Autor: Dr. Juan Moisés de la Serna

  • ¿Por qué huelen tan bien los bebés?

    ¿Por qué huelen tan bien los bebés?

    A pesar de que la relación madre-hijo ha sido estudiada desde hace mucho, todavía en la actualidad se realizan descubrimientos, como el relativo a la función de olor del bebé en el comportamiento de la madre.

    Una de las mayores dificultades que tiene la madre o su médico con relación a saber lo que le sucede al pequeño en los primeros años de vida del bebé, es que imposible que éste proporcione información verbal sobre qué es lo que le duele o necesita, por lo que la observación se convierte en una de las herramientas imprescindibles del pediatra. En los primeros mese de vida van a predominar comportamientos biológicos “preestablecidos” como los reflejos, los cuales, en la mayoría de los casos, desaparecerán gracias a los procesos madurativos del sistema nervioso central.
    Además de la auscultación u otras técnicas de diagnóstico, el desarrollo neurovegetativo se evalúa observando la aparición y desaparición de reflejos motores a lo largo de los primeros años de vida.
    Un reflejo es un acto motor involuntario y automático que responde ante un determinado estímulo, siempre y cuando el sistema nervioso encargado de dicho reflejo esté desarrollado adecuadamente.
    Ya desde los primeros momentos de vida se puede observar algunos de estos reflejos en los pequeños como es:
    – El reflejo de presión palmar, que consiste en que si se toca la palma de la mano del bebé, éste la cerrará agarrándo con fuerza. Éste reflejo suele desaparecer sobre los 4 a 5 meses.
    – El reflejo de sobresalto, por el cual, cuando a un bebé se le suelta brevemente (todo ello con cuidado) abre los ojos y los brazos por el sobresalto. Éste reflejo desaparece sobre los 5 meses.
    – El reflejo de presión plantar, por el cual cuando se le toca la planta del pie intenta agarrarlo. Éste reflejo desaparece bastante tarde, entre los 9 y 12 meses.
    – El reflejo de marcha automática, en donde el pequeño mueve las piernas como si estuviese andando cuando se le sujeta por las axilas. Éste reflejo desaparece a los 2 meses.
    – El reflejo de búsqueda, cuando se le acaricia la mejilla, gira hacia ese lado buscando comida y empieza a succionar aun cuando no haya nada. Éste reflejo desaparece entre el 2 y 4 meses.
    La no presentación de estos reflejos o su mantenimiento en el tiempo más allá de lo esperable, pueden dar indicios al pediatra de que algo no está funcionando de forma correcta a nivel neurológico.
    Otros reflejos van a permanecer con nosotros el resto de nuestra vida, como el del bostezo, el estornudo o el parpadeo cuando nos da el aire sobre un ojo.
    Además en ésta etapa, el bebé contacta por primera vez consigo mismo y con el mundo exterior, lo que se lleva a cabo principalmente a través de la madre, quien va a ser la proveedora de cariño y ternura, además del cuidado y la alimentación, y cuyas experiencias positivas y negativas van a influir en el resto del desarrollo del pequeño.



    Por ejemplo en el caso de la violencia intrafamiliar anteriormente comentada, esa agresividad dirigida hacia el pequeño (violencia vivida) o entre los progenitores (violencia percibida) va a quedar impresa dentro de ésta etapa de formación, del yo individual frente al mundo, y puede marcar su posterior evolución, desencadenándose de adulto una enfermedad psicosomática “sin causa aparente” (pasa saber más ver el artículo La Enfermedad Psicosomática).
    La vivencia de la madre, sus tensiones y ansiedades, los problemas por los que pueda pasar en los primeros momentos de la vida del pequeño van a transmitirse al bebé, el cual carece de ningún filtro que mitigue aquello, asumiéndolo como vivencias propias.
    Pero ésta no es sólo una relación “de dar” por parte de la madre, tal y como ha informado un reciente estudio realizado por la Université de Montréal en la revista Frontiers in Psychology.
    El estudio analiza la actividad del cerebro de 30 mujer, de los cuales la mitad de habían sido madres, a todas se les expuso al olor de un bebé recién nacido observando cómo se activaba el tálamo, en concreto las regiones neoestriadas por donde pasa la vía dopaminérgica encargada entre otras de la estimulación placentera, que se estimulan cuando se satisface alguna necesidad como comer, o ante la ingestión de alguna sustancia psicoactiva.
    De forma que la mujer va a recibir una estimulación agradable y satisfactorio cuando tiene contacto con el bebé, ya sea madre o no, lo que va a fortalecer el vínculo de apego madre-hijo, éste es parece ser un mecanismo biológicamente determinado para garantizar así la superviviencia del menor.

