Categoría: Psicología Clínica y Psicoterapia

Temática de la Psicología Clínica

  • ¿Se puede mejorar el tratamiento del dolor en el Párkinson?

    ¿Se puede mejorar el tratamiento del dolor en el Párkinson?

    El dolor en el Párkinson va a ser una constante a combatir, ya que perjudica la calidad de vida del paciente, así como de sus relaciones.

    Dolor y parkinson

    Aunque cuando uno piensa en la enfermedad de Párkinson lo hace en sus síntomas principales asociados con el movimiento, no son los únicos, ni siquiera los que más influyen en la calidad de vida del paciente.

    Según estudios anteriores, entre el 40 y 80% de los pacientes de Párkinson deben lidiar además con un problema añadido, el dolor, algo que va directamente en detrimento de su calidad de vida y de las relaciones sociales.
    El dolor, cumple una función de aviso al cerebro de que algo no va bien, pero cuando este es crónico, debido a un trauma o enfermedad se convierte en una gran molestia, que afecta no sólo al normal desempeño de la persona, si no también a su capacidad cognitiva.
    El dolor puede cambiar el humor, e incluso «nublar la razón», eso unido a un fenómeno denominado de sensibilización, por lo que aquel que sufre un dolor crónico, lo vive mucho más intensamente cada día, «aguantando» cada vez menos su presencia.

    De ahí que además de la intervención en la enfermedad de Párkisnon, estos pacientes deban recibir el tratamiento oportuno para combatir este dolor que les acompaña, pero ¿Se puede mejorar el tratamiento del dolor en el Párkinson?



    Tratamiento parkinson

    Esto es precisamente lo que ha anunciado mediante una nota de prensa la empresa Mundipharma International, cuyos resultados han sido publicado en la revista científica The Lancet Neurology.
    Según la nota de prensa, la empresa acaba de concluir con éxito la primera investigación rigurosa sobre el tratamiento del dolor en pacientes con Párkinson analizando los efectos del tratamiento con oxycodone / naloxone (OXN PR).
    Entre las características del estudio destaca que se realizó empleando un grupo control al que se le administraba un placebo, así como un diseño de doble ciego, donde ni el paciente, ni los enfermeros que administraban la sustancia sabían si estaban recibiendo el medicamento o el placebo.
    Todo ello evaluado en varios momentos diferentes, hasta cuatro meses desde la administración.
    Todo ello evaluado mediante una escala de valoración del dolor mediante autoinforme.
    Los resultados muestran diferencias significativas entre los dos grupos, con medicamentos frente a con placebo, durante los primeros tres meses, perdiendo la eficacia a los seis meses del inicio del tratamiento.
    Entre los efectos secundarios no deseados del tratamiento se observó en el 17% de los pacientes, nauseas y estreñimiento.

    Tratamiento dolor

    La nota de prensa no informa del número de participantes, su género, ni en qué etapas de la enfermedad se encontraban.
    Una de las limitaciones del estudio es precisamente el método de recogida de datos mediante autoinformes, ya que actualmente se pueden emplear otros métodos más fiables para ello.
    Un gran para la noticia, resultado de una investigación rigurosa que ofrecer una alternativa a los pacientes de Párkinson con lo que aumentar su calidad de vida, al reducir el dolor que siente, a parte de tener que padecer el resto de los síntomas de la enfermedad.

    A pesar de lo anterior, hay que tener en cuenta que se debe realizar nueva investigación para comprobar que la eficacia de este tratamiento del dolor no interfiere en el de la enfermedad de Párkinson, pues ya ha sucedido en otras ocasiones, que cuando se intenta tratar dos problema a la vez en la misma persona, a veces los efectos positivos de los medicamentos se anulan entre sí, haciendo perder la eficacia de la intervención.
    Por lo que sería conveniente corroborar los datos anteriores con distintos tipos de medicamentos y en distintas fases de la enfermedad para comprobar en qué condiciones es más efectiva la intervención del dolor a través de este método, buscando nuevas alternativas para aquellos pacientes que no responden adecuadamente a este tratamiento, ya sea por encontrarse en una fase avanzada o porque muestre otras patologías asociadas a la enfermedad de Párkinson.

  • ¿Conoces el Sistema de Evaluación de Niños y  Adolescentes (SENA)?

    ¿Conoces el Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes (SENA)?

    El SENA es un instrumento de reciente creación para la evaluación general de problemas en pequeños desde los 3 años.

    Evaluación de Niños

    Uno de las problemáticas con respecto a la evaluación durante la infancia es que existen muchas y diversas herramientas, centradas en uno o dos aspectos, y con criterios de estandarización y homogeneización diferentes. Debido a ello, los profesionales de la evaluación de la infancia y la adolescencia tienen que realizar distintas evaluaciones utilizando varios instrumentos antes de obtener una idea general de la problemática que presenta el pequeño, más allá de las «quejas» de padres y profesores.
    Un proceso de búsqueda de la mejor herramienta que no hace si no retrasar el diagnóstico y la posterior intervención. Tal es así, que incluso ha habido padres que han desistido en su intento por buscar solución para su hijo, debido a la cantidad de horas y pruebas a las que se ve sometido, y todo ello sin un resultado claro.
    Es cierto que la experiencia y pericia del profesional que lleva años trabajando con niños y adolescentes, ahorra mucho tiempo, ya que se concibe un «prediagnóstico» en función de las «quejas» y lo que él mismo puede observar del pequeño, lo cual debe de ser confirmado por una herramienta estandarizada al efecto.
    Situación que se convierte en todo un gran puzzle para quien inicia en la evaluación infantil y de la adolescencia, o que sin ser su área de especialización debe de atender algún caso que lo requiera.
    Para ello se acaba de presentar una herramienta de evaluación global de los trastornos de conducta y emocionales «más comunes» en niños y adolescentes, denominado SENA, pero ¿Conoces el Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes (SENA)?



    Evaluación de Adolescentes

    Para dar solución a esta diversidad de herramientas se ha creado por parte de la empresa T.E.A. Ediciones, un nuevo instrumento de evaluación psicológica denominado Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes (SENA).
    Entre las características de esta herramienta está que divide la evaluación en función del nivel educativo del pequeño: Educación Infantil (de 3 a 6 años), Primaria (de 6 a 12 años) y Secundaria (de 12 a 18 años).
    La aplicación de la prueba es de 20 minutos y puede ser administada tanto individual como colectivamente.
    El uso de esta herramienta depende del profesional que lo utilice, así se puede emplear tanto en el ámbito educativo, clínico o forense.
    Se evalúan cuatro aspectos de la conducta y la vivencia emocional en la infancia y la adolescencia, de donde se saca un índice global:
    – Problemas Interiorizados, Depresión, Ansiedad, Ansiedad social, Quejas somáticas, Sintomatología postraumática y Obsesión-compulsión
    – Problemas Exteriorizados, Problemas de atención, Hiperactividad-impulsividad, Problemas de control de la ira, Agresión, Conducta desafiante y Conducta antisocial.
    – Problemas Contextuales, Problemas con la familia, Problemas con la escuela y Problemas con los compañeros.
    – Problemas Específicos, Consumo de sustancias, Problemas de la conducta alimentaria, Retraso en el desarrollo, Problemas de aprendizaje, Esquizotipia o Comportamiento inusual.
    En el caso concreto del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA) la evaluación se realiza mediante el apartado correspondiente a Problemas Exteriorizados, en concreto en los ítems correspondientes con HIP- Hiperactividad-Impulsividad y ATE – Problemas de Atención, pudiendo ser también de interés los índices relativos a otros apartados para completar la panorámica general de la influencia del problema del TDA en el menor.

    Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes

    A pesar de la innovación que supone la herramienta en cuanto a ofrecer una visión general de los problemas más comunes que presentan los niños y adolescentes, la herramienta debe ser complementada con otras que analicen y evalúen la problemática concreta objeto de consulta.
    Si bien ofrece información imprescindible para tener una visión general del pequeño, que permite comprende en qué áreas presenta problemas para el establecimiento de la intervención oportuna.
    Queda por analizar la correspondencia o redundancia de esta herramienta con otras hasta ahora utilizadas, por ejemplo en el caso concreto del TDA, hay que analizar hasta qué punto los índices correspondientes a HIP- Hiperactividad-Impulsividad y ATE – Problemas de Atención muestran correlación con las herramientas establecidas para la evaluación del Trastorno de Atención, para comprobar si ofrece información nueva y útil que añadir a las ya empleadas.
    Dicho lo cual se trata de una valiosa herramienta recomendada como screening para analizar las áreas donde muestra problemas el menor, con lo que poder focalizar nuevos estudios, para alcanzar el diagnóstico y diseñar la intervención posterior.

  • ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?

    ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?

    El conocimiento de los últimos años sobre el Trastorno Bipolar se ha centrado en controlar los síntomas a través de la psicofarmacología.

    Joven y trastorno bipolar

    La búsqueda por reducir los episodios maníacos ha centrado buena parte de la investigación con respecto al Trastorno Bipolar, sabiendo que cuentan con los avances de otros profesionales, los que se dedican a la investigación de mejores tratamientos para el Trastorno de la Depresión Mayor.

    Una de las características del Trastorno Bipolar es que tiene un origen alrededor de la adolescencia tardía, hecho que va a marcarle como adulto, debido a las consecuencias que va a tener tanto en su vida como en las personas de su alrededor, si no está adecuadamente diagnosticada y tratada.

    Muchos han sido los intentos por descubrir «detonantes» que expliquen por qué se produce el primer episodio maníaco entre los jóvenes, ya que si se descubre la causa se puede tratar de prevenir, pero ¿Existen deficiencias neuronales en jóvenes con Trastorno Bipolar?



    Joven bipolar

    Esto es lo trata de averiguarse desde la Universidad de Stanford (EE.UU.) cuyos resultados se han publicado en la revista científica Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry.
    En el estudio participaron 43 jóvenes entre los 13 a 21 años, 20 de ellos diagnosticados con Trastorno Bipolar I, caracterizado por la presencia mayoritariamente de episodios maníacos; siendo el resto jóvenes sin este trastorno que sirvieron como grupo control con el que comparar.
    Para evaluar el pasado psiquiátrico y la presencia de sintomatología psicopatológica se emplearon dos cuestionarios estandarizados, el Affective Modules of the Washington University in St. Louis–Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia (WASH-U KSADS) y el Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia–Present and Lifetime version (KSADS-PL).
    Los mismos cuestionarios fueron pasados por los padres de los jóvenes para analizar si mostraban antecedentes familiares.
    Para evaluar la gravedad de la sintomatología maníaca se emplearon dos cuestionarios más, el Young Mania Rating Scale (YMRS) y el Children’s Depressive Rating Scale –Revised (CDRS-R).
    Se evaluó también el nivel de ansiedad y el nivel de impulsividad a través de Children’s Global Assessment Scale (CGAS) y e Barratt Impulsiveness Scale (BIS-1) respectivamente.
    Finalmente se les administró el self-referent encoding task (SRET), donde debían de recoger durante una semana aquella palabra emocional que lo mejor hubiese definido, evaluando de esta forma la emotividad percibida.
    Todos los datos anteriores fueron conjuntados a una resonancia magnética cerebral, donde se observaban principalmente las áreas asociadas a las emociones, como son las amígdalas.
    Los resultados informan de que los jóvenes con Trastorno Bipolar tienen una densidad menor de conexiones neuronales entre la amígdala y el hipocampo y el giro precentral, y un incremento de conexiones entre la amígdala y el precuña, situada en la parte superior del lóbulo parietal.
    Existiendo una correlación significativamente positiva entre la amígdala basolateral y el hipocampo derecho con el nivel de ansiedad en los adolescentes con Trastorno Bipolar, pero no en el grupo control.

    Cerebro y trastorno bipolar

    A pesar de que los resultados parecen claros en cuanto a las diferencias en la conectividad cerebral entre los jóvenes con o sin Trastorno Bipolar, los autores no adelantan ningún tipo de explicación al respecto, si se trata de algo genético, o producido por unos niveles elevados de ansiedad durante la infancia.
    Regiones que por otra parte, son fundamentales para el normal desarrollo del pequeño, así la menor conectividad con el hipocampo, responsable en buena medida del procesamiento de la memoria, puede informar de cierta vulnerabilidad de este colectivo, a tener problemas de memoria y aprendizaje subsecuentes.
    Igualmente los autores no informan si este podría ser un método válido de diagnóstico temprano, con el que detectar a los jóvenes más vulnerables a padecer Trastorno Bipolar, o si los cambios neuronales, son consecuencia de los episodios maníacos, y no se podrían observar hasta que no surgiesen estos.
    A pesar de lo anterior,el avance en el conocimiento de las diferencias neuronales, permite abrir una nueva vía de trabajo en cuanto a tratamiento psicofarmacológico se refiere, con el que buscar compensar el «anormal» funcionamiento del cerebro entre los jóvenes diagnosticados con Trastorno Bipolar I, sabiendo que la intervención debe ser completada con las sesiones psicológicas orientadas a dar herramientas de manejo del estrés y de la frustración como parte de una estabilización del estado de ánimo del joven, para que tenga menores consecuencias en su vida como adulto.

