en relación al ciberacoso es cómo tratarlo.
El ciberacosado
Si bien cuando uno piensa en ciberacoso, lo suele hacer en la víctima, que va a recibir todo tipo de insultos, amenazas y provocaciones, buscando minar su autoestima, hay otra parte, la del ciberacosador que escasamente se tiene en cuenta.
Actualmente existen programas de prevención para la educación en la escuela, e incluso se han habilitado números especiales para denunciar el acoso cuando este surge, de forma que puedan intervenir las fuerzas del orden para identificar al ciberacosador y poder detener su acción.
En menor medida existen programas guiados a ayudar a la víctima del ciberacoso, en ocasiones son asociaciones conformadas por víctimas que tratan de ayudarse entre sí, ante la falta de un programa específico para ello, a diferencia de lo que sucede con otro tipo de violencia.
Pero donde no parece que se hayan hecho muchos progresos es en el ámbito del acosador, ya que este siempre se ha considerado la figura “fuerte” pero ¿Se puede corregir al ciberacosador?
Vídeo Recomendado: DOCUMENTAL SEXTING, GROOMING Y CIBERBULLYING – CRÓNICAS – ¡ESTAMOS ANTE TEMAS MUY SERIOS!.
El papel del ciberacosador
Esto es lo que ha tratado de averiguarse con un estudio realizado por la Universidad del País Vasco (España) publicado en la revista científica Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes.
En este caso los autores optaron por informar sobre un caso único, es decir, n=1, un pequeño de 14 años, con historial como ciberacosador, el cual recibió una intervención denominada Cyberprogram 2.0 encaminado a reducir el ciberacoso.
Para comprobar los efectos del programa se evaluó antes y después de la intervención mediante el Cyberbullying para la determinación del tipo de acoso entre iguales; C.U.V.E.-R. (Cuestionario de Violencia Escolar Revisado) para determinar la frecuencia y tipo de violencia ejercida; el C.A.P.I.-A. (Cuestionario de Agresividad Premeditada e Impulsiva en Adolescentes) para diferenciar entre violencia impulsiva o predeterminada; el A.E.C.S. (Actitudes y Estrategias Cognitivas Sociales) para analizar el comportamiento social; el R.S. (siglas en inglés de Escala de Autoestima) para evaluar los sentimientos de autovaloración; el
CONFLICTALK para evaluar el manejo de conflictos y para evaluar la empatía se empleó el I.E.C.A. (Escala de activación empática).
La intervención consistió en diecinueve sesiones de una hora cada una, aplicado durante seis meses, encaminado a cuatro objetivos, facilitar la detección del ciberacoso; identificar las consecuencias; desarrollar estrategias de afrontamiento; y desarrollar habilidades “compensatorias” para controlar la agresividad, como las habilidades sociales, la autoestima…
Los resultados muestran una reducción de la agresividad antes y después de la intervención, un aumento de la autoestima y de las estrategias de cooperación.
Hay que tener en cuenta que la principal limitación de este estudio es que únicamente se ha realizado con un único individuo, lo que da cuenta de la dificultad de la intervención, siendo necesario comprobar los beneficios en más menores antes de poder dar por válido la eficacia de dicha intervención.
Igualmente señalar que no se ha realizado un seguimiento al menor, ni observado si con posterioridad exhibía o no el comportamiento de ciberacoso.
A pesar de las limitaciones anteriores, cabe resaltar el esfuerzo por investigar un aspecto muchas veces olvidado, y es sobre la figura del agresor y cómo evitar que este siga ejerciendo su violencia, ya que, si bien la intervención en la víctima es fundamental, si no se trata al ciberacosador, este va a dejar tras de sí nuevas víctimas.
De ahí la necesidad de seguir profundizando en este tipo de investigación para tratar de da respuesta a un problema cada vez más presente en nuestras aulas, que ha venido a sustituir en buena medida el acoso escolar.
El bullying o acoso escolar se ha convertido en una problemática de nuestras aulas donde cada vez hay más pequeños afectados.