    Como vemos la «naturaleza» no deja la cirianza al azar, sino que prepara biológicamente tanto al bebé como a la madre para establecer una diana, en que uno va a afectarse al otro, y viceversa (para ampliar ver artículo Diada Madre-Hijo)

  • ¿Sabes que el estilo educativo de los padres afecta al pequeño?

    ¿Sabes que el estilo educativo de los padres afecta al pequeño?


    Un nuevo estudio relaciona los problemas de ludopatía con la violencia familiar, lo que va a tener consecuencias en los más pequeños.

    El papel de la familia

    La familia juega un papel fundamental en el surgimiento y mantenimiento de rasgos asociados a la agresividad, tanto desde la trasmisión genética con una predisposición a mayores niveles de testosteronas, como por la socialización que se recibe. El modelo de crianza en cuanto a establecimiento o no de normas de conducta y el afecto mostrado, va a ser fundamental para los pequeños.
    Cada familia desarrolla lo que se denomina un estilo educativo en que se fijan las bases de cómo relacionarse y educar al menor, que fundamentalmente se pueden dividir en cuatro:

    Estilo Democrático, donde existe una buena comunicación y afecto entre los miembros de la familia, fijándose de forma clara las normas de conducta y sus consecuencias, sirviendo como guías de comportamiento, siendo estas flexibles y adaptables a las circunstancias concretas.

    Estilo Permisivo, caracterizado por altos niveles de afectividad y comunicación familiar, pero con escaso o nulo establecimiento de normas y reglas a cumplir, aceptando cualquier demanda de los hijos sin ningún tipo de imposición.

    Estilo Autoritario, donde se dan altos niveles de control y exigencia, con normas estrictas y poco flexibles, con un bajo nivel de comunicación y afecto entre sus miembros. Las normas son restricciones a acatar sin posibilidad de “negociar” ni adaptar a las circunstancias concretas del momento, llegando incluso a emplear el castigo físico o verbal.

    Estilo Negligente o Indiferente, donde se da una baja expresión de comunicación y afectos dentro de la familia, con nula aplicación de normas y límites, caracterizado por unos padres fríos y distantes que no atienden a las necesidades de los hijos.


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    Consecuencias de los Modelos educativos en la familia

    Cada uno de estos modelos va a promover un determinado comportamiento por parte del menor, lo cual no indica que esté establecida de ésta forma su conducta futura, pero sí va a tener cierta “tendencia” por su aprendizaje en las primeras etapas de la vida.

    Estilo Democrático, proporciona mejor desarrollo de habilidades comunicativas y sociales, identificando y expresando correctamente sus necesidad y requerimientos, con un adecuado autocontrol y motivación hacia las actividades que suponen una superación personal.

    Estilo Permisivo, en donde los pequeños aprenden a hacer lo que quieren, sin ningún límite, lo que facilita las conductas impulsivas, con baja competencia comunicativa y de habilidades interpersonales, con pobre autocontrol y tendencia a no respetar las normas sociales.

    Estilo Autoritario, los pequeños puede crecer con miedo, desarrollando una actitud de sumisión y obediencia a la autoridad, con baja competencia social y de desarrollo de habilidades de comunicación, para expresar sus propias inquietudes y sentimientos, lo que en algunos casos va a fomentar cierto grado de ira y agresividad contenida, mostrándose tímido ante los demás. Lo que en la adolescencia puede desembocar en rebeldía y conductas antisociales.

    Estilo Negligente o Indiferente, provoca baja autoestima en los pequeños, con escasas habilidades comunicativas y de relación interpersonal, y con poco control de sus emociones


    El mejor estilo educativos en la familia

    El estilo educativo de los progenitores, va a influir en la experiencias tempranas de los pequeños, esto va a formar su manera de pensar y de ver el mundo, es por ello, que cuando dentro de una familia existe un problema en uno de sus miembros, va a afectar al resto.  Así lo ha constatado un reciente estudio realizado por la Melbourne University (Australia) publicado en el Asian Journal of Gambling and Public Health quienes ha encontrado una estrecha relación entre tener uno de los miembros de la pareja con problemas de ludopatía con un mayor nivel de violencia intrafamiliar.
    El estudio se realizó durante un año con 120 participantes, que tenían problemas clínicos de dependencia al juego, observándose cuántos casos de violencia intrafamiliar se producían.
    Comprobaron cómo más de la mitad de los participantes, informaron haber tenido casos de violencia. Cuando se les entrevistó en profundidad, ellos explicaron que la frustración que tenían cuando no ganaban en el juego, lo «pagaban» luego con los restantes miembros de su familia.
    De lo que se deduce, que cuando existe un problema dentro de la familia se trate de buscar ayuda profesional lo antes posible, para no afectar al resto de los miembros, sobre todo a los más pequeños, ya que al estar en un periodo de formación, aprenden conductas de comportamiento agresivas que condicionará  su vida.

  • Nuevos tratamientos del Síndrome de Cushing, una enfermedad que engorda

    Nuevos tratamientos del Síndrome de Cushing, una enfermedad que engorda


    Hay diversas causas que pueden provocar obesidad, entre ella de las más graves que podemos encontrar está el Síndrome de Cushing, por ello la importancia de los nuevos estudios.

    El problema del sobrepeso

    Uno de los mayores problemas con los que se puede encuentrar una persona que tiene sobrepeso, es cuando se entera de que está sufriendo una enfermedad denominada el Símdrome de Cushing, que sólo es conocida para aquellos que lo padecen y sus familiares.
    Ésta enfermedad que provoca un aumento significativo de peso, se produce cuando existe un mal funcionamiento de la hipófisis, debido a un tumor o a una hiperplasia (crecimiento excesivo), la cual es la encargada de la hormona corticotropina (A.C.T.H.) generando en el organismo una intoxicación, por sobreproducción de cortisol (hormona del estrés); igualmente se produce ésta enfermedad cuando se ingieren de forma masiva sustancias que contienen cortisol y otras hormonas esteroides.


    Vídeo recomendado: Caso 1. Sindrome de Coushing o Cushing 1/2

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    El cortisol en el organismo

    El efecto que la activación del cortisol tiene en el organismo, en situaciones de estrés, es prepararlo para la respuesta, reduciendo los sistemas menos esenciales para ese momento, activando el sistema simpático e inhibiendo el parasimpático.
    Igualmente conocemos los estragos que a medio y largo plazo provoca una situación de estrés continuado, al mantener un organismo sobreexcitado y con algunas funciones reducidas, como el sistema inmune, lo que hace que el cuerpo esté más expuesto a nuevas enfermedades y que se recupere más lentamente de sus lesiones.

