¿Existen diferencias de género en el Alcoholismo?


Hablar de género, es hacerlo de diferencias genéticas, biológicas, y hormonales.

Diferencias de Comportamiento en función del Género

Cuando se refiere al comportamiento, las diferencias parecen ser menos claras, no porque no las haya, sino porque estas se sobreentienden que son efecto del medio donde se desarrolla la persona, de ahí que los hombres puedan mostrar determinadas conductas en un ambiente, pero no en otros, y lo mismo en las mujeres.
Es por ello que en lo que respecta a la conducta existe siempre cierta discusión sobre la interpretación más adecuada de los datos, sobre todo si estos no se sustentan en una base genética o biológica.
Y todavía resulta el tema más polémico cuando se trata de adicciones, debido a que la idea general es que cualquiera puede ser adicto y únicamente debe “controlarse” para no caer en la adicción, cuando en realidad los resultados científicos informan sobre determinadas tendencias tanto genéticas, biológicas como medioambientales que inciden en que unas personas tengan más posibilidades de ser adictos que otras, pero ¿Existen diferencias de género en el Alcoholismo?


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Diferencias de Genero frente al Alcohol

Esto es lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada por el Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina de la Universidad de Yale junto con el Departamento de Psicología, Universidad Estatal de Nueva York en Oswego (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en el mes de marzo del 2017 en la revista científica NeuroImage: Clinical.
En el estudio participaron ciento cincuenta y ocho adultos con edades comprendidas entre los 19 a 31 años de los cuales ochenta y seis eran mujeres.
Del mismo se excluyeron aquellas personas que sufrían alguna psicopatología o problema neurológico, y los que consumían sustancias ilegales.
Para comprobar su nivel de dependencia se empleó el (A.U.D.I.T.) Alcohol Use Disorder Identification Test; para evaluar las diferencias de género los autores se centraron en dos aspectos, la expectativa de alcohol a través del (A.E.Q.) Alcohol Expectancy Questionnaire y la impulsividad hacia el alcohol, evaluado mediante el (B.I.S.) Barratt Impulsivity Scale.
Sobre la expectativa hacia el alcohol, indicar que una consideración positiva y permisiva al mismo facilita la repetición del comportamiento de consumo de nuevo alcohol; tal es así que se ha comprobado que la intervención terapéutica encaminada a cambiar el valor emocional asociado al alcohol, haciendo que este no sea deseable y placentero lleva consigo una reducción de su consumo.
Con respecto a la impulsividad, esta quizás ha sido de las variables predictoras de la adicción al alcohol más estudiadas, observándose que cuanto mayor nivel de impulsividad se tenga más posibilidades de adicción entre los adolescentes; y, al contrario, si existen antecedentes familiares de alcoholismo o abuso de sustancia, esto llevará a un inicio temprano del consumo y a una mayor impulsividad por obtenerlo.
La combinación de ambos, la expectativa del alcohol y la impulsividad hacia el mismo se ha observado cómo fortalecen el consumo permitiendo su adicción, además de aumentar las conductas sexuales de riesgo debido a la desinhibición que provoca.
Igualmente intervienen otros factores que facilitan esta adicción como son problemas de ansiedad o del estado de ánimo.
A todos los participantes se les realizó registro mediante resonancia magnética para analizar el volumen de las estructuras cerebrales para comprobar si existían diferencias entre género en función de las variables anteriores.
Los resultados muestran que, de las dos variables evaluadas, la expectativa de alcohol es la que mejor predice el comportamiento femenino, mientras que en el masculino interviene una combinación de ambas.
La expectativa de alcohol fue asociada con una reducción en el volumen de la sustancia gris en la ínsula posterior en las mujeres y del tálamo derecho en los hombres.
Según los autores el análisis de la sustancia gris en la ínsula y el tálamo podrían ser empleado para el diagnóstico del alcoholismo, a excepción del alcoholismo social.


Alcoholismo y Género

Entre las limitaciones del estudio se encuentra el haber excluido del mismo a las personas más afectadas por el alcoholismo, las cuales suelen presentar psicopatologías, problemas neurológicos y consumo de otras sustancias, por lo que los resultados no representan a la población de alcohólicos crónicos.
Igualmente, el rango de edad está muy por encima de la de inicio del consumo de alcohol, por lo que no se puede saber si estas diferencias halladas son causa o consecuencia del consumo repetido de alcohol. Si estas diferencias se encontrasen entre los menores, a partir de los 14 años, se podría decir que existían antes de su consumo, y hablar así de cierta predisposición biológica al mismo, debido a sus estructuras neuronales.
Igualmente, se esperaría que, a mayor tiempo de consumo, las diferencias sean cada vez más evidentes, por lo que se precisaría ampliar la edad de estudio más allá de los 40 años.
A pesar de lo anterior, cabe destacar que las diferencias neuronales encontradas pueden dar cuenta de la necesidad de realizar una intervención diferencial en función del género para combatir la adicción al alcohol, para optimizar así los efectos de la terapia, en el caso de la mujer centrada exclusivamente en la expectativa del alcohol, buscando modificar las emociones positivas asociadas, con lo que reducir su consumo.
En cambio, en el hombre además se han de incorporar técnicas encaminadas al control de la impulsividad hacia el alcohol para que la terapia resulte efectiva.