¿Cómo nos afecta el suicidio de un paciente?

Hay que tener en cuenta que como profesionales de la salud mental puede darse el caso de que uno de nuestros pacientes decida acabar con su existencia.

Sobre la Conducta Suicida

Aunque el objetivo de la terapia es ayudar al paciente con su problemática, permitiéndole comprender lo que le sucede, y vivir con ello, en ocasiones no se consigue.
Quizás pueda ser una de las experiencias más descorazonadoras que como profesionales de la salud podemos vivir, similar al que puede vivir un médico cuando pierde a un paciente en la mesa de operaciones.
Algo para lo que teóricamente debemos estar preparados, pero que en realidad nadie nos ha formado para afrontarlo, quizás porque el número de ocasiones que se produce esto es mínimo, pero ¿Cómo nos afecta el suicidio de un paciente?

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El Suicidio en el trabajo

Esto es lo que se ha tratado de averiguarse desde la School of Psychology y el Centre for Translational Neuroscience and Mental Health, University of Newcastle; junto con el Hunter New England Local Health District (Australia) cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica Psychology, Community & Health (PCH).
En el estudio participaron ciento treinta y cinco trabajadores de la salud, de los cuales el 65,9% eran mujeres, con edades entre los 21 a 64 años; entre los profesionales estaban psicólogos, psiquiatras, enfermeros, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales.
Todos ellos contestaron a un cuestionario por vía telemática sobre sus niveles de ansiedad a través de la escala State version of the State-Trait AnxietyInventory(STAI-S), sus niveles de Bourout a través del Maslach Burnout Inventory – Human Services Survey (MBI-HSS) y sus creencias sobre el suicidio y su prevención a través de un cuestionario ad-hoc.
Los resultados indican que el 70,4% de los participantes habían perdido a un paciente por suicidio, e igualmente en el ámbito de su vida privada el 50,4% habían tenido una experiencia relacionada con el suicidio.
El 71,9% afirmaron nunca haber recibido ningún tipo de formación para afrontar el suicidio dentro de su contexto laboral.
Entre las consecuencias de haber vivido un episodio de suicidio en el trabajo, los participantes mostraron mayores niveles de ansiedad, con una mayor sensación de burnout (estar quemados).


Medidas de prevención suicidio

Hay que tener en cuenta las características de Australia y su idiosincrasia con población eminentemente inmigrante, por lo que los resultados deben ser corroborados en otras poblaciones antes de poder extraer resultados hacia ello.
Otro aspecto a destacar es que se les solicitó la participación de quinientos trabajadores de la salud mental y únicamente respondieron ciento treinta y cinco de ellos, lo que puede estar indicando un cierto “tabú” dentro de la profesión a hablar abiertamente sobre esta problemática del suicidio en el puesto de trabajo.
Tal y como indican los autores del estudio, los resultados indican una clara necesidad de una formación especializada entre el personal sanitario para el manejo de las situaciones de suicidio, tanto en la detección de síntomas que ayuden a la prevención como a la hora de afrontar la pérdida del paciente.
Ya que de no producirse esta formación, ni ningún tipo de intervención paliativa posterior sobre este personal, el trabajador va a sentirse desapegado de aquello que hace, perdiendo el sentido por su profesión, vivenciando altos niveles de ansiedad en el puesto, todo ello unido a una sensación de burnout.
Una situación que de mantenerse puede llevar al profesional a plantearse el abandono de su puesto de trabajo, y de su profesión, y todo porque no se han establecido los mecanismos necesarios para la formación previa y para el apoyo posterior en dicho puesto de trabajo.