    Ésta enfermedad va a tener una serie de consecuencias tanto a nivel físico como psicológico
    A nivel físico, se van a producir una serie de cambios en el organismo, con enlentecimiento en el crecimiento de los menores, acumulación de grasas en la parte superior del cuerpo, hipertensión, exceso de bello corporal, especialmente evidente en las mujeres, extrema delgadez de la piel, más propensa a hematomas, debilidad muscular, amenorrea en las mujeres e impotencia en los hombres.
    A nivel psicológico, el paciente va a ser más propenso a sufrir enfermedades del estado de ánimo, tales como depresión y ansiedad; así como alteraciones del comportamiento con insomnio, irritabilidad, pensamiento paranoide, episodios con alucinaciones, pérdida de memoria y de la capacidad de concentración.


    Nuevo tratamiento para la obesidad

    El Tratamiento abarca tanto la intervención quirúrgica, cuando se requiera, como farmacológica con inhibidores de cortisol. Actualmente se están desarrollando nuevos tratamientos, que todavía están a nivel de investigación hospitalario tal y como lo indica el último estudio realizado en el Alfred Hospital of Melbourne (Australia) recientemente publicado en el Internal Medicine Journal.
    En el estudio se emplea una técnica denominada Terapia de Radiación Esterostática ya empleada como tratamiento en algunos tumores a los que no se puede «acceder» directamente, como en el caso del tumor cerebral, en donde la administración de la dosis total se divide en pequeñas dosis, siendo lo más destacado de ésta técnica la precisión de la administración, en comparación con la radioterapia convencional. De los 17 pacientes a los que se realizó el estudio, 10 de ellos se recuperaron después de uno a tres años de tratamiento.
    Ésto abre la puerta a nuevas posibilidades de tratamiento, en el que se interviene de forma más específica sobre la zona «diana», lo que proporciona menos efectos secundarios en las zonas adyacentes, facilitando además la pronta recuperación de los pacientes.

  • La Supresión de Peso es útil para prevenir la Anorexia y la Bulimia

    La Supresión de Peso es útil para prevenir la Anorexia y la Bulimia

    Hay avances que permiten predecir mejor las enfermedades futuras, entre ellas el Síndrome de Cushing, gracias al índice de la supresión de peso.

    Supresión de Peso

    Muchas personas a lo largo de su vida se han puesto a dieta con más o menos éxito, intentando quitarse esos «kilitos de más», que se cogen principalmente tras celebraciones y temporadas estivales, y que luego cuestan tanto perder.
    Son muchos los factores que influyen en que no mantengamos «la línea», entre los que se encuentra, una incorrecta alimentación, en el que se incluye demasiada grasa, escaso ejercicio diario en pro del sedentarismo, la genética de la persona, y en algunos casos por problemas de salud, como el hipertiroidismo o el síndrome de Cushing.
    En ocasiones éste intento por controlar el peso puede «escaparse de las manos», derivando en un trastorno de la alimentación, de los cuales los más conocidos son la anorexia nerviosa (ver artículo sobre ¿Cuál es el origen de la Anorexia Nerviosa?) y la bulimia. La primera caracterizada por una negación a ingerir alimentos, mientras que en la segunda, se utilizan mecanismos para «compensar» un atracón de comida previo, por ejemplo forzando el vómito, ¿Pero por qué se dan estos trastornos?



