Para nadie es ajeno que las emociones que se experimentan a diario están conectadas directamente en la forma de actuar, de pensar y de expresarse, el sistema psicológico tiene una gran influencia sobre las neuronas y sobre la capacidad de actuar.

Artículo escrito por Dª. Laura Vanesa Bahamon, estudiante de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia) gracias al acuerdo de colaboración con dicha institución representada por la docente Dª. Nancy Jiménez.

La inteligencia emocional

Cuando estas conectan resulta todo un mundo de emociones y de pensamientos que van a repercutir inmediatamente en lo que se va a decir o en la forma en la que se va a actuar frente a ciertas situaciones y momentos.
Cada pensamiento es producto de lo que se puede tomar de nuestro alrededor, de lugares, de personas con las que se interactúa a diario o de esas que simplemente se cruzan inesperadamente.
Se vive en un mundo que está lleno de emociones y sentimientos por doquier, desde que suena la alarma del teléfono para que despiertes en la mañana, hasta cuando se ven las gotas de lluvia caer en la ventana, todo tiene una repercusión en el cerebro y en el sistema psicológico haciendo que se actúe de cierta manera, y se cambien ciertos pensamientos y sentimientos.

Según los resultados de un estudio publicado en octubre del 2013 por la Asociación de Psicología, que da una teoría de que la manera como se perciben las señales emocionales no tiene ninguna relación con las palabras que se utilizan, se concluye que las emociones son un conjunto de mecanismos biológicos bien evolucionados. Estos resultados muestran que para que se comprendan las emociones no hace falta utilizar palabras que describan estas, a cambio apoyan la idea de que las emociones han evolucionado tanto como mecanismos humanos básicos, que no importa si se tiene palabras para expresarlas.


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Las palabras emocionales

Las emociones, la forma de actuar y de pensar pueden cambiar con el simple hecho de ver una imagen o tocar algún objeto. Cambiar las palabras que se usan pueden en consecuencia, cambiar radicalmente la forma en que se siente y se piensa. Las palabras utilizadas afectan las emociones que se sienten diariamente porque con frecuencia la mente asocia ciertas emociones cuando se escuchan ciertas palabras. Sin embargo, las palabras muchas veces no alcanzan a expresar lo que se siente pues se necesita mucho más que letras para describir lo que pasa en esa parte del cerebro.
En definitiva, se vive en un mundo que se mueve y funciona con y por las emociones, donde las palabras que se dicen diariamente están impulsadas por los pensamientos y por lo que queremos expresar a los demás. Si se logra entender las emociones propias, y se hace un control sobre ellas, sin lugar a dudas se podrán expresar a los demás como se quiere, siendo esto una de las mejores habilidades para conseguir tener inteligencia emocional.


La importancia de las emociones

Hay que tener en cuenta que vivimos en un mundo social y que las palabras nos sirven tanto para saber lo que nos pasa, como para comunicarnos con los demás.
Algo que ha sido evidenciado en las redes sociales y el uso intensivo de las tecnologías, donde parece que todo es importante para ser compartido en el muro de Facebook o whatsappeado con nuestros amigos.
Las palabras nos unen pero también nos separan, por que tú eres…, y además…
De ahí la importancia de ponerle etiquetas a nuestras emociones, pero también para poderlo sanar, así lo primero que nos pregunta el doctor cuando acudimos a consulta es, ¿Qué te pasa?
Sin palabras podemos sentir, pero no compartirlo y en muchos casos tampoco curarnos. La inteligencia emocional nos ayuda a saber qué sentimos y a saberlo expresar adecuadamente.

Desde aquí mi agradecimiento a Dª. Laura Vanesa Bahamon, por su exposición sobre el valor de las emociones y su transcendencia en las palabras que usamos, y a Dª. Nancy Jiménez, docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia).