Neurofarmacología
Aislamiento de la morfina
En 1806, el farmacéutico alemán Friedrich Wilhelm Adam Sertürner logró aislar por primera vez un alcaloide activo del opio, al que llamó «morfina» en referencia a Morfeo, el dios griego de los sueños. Este hito marcó el comienzo de la farmacología alcaloide y allanó el camino para el estudio sistemático de las sustancias derivadas de plantas y sus efectos en el sistema nervioso.
Sertürner comenzó sus experimentos con opio en 1803, tratando de identificar su principio activo. Tras varios años de trabajo, logró aislar una sustancia cristalina que demostró ser el principal agente responsable de los efectos analgésicos y narcóticos del opio. Publicó sus hallazgos en 1806 en el Journal der Pharmacie de Trommsdorff.
La morfina fue el primer alcaloide puro aislado de una planta. Su descubrimiento no sólo revolucionó la comprensión y el uso de los analgésicos opioides, sino que también estableció un modelo para el aislamiento de otros compuestos activos de fuentes naturales. Este enfoque se convirtió en la base del descubrimiento de fármacos durante gran parte del siglo XIX y principios del XX.
Tras su aislamiento, la morfina se utilizó ampliamente para el tratamiento del dolor, la tos y la diarrea. También se utilizó en anestesia quirúrgica y en el tratamiento de la adicción al opio y al alcohol. Sin embargo, pronto se hizo evidente su propio potencial de abuso y dependencia.
A pesar de estos desafíos, el descubrimiento de la morfina fue un punto de inflexión en la historia de la farmacología y la medicina. Demostró que los compuestos químicos específicos podrían ser responsables de los efectos terapéuticos de los remedios a base de hierbas, y proporcionó una herramienta poderosa para el tratamiento del dolor. Además, estimuló la búsqueda de análogos sintéticos con propiedades mejoradas, llevando al desarrollo de fármacos como la codeína, la heroína y, más recientemente, los opioides sintéticos como el fentanilo.