RAIS Fundación: trabaja a diario por los más desfavorecidos


Entrevista a Dª. Roxana Lorena Bettoni quien nos presenta la actividad que realiza «RAIS Fundación» por los más desfavorecidos en situación de exclusión social.

– ¿Qué es RAIS Fundación y cuál es su objetivo?

RAIS Fundación es una entidad de iniciativa social, no lucrativa, independiente y plural, de ámbito estatal y creada en 1998. Su principal objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas en situación de exclusión social extrema, especialmente de las personas sin hogar, trabajando con ellas, impulsando los cambios sociales necesarios y movilizando a la ciudadanía, instituciones públicas y privadas y agentes sociales. Aspiramos a una sociedad sin personas excluidas, más justa, democrática y participativa. Confiamos activamente en las personas y en la sociedad, en su capacidad para la mejora, el cambio y la transformación social.

– ¿Cómo se organiza territorialmente RAIS Fundación?

RAIS Fundación está presente de forma activa en la Comunidad de Madrid (Madrid capital, Alcobendas y Móstoles) Comunidad Valenciana, Andalucía, con presencia en Málaga y Sevilla, Región de Murcia, Cataluña (presencia en Barcelona) y en el País Vasco a través de la Asociación RAIS Euskadi con presencia en Bilbao, Irún y Donosti.

– ¿Por qué es tan importante los programas de formación para RAIS Fundación?

Para RAIS Fundación la formación es fundamental (tanto a nivel interno como externo) ya que implica aprender y aportar a otros. La formación interna contribuye al aprendizaje y desarrollo de nuestros profesionales, repercutiendo directamente en su labor cotidiana y el cumplimiento de nuestra misión. Por otro lado, a través de la oferta de diferentes programas de formación externa, tenemos la oportunidad de compartir nuestros conocimientos y experiencia en el trabajo con personas en situación de exclusión social, y contribuir al desarrollo de profesionales que llevan a cabo su labor en otras entidades y organizaciones públicas o privadas, estudiantes, futuros profesionales, voluntarios…

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– ¿Cuáles son los objetivos a alcanzar en un futuro por RAIS Fundación?

Aspiramos a una sociedad sin personas excluidas, más justa, democrática y participativa. Creemos en las personas y creemos que todas forman parte de la sociedad, desde el ejercicio de una ciudadanía plena y activa. Confiamos en su capacidad para construir su proyecto de vida, independientemente de su condición o de la situación en que se encuentran.
Junto con las personas que sufren exclusión, somos parte activa del cambio que buscamos. Aspiramos a ser una organización abierta y transparente, referente en la lucha por la inclusión social, que innova eficazmente en diferentes ámbitos, y que apuesta por un Tercer Sector con capacidad de incidencia en las políticas públicas.

– ¿Cómo realiza la intervención RAIS Fundación?

