¿Se diagnostica el autismo a tiempo?

Una de la principales preocupaciones es si se diagnostica el autismo a tiempo, para poder así mejorar la intervención en el pequeño.

Diagnostica el autismo

A pesar de los muchos avances que se han realizado en los últimos años en relación con el Trastorno del Espectro Autista, todavía quedan cuestiones sin resolver, sobre todo en cuanto al diagnóstico y el tratamiento.
A pesar de lo cual, no todos los avances son conocidos y compartidos por todos los profesionales, y menos por los progenitores, por lo que en ocasiones se produce un fenómeno de «cuello de botella», donde el profesional se «acostumbra» a realizar una determinada prueba a pesar de los años que hayan pasado y los avances que se hayan realizado al respecto.
Es cierto que las pruebas estandarizadas son revisadas periódicamente, para comprobar si todavía mantienen su validez; pero igualmente es cierto que cada cierto tiempo surgen nuevas y mejoradas herramientas que tratan de ser más específicas y sensibles a las distintas temáticas que evalúan.
Las cuales no siempre están disponibles para el profesional, ya sea por falta de recursos o de domonio en dicha herramienta.
Además las evaluaciones suelen siempre a requerimiento de los progenitores, es decir, son estos los que se percatan de que algo no va bien en el menor, y que no mejora con el tiempo, y es ahí cuando deciden ir al especialista. Un proceso que de forma involuntaria se puede retrasar hasta varios años, desde que se presentan los primeros síntomas del autismo, pero ¿Se diagnostica el autismo a tiempo?

Diagnostico del autismo

Esto es lo trata de averiguarse desde el Hospital Universitario de Oslo (Noruega) cuyos resultados se han publicado en la revista científica Scandinavian Journal of Child and Adolescent Psychiatry and Psychology.
En el estudio participaron quince especialistas en la salud mental infantil, habiendo diagnosticados entre todos ellos a 114 niños con Trastorno del Espectro Autista durante el año 2011; 78 de ellos con Autismo, 28 con Autismo Atípico, 11 Trastornos del Desarrollo No Especificado y 2 con el síndrome de Asperger, según la clasificación anterior del D.S.M.
A todos ellos se les adminitró un cuestionario especialmente diseñado para evaluar la herramienta empleada para evaluar el Autismo y la edad en que lo diagnostican.
No se encontraron diferencias significativas en cuanto a la herramiento encontrada entre los profesionales.
Se encontraron diferencias significativas en cuanto a la edad de diagnóstico, siendo la edad media de 46 meses, de los cuales únicamente un 3,5% fue diagnosticado antes de los 24 meses, y un 27,2% entre los 24 a 36 meses; es decir, dentro de los tres primeros años de vida únicamente han recibido el diagnóstico de T.E.A. el 30,7% de los pequeños. Y eso a pesar de que se puede obtener un diagnóstico fiable y sin duda a partir de los 24 meses. Por lo que se está produciendo un «retraso» en el diagnóstico de casi el 70% de los pequeños a manos de estos profesionales.

Diagnosis autismo

Hay que reconocer la innovación de este estudio, en cuanto que no centra su atención no tanto en el pequeño con autismo ni siquiera en los progenitores, si no en los especialistas, que al fin y al cabo son los que van a administrar las pruebas neuropsicológicas pertinentes, cuyos resultados deben ser analizados e interpretados para poder obtener el diagnóstico oportuno, y establecer con ello el tratamiento a seguir. Es pues, su labor fundamental para que el pequeño reciba cuanto antes el diagnóstico lo antes posible.
A pesar de ello se trata de un número reducido de profesionales los que han participado en el estudio, y estos pertenecen estan focalizados en una única población con características propias del sistema de salud de Noruega, por lo que se precisa de nueva investigación al respecto en otras latitudes para comprobar si los datos se mantienen.
A pesar de lo anterior hay que tener en cuenta que los resultados revelan cierta tendencia personal del especialista a realizar o no el diagnóstico antes de una edad, por lo que los progenitores tendrían que plantearse siempre una segunda opinión con respecto al diagnóstico, no conformándose con la primera opinión profesional recibida, ya que puede que se encuentre con uno de los que prefieren diagnosticarlo más tiempo, aspecto que puede ir en detrimento de la intervención y la calidad de vida del pequeño.