  • ¿Interpretan los autistas correctamente las caras de otros?

    ¿Interpretan los autistas correctamente las caras de otros?

    Son muchas las limitaciones que muestran los niños autista, pero los avances van permitiendo comprenderlos más y poder así ayudarles mejor.

    Cara y Autismo

    Algunas de las limitaciones más notables con respecto al Trastorno del Espectro Autista es el escaso contacto visual, algo que desespera a las personas que no estén en sobreaviso, ya que mucho de nuesro mundo emocional se basa en interpretar correctamente la cara del otro. A lo que añadimos el comportamiento verbal, que nos sirve para conocer correctamente el estado de ánimo del otro, y así podremos saber si está contando un chiste o enfadado por algo.
    Pero para ello hay que mirar a la cara de la otra persona, si obviamos esa información resulta más difícil poder realizar un correcto análisis del otro, y por tanto no podemos adaptar nuestra respuesta a las circunstancias concretas del momento, pero ¿Interpretan los autistas correctamente las caras de otros?


    https://youtu.be/G8-9hrYpeh4

    Faz Autista

    Esto es lo trata de averiguarse desde la Universidad Keio, la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia y Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología (Japón) cuyos resultados se han publicado en la revista científica Autism Research and Treatment.
    El estudio participaron 29 niños, 18 diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista, y 11 sin ello, que servirán como grupo control con el que comparar.
    Se comprobó el diagnóstico de T.E.A. a través del Autism Diagnostic Interview−Revised y el Autism Diagnostic Observation Schedule.
    Todos los participantes tuvieron que atender a la presentación de imágenes de caras humanas con expresiones que iban desde la neutralidad, a la sorpesa, la felicidad, el enfado o la tristeza.
    Un total de 25 imágenes presentadas cada tres segundos, de caras tanto masculinas como femeninas, donde el participante únicamente debía de atenderlas, sin hacer nada más con ellas, siendo evaluado el tiempo que permanecían atendiendo a cada una de las imágenes.
    Los resultados muestran que no existen diferencias significativas entre el tiempo de fijación de la mirada hacia las caras y el contenido emocional de estas, a excepción de las caras que mantenían expresiones de enfado, donde existía una relacción significativa negativa, esto es, miraban significativamente durante menos tiempo las caras emocionalmente de enfado con respecto a los pequeños de su misma edad, del grupo control.

    Emocion Autista

    Hay que tener en cuenta que el escaso número de participantes no permite establecer una conclusión al respecto, e igualmente al haber realizado el estudio en una población con características emocionales muy concretas, como la japonesa, impiden poder extrapolar los resultados a otras poblaciones.
    Igualmente la medida de tiempo de atención, no necesariamente va a requerir que el pequeño no capte esas emociones, luego el procesamiento emocional de los pequeños con autismo y de los que no lo son, es diferente.
    Dicho lo cual, los resultados no aporta nada nuevo con respecto al procesamiento emocional de caras en niños con autismo, pues ya se conoce que estos no mantienen la mirada, lo que les puede provocar problemas de relaciones sociales.
    Sería preciso explorar cómo realizar entrenamientos al respecto, mediante aproximaciones sucesivas, tal y como plantean los programas A.B.A., donde se trabaja con micromovimientos, entrenandolas poco a poco, para que al final se pueda establecer un comportamiento de adcorde a su edad.

  • ¿Está relacionado el Párkinson con el nivel educativo?

    ¿Está relacionado el Párkinson con el nivel educativo?

    Se ha avanzado mucho sobre las causas de esta enfermedad pero ¿se relaciona la enfermedad de Párkinson con el nivel educativo?.