RAIS Fundación tiene diversos dispositivos de atención, acordes al momento de las personas a las que dirige su intervención.
Los programa con los que cuenta son: trabajo de calle, centro de día de baja exigencia, centro de noche de baja exigencia, acompañamiento social e individual, programa de empleo, programa de alojamiento para tratamientos específicos (Piso de Apoyo a la Reinserción Patología Dual y Piso de Apoyo a Personas sin Hogar Convalecientes y Paliativos) y programa de alojamiento.
Si bien cada dispositivo tiene un abordaje particular acorde a los objetivos fundamentales que se trabajen en él, a partir de la experiencia en la atención a personas sin hogar, se ha elaborado una propuesta de valores que proponen el horizonte y el devenir de nuestro quehacer diario. De estos valores se articulan las experiencias concretas de intervención que venimos desarrollando:
– Respeto a la persona: entender que cada persona es única e irrepetible y mostrar una actitud constante de respeto a la diferencia y las decisiones individuales.
Vinculación: favorecer la creación de vínculos que permitan el acercamiento y ofrezcan confianza y seguridad a las personas atendidas.
Relación: utilizar la relación como una herramienta fundamental en la intervención social. Favorecer una relación profesional honesta, flexible y cercana y que incluya la comprensión de los distintos roles y límites.
Flexibilidad: adaptar las intervenciones, los recursos técnicos, los espacios y los tiempos a la situación individual de cada persona.
Globalidad e integralidad: reconocer a la persona como un ser completo y complejo que trasciende ampliamente los procesos de exclusión que puedan afectarles o las patologías que puedan sufrir. Acompañamos a las personas y no a sus problemas.
Autonomía. Asumir, como objetivo último de toda intervención, la consecución de niveles mayores de autonomía que permitan a las personas atendidas tomar decisiones sobre su proceso y emprender las acciones oportunas para avanzar en él.
Empoderamiento: incluir, como punto de partida de todo análisis, las capacidades y los recursos personales que cada persona atendida posee. Dirigir la intervención hacia el reconocimiento y la activación de esos recursos
Calidad. La búsqueda de la calidad debe responder al compromiso ético con los ciudadanos que están en peor situación, reconociéndoles así el derecho de ser tratados y atendidos en las mejores condiciones posibles.
Coordinación multidisciplinar en intersectorial. Para una tarea compleja como es la facilitación de la inserción social y laboral de colectivos en situación de vulnerabilidad o de exclusión social, en clave de complementariedad.
Participación social: participación directa, plural y horizontal como instrumento básico en la aplicación de las diferentes actuaciones para reforzar una democracia responsable y plena.
Eficiencia y sostenibilidad: el modelo ha de garantizar la mejor utilización social y económica de los recursos, con la articulación e implementación de respuestas con garantías de viabilidad y sustentabilidad de los procesos.
Creatividad: tener la actitud constante de buscar nuevas y mejores formas de intervenir, arriesgarse a poner en práctica nuevos métodos, modelos y actividades.
Transformación social: entender la tarea de la intervención social aquí descrita como una aportación en el contexto más amplio de contribuir, modesta pero significativamente, a la consecución de las transformaciones sociales necesarias para conseguir una sociedad sin excluidos, más justa, democrática y participativa.
– Como claves metodológicas comunes podemos resaltar:
El modelo de intervención Bio Psico Social:
Entendiendo la salud como un estado de bienestar físico, mental y social y no solo como la ausencia de enfermedad, abordamos de manera integral las rupturas físicas, vitales y con el entorno de la persona.