El acoso escolar
De hecho en algunos países se estima que es la primera causa de estrés entre los menores en edad escolar, una situación que puede llegar hasta la adolescencia.
Aunque existen muchas teorías al respecto, sobre cómo se produce y mantiene el bullying, hoy en día se está realizando un importante esfuerzo para que los más jóvenes sean capaces de denunciar esta práctica abusiva por parte de sus compañeros.
Una situación que en muchos casos tenía que soportar el menor en silencio, y que escasamente transcendía a la familia, por temor o vergüenza, pero que hoy en día se facilita la denuncia, incluso ante los centros de estudios.
Todo para cortar cuanto antes la problemática que de no producirse puede llegar a «marcar» al menor en pleno desarrollo, pero ¿Existen nuevas formas de descubrir el bullying?
Vídeo Recomendado: Cómo prevenir el Acoso Escolar (Bullying)-Dr Iñaki Piñuel.
Detectando el acoso escolar
Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde el Departamento de Informática, junto con el Departamento de Economía y Empresa, y el Departamento de Psicología, Universidad de Almería (España) cuyos resultdos han sido publicados en el 2016 en la revista científica Frontiers in Psychology.
En el estudio participaron ciento cincuenta y un menores con edades comprendidas entre los 8 a 16 años, de los cuales, entre el 8 al 24% eran estudiantes de origen extranjero.
A todos ellos se les entrevistó sobre sus interacciones con sus compañeros, prestando especial atención al empleo tecnológico para las mismas, para lo cual se desarrolló una App que registraba las interacciones a través del móvil.
Los resultados muestran que los alumnos realizan «vacíos» de interacciones ante determinados pequeños, ya sea por sus características raciales o de otro tipo.
Esto es, los pequeños prefieren interactuar con aquellos con los que se siente más a gusto, no conectando ni interactuando con los demás.
Esto proporciona un perfil de pequeños especialmente problemáticos, como son menores, hijos de extranjeros y en educación secundaria; los cuales son los menos «elegidos» por sus compañeros, siendo potencialmente los que más intimidación provocan y por tanto los potencialmente más dados a generar o recibir buylling de sus compañeros.
El teléfono contra el acoso escolar ha registrado 933 casos en 20 días https://t.co/pdwi7nmxGJ
A pesar de las limitaciones del estudio en cuanto al escaso número de participantes, focalizado en una población muy concreta como es la española, hay que tener en cuenta las ventajas del análisis de la actividad de los teléfonos de los menores como forma de conocer con quién sí o no se relacionan los menores.
De esta forma se puede conocer los «peor» valorados, para evitar que estos se conviertan en víctimas de bullying o al revés, que por esa sensación de exclusión se conviertan en maltratadores de sus compañeros.
Una forma innovadora, tal y como afirman los investigadores del estudio, de detectar los alumnos potencialmente relacionados con la problemática del buylling.
Entrevista a Dª Pilar Vecina, Directora del Departamento de Neuropsicología en el Instituto de Investigación y Desarrollo Social de Enfermedades Poco Frecuentes, quien nos habla sobre cómo afrontar el ciberacoso.
– ¿Qué hacer cuando se detecta el ciberacoso?
Cuando se detecta el acoso lo primordial es cuidar a la víctima, ya que cabe la posibilidad de que ésta esté en una gran situación de indefensión y, a nivel psicológico, pueden existir una serie de factores de riesgo que, en mayor o menor medida, podrían desencadenar un grave trastorno psicológico, en el caso de que no esté presente en el momento en que sabemos que la persona ha sido víctima de ciberacoso. Algunas de las pautas son:
*Aceptación y comprensión incondicional.
*Escucha activa y respeto. Darle su tiempo. No cuestionar lo que nos detalla.
*Empatía (ponerse en su lugar). Evitar juzgar: “entiendo que tuvo que ser muy difícil para ti vivir esa situación diariamente”.
*Ofrecer protección y acompañamiento.
*No culpabilizarle ni reprocharle. No decirle lo que debería haber hecho y no hizo.