    Prevenir anorexia

    Un novedoso estudio realizado por la Drexel University (EE.UU.) recientemente publicado en Journal of Abnormal Psychology indica que las experiencias tempranas, con las dietas y la conducta de control del peso, pueden estar en la base de estos desórdenes.
    Los investigadores del estudio centraron sus esfuerzos en evaluar los pensamientos, sentimientos y emociones de pacientes con trastornos de alimentación, observando cómo jugaba un papel fundamental la experiencia previa en lo que se denomina como «supresión de peso», el cual es el resultado de restar al mayor peso histórico de la persona, el peso actual, lo que daría un índice de peso percibido.
    Ésto es, aquellas personas que han perdido más peso en el pasado, mostrando un mayor supresión de peso, van a ser las que más posibilidades tengan de sufrir trastornos de la alimentación, como la Anorexia Nerviosa o la Bulimia, ya que lo usan como medio para estar «saludables» o al menos «igual que el resto», cuando en realidad los efectos de estos trastornos pueden ser «devastadores».
    Jugando así un papel destacado el aspecto psicológico en el surgimiento y mantenimiento del estos trastornos de la alimentación, debido a una motivación para no volverse a ver de nuevo en el espejo con esos «kilos de más» y evitar así los efectos negativos que pudiese haber sufrido proveniente de su entorno social, sobre todo de los amigos.
    Como vemos la investigación ha encontrado que la experiencia previa, en cuanto al peso máximo alcanzado, va a ser determinante en cómo se ve ahora y cuánto quiere perder, más que el propio peso actual.
    Los investigadores señalan que éste índice es mejor predictor del comportamiento de las personas que sufren estos trastornos de la alimentación, que el que actualmente se utiliza que es el Índice de Masa Corporal (I.M.C.), definido como la diferencia entre el peso actual dividido entre la estatura al cuadrado. Índice que a pesar de seguirse utilizando, se han añadido otra serie de condicionantes que va a permitir comprobar si se está dentro del peso «esperable», como son el género y la edad.

    Prevenir bulimia

    Por todo lo anterior es importante que las primeras experiencias con el intento del control del peso sea de forma adecuada, atendiendo a criterios saludables, con un plan de comidas equilibrado, establecido por el dietista, acompañado de ejercicios moderado, sin buscar la «dieta milagro» por las consecuencias futuras que pueda traer.
    Evitando en primer lugar que se engorde, más de lo conveniente y saludable en edades tempranas, muy habitual en la sociedad actual en donde no siempre se incentivan hábitos de alimentación y ejercicios adecuados, y en el caso de que exista sobrepeso, hacer lo posible por ir reduciendo progresivamente el peso, dando tiempo a que el cuerpo se vaya acostumbrando a su nueva imagen.

  • Desarrollo de una nueva herramienta para el diagnóstico de la Demencia

    Desarrollo de una nueva herramienta para el diagnóstico de la Demencia


    Todos los nuevos avances que se realicen para mejorar el diagnóstico son importante, y más cuando se trata de enfermedades tan graves como la demencia.

    Síntomas de la Demencia

    Uno de los problemas a los que se enfrentan los especialistas de la salud a la hora de atender a un paciente es el diagnóstico, ya que a partir de éste se fija el tratamiento, y la evolución de la enfermedad. Para ello se cuenta con «herramientas» que les van a proporcionar información, sobre qué está sucediendo en el organismo del paciente en las enfermedades físicas, pero cuando se trata de enfermedades mentales, el diagnóstico se complica, ya que no se pueden recoger datos «tan objetivos» como en el caso anterior, existiendo todavía una clara infravaloración de los aspectos psicológicos en el ámbito hospitalario, tal y como lo refleja la distinción entre los términos clínicos, signos y síntomas:
    – Hablamos de signos para referirnos a un dato objetivo que recoge directamente el médico, sobre el estado de salud de la persona, como por ejemplo, un número reducido de leucocitos en sangre, como resultado de una analítica; alteración en las ondas P según el electrocardiograma; o la presencia de placas “seniles” y neurofibrillas evidenciadas por un T.A.C. (Tomografía Axial Computarizada).
    – Los síntomas, por su parte, son la expresión subjetiva de un paciente, sobre un mal funcionamiento de su organismo. Equivaldría a las quejas o dolencias manifestadas por el paciente sobre su enfermedad; así como la intensidad percibida de molestias o dolores.
    A la hora de completar el historial, para determinar si la persona padece un cuadro clínico, el valor de los signos es determinante, frente al de los síntomas, los cuales se tienen en cuenta como indicios a explorar, sin valor diagnóstico por sí mismos.
    La psicología a pesar de ser una ciencia relativamente joven, con poco más de cien años de desarrollo, ha encontrado su espacio de estudio precisamente en el campo de la subjetividad de la persona.
    Los pensamientos, emociones y vivencias personales, son el ámbito de trabajo de la psicología. Específicamente la Psicología Clínica, se encarga de los desórdenes de los pensamientos, emociones y comportamientos de los pacientes. Los síntomas en éste ámbito juegan un papel determinante, tanto en el diagnóstico, como en el tratamiento de las enfermedades mentales.



    Evaluación de las demencias

    La Medicina centrada en el diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades, principalmente de origen biológico, ha ido perfeccionando diversas técnicas de diagnósticos de la mano de los avances tecnológicos, como la Resonancia Magnética (R.M.) o la Tomografía por Emisión de Positrones (T.E.P); así como en la intervención, que van desde las primitivas pociones o ungüentos, empleados originariamente para intentar dar tiempo al cuerpo a recuperarse de alguna infección; hasta llegar a la más actual, como la cirugía láser o los tratamientos no invasivos mediante radiofrecuencia.
    La Psicología Clínica, por su parte, ha desarrollado una gran variedad de técnicas de evaluación, que van desde las primeras entrevistas semiestructuradas; pasando por los tests proyectivos, quizás el más conocido sea el test de Rorschach; hasta llegar a los actuales pruebas psicométricas, validadas y estandarizadas para poblaciones diana; igualmente y una vez establecido el diagnóstico oportuno, el psicólogo tiene a su disposición, un abanico de técnicas de intervención terapéuticas, en función del trastorno mental a tratar, pudiendo ser estas aplicadas de forma individual o grupal, y siendo de corte más cognitivo, conductual o relacional.


    Nueva evaluación de las demencias

    Actualmente, grupos de enfermedades como la Demencia, son estudiadas tanto desde el aspecto médico, como psicológico, caracterizado por una pérdida progresiva de habilidades, principalmente cognitivas debido a un deterioro neuronal. Aunque la más conocida de ellas es el Alzhéimer, cuyo elemento más llamativo y por el que normalmente se conoce es por una pérdida progresiva de la memoria.
    Se sigue investigando, para poder realizar un diagnóstico claro, se acaba de diseñar una prueba por la Northwestern University publicado en Neurology que intenta establecer el diagnóstico entre los distintos tipos de demencia, basado en la capacidad de identificar y nombrar fotos de personajes famosos.

    Para ello se estudió a 60 voluntario mayores de 60 años, la mitad de los cuales eran pacientes diagnosticados con afasia primaria, un tipo de demencia temprana, frente a otros sanos. En el estudio se buscaban correlaciones neurofisiológicas que avalansen la prueba, encontrando diferencias entre los dos grupos de participantes, en la tarea de reconocer caras de famosos.
    Las ventajas de éste estudio es que una prueba tan sencilla como la de ver imágenes en la pantalla, es válida para poder detectar los primeros síntomas de la demencia en personas jóvenes entre los 40 y 65 años.


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  • Niño Rico – Niño Pobre y sus consecuencias en el desarrollo lingüstico

    Niño Rico – Niño Pobre y sus consecuencias en el desarrollo lingüstico


    Todos vemos necesario alimentar y cuidar a nuestros hijos, ofreciéndoles lo mejor que podemos, ¿pero nos preocupamos de su desarrollo lingüístico?

    Desarrollo del lenguaje

    Desde los origines de la Psicología de la Educación, se planteó la necesidad de una correcta estimulación en función de la edad, de ahí la importancia de las aportaciones como la de Jean Piaget, quien describió cuatro grandes etapas del desarrollo cognitivo, la etapa sensoriomotora, que abarca desde el nacimiento hasta los 2 años; la etapa preoperacional, que va desde los 2 a los 7 años, la etapa de las operaciones concretas, de 7 a 12 años y la etapa de operaciones formales, a partir de los 12 años en adelante.
    Un reciente estudio realizado por la Stanford University y publicado en Developmental Science analiza las habilidades lingüísticas dentro de la primera etapa de Piaget, la sensoriomotora,  caracterizada por primar la estimulación sensorial y la capacidad de interactuar con su medio ambiente a través de los sentidos, pero también es en donde se sientan las bases de la comunicación lingüística.