En el ámbito de la exclusión, las distintas problemáticas que sufren las personas se superponen, llegando a configurar escenarios complejos que no pueden ser abordados desde una óptica uni-disciplinar. Es necesario entender y atender a la globalidad de la persona.
– El modelo transteórico de Prochaska y Diclemente
Nos permite entender la creación, la modificación y el cese de una conducta.
El MT está basado en la premisa básica de que el cambio es un proceso y que la persona tiene diversos niveles de motivación, de intención de cambio y ésto es lo que permite trazar un plan de intervención en individuos, grupos u organizaciones.
Cinco son las etapas por las que pasa una persona para realizar un cambio (pre-contemplación, contemplación, determinación, acción, mantenimiento y recaída) y en cada una de ellas, el terapeuta deberá utilizar diferentes tácticas para ir avanzando hacia la ejecución del mismo.
– La entrevista motivacional:
Tal como la definen Stephen Rollnick y William R. Miller, es “un estilo de asistencia directa, centrada en el cliente para provocar un cambio en el comportamiento, ayudando a clientes a explorar y resolver ambivalencias”.
Entendemos la entrevista motivacional, no como conjunto de herramientas, o técnicas, sino como filosofía de trabajo y estilo interpersonal.
Con ella, la persona adquiere un papel protagonista en el cambio de las conductas no deseadas. La intervención se hace desde las necesidades de la propia persona. La percepción de la persona del control de sus propias decisiones es el mayor incentivo para que se auto-responsabilice. Es un estilo que facilita la relación interpersonal y la vinculación aumentando la adherencia al tratamiento y la probabilidad de cambio.
El profesional acompaña, en el planteamiento de la ambivalencia y en la resolución hacia el cambio, desde una posición empática, reforzadora y no de “experto”.
– La exigencia adaptada.
El concepto de exigencia adaptada consiste en una determinada mirada hacia los procesos de acompañamiento, desde la firme creencia de tomar la exigencia como un requisito para promover un continuo autocuestionamiento que permita alumbrar procesos de movilidad social ascendente, enmarcados en un diseño de objetivos con la persona.
El término “adaptada”, define que la exigencia es modulable, flexible, interrogativa, desde las capacidades y aptitudes de la persona, capacitadora, responsabilizadora y desde la gestión del talento de las mismas. Por tanto, no se trata de “no exigir si no de adaptar a los tiempos y capacidades, partiendo de que todas las personas pueden crecer con un acompañamiento que se base en el respeto de la particularidad.
El empoderamiento y la participación como vehículo de movilidad social ascendente.
La participación es un proceso por el cual individuos y grupos mejoran su capacidad de estar informados, elegir qué hacer y transformar las opciones en acciones y resultados deseados
El empoderamiento implica pasar de un enfoque que considera a las personas como meros receptores de caridad a otro que hace hincapié en los derechos y la autonomía de las personas como ciudadanos. Tiene como objetivo fortalecer la capacidad de una persona para controlar su propia vida de nuevo y por lo tanto la reconstrucción de la autoconfianza, ser consciente de sus posibilidades y recursos y ser capaz de utilizar y movilizar los mismos y ser capaz de relacionarse con los demás y participar en redes sociales.
Por tanto, además del reconocimiento del derecho de las personas a implicarse en las decisiones que les conciernen, la participación es el camino para que las personas desarrollen sus habilidades y confianza en sí mismo.
Es por ello que RAIS Fundación, no vive el empoderamiento y la participación como algo que alcanzar en el modelo de acompañamiento a las personas; sino que es la base sobre la que trabajar con las personas, porque es el principio en el que la confianza básica se sustenta. En la medida en las que las personas se miran como seres capaces podremos acompañarles en su proceso de reactualización social; frente a su situación de exclusión social.

