El neuromarketing ha experimentado una transformación radical en las últimas décadas, pasando de ser una disciplina emergente a una herramienta fundamental en el arsenal del marketing moderno. Inicialmente, se centraba en aplicar técnicas neurocientíficas de manera aislada a la investigación de mercado. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos y a una mayor comprensión de las bases neurales del comportamiento del consumidor, el neuromarketing ha evolucionado hacia una disciplina más sofisticada y integrada. Actualmente, combina técnicas como la resonancia magnética funcional (fMRI), el electroencefalograma (EEG) y el seguimiento ocular para medir las respuestas emocionales, cognitivas y fisiológicas de los consumidores a los estímulos de marketing. Esta evolución ha permitido a las empresas comprender de manera más profunda los deseos y motivaciones de los consumidores, diseñar campañas publicitarias más efectivas y desarrollar productos y servicios que resuenen a un nivel más profundo.