¿Cómo cambia la personalidad en el proceso de abandono del alcohol?

El abandono del alcohol es un proceso largo y difícil para algunas personas, sobre todo si han empezado desde jóvenes.

El alcohol como cualquier otra sustancia adictiva va a requerir de un proceso de abandono del alcohol para desintoxicar al organismo, permitiendo superar la dependencia generada.

Abandono del alcohol

Este proceso de abandono del alcohol va a requerir de mucho esfuerzo por parte de la persona. Un camino que se ha visto que es más fácil cuando se hace guiado por un especialista.
A pesar de que está la opción de la terapia individual, la terapia grupal parece ser la que da mejores resultados para conseguir el abandono del alcohol, ya que el ver a otros están ante el mismo problema y cómo van superando las dificultades, les da al resto de los participantes fuerzas por continuar en su camino de no beber.
Uno de los efectos del alcoholismo o el consumo crónico de alcohol es que la persona poco a poco va aislándose de sus familiares y seres queridos.
A pesar de lo que pueda parecer, con respecto del consumo de alcohol como algo social, lo cierto es que esos amigos se van cuando «acaban las copas» y quien tiene que «aguantar» los efectos del alcohol son la pareja o los familiares, los cuales «sufren» sus consecuencias.
En el proceso contrario, el de desintoxicación y abandono del alcohol, es de esperar que la persona vaya recuperando esa confianza que ha perdido de los demás, pero ¿Cómo cambia la personalidad en el proceso de abandono del alcohol?

Desintoxicación de alcohol

Esto es precisamente lo que ha tratado de responderse mediante una investigación realizada el Laboratory Epsylon, Dynamics of Human Abilities & Health Behaviors, CEPS Platform European, Methodology Platform for Non Pharmacological Interventions (NPIs), Department of Medicine, Subject and Society Sciences, Sport Sciences, University of Montpellier, Montpellier, junto con el Addiction Treatment Unit, Hospital Caremeau, Nîmes, y el Inserm Département d’Information Scientifique et de Communication (DISC), Mission Inserm Associations, Paris (Francia) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychology.
En el estudio participaron ciento cuarenta y cinco mayores de dieciocho años, de los cuales el 41% eran mujeres, con una edad media de cuarenta y siete años.
Todos ellos empezaban una terapia en grupo ya que trataban de dejar la dependencia alcohol. Los participantes provenían de seis organizaciones como Alcohólicos Anónimos.
De todos ellos se extrajo información sobre el consumo habitual de alcohol, además de otras variables sociodemográficas.
Igualmente se empleó un cuestionario estandarizado para evaluar distintos aspectos de la personalidad a través del Gordon’s Survey of Interpersonal Values (S.I.V.).
A través de este cuestionario se evalúan seis factores orientadas a medir la adaptabilidad personal, social y marital de la persona.
Se administró el S.I.V. en cinco momentos, al principio de empezar con la terapia en grupo, tomado como la línea base, y cada tres meses hasta completar el año de investigación.
A pesar que únicamente completaron el estudio al completo un 36,5% de los que lo iniciaron, los resultados muestran un incremento significativo en las puntuaciones de conformismo e independencia.
Es decir, la persona ahora se muestra más conforme con las demandas y reglas sociales; sintiéndose libre y responsable de asumir sus propias decisiones.
Diferencias significativas que sólo se observaron en quienes completaron los doce meses de tratamiento y no entre los que recayeron en el consumo de alcohol.

Tratamiento alcohol

Un dato a destacar es que los autores encontraron que en todos los casos, tanto en los que completaron con éxito los doce meses, como entre aquellos que lo abandonaron, en todos los casos el sentimiento de aislamiento provocado por los efectos de consumo crónico de alcohol se redujo gracias a la terapia en grupo.
Ya no se trata tanto de que efectivamente se esté «curando», si no de encontrar a otros que entienden el problema y lo comparten, lo que hace que la persona se sienta menos sola y aislada del resto.
Hay que tener en cuenta que la investigación no recoge el tiempo de consumo previo de cada participante, ni los efectos neuronales que esto ha provocado en cada caso, por lo que no se puede extrapolar los resultados hasta concretar más la población objeto de estudio.
El estudio no ha realizado una comparación entre terapia individual y grupal, con lo que no se puede concluir sobre cuál es más efectiva para el tratamiento de la dependencia al alcohol, ni si los efectos sociales positivos son debidos a la propia terapia grupal o no.
Igualmente no está suficientemente justificada la selección del S.I.V. como herramienta de evaluación de los aspectos sociales de la personalidad, en vez de emplear otros instrumentos más amplios de la personalidad como el Big Five, que darían más información sobre en qué factores afecta este tipo de tratamiento.
A pesar de las limitaciones anteriores hay que destacar los beneficios de la terapia en grupo para el tratamiento del alcoholismo, ya no sólo en cuanto a conseguir el abandono del alcohol, si no también por el apoyo social recibido, lo que ayuda a superar el sentimiento de soledad que conlleva el alcoholismo.