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– ¿Cuáles son las opiniones de los usuarios de RAIS Fundación?

Para RAIS Fundación es muy importante, que las personas usuarias evalúen la calidad del servicio y su grado de satisfacción con los mismos.
Si bien desde siempre se han evaluado las actividades realizadas y se han establecido canales formales e informales de participación y opinión, desde el año 2013 se ha establecido una encuesta de satisfacción unificada para evaluar los programas desarrollados.
El objetivo de esta evaluación es la mejora de la atención que se presta a partir de la opinión que tienen las personas que la reciben.
En 2013, las personas atendidas mostraron su satisfacción con nuestros servicios con una valoración de 5,39 sobre 6.

– ¿Cuenta RAIS Fundación con un Psicólogo en su equipo y de ser así cuál es su función?

El programa en el que la función del psicólogo cobra mayor relevancia es el Piso de Apoyo a la Reinserción para Patología Dual.
La intervención psicológica adquiere mayor peso, ya que los pacientes atendidos presentan dos diagnósticos, uno de trastorno mental y otro de cuadro adictivo, los cuales hay que definir y a la vez integrar en el tratamiento.
A diferencia de los tratamientos consecutivos o en paralelo que se ofrecen a estos pacientes (con mayor o menor coordinación entre las redes de drogas y de salud mental), el tratamiento que planteamos en nuestro recurso residencial, es un tratamiento integral, desde un equipo interdisciplinar, formado en los dos campos, capaz de seguir al paciente en su evolución y atender su doble trastorno, donde se abordan en conexión todas las dimensiones del problema. El tratamiento conjunto de ambos trastornos es fundamental dada la mutua influencia a nivel pronóstico.
El psicólogo es el profesional de referencia que guía el proceso terapéutico, quien sigue el caso y coordina su tratamiento, combinando estrategias a nivel farmacológico, psicológico, educativo y psicosocial, con el objetivo de dar coherencia y evitar la dispersión.
¿Por qué el psicólogo?, porque entendemos que reúne los conocimientos y las técnicas más adecuadas para abordar este tratamiento.
Nos interesa abordar y resaltar la dimensión subjetiva del trastorno dual, entendiendo la particularidad del sujeto, el sufrimiento subjetivo, su identidad, su emoción, su relación con el ambiente, su deseo, etc. Y entendemos que es necesaria una transformación personal que favorezca la adherencia al tratamiento para que el cambio sea profundo y mantenido.
El psicólogo, partiendo del entendimiento de la estructura psíquica de los individuos, realiza psicodiagnóstico y tratamiento de los aspectos psicopatológicos, teniendo en cuenta las múltiples dimensiones, individual, familiar, socio-laboral y comunitaria.
Estudia el psiquismo, las conductas y las formas de relacionarse de los individuos, procediendo a la prevención, diagnóstico, rehabilitación y tratamiento de las alteraciones de la personalidad y los patrones anormales del comportamiento.
Utiliza la psicoterapia, con el objetivo de ofrecer una ayuda para entender y cambiar actitudes y conductas, prestando especial atención a los trastornos emocionales derivados de la enfermedad, con el fin de mejorar la adaptación del individuo.
Aborda problemas asociados con la dinámica familiar, la asunción del rol de enfermo, sentimientos de abandono, baja valía personal, vínculos, etc.
Favorece la adherencia al tratamiento, a través del vínculo terapéutico, a partir de una relación individual y personalizada y desde la exigencia adaptada.
Dinamiza espacios grupales, (grupo terapéutico y consolidación de la abstinencia)para reforzar desde el grupo el proceso individual.
Actúa sobre los trastornos que ya han sido objeto de tratamiento, para prevenir recaídas. Ayudando al paciente a ganar herramientas para afrontar situaciones críticas.
En los trastornos crónicos utiliza estrategias para reducir o disminuir los efectos negativos de éstos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la persona.
Reconoce y detecta precozmente síntomas de desestabilización psicológica, y riesgos de consumos.
Otra función fundamental del psicólogo es la coordinación en red, para garantizar una línea de intervención entre los diversos recursos asistenciales y los diferentes programas de tratamiento, que beneficie el bienestar de la persona.

– ¿Cuáles son las ideas erróneas de la población sobre la exclusión social?

Son múltiples las ideas erróneas que la población tiene de este colectivo, y se encuentran cargadas de prejuicios y estereotipos negativos.
La más frecuente es el pensar que las personas sin hogar están en la calle porque quieren, dejando de lado factores estructurales y el cúmulo de sucesos traumáticos que alteran completamente la vida de esa persona.
Se les considera vagos y sucios, sin embargo el 10 % de las personas sin hogar trabajan y de las que no, el 50 % está en búsqueda de empleo. En la mayoría de localidades no hay baños públicos o están saturados, lo que dificulta la higiene.
Se les imagina sin estudio, ni cultura, sin embargo dos de cada tres ha alcanzado un nivel de educación secundaria y el 13 % son universitarias.
Se les piensa alcohólicos o adictos, cuando el 30 % de las personas sin hogar se declara abstemia y nunca ha consumido drogas.
Se les llama mendigos, cuando solo entre el 10 y el 15 % practica la mendicidad.
Se les considera peligrosos cuando en realidad el 42 % de las personas sin hogar han sido insultadas o amenazadas, el 40 % han sido robadas, y el 3,5 %, la mayoría mujeres, ha sufrido agresiones sexuales.
Todas estas ideas, son las que RAIS fundación trata de cuestionar y rebatir en su trabajo de sensibilización, ya que nos parece fundamental poder influir en la mirada de la sociedad hacia las personas en situación de exclusión, dado que todos y todas somos piezas necesarias para una verdadera inclusión.

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– ¿Existe un perfil de las personas en exclusión social?, ¿Cuáles son los factores que pueden precipitar a una persona a la exclusión social?