*Preguntas abiertas para favorecer la expresión fluida y evitar monosílabos, ¿te insultaban por Facebook? por ¿en qué redes te solían intimidar?
*Trabajo conjunto familia-centro educativo.
*Trazo de un plan.
*Búsqueda de la ayuda de expertos. Líneas de ayuda: p.e. Fundación Alia2, Fundación ANAR…Profesionales de la salud mental.
En casos graves: denuncia. Fiscalía de menores, policía, guardia civil. Consultas telemáticas.
En lo que respecta al ámbito familiar, es de suma importancia la intervención, ya que, en la mayoría de las ocasiones, los padres son inundados por un gran sentimiento de culpa, por no haberse dado cuenta de lo que estaba pasando.
Es de gran importancia denunciar y recabar todas las pruebas posibles que existan respecto al hostigamiento, chantaje o maltrato verbal, psicológico y/o social que se haya llevado a cabo contra la víctima.
– ¿Existe algún procedimiento que puedan seguir padres o profesores?
El procedimiento en ambos casos, a grandes rasgos, es el anterior. En cualquier caso, a nivel de centro escolar, es conveniente aprovechar la situación para que la víctima sea apoyada por sus iguales y por los docentes, de modo que valore su entorno escolar como positivo y lugar de confianza, en lugar de un medio adverso donde se le juzgará. Sería de gran importancia para concienciar a los menores de los riesgos existentes en las NTICs (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación).
– ¿Deja secuelas el haber sufrido ciberacoso?
Rotundamente sí. En consulta vemos y valoramos afectaciones realmente importantes, donde la víctima ha sufrido graves trastornos depresivos, ansiosos, de estrés postraumático, fobias específicas, etc. Por estos motivos, los profesionales de la salud, recomendamos que se inicie de la manera más pronta posible una intervención con los profesionales de la salud mental (psiquiatra y psicólogo), donde evalúen qué daños se observan en la víctima, de modo que pueda iniciarse el proceso de recuperación con la menor brevedad posible.
– ¿Cuál es el tratamiento indicado para una víctima de ciberacoso?
No hay una intervención terapéutica específica, ya que los objetivos de tratamiento y las orientaciones de cambio dependen de la evaluación previa de la persona. Hay que establecer una línea de base para priorizar el tratamiento de lo más disfuncional o desadaptativo que encontremos en el paciente.
En cualquier caso, se sabe que, por los estudios que se han realizado y por mi experiencia profesional, hay determinados aspectos comunes que se convierten inevitablemente en objetivos de intervención, tales como: la autoestima y el autoconcepto, las habilidades sociales e interpersonales, la comunicación asertiva, la expresión emocional, los pensamientos distorsionados, la tolerancia a la frustración, etc.
– ¿Existen diferencias en el perfil entre los que sufren acoso en el colegio y quien sufre ciberacoso?
Las afectaciones suelen ser muy similares. En ambos perfiles se producen cambios significativos a nivel físico o somático (trastornos gastrointestinales, dolor de estómago, pérdida de peso…), a nivel psicológico (sentimiento de culpabilidad, disminución de la autoestima, cambios emocionales y conductuales significativos…), a nivel social (aislamiento, resistencia a salir de casa…) e incluso en la reestructuración de los hábitos que previamente había adquirido.
Un aspecto diferenciador que hemos observado en consulta es que, por ejemplo, algunos perfiles que han sufrido algún tipo de ciberacoso, suelen desarrollar fobia a las tecnologías. Se detecta que con solo escuchar la palabra “ordenador o móvil”, se desencadena una fuerte y marcada sintomatología ansiógena, susceptible de ser tratada.
– ¿Cuándo y cómo debe de actuar la policía en el caso del ciberacoso?
Cuando se es consciente de que una persona ha sido víctima de una situación de este tipo, como referíamos anteriormente, debe presentarse en la policía con las pruebas pertinentes para que le sea emitida una denuncia contra la persona o perfil del que ha recibido el hostigamiento. Debe describir las acciones vejatorias o intimidaciones a las que ha sido sometida, además de estipular el tiempo que dichas actuaciones han sido llevadas a cabo.