    Párkinson con el nivel educativo

    Son muchas las causas que se incluyen en la enfermedad de Párkinson, sabiendo que cuando se presentan los primeros temblores ya el paciente puede estar sufriendo esta enfermedad desde hace años. Los síntomas iniciales a diferencia de lo que se piensa no son los movimientos, si no los relacionados con los cambios de humor, pudiéndose presentar depresiones, así como alternaciones del sueño.
    A pesar de los avances todavía no se tiene claro, por qué a unas personas afecta y no a otras, aunque hay algunas causas como pesticidas que explicarían la mayor presencia de esta enfermedad en poblaciones rurales frente a las urbanas; lo que indicaría que variables sociodemográficas podrían estar implicadas y por tanto se podrían incluso llegar a intervenir como medio preventivo.
    Entre las variables sociodemográficas más importantes en otras enfermedades está el nivel económico, la composición de número de miembros de la familia e incluso el nivel educativo, pero ¿Está relacionado el Párkinson con el nivel educativo?


    https://youtu.be/iy0rH-s0WsA

    Párkinson y educación

    Esto es lo trata de averiguarse desde la Universidad Federal de Río Grande del Sur, la Clínica de Porto Alegre y la Universidad Federal de Ciencias de la Salud de Porto Alegre (Brasil) cuyos resultados se han publicado en la revista científica Parkinson’s Disease.
    En el estudio participaron 45 pacientes diagnosticado con la enfermedad de Párkinson siguiendo los criterios de Hoehn and Yahr (H&Y) sobre el grado de la enfermedad, empleando para ello la Degree of Disability Scale.
    En vez de fijarse como criterio de distinción en el nivel de temblor o la aparición de otros síntomas, el estudio ha analizado la capacidad de comunicación verbal y no verbal, cuyo impedimento se denomina apraxia.
    La apraxia no verbal fue evaluado a través del cuestionario estandarizado denominado Speech Apraxia Assessment Protocol.
    La apraxia verbal fue evaluado mediante pruebas de adición, sustracción, repetición u omisión de listas de palabras que leía el profesional de la salud.
    Además del desempeño con respecto a la apraxia se evaluaron diversas variables sociodemográficas, como la edad, el nivel educativo, el tiempo que llevaba la persona sufriendo la enfermedad.
    Los resultados muestran que ya desde las primeras etapas de la enfermedad se va a sufrir una apraxia verbal, es decir, se van a observar problemas en el lenguaje, presentando esfuerzo por pronunciar, una elevación del tono de voz, repetición involuntaria de palabras, vacilaciones y alteraciones en la estructura de las frases.
    Con respecto a las variables sociodemográficas, únicamente resultó significativa el nivel educativo con respecto a la apraxia verbal, es decir, aquellos que tenían un mayor nivel educativo mostraban menores problemas de apraxia verbal, a diferencia de los pacientes con la enfermedad de Párkinson con un menor nivel educativo.

    Párkinson y escuela

    Los resultados deben ser comprobados con un mayor número de personas y otras poblaciones, antes de poder extraer conclusiones al respecto.
    Hay que tener en cuenta que el análisis se realiza sobre unas habilidades que mejoran con la educación, por lo que parece lógicos los resultados, en cuanto a quien mejores niveles de desarrollo lingüístico tenga, más tarde se perderá esa función.
    A pesar de lo anterior, una buena estrategia de intervención en pacientes de Párkinson, sería a la hora de reforzar las habilidades lingüísticas mediante cursos de reciclaje e incluso de formación, para intentar de esta forma compensar la pérdida que va a provocar la enfermedad.
    De forma que se pueda corregir lo que parece un hecho de la vida, aquellos que han tenido la oportunidad y la han aprovechado de formarse y estudiar, van a tener una mayor protección a la hora de la aparición de los síntomas de la apraxia verbal cuando se sufre la enfermedad de Párkinson, frente a los que no lo han hecho.
    Algo que es fundamental en cuanto al nivel de independencia y la calidad de vida del paciente, el poderse comunicar adecuadamente con los demás, de forma que pueda transmitir sus necesidades y demandas.
    Circunstancia que se tendría que trabajar una vez detectada la enfermedad para darle el mayor tiempo posible de independencia al paciente de Párkinson y con ello, facilitar el duro tránsito por la enfermedad.

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