Cualquier persona es susceptible de estar en una situación de exclusión social. Es importante destacar que exclusión social es un concepto dinámico que permite designar, a la vez, los procesos y las situaciones que resultan de tales procesos.
En la exclusión se está, ciertamente, pero a la exclusión se llega. Y porque se llega, también se puede salir, se puede dejar de estar.
Parece claro que nadie
Según la propuesta que Robert Castel (1992, 1997) hace para dar cuenta de los procesos de exclusión social, en la persona confluyen una serie de fuerzas y circunstancias que pueden hacer que esté en uno u otro punto del espacio social que supone el proceso integración-exclusión.
Desde su punto de vista, podemos distinguir tres zonas en la sociedad, cada una caracterizada por un distinto nivel de integración
– El primero correspondería a la zona de integración, seguridad o estabilidad: es ese espacio de la sociedad en el que las personas cuentan con trabajo estable y relaciones sociales sólidas.
– El segundo nivel se correspondería a la zona de vulnerabilidad, precariedad o inestabilidad. En este segmento de la población, los sujetos están en riesgo de caer en la exclusión social. Aquí las personas se caracterizan por tener una situación económica precaria o inestabilidad laboral y por contar con poco apoyo y no tener redes sociales.
La zona propiamente de exclusión social sería el tercero de estos niveles. En este espacio se hace especialmente complicado el acceso al mundo laboral, no hay protección social, y sobre todo, existe un aislamiento social tal que dificulta (e incluso impide) el retorno a zonas más estables y de mayor integración.
Según esta manera de entender la realidad social, las personas se mueven en un continuo atravesado por estas tres zonas.
Desde nuestra experiencia el salto cualitativo para pasar de la zona de vulnerabilidad a la de exclusión se podría encontrar en factores de tipo personal, que permite que una persona pueda o no contar con más recursos.
Lo más frecuente es encontrarnos con personas que llevan en sus espaldas largos y dolorosos procesos que les han abocado a esa situación de exclusión social, después de un periodo determinado y en virtud de ciertos factores y mecanismos.
Si partimos de que se trata de un fenómeno complejo y multidimensional, tenemos que intentar explicarlo de una manera dinámica, haciendo alusión a los procesos que generan, permiten, favorecen y mantienen que algunas personas o colectivos acaben en situación de exclusión social. Para hablar de exclusión social en general y para acercarnos a las personas sin hogar en particular, debemos contemplar, desde una perspectiva más amplia e interconectada, todos aquellos elementos implicados en la realidad de estas personas y sus contextos.
Según Joaquín García Roca (1995), la exclusión es el fruto de tres tipos de rupturas:
La ruptura económica, que hace referencia a los elementos macro estructurales de la sociedad organizada de tal manera que construye el bienestar de unos a partir de la desprotección y exclusión de otros. Las principales características de esta dimensión serían el desempleo, la desigualdad social y las contradicciones de la protección social. El acceso al mundo laboral, la adaptación a los cambios tecnológicos, la falta de cualificación, etcétera.
La ruptura social que se caracteriza por “la disolución de los vínculos sociales y la desafiliación y “fragilización del entramado relacional” (1995).
La ruptura vital es la dimensión personal de la exclusión o, entendida de otra manera, la precariedad cultural; nos referimos a la ruptura que se centra en las cualidades del sujeto.
El elemento principal aquí es la frustración de las expectativas, que se manifiesta con signos de desmotivación y de impotencia. La exclusión afecta a la identidad de la persona.
Estas rupturas son traumáticas y especialmente duras en algunos casos. Las personas sin hogar llegan a sumar hasta 8 sucesos o experiencias vitales estresantes a lo largo de su vida mientras que la población general, tiene 3 ó 4 de estos sucesos en el mismo período de tiempo. La muerte de un familiar, un divorcio, pérdida de empleo, falta de recursos y de apoyo familiar y social, problemas económicos, enfermedad, pérdida de vivienda, etc.
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Desde aquí aprovecho para agradecer a Roxana Lorena Bettoni, por habernos acercado a un trabajo diario por los más desfavorecidos.