Muchas son las consecuencias a nivel conductual y de pensamiento en la esquizofrenia.
La lateralización
Considerado por algunos profesionales como la psicopatología más complicada de tratar, actualmente quedan muchos aspectos por resolverse.
Por ejemplo, el aspecto del «origen» de la propia esquizofrenia no está todavía determinado, existiendo aproximaciones de tipo ambientalista que señalan sobre una desorganización a nivel familiar que «desestructura» la psique del pequeño en formación.
Otra aproximación es la genética, donde la herencia juega un papel «destacado» en la transmisión de esta enfermedad, lo que se expresa en cambio incluso a nivel cerebral.
En el proceso de formación del cerebro se produce una diferenciación entre las funciones asignadas a cada hemisferio, denominado lateralización hemisférica, mediante la cual se «distribuyen» y especializan las funciones de procesamiento e integración, así como las cognitivas superiores.
Siendo el hemisferio derecho quien asume las funciones motoras, perceptivas, emocionales y del lenguaje, pero ¿Existen diferencias hemisféricas en la esquizofrenia?
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Esquizofrenia y lateralización
Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Centro de Neurociencia Cognitiva y Desordenes del Comportamiento, Facultad de Medicina, Duke-NUS; junto con el Instituto de Salud Mental, Hospital Woodbridge; el Departamento de Neuroradiología, Instituto Nacional de Neurociencia; el Centro de Investigación de Imágenes Clínicas, Agencia Nacional para la Ciencia, Tecnología e Investigación, Universidad de Singapur (Singapur) cuyos resultados han sido publicados en el 2017 en la revista científica Journal of Psychiatry Neuroscience.
En el estudio participaron ciento cincuenta pacientes con esquizofrenia, treinta y cinco con trastorno bipolar y setenta y siete adultos, sin ninguna psicopatología que actuaron como controles, con edades comprendidas entre los 22 a 40 años, de los cuales el 37,5% eran mujeres.
Para corroborar los diagnóstico anteriores se empleó el Positiva and Negative Syndrome Scale (PANSS) para evaluar la severidad de los síntomas psicótico; el Young Mania Rating Scale (YMRS) para conocer la presencia de sintomatología maníaca; el Global Assement of functioning scale (GAF) para determinar el nivel de desempeño funcional; el World Health Organization Quality of Life Assessment – Brief Form scale (QOL) para evaluar la calidad tanto a nivel vida psicológico como social de la persona.
Igualmente se empleó mediante resonancia magnética ponderada por difusión (DTI) a través de la cual se permite determinar la tractografía a nivel cerebral, donde se tuvieron en cuenta dos índices, la anisotropia factorial y la difusividad media.
Los resultados informan de diferencias al comparar entre pacientes con trastorno bipolar y esquizofrenia a nivel del péndulo cerebral y de la extremidad posterior de la cápsula interna, con mayor afectación en los pacientes con trastorno bipolar.
Con respecto a la difusividad media existían mayores anomalías en la lateralización, fronto-occipital, sistema límbico y subcortical en pacientes con esquizofrenia frente a los pacientes con trastorno bipolar.
Igualmente se observó una menor lateralidad y unas mayores anomalías estructurales en el hemisferio derecho en pacientes esquizofrénicos, lo que se asoció a una menor calidad de vida y de funcionamiento social; por su parte, en los pacientes bipolares se revertió la lateralización.
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— Creap_Valencia (@Creap_Valencia) 26 de octubre de 2017
Esquizofrenia y Diferencias Cerebrales
Entre las limitaciones del estudio fue el haber seleccionado un número significativamente menor de mujeres frente a hombres, y que luego no se realizó un análisis comparativo en función del género.
A pesar de no estar comprobado, los autores sugieren que los cambios neuronales hallados son debido al neurodesarrollo, es decir en la etapa sensible del desarrollo neuronal se establecerían las modificaciones que acompañarían a la persona el resto de su vida.
Otra posibilidad es que el desarrollo neuronal y de lateralidad fuese «normal» y que la presencia de la esquizofrenia o del trastorno bipolar modificase las estructuras cerebrales debido a la plasticidad neuronal.
Sea como fuese, el problema de la esquizofrenia y del trastorno bipolar se muestra más complejo, ya que los medicamentos diseñados hasta ahora para su tratamiento no habían tenido en cuenta la peculiaridades anatómicas y funcionales de sus cerebros.