– ¿Cuándo y cómo debe de actuar los juzgados en el caso del ciberacoso?
En este caso, depende de la gravedad y el alcance de los hechos. Se sabe que, a partir de los catorce años, el menor es imputable, por lo que las acciones por parte de la justicia, también dependerán de la edad del acosador. En caso, como por ejemplo, del fenómeno del gromming, engatusamiento llevado a cabo por un adulto (haciéndose pasar por un menor), para establecer un vínculo socioemocional y abusar de él, las sanciones son diferentes, por ser un adulto el responsable de las acciones intimidatorias, si las comparamos con un adolescente de dieciséis años que ha enviado algún tipo de foto erótica de la víctima.
En cualquier caso, lo importante es denunciar para que se haga justicia, ya que la identidad de la persona, se encuentra seriamente dañada, independientemente del tipo de ciberacoso del que estemos hablando.
Desde aquí mi agradecimiento a a Dª Pilar Vecina, Directora del Departamento de Neuropsicología en el Instituto de Investigación y Desarrollo Social de Enfermedades Poco Frecuentes, por habernos acercado a la realidad cada vez más frecuente del ciberacoso
Por si el estrés de la escuela no es suficiente, con tantas materias para estudiar, además está siendo cada vez más generalizado las situaciones de ciberacoso.
Ciberacoso
El ciberacoso surge como una nueva modalidad que en los últimos años a experimentado un gran auge debido a el uso masivo de los teléfonos inteligentes e internet, pero también por la supuesta impunidad del delito, gracias al anonimato que facilita estos medios.
Si ya de por sí durante la preadolescencia y la adolescencia se ha visto en la última década un incremento de casos de acoso directo, normalmente sobre sus propios compañeros de clase, hoy en día esta nueva modalidad de acoso, que a pesar de no ser de frente, sí tiene las mismas consecuencias negativas para el acosado, tanto en la salud psicológica como física, que ha llegado incluso a alguno de ellos a perder la vida debido a la desesperación que genera.
En los últimos años se ha incrementado la conciencia desde distintas instituciones por los programas de prevención y de educación, tanto a los jóvenes para que denuncien, como en los padres y profesores para saber dar respuesta a una situación nueva hasta ahora para ellos.
Pero si la escuela se está convirtiendo en el lugar más propicio para este tipo de acoso, ¿Se puede enfrentar el ciberacoso desde la propia escuela?
Vídeo Recomendado: Acoso internet
Esto es lo que trata de averiguar desde la Universidad de Regents y la Universidad de City (Inglaterra) publicado recientemente en la revista científica International Journal of Emotional Education.
En el estudio participaron 20 estudiantes universitarios, 17 mujeres y 3 hombres, entre los 21 y 30 años, a los cuales se les dividió en tres grupos, entre el acosado, el acosador y el «público». A cada uno de ellos se les dio un papel (role-play) que debían interpretar y ponerse en la «piel» de su personaje, comentando entre los miembros del grupo los sentimientos y emociones que eso le genera, para por último hacer una puesta en común de los distintos grupos
Los resultados cualitativos sugieren que los alumnos se identifican fácilmente con el papel del acosador, considerando al acosado como responsable de su situación, sintiéndole como fracasados y marginados, siendo difícil ponerse en el papel del acosado.
«El ciberacoso es más dañino porque no deja descansar a la víctima, es agotador» https://t.co/8gFPoo2Gik
Lo que indica que es necesario trabajar sobre la figura del acosador y la violencia que entraña, como algo «socialmente aceptable» en un mundo competitivo, igualmente hay que trabajar en la imagen del acosado, para poder transmitir correctamente su imagen, como víctima y no como una «perdedora social».
Aunque los resultados son reveladores en cuanto a los sentimientos sobre los que hay que trabajar, todavía hay que transformarlo en un programa de intervención educativa que pueda ser incorporado a otras escuelas y universidades, con lo que combatir de forma efectiva con esta «epidemia» del ciberacoso que hasta ahora no parece frenarse si no es mediante la denuncia a la institución policial correspondiente.
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