    Etapas sobre el lenguaje

    El desarrollo del lenguaje va progresivamente mejorando con la práctica, desde las primeras sílabas pronunciadas sobre los primeros 6 meses, pasando por las primeras palabras sobre los 11 o 12 meses, hasta llegar a los 18 meses donde se manejan con soltura una docena de palabras empezando a formar frases con sentido complejo.
    Es precisamente en ésta última edad, donde se han fijado los investigadores, para analizar el efecto de la clase social sobre el lenguaje, partiendo de resultados previos que informaban sobre la necesidad de la correcta estimulación por parte de los cuidadores para proporcionar suficiente experiencia lingüística sobre la que cimentar el lenguaje del pequeño.
    Las conclusiones a las que llegaron son claras, los niños de padres ricos obtuvieron mejores resultados en una prueba lingüística creada para éste estudio, comparado con hijos de padres «pobres». Una de las debilidades de éste estudio es que no concreta qué se entiende por pobre o rico, ni cuál sería el límite que separa ambas condiciones, ya que únicamente se han seleccionado a los participantes según la localización de su vivienda, así los ricos eran los que vivían cerca de la Universidad de Stanford mientras que los pobres eran los que vivían en los pueblos de las afueras.


    Investigación sobre el lenguaje

    Como a los 18 meses no se le puede preguntar al pequeño para evaluar su capacidad lingüística, debido a sus limitaciones en cuanto al número de palabras y estructuras que puede conformar, se realizó un diseño donde se le pedía al menor que mirase al dibujo de la palabra que escuchaba, para eso se le presentaban dos imágenes en cartulinas separadas, y una voz grabada que indicaba el nombre de uno de los dibujos, y el pequeño no debía de hacer más que mirar a la imagen «correcta». Todo ello grabado con videocámara, lo que luego fue analizado para comprobar cuánto tiempo empleaba en mirar a la opción correcta. Observando cómo tardaban sustancialmente más aquellos pequeños cuyo estatus social era más bajo que los otros de clase alta.
    Lo que se interpreta, como que el tiempo que dedican los progenitores de las clases más desfavorecidas, es menor y de peor calidad a la hora de estimular lingüísticamente a sus hijos, lo que provoca éste retraso en comparación con los que reciben mayor estimulación que son los de clase alta.
    Ésta prueba se volvió a realizar con los mismos pequeños seis meses después, para comprobar si los efectos del «retraso» mostrado por el grupo de hijos de progenitores «pobres» se mantenía en el tiempo.
    Los nuevos datos mostraron mejores niveles lingüísticos, a pesar de lo cual seguían produciéndose diferencias significativas entre los hijos de los pobres con respecto a los hijos de los más pudientes.
    Éste estudio se ha tratado de hacer en España, y no se han obtenido los mismos resultados, no encontrándose diferencias entre las habilidades lingüísticas de los pequeños en función del estatus de sus progenitores.
    La conclusión a la que llega el estudio, es que es necesario una estimulación enriquecida, en cuanto a proporcionar experiencias lingüísticas, para que el pequeño vaya adquiriendo nuevo vocabulario con lo que desarrollar un lenguaje adecuado de mayor.

    Si bien el desarrollo de los pequeños parece «programado» por la naturaleza, todo lo que se pueda hacer por parte de sus progenitores, para estimular adecuadamente dicho desarrollo, le va a beneficiar tanto en la formación de nuevas estructuras lingüísticas, como en la consolidación con nuevos aprendizajes.

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